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1♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 7:34 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Aqui subo mi primer fic, al que quiero mucho xD

Para dejar comentarios entren AQUI

Gracias por leer Smile



Última edición por Cinthia Swan el Vie Oct 07, 2011 8:47 pm, editado 2 veces

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Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Prefacio
Bella POV
No imaginé que mi vida fuera a cambiar con una simple clase de literatura. Pero ahí estaba él, mi Dios griego personal. Cabello cobrizo totalmente despeinado y sexy, ojos verdes que contrastaban con su piel pálida, de cuerpo musculoso que se dejaba notar a través de su camisa azul.
¿Quien diría que meses después me convertiría en esto? Pero... ¿acaso me importaba? Al principio si, me importaba el que dirán, me importaba ella, aunque no fuera la esposa perfecta no me gustaba hacerle esto. Me importaba mi dignidad como mujer, yo era la otra, la amante.
Amante. Palabra hermosa. Según el diccionario: persona que ama. Según nuestra sociedad: persona que mantiene relaciones con otra persona casada. En mi preferencia esta la primer definición. Pero la segunda es la que me marcaba. Pocas personas lo sabían. Y sabía que no me juzgaban.
Pero el día que ella se entere. ¿Qué pasara? ¿Será como siempre? Las estadísticas, psicólogos, encuesta, programas de televisión y otros medios siempre manifiestan que el hombre cuando tiene que decidirse se queda con la esposa. Será ahí cuando me derrumbe por completo.
Edward POV
¿Infierno? Si me preguntan es sinónimo de matrimonio.
Pero no, no piensen que soy el tipo de hombre que piensa que al casarse pierde la mitad de su vida. Al contrario, si en algo creo es en el matrimonio, por eso me case con Tanya. ¿Enamorado? Buena pregunta, al inicio creí que si, que la amaba. Por algo me casé. Pero ahora que la conozco a ella se que mi sentimiento por Tanya jamás ha sido amor.
Y el poco cariño que había lo mato en cuanto nos casamos. Viajes, compras, manicura, pedicura, joyas, amigas, fiestas, en eso se convirtió la vida de Tanya al casarse conmigo. Antes de eso era dulce, cariñosa, se podía decir que me amaba. Pero a solo seis meses de estar casados la situación era así: varios ceros disminuían en mi cuenta de banco, cuatro viajes, dos a Europa y dos a las playas del Caribe... sin mí. Noches de pasión: una, la noche de bodas, no me deja tocarla las pocas veces que esta en casa. Y la verdad ahora no me apetece hacerlo.
Desde que la conocí no me importa nada que tenga que ver con mi esposa. Solo me interesa ir a la universidad y verla, perderme en sus ojos achocolatados y aspirar ese olor a fresa que despide su sedoso cabello. Pero ya no quiero verla por momentos, quiero tenerla conmigo para siempre.

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Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 1: Falta de Respeto
Bella POV
Primer día de clases en la nueva universidad de Forks. Así es, seriamos la primera generación de la recién inaugurada universidad. Esa idea me gustaba, los mismos compañeros, sin la necesidad de hacer nuevas amistades lo cual, no era mi especialidad.
Forks no era mi lugar favorito en el mundo, pero aquí estaba mi familia, Charlie mi padre y Emmett mi hermano mayor y nuevo entrenador de fútbol de la universidad. Mi madre había fallecido hace unos años cuando aun vivíamos en Arizona, así que cuando falleció tuve que venir a Forks. Aun no me gustaba, pero me había acostumbrado.
Salí de ducharme y tomé unos jeans negros y una blusa morada de cuello alto y manga larga, el frío era insoportable, tome mis guantes y mochila y bajé a la cocina. Mi padre ya se había ido a trabajar, era el jefe de policía y siempre se iba antes que nosotros. Me dispuse a preparar unos waffles para el desayuno.
Mientras cortaba unas fresas escuché unos golpes en las escaleras, ahí venia él, mi gran hermano mayor.
—Buenos días enana —saludó mi hermano mientras se sentaba en la silla—, ¿lista para tu primer día?
—Si, siento que será como estar en el instituto, las mismas caras pero clases con más dificultad ¿y tú? ¿Listo para romper corazones?
—Estoy acostumbrado —dijo con suficiencia.
—Claro, en cuanto supieron que mi musculoso hermano seria el entrenador de la universidad, todas las chicas del instituto me pidieron tu número y tú e-mail.
—Lo siento, se que no te gusta ser el centro de atención pero nadie se resiste al sexy Emmett.
Puse los ojos en blanco y me senté a desayunar mientras hablábamos sobre cosas sin importancia. No me mudaría a la universidad puesto que aun no estaban los dormitorios. Además seria una tontería con mi casa a solo 20 minutos en auto y a 35 en mi viejo Chevy. Por eso no tenia caso discutir con Emmett, iríamos en su Jeep ya que nunca se subía a mi auto. Decía que era un desperdicio de tiempo y gasolina.
Terminé de lavar los platos del desayuno y cerré la puerta con llave. Emmett ya me esperaba en el Jeep, me ayudo a subir puesto que las llantas me llegaban a la cintura, no por algo me llamaba enana.
Y ahí estábamos camino a la universidad donde estudiaría literatura, quería ser escritora. Tenia algunos cuadernos con historias de mi invención, solo Angela mi mejor amiga los había leído y decía que eran buenos, algo cursis, pero buenos. Ese era mi género, el romanticismo, tal vez por que me gustaba fantasear con encontrar algún día a mi príncipe azul, pero estaba claro que no era una princesa, lo cual me dificultaba mas las cosas.
No era fea, mi autoestima no estaba tan abajo, solo sabía que había chicas hermosas en Forks que era un pueblo pequeño, así que fuera de el tenia menos posibilidades. Soy castaña, mis ojos marrones, piel pálida, delgada pero sin figura de modelo, además ellos… las prefieren rubias.
Reí ante mi pensamiento y Emmett me miró con detenimiento.
— ¿Tus waffles los acompañaste con fresas o con hongos alucinógenos? —preguntó con un dejo de preocupación nada creíble.
—Calla, solo soy una chica alegre.
Entonces escuchamos el sonido del claxon de un auto detrás de nosotros, enseguida nos rebasó un Volvo plateado que en segundos desapareció por el camino.
— ¿Qué le pasa? Vas a casi 100 kilómetros y aun así se desespera, creí que tú manejabas como loco.
—No te metas con mi manera de manejar.
—No me meto con eso, solo aprecio mi vida.
—Por eso manejas el auto de los Picapiedra a 10 por hora —ahí iba de nuevo a burlarse de mi señor auto. Lo ignoré y seguimos en silencio hasta la universidad.
Edward POV
—Alice quieres bajar de una vez —le grité por quinta vez a mi hermana.
—Deja de gritarme —hablo apareciendo por las escaleras— se ve que no eres mujer, es mi primer día de clases, debo dar una buena impresión.
—No se por que no te quedaste en Italia —puse los ojos en blanco.
—Por que mi hermano mayor, el ogro de la familia me extrañaba, además debo protegerte de la bruja.
— ¡Alice! Te he dicho que no llames así a Tanya.
Su risa melodiosa inundó la casa.
—Yo no dije nada de Tanya, ves tu también sabes que es una bruja. Por cierto, no la he visto desde que regrese.
—No esta en Forks
— ¿Otra vez se fue?
—No le gusta vivir aquí, y yo la estoy obligando
—Ay ¿y tú le crees? antes de conocerte vivía aquí, pero claro como ya tiene dinero pues ya quiere vivir en Paris.
—Alice…
—No lo ves Edward, tienen solo unos meses de casados y es la tercera vez que se va de vacaciones sin ti, en este momento deberían estar juntos, mirándose con ojos en forma de corazón y campanitas sonando a su alrededor, si esto es ahora de recién casado que será cuando tengan 20 años de matrimonio.
— ¿Cómo es que guardas tanto aire en ese cuerpecito para decir tantas tonterías?
—No son tonterías y lo sabes, pero haya tu, cuando estés viejo y arrugado y ella siga pareciendo de 20, ahí te darás cuanta de que es una bruja, o que se hizo varias operaciones, claro tengo la esperanza de que para ese entonces ya no estén juntos, y ya vámonos que se nos hace tarde por tu culpa —empezó a dar saltitos mientras salíamos de la casa— estoy tan emocionada, hoy será un gran día para ambos, lo se, lo presiento.
Y ahí estaba Madame Alice, la psíquica de Forks, lo increíble es que aunque me burle muchas cosas resultan ser ciertas, pero hoy seguro se equivocaba, mi día resultaría grandioso si mi esposa regresara a casa.
Subimos a mi auto y emprendimos el camino a la universidad, tenía mi primera clase a las 8 de la mañana y ya solo faltaban 10 minutos. Si mi hermana no insistiera en ir a la escuela al último grito de la moda.
Este día empezaba a ejercer como maestro de literatura en la nueva universidad, era mi pasión y claro también la música, me encantaba sentarme frente al piano y componer, aunque hace bastante tiempo que no lo hago, me falta inspiración y deseos de hacerlo.
— ¿Podrías ir mas despacio? —dijo mi hermana con las uñas clavadas en el asiento.
—Si te hubieras apurado, no iríamos tarde.
—No vamos tarde, tengo clase a las nueve.
—Y yo empiezo a las 8 y faltan 5 minutos así que calla y sujétate fuerte.
—Wow, ya viste ese Jeep, es enorme.
—Si, pero muy lento.
Toqué el claxon pero el Jeep no se movía así que hábilmente me las arreglé para rebasarlo y llegar a tiempo a la universidad.
—Espero en mi cumpleaños un hermoso Porshe amarillo para evitar poner mi vida en peligro contigo.
—Y yo espero que tengas dinero para que te lo compres, sabes que Carlisle jamás te lo comprará.
—Pero tu si, nos vemos en la casa —dijo cuando bajé del auto— hoy me iré con unas amigas.
—Pero si no conoces a nadie —le dije sorprendido por la seguridad de sus palabras.
