Capitulo 10
— ¿No será posible que salgas a la calle sin esto puesto? —Edward anudaba mi corsé, apenas apretando los cordones.
—Por supuesto que no —respondí alarmada— ninguna señorita o señora que se considere decente osaría andar por ahí sin corsé, y necesito que aprietes mas los cordones.
—De ninguna manera, te voy a lastimar, ¿crees que no he visto las marcas que deja esta cosa en la piel?
—Llama a Angela —rodé los ojos.
—Lo haré yo.
— ¿Y también me peinaras?
— ¿Para que? Honestamente me gusta tu cabello suelto, y mejor si esta despeinado y expandido sobre una almohada —susurró en mi oído, enviando escalofríos por todo mi cuerpo.
—Si pero eso no es…
—Decente para una señora —imitó mi voz y yo me reí— es solo que en la noche te quejas de corsés y zapatos que te lastiman.
— ¡Oh Dios mío! —Era verdad, hablaba dormida— siento si no he permitido que duermas bien pero no lo hago a propósito.
— ¿Dormir bien? —Se rió y susurró en mi oído de nuevo— Bella, yo no duermo.
— ¿No? —me di la vuelta, quedando de frente a él, Edward negó con la cabeza— ¿nada?
—No.
— ¿Y que haces en las noches?
—Antes de casarme contigo no mucho, leer o tocar el piano, ahora que estoy contigo sé que no hay nada mas interesante que escucharte hablar en sueños.
— ¡Maldición! —Edward arqueó una ceja divertido por mi expresión nada apropiada— ¿Qué he dicho?
—La primera noche que pasamos juntos hablaste de zapatos que se quemaban, debo decir que me sentí decepcionado de que precisamente recordaras eso sobre esa noche.
Me ruboricé y me sentí tonta, pudiendo soñar con sus maravillosas manos acariciándome en nuestra noche de bodas, yo había pensado en el zapato ardiendo en la chimenea.
—La siguiente noche no dejaste de moverte en la cama y mencionar a Philip —sus ojos adquirieron ese tono oscuro y duro que empezaba a asociar a su enojo— y anoche, bueno, por fin dijiste mi nombre en sueños… acompañados de varios gemidos.
—Oh —no dije nada mas, no había nada más que decir.
—Es una pena que no lea tu pensamiento, podría ver claramente lo que sueñas, y parece que en tu sueño de anoche nos divertimos bastante.
En realidad no recordaba haber soñado con él, pero por lo que me decía debió ser un sueño indecente y mejor que no lo recordara.
— ¿Puedes seguir con el vestido? —Le di la espalda de nuevo— entonces ¿no duermes? ¿Qué mas debo saber?
— ¿Por qué te avergüenzas? Soy tu marido.
— ¿Qué cosas interesantes haces? ¿Lanzas rayos por los ojos o algo así?
—No —Edward se carcajeó— solo leo mentes, y tengo velocidad y fuerza sobrehumana.
—Por supuesto —recordé que tan rápido habían desaparecido mis calzas la noche anterior, pero él no debía saber eso— lo de la luz de sol ¿Cómo es?
—Te dije que te lo mostraré la próxima vez que haya sol.
—Alice podría decirnos —golpeé mi cabeza con mi dedo índice— oh pero tu sabes, ella ve cosas raras, tu lees la mente. Parece que la aburrida aquí soy yo.
—No eres aburrida —Edward deslizó el vestido color violeta por mi cuerpo— eres lo contrario a eso, y definitivamente rara.
—Gracias por el cumplido, esposo.
—De nada esposa, pero tienes que admitirlo, deberías haber salido corriendo cuando supiste lo que era.
—No es para tanto, no das tanto miedo —me encogí de hombros.
— ¿Ah, no? —susurró fríamente contra la piel de mi cuello.
Entonces solté un grito aterrador cuando el piso desapareció debajo de mis pies, me vi elevada en aire y el cuarto se convirtió en una mancha borrosa que daba vueltas a mi alrededor, aterricé mareada sobre la cama con Edward encima de mí, un gruñido salvaje salió de su pecho y sus dientes afilados estaban a centímetros de mi boca, convirtiéndose en ese hombre al que tanto le había temido cuando lo conocí, o aun peor.
— ¿Qué dices ahora? —su aterradora voz, aunque igual de hermosa, era un gruñido.
No dije nada, no iba a admitir debilidad.
La puerta del cuarto se abrió y Angela apareció en el umbral.
—Señora Cullen ¿pasa algo?
—No pasa nada Angela —me ruboricé por la situación en que nos había encontrado, Edward se puso de pie y me ayudó a hacer lo mismo— mi esposa miró un bicho.