—Pero conoceré hoy a mis mejores amigas —me sacó la lengua de forma infantil y empezó a caminar mientras yo la seguía, sin embrago cuando estaba a punto de entrar al campus me di cuenta que había dejado mi libro en el auto y regresé por el.
Entonces vi el Jeep que minutos antes había rebasado estacionado junto a mi Volvo, de el salió un hombre fornido y alto, grito algo intangible por la lejanía a la que aun me encontraba y se río, entonces se alejo del auto. Quizás estaba loco y hablaba solo.
Llegué a mi auto y saqué mi libro, cuando cerré la puerta escuché que alguien se quejaba, giré para mirar a una chica en el suelo al lado del Jeep.
—Estúpido hermano mayor bueno para nada —dijo mientras se levantaba y tomaba su mochila.
— ¿Te encuentras bien? —pregunté acercándome un poco, entonces levantó la vista y ahí estaba la chica mas hermosa que había visto mirándome a través de sus ojos marrones, al cabello del mismo color le caía en cascada sobre la espalda y hombros.
—S… si, gracias —me miró a los ojos y su rostro cambio a un tono rojizo que la hizo verse adorable, mordió su labio inferior y después miro mi auto— ¿es tuyo?
—Si.
—Ah, bien, solo me preguntaba quien manejaba como loco por las calles tranquilas de Forks.
—Ah, —sonreí ante su comentario— ¿así que manejo como loco?
—Bastante, en serio deberías mejorar tu forma estúpida de manejar, podrías lastimar a alguien.
Seguí sonriendo, definitivamente esta chica no sabia que yo seria maestro.
— ¿Estudiaras aquí? —pregunté.
— No, solo vine a estacionar el auto para irme caminando a Seattle —aun siendo sarcástica, era adorable— claro que estudiare aquí.
— ¿Qué estudias? —dije viendo el libro que sostenía en las manos con el titulo "¿Qué es la literatura?"
— ¿Te importa?
— ¿Sabes algo? —Esperé pero no contestó— no deberías hablarme así.
— No debería, pero lo hago, ahora si me permites pasar, no quiero llegar tarde a mi clase.
—Adelante —me hice a un lado para que pasara, al hacerlo el aroma a fresas de su cabello me lleno por completo, caminé detrás de ella, ese aroma me embriago y quería seguir disfrutándolo.
Bella POV
¿Me venia siguiendo? No, eso era imposible, simplemente era el único camino para ingresar al campus desde el estacionamiento. Seguro se venia burlando de mi torpe caminar y la caída del Jeep.
Me ordené a mi misma tranquilizarme, no sabía por que pero mi corazón latía rápidamente. Quizás si lo sabia, había sido el verme reflejada en esos hermosos ojos verdes y haber contemplado con los míos al ser mas perfecto del planeta.
Sacudí mi cabeza para borrar esos pensamientos y cuando entré al campus me di cuenta de que ya no me seguía, me tranquilicé y busqué mi salón, primer clase: literatura. Rápidamente encontré el salón y visualicé a Angela quien estudiaría conmigo. Caminé para sentarme junto a ella pero Mike Newton me impidió el paso. Momento… dije Mike Newton. ¿Que demonios hacia Mike en clase de literatura?
—Hola Bella, que coincidencia encontrarnos aquí.
—Ah, si, —suspiré— Mike, no sabía que te gustara la literatura.
—Ah claro, nunca lo comenté, pero me encanta, he leído todos los libros de Beethoven, son fascinantes
¿Beethoven? ¿Acaso Mike era estúpido? Si, lo era. No sabia si enojarme por confundir a Beethoven con un escritor o reírme por su estupidez.
—Nos vemos luego Mike, y… tendrás que prestarme esos libros.
Reí en cuanto me alejé para que no se diera cuenta y me senté al lado de Angela.
—Es un tonto —Angela también reía.
—Es sorprendente su grado de estupidez, no solo con la confusión de un músico con un escritor, sino además estudiar algo que es obvio no le gusta para…
—Estar cerca de ti —termino Angela por mi, sentí un escalofrió e inmediatamente fue reemplazado por confusión cuando vi entrar al mismo chico del estacionamiento, pero en vez de buscar un lugar como todo alumno, se dirigió al escritorio del maestro.
—Oh por todos los cielos —dijo Angela— ¿será el profesor? Se ve muy joven.
—Espero… que no sea el profesor —susurré, levantó la mirada y llamó la atención de los alumnos y entonces me miró, sonrió con soberbia pero aun así era una sonrisa hermosa.
—Buenos días, soy su maestro de literatura, mi nombre es Edward Cullen —hermoso hombre, hermoso nombre pensé— se lo que están pensando, que soy muy joven para ser maestro y si, soy joven, pero eso no quiere decir que vaya a dejar que me falten al respeto.
—Yo le faltaría el respeto encantada —dijo una chica a la cual no conocía detrás de mi, puse los ojos en blanco.
—Que Ben me perdone si esta noche tengo fantasías con mi profesor —dijo Angela a la cual vi como si no reconociera. ¿Qué le habían hecho a mi amiga en las vacaciones? era incluso mas tímida que yo— lo siento Bella, es que míralo.
Lo miré y lo escuché pero sin prestar atención, oía su voz aterciopelada como una melodía de fondo a sus movimientos perfectos mientras explicaba algo que jamás entendí. Hasta que al lado mío Angela me dio un codazo.
— ¿Qué?
—Te habla el profesor —dirigí la mirada hacia el quien me miraba de forma burlona.
—Señorita…
—Swan —respondí
—Bien señorita Swan, respóndame lo que le pregunté.
¿Y qué demonios había preguntado? Miré a Angela suplicante pero ella se encogió de hombros y miró al frente.
—No estaba prestando atención Swan —no era una pregunta— la próxima se sale de la clase.
Mi boca se formo en una gran O ¿Qué pretendía? Vengarse por que lo grosera que había sido, este seria un semestre muy largo. No, momento, yo no sabia que era profesor, debió habérmelo dicho. Una disculpa lo arreglaría todo.
No, no me iba a disculpar, si quería guerra, guerra iba a tener.
La clase transcurrió sin mas preguntas y prestando atención, o intentándolo y es que simplemente sus ojos, su cabello y el cuerpo bien formado debajo de la camisa azul me distraían de sus palabras.
La clase finalizó y el salón se fue vaciando poco a poco. Tomé mis cosas y las guardé, me encaminé hacia la puerta pero al pasar por su escritorio me dedico una sonrisa torcida que me dejó sin aire, me recordé volver a respirar y seguí caminado cuando me llamó.
—Señorita Swan, tenemos que hablar.
Me giré y estaba ahora medio sentado en el escritorio, con un pie apoyado en al piso. Dios, eran tan sexy… pero era mi maestro.

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Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 2: Nuevos y Viejos Amigos
Edward POV
No se por que, pero después de haberla visto sonrojar en el estacionamiento quise verla de la misma forma y lo logré al sorprenderla distraída y llamarla la atención. Quizás fui un poco duro al decirle que la próxima la sacaría de la clase, cosa que no haría, no podía prescindir de su presencia ¿Por qué? No lo se.
Di por terminada la clase y me senté en la silla frente a mi escritorio mientras disimuladamente la veía tomar su cosas y guardarlas en su mochila, para salir del salón tenia que pasar frente a mi y cuando lo hizo le sonreí de una manera que según Alice hacia derretir a cualquier mujer. Noté un leve sonrojo de nuevo y siguió caminando.
Me levanté para sentarme de nuevo, esta vez en el escritorio y la llamé.
—Señorita Swan, tenemos que hablar.
Se giró y noté en sus ojos vergüenza y algo mas que no pude distinguir.
— ¿Te habrás dado cuenta que lo de esta mañana estuvo mal? —con el salón vació me tomé la libertad de tutearla.
—S… si —contestó bajando la mirada al suelo— pero yo no sabia que tu eras… que usted era maestro.
— ¿Y así eres de grosera con todas las personas que no son docentes?
—No, lo de esta mañana… es que… —nerviosa se miraba aun mas linda— tu… agh… su forma de conducir me puso nerviosa y cuando me caí —ahí estaba de nuevo el rubor— pensé que se estaba burlando y entonces…
—Esta bien —la interrumpí, no quería hacérselo mas difícil— yo debí decirte que seria tu maestro.
— ¡Claro, pero preferiste que pasara la peor vergüenza de mi vida insultando a un maestro! —me miró con un dejo de rabia en sus ojos.
—Hagamos un trato —bien, me acababa de gritar de nuevo y de tutearme, ¿pero acaso me importaba?— empecemos de cero señorita Swan, haré de cuenta que lo de esta mañana no paso.
— ¿No habrá castigo? —preguntó sorprendida.
— No, pero si vuelves a gritarme de esa forma entonces si lo habrá ¿hecho?
—Ahm… si bueno, entonces, no pensaba hacerlo pero… entonces te… le ofrezco una disculpa por haberte… haberle dicho que su manera de conducir era estúpida… aunque lo sea… digo…
Reí por su nerviosismo.
—Así déjalo Swan, ve a tu próxima clase, no quiero que llegues tarde.
—Gracias… con permiso.
Giró sobre sus talones aun con la vista hacia el suelo, lo cual me privó de ver sus ojos, pero aun así la confusión y la pena bailaban en el aire. Salió del salón casi corriendo lo cual la hizo tropezarse con una de las patas de la mesa junto a la puerta, haciéndola caer de rodillas. Corrí hasta su lado para ayudarla a levantarse. Pero cuando llegue ya estaba de pie, así que tomé su mochila.
— ¿Te encuentras bien?
—Si, esto es muy común en mi día a día —levantó la mirada para toparse con la mía y se sonrojó de nuevo, vaya que lo hacia constantemente— me voy a clases.
—Tu mochila…
—Ah si, adiós.
Me quitó la mochila de las manos y caminó con precaución, la seguí con la mirada hasta que la perdí entre la multitud. Escuché el aviso de nuevo mensaje en mi celular, me acerque al escritorio para tomar mis cosas y leí el mensaje.
Amor mío es una lastima que no estés aquí, todo es hermoso por eso te aviso que me quedaré un par de semanas mas, llego a principios de septiembre te amo.
Tanya
Demonios. Ahora no serian dos semanas sin mi esposa, seria un largo mes en el que Alice no dejaría de insultarla y además sin poder verla.
Bella POV
Estúpido profesor con cara de ángel. Ok, no me puso ningún castigo, el cual tampoco me merecía, pero ha hecho que me sonroje más de tres veces en menos de dos horas. ¿Qué me pasaba? Sentía el corazón palpitando a velocidad inusual, como si quisiera salir de mi pecho.
Me dirigí al baño a mojarme un poco la cara para ver si así bajaba un poco el sonrojo que ahora parecía permanente gracias a Edward… no, tenia que ser un poco mas educada… al profesor Cullen, si, eso. Era increíble, en mis años en el instituto jamás supe como se llamaba el señor Barner, es mas apenas recordaba como se llamaba Newton, pero con Edward fue distinto. Dijo su nombre y este entro para quedarse en mi consiente y subconsciente.
El baño estaba vació, seguro la siguiente clase ya había empezado, así que si iba a llegar tarde por que no tomarme unos segundos mas. Dejé mi mochila y fui hacia el lavabo, dejé que el agua fría casi helada tocara mis manos y después la lleve a mi rostro, repetí lo mismo unas dos o tres veces mas. Cuando abrí los ojos una chica me extendía algunas toallas de papel, tenía una sonrisa de duendecillo en sus labios y me miraba a través del espejo.
—Gracias.
—De nada —me dedicó una sonrisa aun más grande, su voz era dulce y parecía estar cantando en vez de hablar.
—Eh… ¿eres nueva? —no es que conociera por nombre y apellido a los 357 alumnos del instituto, pero un rostro como el de ella, tan perfecto y suave, sus ojos verdes y esa sonrisa traviesa sería fácil de recordar, sin contar con el cabello corto cuyas puntas apuntaban en diferentes direcciones.
—Si y no, acabo de llegar a Italia, pero nací aquí en Forks, soy Alice Cullen — me extendió la mano manteniendo la misma sonrisa la cual le devolví mientras le daba la mano. Un momento… ¿Cullen?
— ¿Eres algo de Ed… del profesor Cullen?
—Oh si, es mi hermano mayor, ¿ya lo conociste?
—Si, acabo de tener clase con él, tienen los mismos ojos —el mismo color verde, aunque Edward tenia una mirada mas fuerte e impactante.
—Si, el mismo color, pero los míos son más lindos —su melódica risa invadió el baño
—Bueno Alice ha sido un gusto pero tengo que ir a clase…
—Oh si, yo también pero no encuentro el salón de Español.
—Yo también voy a Español, si quieres podemos buscar juntas por que yo tampoco se donde esta
—Si —chilló— no se por que pero creo que tu y yo seremos grandes amigas, por cierto ¿Cómo te llamas?
—Ah si, me llamo Isabella Swan, pero Bella esta bien.
— ¿Bella? Le haces honor a tu nombre, eres muy linda.
—No, no creo —me sonrojé y tomé mis cosas y salimos del baño.
— ¿No crees que eres bonita?
— ¿Qué carrera estudias? —evadí su pregunta con otra, no me gustaba hablar de mi físico, no era algo discutible, ¿Cómo me iba a ver bonita caminando junto a alguien como Alice?
—Diseño de modas, me encanta todo lo que tenga que ver con ropa, zapatos, accesorios, vestir y desvestir, ahm desvestir en el buen sentido de la palabra —se río y yo junto con ella ante su aclaración, parecía demasiado fácil hablar con ella— ¿y tu?
—Literatura, quiero ser escritora
—Oh fantástico, ¿has escrito algo?
—No —mentí— pero tengo muchas ideas, y tal vez me anime ahora que de lleno estudiaré lo que me gusta.
—Eso me gusta, tener una amiga escritora —me sonrió con sinceridad, era distinto, cuando conocí a Angela me resulto algo difícil entablar una amistad puesto que ella era tímida y yo también, con Jessica, bueno ella no era una amiga, era mas una compañera, pero con Alice la palabras fluían, al igual que las sonrisas sinceras, me agradaba.
—Creo que es este —señale la puerta del salón y Alice la abrió, esperé encontrarme con algún maestro con cara de disgusto por el retraso de mas de 15 minutos, y ya tenia bastante con maestros molestos por el día de hoy, en vez de eso encontramos el salón lleno de murmullos y sin profesor.
—Parece que no ha llegado, tuvimos suerte, allá hay dos asientos, ven.
Seguí a Alice pero mi mirada se detuvo en un chico rubio y musculoso sentado en una esquina del salón leyendo un libro aparentemente sobre la Guerra fría. No podía ser él, ¿o si? Dejé mis cosas junto al asiento de Alice y caminé hasta ese chico.
— ¿Jasper? —lo llamé y alzó su mirada para encontrarse con la mía, era él, me sonrió y dejó su libro para levantarse entonces lo abracé— ¡Jasper! ¿Qué haces aquí?
—Nos acabamos de mudar Bella, hace apenas unos días.
— ¿Y no me avisaron? —le fruncí el ceño aparentando estar enojada, cosa que con él era imposible.
—No, bueno es que llegamos apenas ayer y Rosalie quería darte una sorpresa, íbamos a ir a tu casa al terminar la escuela.
— ¡O no importa, vaya que me han dado una sorpresa! —me lancé para abrazarlo de nuevo.
Jasper y Rosalie eran hermanos gemelos, los conocí en Phoenix desde el jardín de niños y desde entonces éramos inseparables. Rosalie era esa amiga con la que podías hablar de todo y siempre te escuchaba, además podía confesarle un asesinato y estar segura de que el secreto estaría bien guardado. Jasper era ese amigo protector, el cual me ahuyentó varios pretendientes y hasta ahora no me canso de agradecerle. También era bueno escuchando mis problemas y demás, siempre con un buen consejo que dar. Sin embargo cuando mamá murió y me mudé a Forks los dejé atrás, junto con el sol.
Alice se aclaró la garganta para llamar la atención. Vi como le dirigía una mirada curiosa a Jasper pero también la alegría brillaba en sus ojos, él la miraba de la misma forma.
—Lo siento, Jasper ella es Alice Cullen, Alice el es Jasper Hale, mi mejor amigo —sonreí ante mi presentación pero ninguno de los dos me prestaba atención. Parecían elevarse en su propia nube.
—Me has hecho esperar mucho tiempo —escuché decir a Alice con una voz llena de dulzura y a la vez de reproche.
—Lo siento señorita —respondió Jasper y entonces yo no entendía nada.
— ¿Se conocen? —pregunté confundida
—No —contestó Alice— pero tenemos mucho tiempo para hacerlo.
Jasper le sonrió con una alegría sin igual, parecía estar viendo el sol por primera vez. Extendió su mano para tocar la de Alice mientras no despegaban la mirada uno del otro.
—No deberías decir que soy tu mejor amigo Bella. ¿Qué dirá Jacob? —pregunto Jasper rompiendo contacto visual con Alice, mas no el físico, baje la mirada y me mordí el labio inferior.
—Hace meses que no veo a Jake —contesté.
—Eso si es una sorpresa. ¿Qué pasó? —aunque Jasper no lo conocía en persona, por medio de mensajes él y Rosalie sabían que Jacob era mi mejor amigo en Forks.
—Me… me confesó… —me sonrojé, pero a pesar de que miraba hacia el suelo Jasper pareció notarlo.
—Ah entiendo, ¿y tu no sientes lo mismo por él? —Definitivamente Jasper me conocía muy bien— después de todo hablabas maravillas de él.
—Si, maravillas como amigo, como algo mas no, y él prefirió alejarse y creo que fue lo mejor, aunque lo extraño —mis ojos se llenaron de lagrimas al recordar a mi mejor amigo, sin embargo no las deja salir, sentí una mano delgada que subió mi rostro.
—No te preocupes, el encontrara a la mujer indicada y no eres tu, mientras que tu hallarás a tu príncipe azul pronto, así como yo encontré al mío —entonces Alice miró a Jasper.
—No creo que eso ocurra pronto —protesté.
—Nunca apuestes contra mí, el amor llega cuando menos lo esperas.
Esto me parecía realmente extraño, como habían cruzado un par de palabras las cuales sigo sin entender y de pronto era su príncipe azul y Jasper no la contradecía, al contrario, con esa sonrisa parecía estar de acuerdo con ella en todo.
La profesora de español no se presento, así que tuvimos lo que restaba de la hora para ponernos al día entre Jasper y yo, y además conocer mejor a Alice. Se notaba por que quería estudiar diseño de modas, su pasatiempo favorito era salir de compras, también supe que vestía a su mamá y a veces a su hermano, el único que se rebelaba ante sus experimentos con la ropa era su papá.
Jasper estudiaría psicología, y claro eso se le notaba desde que teníamos 5 años. Por muy raro que parezca, él y Alice jamás se soltaron la mano y esas miradas que se echaban realmente me ponían nerviosa. Al parecer me había perdido de algo.
Seguimos con nuestras clases quedando para comer juntos lo cual sucedió sin encontrarme siquiera con Rosalie, revisé mesa por mesa la cafetería y ni rastro de mi hermosa y rubia amiga. Jasper le mando varios mensajes de texto pero tampoco respondió.
Continuamos con nuestras clases, pero yo seguía pensando en el extraño comportamiento de mis amigos y por que no… también pensaba en mi nuevo profesor de literatura, se había portado muy bien conmigo, cualquier otro me habría castigado, pero él no, al contrario se había portado amable y tan solo recordar sus ojos y esa sonrisa torcida me volví a sonrojar mientras suspiraba fuertemente lo que hizo que todo el salón me mirara, incluso la maestra.
Edward POV
Al terminar con mi ultima clase, tomé mis cosas y fui hasta mi amado Volvo. Esta vez junto al Jeep estaba el mismo chico corpulento de esta mañana, sin embargo mientras me acercaba noté que me parecía conocido.