—Si, un bicho con enormes colmillos —dije y Edward se rió.
—No era mas que una inofensiva araña, por favor cuando hayamos partido a casa de lady Brandon, asegúrate de revisar que no haya mas bichos.
—Si señor.
— ¿Podrías ayudar a mi mujer con el peinado, y con el vestido? Llevo horas intentando ponérselo y no puedo.
—Por supuesto —Angela se ruborizó y Edward salió del cuarto.
—Él quiere decir que no puede ponérmelo por que no sabe como, no por que me necesite desnuda todo el tiempo —aclaré, aunque no era necesario, solo hice mas obvio lo que no era.
—Claro señora, lo que usted diga.
—No me des por mi lado Angela.
—No señora.
—Lo haces de nuevo.
—Perdón señora.
Al bajar, mi marido estaba esperándome en la puerta, para salir a casa de Alice.
—Le he pedido al señor Weber que nos prepare el coche.
—Bien —no quería andar caminando por ahí, después de que al día anterior me vieran corriendo con las enaguas en alto.
Subimos al coche y comenzamos el viaje a casa de Alice, que no era muy largo, el pueblo era relativamente pequeño.
—Y dime: ¿Qué mas debo saber de tu mundo?
— ¿No habíamos terminado ayer con las preguntas?
—Por supuesto que no —negué severamente con la cabeza— tu sabes todo de mi mundo, yo sé muy poco de tuyo, no es justo.
—Pero no sé mucho de ti y quiero saberlo todo, así que empieza.
—No voy a hablar hasta que… —su mano debajo de mis faldas me distrajo por completo, su boca comenzó a hacer maravillas con mi cuello— ni creas que… oh Dios… que con esas distracciones… mmmm Edward.
— ¿Si? —su boca comenzó un descenso de mi cuello a mis pechos.
—El señor Weber nos puede escuchar —no era muy ancho el espacio que nos separaba del exterior, además al paso que íbamos seguramente alguien nos vería por la pequeña ventana del coche.
—Si hablas me detengo —me chantajeó.
—Eso no es justo —gemí cuando su mano alcanzó el elástico de mis calzas— ¿Cómo lo haces?
Estaba sorprendida, mis faldas eran lo sucificientemente anchas y pesadas para que él lograra andar ahí abajo con tanta facilidad.
—Es una se mis habilidades vampíricas —susurró en mi oído— ¿quieres conocer mas de mis habilidades? Pero te advierto que te harán gritar de placer.
—Está bien, muy bien —me resigné, no iba a permitir que me hiciera el amor sobre el coche— hablaré, ¿Qué quieres saber?
Por ultima vez, Edward tomó mis labios entre los suyos en un beso tierno y suave, solo utilizando nuestros labios, que se movieron juntos como si estuvieran hechos para hacer esto todo el tiempo.
—Mmm, muy bien cariño, quiero saberlo todo, empieza a hablar.
—Naci hace diecisiete años, bajo el seno de la familia Swan-Higginbotham, mi padre era juez y mi madre una adolescente alocada a la que mis abuelos obligaron a casarse con mi padre, se enamoraron después de casarse y vivieron felices hasta que mi padre falleció cuando cumplí diez años mi madre conoció a Philip y se enamoró perdidamente de él, aunque en mi opinión no tanto como de mi padre, pero a fin de cuentas se casaron, al principio no me pareció correcto, pues yo adoraba a mi padre, después me di cuenta de que algún día yo formaría mi propia familia y mi madre quedaría sola, entonces me pareció bien que encontrara a alguien, cuando conocí lo… —me callé pensando en miles de insultos, pero ninguno apropiado para salir de labio de una dama.
—Bastardo, desgraciado, cabrón —dijo Edward por mi.
—Eso, gracias —le di un beso en los labios de agradecimiento— bueno cuando me di cuenta de que Philip era todo eso y mas, ya era muy tarde, mi madre estaba enloquecida por su nuevo marido y no hubo forma de hacerla cambiar de opinión. Philip se deshizo de todo lo que pertenecía a mi padre, cuadros, ropa, objetos personales, no dejó que me quedara con nada de él —las lagrimas comenzaron a picarme los ojos— recuerdo vagamente como era, había un cuadro en la biblioteca, a mis padres los retrataron después de que yo naciera y le pedí a Philip que dejara ponerlo en mi cuarto, pero no me lo permitió por que ahora él era el hombre de la casa.
Me reí sin humor.
El choche se detuvo frente a casa de los Brandon y me di cuenta que había estado hablando sin parar, seguramente Edward teniendo todo el tiempo que la eternidad le brindara, tenia cosas mejores que hacer que escuchar a su esposa quejosa.