— ¿Edward? —preguntó y entonces lo reconocí, era Emmett Swan, mi compañero de cuarto en la universidad de Darmouth—. ¡Eddie eres tu!
—Emmett, nos vemos después de algunos años y lo primero que haces es llamarme así —le contesté fríamente, odiaba esa maldita abreviación de mi nombre.
— Oh vamos, era solo para comprobar que eras tu —se rió de una forma que seguro todo el campus lo había escuchado— mira donde te vine a encontrar, ¿Qué haces aquí?
—Soy maestro de literatura.
— ¿En serio? Yo soy el entrenador de fútbol, ¿se nota? —dijo mientras alzaba los brazos alardeando de sus musculosos, rodé los ojos—. ¿Envidia?
—Seguro…
—Edward…
La voz de mi hermana me interrumpió, venia acompañada de otras tres personas, una de ellas la chica de esta mañana de la cual solo conocía el apellido… Swan. Entonces todo encajó, esta mañana ella había bajado del Jeep al igual que Emmett, y ambos se apellidaban Swan, esa chica era la hermana menor de la cual Emmett siempre presumía.
Los otros dos, caminaban a su lado, la chica le tenía un brazo alrededor de los hombros y el chico junto a mi hermana de la mano de ella. Un momento… ¿venía de la mano de mi hermana?
—Decidí que mejor si me voy contigo hermanito —habló Alice quien se dio cuenta de que miraba su mano entrelazada con la de ese chico y rápidamente la soltó— he invitado a comer a mis dos nuevas amigas y a… Jasper.
Noté como mi hermana se ruborizaba un poco al mencionar al rubio.
—Entonces tu nos guías a casa —Alice siguió hablando como si nada— mira el es Jasper Hale, y ellas son Rosalie Hale, hermana de Jasper y Bella Swan.
— ¡Enana! Por fin apareces, tengo hambre y tu no te dejas ver, pensé que algún alumno te había pisado —estalló en carcajadas mientras Bella «quien tenia un nombre hermoso como ella» lo miraba molesta.
— ¿Tienes que llamarme así enfrente de todos?
—No tiene caso llamarte de otra forma, todos saben que eres bajita, o puedo pensar algunos apodos nuevos para tus otros defectos, como distraída, o tus dos pies izquierdos.
— ¡Basta Emmett! —gritó Bella roja del coraje.
—Ok, Edward te presento a mi hermana consentida Isabella.
—Soy la única hermana, y además… —titubeó un poco, se acerco a su hermano y me miro para bajar la vista de nuevo al piso mordiéndose el labio— ya conozco a Ed… al profesor Cullen. Pero tú ¿de donde lo conoces?
—Estudiamos juntos la universidad —contesté yo.
—Perfecto —chilló mi hermana a mi lado— entonces ya que todos nos conocemos por que no nos vamos a comer.
—Rose y yo te seguimos en mi auto.
—Si, allá nos vemos —mi hermana le guiño un ojo al rubio, esto empezaba a desagradarme.
—Bien, ya que insistes pequeño duende, vamos a comer, espero que tengas bastante comida.
—Y lo dice en serio, come como oso en engorda —confesé recordando la capacidad para alimentarse de mi amigo.
—Me llamaste duende… —Alice golpeaba el suelo con un pie— ¡me gusta!
Y empezaron los saltitos característicos del entusiasmo de mi hermana, yo rodé lo ojos.
—Me agrada tu amiga enana.
—Te la cambio —dije sin pensar lo que mis palabras significaban.
—Trato hecho —Emmett abrazo por los hombros a mi hermana y literalmente me aventó a su hermana, la cual sostuve con un brazo por la cintura y la otra sobre su mano. En ese instante sentí una corriente eléctrica por todo el cuerpo y ella retiró la mano inmediatamente, pero yo no quite la mano de su cintura.
—Lo siento —murmuré.
—Es… esta bien… —contestó ella sonrojándose de nuevo.
—Te tomas muy a pecho las cosas ¿no? —preguntó Emmett quien retiró mi mano de la pequeña cintura de su hermana.
—Nunca apuestes contra mi Bella —le dijo mi hermana a Bella mientras se reía y me guiñaba un ojo, no entendí lo que quiso decir pero Bella se sonrojó mas, para después subirse al Jeep ayudada por su hermano.
Alice y yo subimos al Volvo, para conducir a casa.
— ¿Qué fue eso eh? —pregunté.
— ¿A que te refieres? — me sonrió con aire inocente.
—Ah… a eso de… —titubeé, no podía decirle que me refería a Bella, entonces no me la quitaría de encima con sus preguntas— venias de la mano de ese chico.
—Ah, nada, solo es el amor de mi vida.
Despegué la mirada del camino para mirarla, ella se encogió de hombros, encendió la radio y comenzó a cantar, dando por terminada la conversación. Definitivamente mi hermana estaba loca. Muy loca.

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Cinthia Swan

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Neofito
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Capitulo 3: ¿Estás casado?
Bella POV
Me parecía estar filmando una secuela de "Rápido y Furioso". Emmett corría por las calles de Forks tras el auto de Edward a una velocidad inhumana, tenia las uñas clavadas en el asiento y solo veía los árboles pasar por la ventana.
Traté de calmarme cuando por fin noté que el Jeep se había detenido frente a una hermosa casa de tres pisos en medio del bosque. Está vez mi hermano me ayudo a bajar, cuando lo hice vi el convertible de Rosalie estacionarse junto al Volvo, Emmett la miró por encima del hombro y alcanzo a Edward quien estaba a punto de entrar a la casa.
Rose, Jasper y yo esperamos a que Alice nos condujera dentro de la casa. Al entrar nos encontramos con una clara y espaciosa sala, con sillones blancos al igual que las paredes y una chimenea, varios cuadros y retratos adornaban las paredes y grandes ventanales dejaban ver la espesura del bosque.
— ¿Qué quieren para comer? —preguntó Alice una vez que nos acomodamos en la sala.
—Lo que sea esta bien —contesté.
—Si, lo que sea —me apoyo Emmett mientras encendía el televisor con el control remoto— mientras sean porciones grandes.
—Emmett compórtate —lo regañé, pero me ignoró y comenzó a pasar por los cientos de canales.
— ¿Tu vas a cocinar? —Edward preguntó y arqueó una ceja, Alice asintió— entonces pediré una pizza, ¿alguien quiere salvarse de una intoxicación y unirse a la pizza?
— ¡Oye! Yo no cocino tan mal.
—Envenenaste a tu ultimo perro con al guisado que accidentalmente se tragó —le recordó divertido y ella hizo un puchero.
—Ok, me uno a la pizza —y entonces Emmett comenzó a carcajearse ruidosamente.
—No murió por eso —replico Alice.
— ¿No?
—Bueno, ese no es el punto —gritó Alice— además no saques a la luz mis defectos por que entonces yo…
—Si quieren —interrumpí— yo puedo cocinar.
—No, tú eres mi invitada, Edward pide la pizza —ordenó Alice.
—A mi me pides un spaghetti sin mantequilla y sin salsa por favor.
— ¿Estas a dieta? —se burló Emmett
— ¿Te importa? —respondió Rose.
—No —mi hermano se encogió de hombros y continúo cambiando a los canales.
Mientras Edward llamaba a la pizzería, Alice nos dio un tour por la planta baja de la casa, en la cual se encontraba la sala, la cocina, el comedor, bastante grandes por cierto.
— ¿La de la foto eres tu? —preguntó Jasper emocionado, nos acercamos y vimos una foto de una mujer joven y hermosa, junto a un hombre de cabellos rubios y bastante apuesto, él sostenía a un niño de aproximadamente 4 años y la mujer a una bebe recién nacida.
—Si —chilló Alice— se notaba desde pequeña que seria hermosa
—Definitivamente —apoyó Jasper.
—Y también insoportable —la voz de Edward detrás de mi me hizo dar un salto por el susto.
—Miren esta de aquí —dijo Alice y nos acercamos, en esa foto se veía a un niño de dos años solo vistiendo unos pañales y comiendo tierra.
— ¿Eres tu Edward? —preguntó Rosalie y la risa de Emmett no se hizo esperar.
Edward no contestó pero un ligero rubor en su rostro lo delato, todos reímos y Alice siguió avergonzándolo.
—Claro que es él, su afición por la tierra siguió hasta los 12 años, aun comía tierra.
—Y lo seguiría haciendo con tal de no ingerir tu comida —contraatacó él.
—Yo diría que aun le gusta la tierra —dijo Alice— supongo que ahí encontraste al gusano de Tanya
— ¡Alice! —gritó Edward y ella le sacó la lengua.
¿Tanya? ¿Acaso Edward tenía novia?
— ¿Quién es Tanya? —preguntó Emmett, lo mismo quería yo preguntar pero no me atreví.
—Es… mi esposa
Al menos no era su novia. Un momento… ¿su esposa? ¿Edward estaba casado? ¿Cómo era eso posible? No debía pasar de los 23 años y ya estaba casado. Sin saber por que mi corazón pareció detenerse al momento en que entendí las palabras "mi esposa" salir de sus perfectos labios. Los ojos se me llenaron de lágrimas y me mordí el labio para evitar que salieran. Le di la espalda a todos con el pretexto de seguir viendo las fotografías, pero atenta a la conversación. Aunque no sabía si quería comprobar lo que había escuchado, tal vez no podría contener por mucho tiempo las lágrimas.
— ¡¿Estás casado? —le preguntó Emmett sorprendido.
—Si, me casé hace unos meses
— ¿Y no me invitaste? —la voz de mi hermano sonaba indignada
—No, no sabia donde encontrarte, además nos casamos en Chicago, pero fue solo por lo civil…
—Claro, a la bruja le prohibieron la entrada a la iglesia —se burló Alice.
—La boda por la iglesia será el próximo año y obvio tu serás el padrino —Edward ignoró el comentario de Alice, que por lo visto no quería nada a su cuñada.
Siguieron conversando y yo logré tranquilizarme un poco, la pizza llego y nos dispusimos a comer, sin embargo el sentimiento de tristeza no se iba y por mas rebanadas de pizza el hueco que sentía en el estomago no desaparecía. De reojo lo miraba conversar con Emmett y Jasper animadamente sobre su esposa y lo bella que era, por lo que escuché tenia un cuerpo muy lindo y era rubia. Todo lo contrario a mí.
Pero eso no debía importarme. No me había podido hacer ilusiones con Edward en tan poco tiempo de conocerlo. En primera: Jamás me había interesado un chico, y mucho menos tan pronto. Segunda: Era mi profesor de literatura, eso lo convertía en algo que no estaba bien visto. Tercera (y mas importante): Está casado, su mujer es linda y yo… nada podría hacer contra eso.
— ¿Bella? —la voz de Rose me saco de mis pensamientos.
—Si…
—Estás en la luna —me dijo Alice— ¿te sientes bien?
—Si, solo que parece que la pizza no me ha caído bien —esperé que me creyeran, siempre había sido mala mintiendo— bueno Rose, ¿Dónde te metiste a la hora del almuerzo? Jasper te trato de localizar y no pudo.
—Ah, me entretuve por ahí—al parecer mi cambio de tema había dado resultado.
—Por ahí ¿Dónde? —preguntó Alice curiosa.
Las mejillas de Rose se tornaron un poco rojas y comprendí todo.
—Estuviste con Emmett —luché por no gritar.
— ¡¿Con Emmett? —Alice no se contuvo las ganas de hacerlo, los tres chicos nos miraron atentos— ups, vamos a mi habitación.
Nos levantamos de la mesa y seguimos a Alice al segundo piso, en el cual se encontraba su habitación, la de sus padres, el despacho de su padre y un cuarto de televisión.
— ¿Qué hay en el tercer piso? —tengo que admitirlo la curiosidad de Emmett es herencia del apellido Swan.
—Dos habitaciones de huéspedes y la de Edward.
— ¿Vive aquí con su esposa? —pregunto Rosalie y juro que esa palabra volvió a taladrar mi corazón.
—Se supone —Rose y yo miramos a Alice sin entender— Edward vive aquí, la bruja no se ha parado ni una vez desde que se casaron, se la pasa de viaje, hagan de cuenta su luna de miel sin mi hermano. Es una odiosa, apuesto mis zapatos Prada a que mi hermano tiene unos cuernos del tamaño del país.
—Supongo que quiere su propia casa —dijo Rosalie.
—Si, pero se la pidió a mi hermano en Miami, Tanya ha vivido toda su vida aquí en Forks, pero encontró marido rico y quiere irse. Edward no quiere irse de Forks, y yo no quiero que se vaya, quiero que se de cuenta que Tanya no lo quiere, solo quiere su chequera y tarjetas de crédito. Pero no me escucha.
La mirada alegre de Alice se entristeció, si todo resultaba cierto, en verdad era una bruja. ¿Como era posible que teniendo a un marido como Edward se fuera de viaje sola?
— ¿Cuántos años tiene Edward? —pregunté.
—Veintidós —contestó Alice, justo lo que pensé— pero siempre ha sido un cerebrito en sus estudios, por eso ahora es maestro, ¿Por qué tanto interés Bella?
—Cu… curiosidad —tartamudeé— pero estamos aquí para que Rose nos diga que hacia con mi hermano.
—Ah, es cierto, detalles Rose —por la confianza de Alice parecía conocerla de años como yo.
—Estuve con Emmett, pero solo platicamos.
— ¡Detalles Rose! —exigió Alice.
—Ok, iba ya camino a la cafetería, pero para eso tenia que pasar junto al gimnasio y un balón me golpeo, sin querer o eso es lo que dice él. Se disculpo y platicamos sobre como estaba él y tu, por que Jasper y yo habíamos decidido venir aquí y fue todo.
— ¿Y por que lo trataste así allá abajo? —pregunté.
— ¿Hubo algo entre tu y Emmett? —preguntó Alice.
—Si, hace años —el rostro de Rose se entristeció y yo sabia por que— éramos novios, pero el se fue a estudiar a Darmouth y decidimos terminar, el amor de lejos nunca resulta bien.
—Pero ahora van a vivir en el mismo lugar y…
—No creo —interrumpió a Alice— no quiero volver a pasar por lo mismo, además ya no siento lo mismo por Emmett. En fin hablemos de otras cosas.
Aunque Rose lo negara era evidente que seguía sintiendo algo por mi hermano, pero ya no quise presionarla con eso y continuamos hablando de lo que habían hecho ella y Jasper en Phoenix, también Alice nos mostró su gran armario y nos invito el fin de semana para ir de compras, no se para que, si parecía tener ropa para vestirse por el resto de su vida.
Edward POV
—Así que Rosalie era esa mujer por la que llorabas todas las noches en la universidad.
—No lloraba Edward —me replicó— nunca lloré por ella.
—Nunca en publico, pero cuando estabas en el dormitorio…
— ¿Te quieres callar? —me interrumpió, comencé a reírme seguido de Jasper— yo soy hombre, muy hombre y no lloro por una mujer, además como se te ocurre decir eso enfrente de su hermano.
—Oh es verdad… tu Jasper… ¿Qué intenciones tienes con mi hermana? —la sonrisa se le borró y la cara de espanto que puso ante mi pregunta fue impagable.
—Alice es mi amiga solamente, por el momento —parecía sincero después de todo y buen chico.
—Solo quiero advertirte una cosa —puse mi mejor cara de enojado, quería espantarlo un poco mas— mi hermana esta loca.
La risa de Emmett inundo la sala y Jasper se relajó un poco.
—Eso parece, pero no importa, desde que la vi supe que es alguien especial.
—Que cursi —se burlo Emmett— y tu Eddie no seas tan paranoico, acéptalo algún día tu hermanita y Jasper o cualquier otro tendrán un poco de intimidad y…
— ¡Cállate Emmett! Y no me llames por ese estúpido apodo —le grité y después me calmé un poco— creo que tengo que aceptar tu consejo, supongo que tu ya estas hecho a la idea de que algún día tu hermana también…
— ¡Hey! Con mi hermana no te metas…
—Cálmense los dos —nos dijo Jasper con una calma que nos contagio.
—Esta bien, pero dime algo Eddie, ¿Qué cosa graciosa hizo mi hermana hoy en clase? ¿Se cayó? ¿Se golpeó? ¿Alguno de sus dos pies izquierdos le hicieron una mala jugada?
—Después de caerse del Jeep… si, en el salón también lo hizo —recordé el momento y sonreí, no por las caídas, si no por el hermoso rostro sonrojado de Bella— es algo descoordinada, y despistada… me insultó.
Emmett comenzó a reírse estrepitosamente y Jasper un poco mas reservado.
— ¿Por qué lo hizo? —preguntó Jasper
—Al parecer mi forma de conducir no le gustó y no encontró otra manera se hacérmelo saber que insultándome, claro no tenia idea de que seria su profesor —la risa de Emmett se detuvo y me miró seriamente.
—A Bella no le gusta la velocidad, nuestra madre tuvo un accidente a causa de otro auto que venia con exceso de velocidad, el conductor de ese auto salió ileso, mamá falleció, a mi trata de controlarme pero no me gusta manejar despacio —entonces comenzó a sonreír— deberías ver la chatarra que tiene por auto, es de los años treintas o menos.
—Deja de hablar de mi señor auto —escuché la suave voz de Bella proveniente de las escaleras, me giré y ahí estaba junto con Rosalie y mi hermana.
—Entonces hablemos de tus agresiones hacia tus nuevos maestros —se burló Emmett.
El rostro de Bella se sonrojó y me miró.
—Culpable —acepté— vamos Bella, es una anécdota graciosa.
Le sonreí y le guiñé un ojo, ella me sonrió de vuelta.
—Esta bien, pero seria mejor si lo olvidáramos.
—Como tú quieras Bella
—No se de que hablan —dijo Alice
—Luego te cuento, o que te diga Edward, quiero decir ¿el profesor Cullen?
—Edward esta bien Bella, afuera de la universidad no somos nada.
—Bien… Edward —mi nombre sonó tan bien en sus labios que quise que lo repitiera una y otra vez— Emmett nos podemos ir, tengo algo de tarea.
—Si vamonos, gracias por la comida Alice, estuvo deliciosa —se burló Emmett.
—Esta bien, la cocina no es lo mío, pero cuando quieras podemos ir de compras, eso si me sale bien —contestó mi hermana.
Justo en ese momento apareció mi madre por la puerta principal con algunas bolsas, acudí a ayudarla, tomé las bolsas y las llevé a la cocina. Cuando regresé Alice se había encargado de presentarlos a todos.
—Me da mucho gusto conocer a los amigos de mi hija, Emmett un gusto volver a verte.
—El placer es mío Esme, bueno con permiso, Bella y yo nos retiramos
— ¿Tan pronto? ¿Acaso les arruine alguna fiesta clandestina? —preguntó mi madre.
—No señora…
—Llámame Esme cariño —le dijo a Bella.
—Esta bien Esme, lo que sucede es que tengo trabajos de la escuela.
—Comprendo, igual me gustaría que nos visitaran mas seguido, todos son bienvenidos.
—Gracias señora Cullen —dijo Jasper.
—Esme, llámenme Esme.
—Bien Esme, gracias pero mi hermana y yo también nos retiramos.
—Que les vaya bien chicos
—Con permiso —dijo Rosalie
—Yo los acompaño —Alice salió junto con Jasper de la casa.
—Hasta mañana Eddie —grito Emmett desde la puerta, no me dio tiempo a responderle ya que se apresuro a salir.
Además tenia la mirada fija en Bella quien iba atrás de él.
—Muy buenos chicos, ese Jasper parece muy agradable —dijo mi madre.
—Espero que Carlisle piense lo mismo, creo que pretende a Alice —le dije.
—Sabia que este día llegaría, el padre y el hermano celoso a punto de encerrar a Alice en su cuarto —se burló Esme.