—Lo siento —me disculpé secándome las lagrimas.
Edward no dijo nada, bajó del coche y me ayudó a salir de el.
Alice nos esperaba en la puerta de su casa, parecía estar dando saltitos aunque no estaba muy segura, pero si estaba bastante feliz, parecía como yo, inmune al mundo paranormal de Edward.
—Buenos días lady Brandon —Edward tomó la mano de mi amiga y la besó respetuosamente.
—Señor Cullen, es un placer tenerlo por aquí —le sonrió y se sonrojó un poco— pasen por favor.
Entramos a la casa y Alice nos guió hasta el salón de té y ordenó a su doncella que trajera de toda clase de pastelillos.
—Cuando vino Angela esta mañana para decirme que los Cullen vendrían a visitarme supe que todo estaría bien entre ustedes me da tanto gusto, una no se encuentra por aquí con un sensual vampiro todo los días.
Me exalté con las palabras de Alice y su forma tan relajada de hablar de la situación, miré a Edward y este solo sonrió, de pie a mi lado.
—Y Edward ¿puedo tutearte? —Alice tomó asiento en el sofá frente a mi y Edward asintió en silencio, ocultando una sonrisa— la verdad eso de las formalidades con personas de mi misma edad se me hace una completa ridiculez, si somos jóvenes, el que te tuteé no quiere decir que te este faltando al respeto. Bueno como iba diciendo, Edward tu secreto está a salvo conmigo, no le diré a nadie lo que eres. Lamento decir que mis secretos no estén a salvo, quiero decir puedes saber todo lo que pienso en este momento, aunque no hay nada interesante mas que vestidos de novia y pasteles nupciales así que seguro te aburres con mi mente en estos momentos pero debes saber que mis pensamientos son mucho mas interesantes cuando no hay una boda de por medio. Y dime Edward ¿confías en mi?
Vaya, nunca la había visto hablar tanto en mi vida. Edward iba a contestarle pero ella no le dio oportunidad.
—Por que déjame decirte que me sentiré ofendida si no lo haces, como sabrás yo veo el futuro, es aterrorizante no saber por que, pero ahora que sé que hay seres sobrenaturales, y que tu como yo tienes una especie de don, me siento mucho mejor poder compartir con alguien mi rareza, no es que seas raro en un modo malo y yo mucho menos, pero si es algo extraño que no todos tienen. Por cierto Rosalie llegara en cualquier momento y me gustaría hablar de esto lo mas rápido posible por que por supuesto ella no puede saber nada y menos su marido que es una lengua floja. Me da gusto Edward que ambos estemos en el mismo lado y que nos vayamos a apoyar. Voy a ver por que tarda tanto el té.
Alice le sonrió, se puso de pie y salió del salón. Yo quise carcajearme por la cara de Edward, quien la seguía con la mirada, su rostro era entre sorprendido e incrédulo.
— ¿Cómo es que le cabe tanto aire en este cuerpo tan diminuto? —tomó asiento a mi lado. Me encogí de hombros.
—Tiene una habilidad para hablar de muchas cosas al mismo tiempo, quizás esta nerviosa, pronto se casa y no todos los días se conoce a un vampiro.
Alice entró al salón con la misma energía con la que había salido. Edward se puso de pie y Alice se quedo parada en medio del salón, con la vista perdida, conocía esa expresión, estaba viendo algo. Los ojos de Edward no dejaron de ver a Alice quien segundos después se recompuso.
—Vaya, me veo…
—Hermosa lady Brandon —alabó mi marido aunque no supe por que.
— ¿Verdad que si? —Alice lo miró alegremente— ¿lo viste también? Eso es maravilloso, nunca había compartido una visión con nadie.
— ¿Qué viste? —pregunté recelosa, había compartido visiones conmigo, quizás no del modo como con Edward, pero era lo mismo.
—El té viene en camino, parece que ese día estará nublado, lo cual es bueno por que no tendrás excusa para no asistir a mi boda, por cierto ¿Qué pasa cuando el sol te toca?
La doncella interrumpió en el salón con el té y detrás de ella el mayordomo con los pastelillos, segundos después una criada anuncio que los McCarthy habían llegado. Rosalie y Emmett se nos unieron, temí por mi intimidad cuando Rosalie me miró fijamente, sus ojos estaban llenos de picardía y miraba a Edward con una sonrisa, alzó las cejas provocativamente cuando paseo su mirada entre mi marido y yo, gemí internamente, me esperaba algo avergonzante de verdad.