Clavé mi mirada en la enorme ventana donde se veía a Bella intentando subir al Jeep y Emmett solo se reía de su hermana. Suspiré. Y Esme pareció darse cuenta.
— ¿Qué ves? —Esme se asomó por la ventana y sonrió— ese Emmett no ha cambiado nada. Pero ese suspiro no fue por eso. ¿Extrañas a Tanya?
Tanya. Era cierto. Pero no, ese suspiro no fue por ella, inconscientemente ese suspiro había volado hasta el Jeep, ahí donde se encontraba Bella. Era estúpido sentirme de esta manera pero me gustaba mirarla. Me gustaba el color de su piel pálida, sus cabellos castaños moviéndose con el viento, y esos labios rojos. Dios. Cada que se mordía al labio inferior parecía estarme incitando a besarla. O al menos yo deseaba hacerlo.
Pasé toda la tarde junto a mi piano tocando. A veces tocaba la canción que le había compuesto a Esme hacia unos años atrás. Pero también salían notas de una nueva melodía, estuve componiendo un rato hasta que se hizo tarde.
Tomé una larga ducha caliente y me acosté deseando con toda el alma que amaneciera para verla de nuevo.

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Cinthia Swan

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Neofito
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Capitulo 4: De compras
Bella POV
Por fin era viernes. Habían pasado ya cuatro días desde aquel vergonzoso lunes. Desde ese día nos sentábamos Alice, Rose, Angela, Jasper y yo a comer diariamente. Claro Jasper se sentía un poco incomodo, necesitaba un poco de testosterona, pero no podía correr a la sala de maestros para comer con Emmett y Edward. Aun así prefería sentarse con nosotras que con cualquier otro estudiante. La razón: Alice.
Desde que se habían conocido se lanzaban miradas cargadas de alegría cada que se encontraban. Además que caminaban siempre de la mano antes y después de clase de español, la cual compartíamos los tres. Angela estaba encantada con Rose y Alice, esta ultima había prometido llevarnos de compras a Port Angeles al terminar la escuela, cosa que a diferencia mi, a Angela le entusiasmaba, por otro lado Rose se había convertido en su hada madrina. El mismo día que la conoció le hizo una transformación con el maquilla y le soltó el pelo, algo que Ben agradeció con la mirada en cuanto sus ojos se posaron en su novia.
Angela era bonita sin duda, pero con maquillaje se miraba aun más y no paso desapercibido para su novio. Así que hoy iríamos a que las locas de Alice y Rose cambiaran por completo el guardarropa de Angela y también el maquillaje. La idea a mi no me agradaba bastante. Sabia lo que era ir de compras con Rosalie, y si la agregábamos el pequeño detalle de que Alice compraba todo lo que tuviera oportunidad de comprar, seguro estaríamos hasta tarde de tienda en tienda.
Tome las llaves de mi pickup, ya que Emmett se había ido más temprano de lo habitual, y lo agradecía. Subirme sola a su enorme auto me dejaba uno que otro raspón, y he de decir que la caballerosidad no es una virtud de mi gran hermano.
Menaje despacio hasta la universidad, caía una suave brisa sobre Forks, pero por muy suave, si le uníamos mi torpeza y mi mala suerte podía ocasionar un daño que seguro terminaría incendiando Forks para después convertirse en pueblo fantasma. Después de treinta cinco minutos llegue sana y salva al estacionamiento de la escuela. No era una chica popular, pero si sabia que todos se darían cuenta que Bella Swan venia a bordo del enorme pickup.
Faltaban menos de quince minutos para que la clase con Edward comenzara. Me ponía nerviosa nada más de pensar en la clase. El era… ¿Cómo describirlo? Deslumbrante dando clase, se paseaba con su paso firme pero elegante por todo el salón, mientras hablaba con su voz aterciopelada, el cual obviamente no me cautivaba a mí, sino a todo el alumnado femenino del salón. Para el no debía ser nuevo, seguramente desde la universidad y por que no, desde la prepa, escuchaba suspiros cuando el pasaba. Incluso inconscientemente yo lo hacia cuando me encontraba perdida en su atrapante voz, o cuando estaba en casa haciendo algún trabajo o simplemente leyendo, esas pequeñas cosas me recordaban a mi profesor.
Trate de alejar esos pensamientos y recordar que Edward era eso… mi profesor y además era un hombre casado. Algo que lo hacia doblemente imposible para mi, o triplemente si agregábamos el hecho de que un hombre así, jamás se fijaría en alguien como yo. Abrí la puerta de mi auto y baje con mi mochila, entonces un auto plateado se estaciono junto al mío.
Del Volvo bajo Alice con su inigualable sonrisa, del lado del conductor bajo Edward, trate de evitar mirarlo y sonrojarme como era mi costumbre.
—Buenos días Bella —saludo Alice— ¿lista para el día de compras y noche de chicas?
— ¿Noche de chicas? —pregunte confundida— no sabia que…
—No, pero cambie de planes, Rosalie ya acepto y se que Angela también, será en mi casa.
—Pero Alice, no traje ropa y además…
—Por eso vamos a ir de compras, no te apures, la gran Alice piensa en todo, te veo en español, adiós.
Se fue danzando hacia donde se había estacionado el convertible de Rosalie, obviamente a saludar a Jasper.
—Buenos señorita Swan —escuche esa voz aterciopelada, pensé que Edward se había ido hacia el edificio pero no fue así, ahí estaba recargado en su auto— ¿es tuyo?
—S… si —conteste por la forma en que miraba mi pickup— lo siento profesor Cullen, pero no todos tenemos la posibilidad de tener un Volvo.
—No estoy diciendo eso, solo que es un poco… —se detuvo buscando la palabra correcta para describir mi camioneta— vieja. ¿Haz visto alguna vez los Picapiedra?
Rodé los ojos, mientras en sus labios se formaba una sonrisa torcida capaz de robarme la respiración.
—No cabe duda que es amigo del profesor Swan —dije con sarcasmo.
Fuera de la universidad no había problemas con dirigirme a Edward por su nombre y tutearlo, pero en cuanto nos encontrábamos dentro del campus, éramos la "señorita Swan" y el "profesor Cullen", era una especie de juego que ambos disfrutábamos.
La sonrisa aun no se había borrado de su maravilloso rostro y me miraba fijamente. Tuve que poner de toda mi fuerza de voluntad para no perderme en sus ojos verdes.
—Será mejor que vaya a clases, mi maestro de literatura es algo puntual y no quisiera ganarme un castigo por llegar tarde.
—Suena como si fuera un ogro —se burlo.
—Si, algo así, pero que no sepa que se lo dije, ya tuvo bastantes insultos de mi parte esta semana —me reí y no pude evitar sonrojarme.
—Seguro se los merecía, entonces ve a tus clases Swan y pórtate bien —me regalo una vez mas esa sonrisa que cada día me gustaba mas, y empecé a caminar hacia el campus y me dirigí rápidamente a mi salón.
Al entrar me encontré con Mike sentado junto a Angela en mi lugar. Suspire pesadamente y fui a tomar mi lugar.
—Hola Bella —me saludo Mike con demasiado entusiasmo.
— ¿Qué hay Mike? ¿Te dijo Alice sobre la 'noche de chicas'? —le pregunte a Angela tratando de que Mike se sintiera desplazado y se fuera. No me gustaba ser grosera con el, pero a veces no había otra forma de quitármelo de encima.
—Si, acabo de hablar con ella —contesto Angela— me parece genial, Ben me invito mañana al cine así que según Alice esta noche pondremos manos a la obra para que mañana deslumbre a Ben.
—Seguro que ya lo haces Angela, pero con todo lo que Rose y Alice te harán lo dejaras sin respiración —conteste contagiada un poco por el entusiasmo de mi amiga.
—No tienes una idea de las ganas que tengo de... —se detuvo y miro a Mike, el cual seguía en mi asiento— Mike, nos podrías dar un poco de espacio vital, ya sabes, cosas de chicas.
—Ah, claro… uhm Bella… yo —tartamudeo un poco y no era buena señal— bueno Angela ira mañana al cine con Ben y pensaba si… ¿quisieras ir conmigo? podría ser una cita doble.
—No —conteste sin pensarlo un segundo, el rostro de Mike se volvió triste y lamente ser tan cruel— Mike, Angela y Ben querrán estar solos ¿no es así Ang? —Angela me miro pero no dijo nada— ¿ves? No quiero arruinar sus planes.
—Entonces, podemos ir otro día, el domingo…
—Tengo mucha tarea…
—Puedo ayudarte con ella y después nos vamos al cine —acaso Mike no entendía que no quería salir con el.
—Es bastante, demasiada y no creo que…
—Bien, podemos ir otro día, resérvame el próximo sábado ¿si?
Antes de que pudiera contestar una voz ya demasiado familiar me salvo.
—Señor Newton parece que usted no entiende las negativas —dijo mi profesor favorito con un tono algo ¿celoso? ¿O fue mi imaginación? —espero que entienda las ordenes y se vaya a sentar y le deje su lugar a la señorita Swan.
Sonreí sin voltear, Mike se levanto de mi asiento y creí escuchar un "luego hablamos" de su parte. Genial. Ahora tendría que llegar junto con el profesor para evitar hablar con Mike. Eso más bien me sonó a pretexto para caminar con Edward desde el estacionamiento hasta el salón.
En fin. Las clases transcurrieron con normalidad y el final del día de clases llego. Angela y yo nos encontrábamos en el estacionamiento esperando a Alice y Rosalie.
— ¡Bella! —grito Alice junto a mi y yo salte del susto. Alice, Rose y Angela empezaron a reírse. ¿Cómo había llegado hasta nosotras sin que yo lo hubiera notado? —lo siento Bella, es que eres muy distraída.
—Dime algo que no sepa —me burle.
— ¿Ya nos vamos? —pregunto Angela
—No, esperaremos a Edward, nos iremos en el Volvo
— ¿Edward ira con nosotras? —pregunte con demasiado entusiasmo para mi gusto
—No Bella —Rosalie me sonrió maliciosamente— solo que la cajuela del Volvo es mas amplia que la de mi auto.
—Ni lo pienses pequeño demonio —escuche gritar a Edward, parecía que me había perdido de algo pues no escuche que Alice le dijera nada.
—Hermanito, no me has dejado decir nada —Alice contesto poniendo una cara de inocente.
—No necesitas decir nada, te conozco desde que naciste y puedo decir que se lo que piensas, no te llevaras mi auto —el tono de Edward era decidido.
—Edward tienes dos opciones —para ser tan pequeña, parecía realmente aterradora— o me lo llevo por las buenas, o por las malas, y la segunda opción incluye regresártelo con uno o dos rayones, sin contar con que lo podemos estrellar contra algún árbol. Decide y rápido.
Suspiro derrotado. — ¿En que me iré yo a casa? —pregunto dándole las llaves de su Volvo a Alice.
—Te vas a llevar el auto de Bella, ella pasara la noche en la casa, así que mañana lo necesitara —la sonrisa de Alice brillaba, realmente lo tenia todo bien planeado.
—Bien —Edward extendió su mano hacia mí—. Señorita Swan las llaves…
Las saque de mi bolsa y se las extendí. Abrió la puerta del conductor y empezó a mirarlo detenidamente, como si estuviera buscando algo.
— ¿Por donde se supone que sacare los pies para empujarlo? —me miro con una sonrisa divertida, mis tres amigas se empezaron a reír de algo que yo no encontré gracioso.
Estúpido propietario de un flamante Volvo
—Cuidado profesor, viejo y todo lo que usted quiera, pero puede hacer puré a su Volvo el día que menos se lo espere.
— ¿Es una amenaza? —arqueo una ceja.
—Advertencia —conteste manteniéndole la mirada a esos penetrantes ojos verdes.
—Bueno luego hacen pedazos sus autos, ¿nos podemos ir ya? Mi paciencia se acaba —nos grito Rosalie subiendo al lado del copiloto, Alice ya había encendido el motor y yo me subí a la parte trasera con Angela.
El viaje hasta Port Angeles fue bastante rápido gracias a que Alice maneja como desquiciada, el velocímetro marco los 145 k/h. Salimos de la primer tienda con 3 bolsas cada una. Por mas que me opuse a que Alice gastara en mi no pude resistirme a la carita que me puso, con los ojitos ligeramente llorosos y el labio inferior temblando.
—Pruébate este, este, este y este —me dijo Alice mientras me daba cuatro pantalones.
— ¿Cómo me queda? —dijo Rosalie al salir de un probador con un pantalón negro ajustado y con corte a la cadera.
—Oh por Dios, acabas de bajarle diez puntos a mi autoestima —bromee, en parte era broma y en parte era verdad.
—Te queda grandioso —dijo Angela.
— ¿Por qué yo no puedo tener un trasero así? —dijo Alice con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño fruncido y una sonrisa divertida en sus labios.
—Creo que me lo llevo —dijo Rose y entro de nuevo al vestidor.
—Estoy esperando que te pruebes eso Bella —Alice golpeaba el suelo con uno de sus pies.
Bufe y me metí al vestidor con los cuatro pantalones, me puse el primero, era azul deslavado con corte a la cadera y muy ajustado. Me mire al espejo, no estaba mal, me puse de perfil y note que mi trasero estaba realmente levantado, casi como el de Rosalie. Mi boca formo una perfecta O y salí del vestidor.
—Estos pantalones… ¿tienen esponja o algo así? —me puse de perfil para que me dieran su punto de vista.
—Yo no pensaba comprar aquí —dijo Alice cuando me vio— pero voy por un par, yo quiero un trasero así.
—Te acompaño —grito Angela mientras salía corriendo tras Alice.
Rose y yo empezamos a reír y entre para probarme los demás pantalones. Salimos con un total de cuatro diferentes pantalones cada una. De ahí fuimos por zapatos, accesorios, Rose estuvo cerca de hora y media eligiendo bolsos. De ahí nos fuimos a comer algo, ya que necesitaba fuerzas para seguirles el ritmo a Alice y Rose.
—Estoy cansada —me queje una vez que terminamos de comer— ¿nos podemos ir ya?
—Nos falta una tienda mas —dijo Rosalie.
—En esta pondremos todo nuestro empeño.
—Realmente están locas —me dirigí a Angela— diles algo Ang, salva a tu amiga de este par.
—Pero si fue Angela quien pidió ir a esa tienda —dijo Rose quien se levanto de la silla— y será mejor que nos apuremos, aun nos queda una larga noche de confesiones de chicas.
Nos levantamos y seguimos a Rosalie por todo el centro comercial, afortunadamente ya habíamos dejado las bolsas en el auto. Yo venia rezagada con Angela conversando, cuando mire a Alice y Rose ambas estaban entrando a Victoria Secret.
—Angela… ¿tú pediste ir a esa tienda? —le pregunte muy sorprendida.
—Bueno Bella es que —bajo la mirada y se sonrojo un poco— creo que la relación con Ben dará el siguiente paso.
—Y para eso no hay como una lencería elegante y sexy —nos dijo Alice desde la puerta.
Bien. Al menos aquí no tendría que pasar horas en el probador. ¡Error!
— ¡No Alice! ¡Eh dicho que no! —dije por décima vez.
—Por favor Bella, míralo es precioso —en sus manos había un conjunto azul de encaje.
—No necesito algo así —negué con la cabeza— ni si quiera tengo novio.
—Bella no necesitas tener novio para lucir bonita —dijo Rosalie— ponte sexy para ti misma, vamos no seas aguafiestas y llévatelo.
—Ándale Bella —esta vez Angela con algunos conjuntos en sus manos me arrastro a la caja— no quiero comprar yo sola.
—Pero si Alice lleva como cinco conjuntos y Rosalie otros diez —mire a mis tres amigas, Angela me miraba con suplica, Alice había puesto esa carita de gato de Shrek de nuevo y Rosalie me fulminaba con la mirada presionándome—. Esta bien, pero solo este.
Edward POV
Estaba sentado en la sala viendo la televisión sin mirarla. Era viernes por la noche y yo estaba en la sala de mi casa sin absolutamente nada que hacer. Mi padre había invitado a mi mamá a cenar así que me encontraba solo. Escuche mi auto estacionarse frente a la casa el claxon sonó desesperadamente, lo ignore. Sonó de nuevo, el sonido era más desesperado y decidí salir antes que ese pequeño monstruo acabara con mis tímpanos.
— ¿Qué quieres? —pregunte.
— ¡Hermanito! Saliste a recibirnos —rodé los ojos— ya que estas aquí ayúdanos con las bolsas.
Se abrió la cajuela y ahí había más de cincuenta bolsas. Hice una nota mental: Nunca ir con mi hermana y tres adictas más a las compras a ningún centro comercial. Ayude con la mayoría de las bolsas y las deje en el segundo piso.
—Eres un encanto Edward —me beso en la mejilla.
—Lo se —le di una sonrisa torcida y baje las escaleras. En la sala Rosalie ya se había apoderado de la televisión.
— ¿Te importa si vemos unas películas? —pregunto más por cortesía que por si le importaba lo que yo pensaba.
—En absoluto —conteste y fui hacia la cocina, ahí estaban Bella y Angela preparando palomitas y refrescos.
—Perdón profesor Cullen —se disculpo Angela sacando la cabeza del refrigerador y mordía una salchicha— es que Alice…
— No te disculpes…
—Angela —contesto
—Angela, ustedes están en su casa y no me digas profesor Cullen, llámame Edward.
—Bien… Edward —me sonrió tímidamente y entonces el grito escandaloso de Alice sonó en toda la casa.
— ¡Angela Weber trae tu trasero a mi recamara inmediatamente!
—Es algo intimidante —dijo Bella.
—Y no la has visto tensa o desesperada, para ser tan pequeña es bastante necia, atemorizante y loca.
— ¡Te escuche Edward Cullen! —el grito de Alice aun provenía del segundo piso.
—Y con buen sentido del oído —Bella se rió y me encanto su sonrisa. Me dio la espalda para sacar las palomitas del microondas.
— ¿Tienes algún tazón?
Me limite a sacar un tazón de una de las puertas de la alacena, Bella vació el contenido del paquete.
—Te ayudo con los refrescos —me ofrecí llevando los cuatro vasos a la sala.
—Bien hermanito, es hora de irse a dormir —Alice venia bajando las escaleras con Angela detrás de ella.
— ¿Qué? —acaso esta enana me estaba ordenando que me fuera a dormir.
—Esta es una noche de chicas, si quieres estar en mi cuarto hay maquillaje y vestidos, el azul te sienta bien y…
—Alice que… demonios piensas…
Las risas de las chicas no se hicieron esperar.
—Me iré a mi cuarto, si ocupan algo me avisan, mis papás llegaran tarde.
—Si es que llegan, escuche a papá hacer una reservación el hotel…
— ¡Alice! Sin detalles —mi hermana era indiscreta hasta con mis padres— buenas noches y hasta mañana.
Subí a mi cuarto y me acosté en mi sofá negro. Pensando. En muchas cosas y ala vez en nada. Pensé en Tanya, en el día que la conocí y como me gusto al instante. No fue amor a primera vista. Había sido atracción, solo eso. Pero la conocí y con el tiempo llegue a quererla hasta que nos casamos. Y hoy, a unos meses de la boda ella se encontraba en algún lugar del mundo sola y yo aquí en mi casa con una pijamada de de mi hermana celebrándose en la sala.
Desee estar con Tanya, en donde quiera que ella estuviera, besarla, hacerla mía una y otra vez. Intente borrar esos pensamientos, me levante y encendí mi aparato de música. Claro de luna de Debussy empezó a sonar y me recosté de nuevo. Esta vez mis pensamientos fueron inconscientemente hacia Bella. Apenas la había conocido esta semana y ya estaba pensando en ella.