—Querida, tu madre esta preparando un baile por tu cumpleaños el próximo mes —me dijo Alice— pedirá la ayuda de tu marido.
—Mi madre no entiende que no me gustan esas cosas, mi baile de presentación fue un desastre.
—Tu señora madre tendrá todo mi apoyo —dijo Edward.
—Y el mío por supuesto.
—No, ninguno de los dos puede apoyar esta tontería, Alice sabes que odio los bailes y mas si son en torno a mi. Edward no puedes hacerlo.
—Es tu cumpleaños cariño, debe celebrarse —se encogió de hombros.
—Es solo que Bella temé tropezarse sobre Mike Newton como sucedió en su baile de presentación —se burló Emmett.
—No es de caballeros burlarse de las desgracias de una dama —me indigné.
—Vamos Edward —lo animó Emmett— vayamos al jardín y dejemos que las damas organicen una boda y un baile.
—Edward por favor —le rogué, pero el muy desgraciado de mi marido solo sonrió de lado y besó mi mejilla antes de salir detrás de Emmett.
Suspiré, pero no me daría por vencida en cuanto al maldito baile.
— ¿Ya me vas a decir que viste en tu visión? —pregunté a Alice una vez que estuvimos las tres solas.
—Solo era yo vestida de novia —Alice se encogió de hombros— y ya lo ha dicho tu marido me veo hermosa.
—Por supuesto —estuve de acuerdo. Rosalie me miraba por encima de sus pestañas mientras tomaba la taza y la llevaba a sus labios. Tomé una galleta y la mordí, la mirada de mi rubia amiga era burlona. Bufé.
—Dilo Rosalie —le pedí y dejó la taza en la mesita.
—Lo han hecho ¿verdad? —Sonrió, yo asentí con timidez—. ¡Lo sabia!
—No grites —le dije mirando hacia la ventana que daba al jardín, después de hacer el amor la noche anterior, Edward me había hablado de sus sentidos desarrollados y seguramente estaba escuchando.
— ¿Qué tal ha estado? —preguntó sin hacer caso de mi petición.
—Bien —contesté en voz baja.
— ¿Solo bien? Tendré que pedirle a Emmett que hablé con él.
— ¡Por supuesto que no harás tal cosa! —grité horrorizada, la sola idea de Emmett hablado de sexo con Edward me revolvía el estomago.
—Comprendo que fue la primera vez —Rosalie estaba tan tranquila que me ponía a mi de nervios— pero ¿solo bien? Tienes un rubor que me dice que estuvo mejor que bien y te brillan los ojos como si hubiera estado maravilloso, a ver dime ¿Qué te hizo? O mejor, háblame de longitud
—Por el amor de Dios ¡Rosalie! —estaba demente si creía que le iba a describir lo que habíamos hecho en la cama y menos hablar de proporciones, Alice se rió tontamente detrás de su taza.
—Solo quiero saber si fuiste activa o solo te dejaste hacer —Rosalie hablaba de estas cosas con tanta naturalidad que me daba pavor.
Me ruboricé violentamente al recordar lo activa que había estado la noche anterior, mis caricias indecentes sobre el miembro de mi marido y lo mucho que lo había disfrutado. No se lo iba a decir a Rose. No. Edward estaría escuchando. No.
Definitivamente no.
—Bueno te daré unos consejos, por ejemplo, quieres convencerlo de que no le ayude a tu madre con ese baile, pues entonces toma la rienda dentro del dormitorio y hazle ver lo que le harás si te apoya.
—No quiero saber —negué y tomé mi taza, la mano me temblaba y miré por la ventana, no alcanzaba a distinguir las dos figuras masculinas que deberían estar allá afuera. ¡Dios! Y si estaban con la oreja pagada a la puerta. A Emmett lo creía muy capaz y a Edward… bueno a él no pero probablemente se estaba divirtiendo con esto donde quiera que estuviera.
—Lo primero que debes hacer es desnudarte antes de que el suba al dormitorio…
—Momento Rosalie —dijo Alice muy seria.
—Gracias Alice —si ella tampoco quería escuchar los "consejos" de Rosalie, esta quizás se callara de una buena vez.
—Necesito tomar nota —mi boca se abrió tanto que casi sentí mi mandíbula chocar contra el suelo.
— ¿Qué? —le grité a mi amiga que se había puesto de pie, salió del salón y vi entonces que no había nadie detrás de las puertas escuchando, Alice regresó un minuto después con un par de papeles y tinta, se arrodilló frente a la mesa de té y comenzó a escribir.
—Adelante maestra —mis ojos no daban crédito a lo que veían, eso debía ser una broma de parte de esas dos— Bells, pon atención, después no te prestaré mis apuntes.
—No quiero… —Rosalie me interrumpió.
—Bueno, como decía debes desnudarte y meterte en la cama, cuando tu marido suba te pones de pie con toda tu desnudez en su esplendor, con esto tendrás para dejarlo atónito por un momento —Alice escribir rápidamente sobre el papel y yo no dejaba de mirar por la ventana, si Edward me había salvado de Philip, ¿Por qué no venia ahora y me sacaba de aquí? —Aprovechando que esta mirándote como idiota —me sobresalté ante la mala palabra de mi amiga pero ni ella ni Alice parecieron notarlo— te acercas a él y en el caso de Bella, le dice que si no ayuda a su madre con el baile, le hará cosas como… ahí es cuando tomas su miembro por encima del pantalón…
—Dios bendito —me ruboricé.
—Pueden hacer miles de preliminares, pero, cuando lo tengas desnudo, sustituyes tu mano en su miembro con tu boca y le das una m…
—Necesito ir al tocador —me levanté de prisa y salí casi corriendo del salón, cuando cerré las puertas, escuché las carcajadas de Rose y Alice.
Malditas. Lo hacen a propósito para avergonzarme.
Inspiré profundamente y caminé rumbo al tocador, al doblar el pasillo me encontré con Edward, salté asustada.
—Lo siento cariño, no quería asustarte, ¿A dónde ibas?
—Al tocador, el ambiente es algo tenso y necesito refrescarme.
—Claro, ¿a quien no le daría calor con las conversaciones de Rosalie y su marido?
— ¡Ay Dios! ¿Has escuchado? —Asintió despacio— y, ¿Emmett te ha dicho algo parecido?
—Digamos que entre los consejos de Emmett y la conversación entre tu y Rosalie, he escuchado mas de sexo hoy que en toda mi existencia.
—Lo siento tanto —me ruborice— pero ellos son tan abiertos en cuanto a su intimidad.
—Eso no tiene nada de malo, pero deberían guardárselo para ellos —gruñó en un susurro.
—La hora del té terminará pronto, y luego podremos ir a casa de mi madre donde nadie nos hablara de sus intimidades —me estremecí— y donde tu le dirás que no habrá baile de cumpleaños ni nada de eso.
Le di un rápido beso en los labios y continué mi camino al tocador, al entrar cerré la puerta detrás de mi y tomé un poco de agua de una jarra para refrescarme el rostro.
—Bella —me di la vuelta al escuchar la voz de mi marido detrás de mi, no había escuchado la puerta abrirse y mucho menos lo había escuchado entrar.
— ¿Qué haces aquí? —susurré sorprendida.
—Uno de los consejos de Emmett es la espontaneidad —se encogió de hombros y en un parpadeo lo tuve frente a mi. Tomó mis labios entre los suyos con pasión y pegó su cuerpo al mío— no necesitas hacer lo que te dijo Rosalie.
Me ruboricé y mi corazón comenzó a latir mas de prisa.
—Aunque si lo haces —su voz fue ronca— no me quejaré.
Gemí cuando volvió a besarme sentí la necesidad de ser poseída por su cuerpo ahí mismo.
—Y no te preocupes por el baile, le diré a tu madre que te llevaré de viaje de bodas y no estarás presente.
—Eso suena maravilloso —lo volví a besar, olvidándome de donde estábamos.
—Solo hay una cosa que quiero a cambio —susurró contra mi cuello mientras lo besaba.
—Si —podía pedirme lo que quisiera, se lo daría.
—Te quiero a ti… —me miró a los ojos— para siempre.
—Por supuesto, soy tuya —y si que lo era, solo de él.
—Me refiero literalmente Isabella —su voz se tensó— para siempre.
—Oh —no pude decir nada mas cuando comprendí lo que implicaba exactamente la frase "para siempre".
<P style="BACKGROUND-COLOR: white; MARGIN: 10px; FONT-FAMILY: verdana, arial, helvetica, sans-serif; COLOR: black; FONT-SIZE: 12px; background-clip: initial; background-origin: initial; text-rendering: optimizelegibility" align=justify>
N.A: Mm bueno, después de todo lo que ha pasado por fin les traigo un capitulo nuevo.
Sepan que lo del plagio es algo que de verdad me ha molestado, ya lo han sabido por que me mudé de ff.net y quiero de verdad agradecerles su apoyo, el venir hasta acá y leer.
Espero que este capitulo sea de su agrado, sepan que no por que Bella ya lo sabe
y Edward la quiere "para siempre" los problemas se han acabado
Bueno, nos leemos prontito