Me gustaba, de eso no había duda. Ella también me había gustado desde el primer momento en que la vi. Aunque claro no de la mismo forma. No físicamente. Claro Bella era hermosa, tal vez no tenia el cuerpo de Tanya, Bella era más natural, sus curvas eran menos voluptuosas pero no por eso era menos atractiva. Pero no era eso lo que me gustaba de ella. Había algo en esos ojos cafés que me llamaba demasiado la atención. Y me hacia sentir cosas que no había sentido. Como esta mañana cuando ese chico Newton la invito a salir. Pero no podían ser celos.
Sacudí la cabeza no queriendo seguir pensando en eso tampoco. No podía seguir así. Bella era mi alumna, hermana de mi mejor amigo y además yo amo a Tanya. Me levante y me quite la camisa para tomar una ducha.
Entre al baño y termine de desnudarme, entre a la regadera y deje que el agua caliente golpeara mi cuerpo y se llevara los pensamientos. No quería pensar en nada, ni en mis padres en quienes quería reflejarme y tener un matrimonio igual, aunque sonara cursi, ni en Tanya, y mucho menos en Bella.
Estuve una hora en la ducha, salí y tome una toalla que envolví en mi cintura. Salí a mi cuarto y busque ropa interior un pantalón para dormir. Puse la ropa sobre mi cama para secarme. Pero justo en el momento en que saque la toalla de mi cintura la puerta de mi cuarto se abrió.

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Cinthia Swan

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Neofito
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Capitulo 5: La Push
Bella POV
Después de un día agotador con tres locas de compras mi cuerpo empezaba a cobrar factura. No estaba prestando atención a la película que se supone estábamos mirando. Un enorme bostezo salió de mi boca anunciando a mis tres amigas que ya no podía más.
—Creo que la Bella Durmiente quiere hacer acto de presencia —se burlo Alice.
—Bien, yo también estoy algo cansada —dijo Angela poniéndose de pie y estirándose.
— ¿Cómo dormiremos? —pregunto Rose a Alice.
—Acostadas —respondió Alice encogiendo los hombros, las tres pusimos los ojos en blanco.
—Eso lo sabemos —dijo Rosalie poniéndose de pie— pero ¿en que cuarto?
—En el tercer piso hay dos cuartos de huéspedes, pueden dormir dos en uno y la otra sola o en mi cuarto. Pero entonces ¿donde queda la noche de chicas? —hizo un puchero y le di la espalda para subir las escaleras, si seguía su juego terminaría en sesiones de faciales, manicura y otros tormentos.
— ¿Quién me sigue? —pregunte al ver que las tres seguían de pie en la sala.
—Yo las acompaño para que se acomoden —Alice pasó junto a mí tomando la delantera y guiándonos al tercer piso.
En total había cuatro puertas, dos habitaciones, supongo que las otras eran el cuarto de Edward y el baño. Entramos a una habitación enorme color azul cielo, con una cama blanca en el centro, estaba decorada con algunos cuadros al igual que la sala, era bastante acogedora, como toda la casa.
—Yo me quedo aquí —dijo Rose maravillada.
— ¡No! —grito Alice— es que tu Rose te quedaras conmigo en mi cuarto, tengo muchas cosas que mostrarte, además aun es temprano, deja que estas dos aburridas duerman aquí.
—Esta bien, no tengo sueño aun y tenemos que hablar de mi hermano.
—Oh eso… si claro de lo que quieras —contesto Alice sonrojándose ligeramente— bien chicas están en su casa, si quieren comer bajen a la cocina y tomen lo que quieran, si se quieren bañar háganlo, en ese pequeño closet hay toallas y…
Alice salio del cuarto y en menos de treinta segundos apareció en la puerta con dos bolsas.
—Tu Angela te pones esto —saco de la bolsa una pijama rosa, el pantalón era ajustado y la blusa de tirantes también ajustada —y tu Bella este— de otra bolsa saco una pijama azul, el short era azul muy corto y bastante ajustado y la blusa también de tirantes con un pequeño oso durmiendo sobre el busto izquierdo.
—Alice antes me gustaría darme un baño —tome la pijama que me ofrecía y me apresure a tomar mi ropa interior antes de que también la escogiera por mi.
—Claro el baño es… —juro que una sonrisa maligna cruzo por su rostro, luego se volvió serio— es la puerta que esta enfrente, las dejo para que descansen.
—Buenas noches chicas —se despidió Rose.
—Buenas noches —respondimos Angela y yo al mismo tiempo.
— ¿No quieres ducharte? —pregunte a Angela que se acomodaba en la cama.
—Si, lo haré después de ti —me sonrió y tome una toalla y mi ropa y salí de la habitación cruce el pasillo y abrí la puerta que Alice me había dicho, pero gran sorpresa me lleve al ver que no era el baño, era la habitación de Edward y el estaba junto a su cama completamente desnudo.
Me ruborice violentamente pero también me quede en shock, jamás había visto a un hombre desnudo, salvo una vez que Jessica insistió en ver una película de "esas" y en cuanto el hombre se quito la ropa yo salí corriendo. Aunque lo poco que vi aquella vez no le hacia justicia a lo que ahora tenia frente a mis ojos. Y esta vez no salí corriendo. Aunque Edward ya había tomado la toalla y la había envuelto debajo de su cintura un podía ver su marcado pecho el cual estaba cubierto de gotas de agua que escurrían desde su cuello hasta donde la toalla lo cubría, las largas piernas aun cubiertas por la negra toalla se dejaban ver fuertes y musculosas aunque no en exceso, pero si dignas de que cualquier jugador de fútbol se las envidiara. El cabello completamente despeinado y mojado
No sabia que decir, ni que hacer, solo estaba segura de que acababa de ver el ser más perfecto del mundo completamente desnudo y no podía moverme, quería salir corriendo y esconderme debajo de la cama y no salir nunca pero sentía que la sangre había abandonado completamente mi cuerpo para concentrarse en mis mejillas, las cuales sentía calientes. Mordí mi labio inferior, era para todo lo que mi cuerpo daba. Entonces un grito me saco de mi burbujaerótica.
— ¡Mañana estará soleado! —grito Alice llegando hasta mi lado dando saltitos, quite la mirada del perfecto cuerpo de Edward y me di cuenta que respiraba agitadamente— podemos ir a la Push, tomar el sol y nadar un poco. Oh Edward deja de exhibirte, vístete por Dios y ya duérmete que mañana salimos temprano hacia la Push y tú Bella mueve tu trasero y deja de ver a mi hermano, te dije que el baño era la última puerta del pasillo.
Cerró la puerta del cuarto y me empujo hasta la puerta del baño. Entonces reaccione.
— ¡Me dijiste que el baño estaba en frente de la habitación! Alice ¿sabes como acabo de ver a tu hermano? —grite completamente nerviosa y avergonzada.
—Bella, tranquila, solo era mi hermano semidesnudo, malo seria que lo hubieras visto sin la toalla —sentí mi cara arder mucho más y esa sonrisa diabólica en el rostro de Alice— ahora báñate y asegúrate de ponerle seguro a la puerta, no sea que Edward se quiera cobrar el show y venga a espiarte, mañana iremos a la Push, descansa.
Entre al baño y me asegure de poner el seguro, me desvestí rápidamente mientras la tina se llenaba, entre y deje que el agua caliente me relajara un poco. Trate de olvidarme de lo que acababa de pasar pero sabía que no podría. ¿Cómo vería ahora a los ojos a Edward? No solo era el hermano de Alice. Era el ser más perfecto sobre la tierra y ahora me constaba de sobremanera. Pero también era mi profesor. Aunque quisiera evitarlo, tendría que verlo al menos de lunes a viernes. Suspire y me hundí más en la tina, deseaba poder quedarme ahí y jamás salir, no quería toparme nunca más con esos ojos verdes, ni con ese cuerpo perfecto al cual de ahora en adelante le estorbaría esa estúpida ropa. ¡Ay! Malditas hormonas.
Me quede en al agua hasta que comenzó a bajar de temperatura, salí de la tina secándome y vistiéndome, con mi cabello no hubo mucho que hacer, no había cepillos en el baño así que lo seque y lo deje despeinado, eche la toalla el cesto de la ropa sucia y salí del baño.
Edward POV
Acababan de abrir mi puerta mientras yo no llevaba nada de ropa. Cuando voltee a ver la puerta estaba ahí de pie Bella, completamente roja y mirándome fijamente. Tome la toalla y la envolví en mi cintura lo más rápido que pude. Intente decir algo pero no encontré nada coherente. Los nervios estaban acabando conmigo. Entonces me quede ahí de pie esperando que ella dijera algo o que saliera corriendo, pero ninguna de las dos cosas paso. En sus manos llevaba algo de ropa y una toalla, supongo que buscaba el baño y se equivoco, pero para nuestra mala suerte se había equivocado en el momento menos oportuno.
En cualquier otro caso tal vez me hubiera regocijado con el hecho de que una mujer me viera desnudo y sobre todo que me mirara de la forma en que ella lo hacia. No soy vanidoso, pero estoy consiente de que mi cuerpo atrae a las mujeres. Pero esta vez era Bella, en vez de sentirme complacido, me sentí nervioso y excitado. Aun sonrojada y sin quitarme la vista de encima ni yo a ella, se mordió el labio. Apreté los puños a mis costados. ¿Acaso no se daba cuenta de cuanto deseaba besarla cuando hacia eso? Quise en ese momento ir hacia la puerta, hacerla entrar y hacerla mía. Siempre he sido un caballero, pero también era hombre y Bella parecía estar dispuesta a sacar mi lado más sexual. Entonces el grito de mi hermana desvaneció esos pensamientos.
— ¡Mañana estará soleado! —Alice apareció en la puerta junto a Bella, fue entonces cuando ella dejo de verme para ponerle atención a Alice— podemos ir a la Push, tomar el sol y nadar un poco. Oh Edward deja de exhibirte, vístete por Dios y ya duérmete que mañana salimos temprano hacia la Push y tú Bella mueve tu trasero y deja de ver a mi hermano, te dije que el baño era la última puerta del pasillo.
Alice cerró la puerta y me senté en la cama y respire profundamente. Trate de olvidar el incidente y termine de vestirme solo con un pantalón. Fui al baño a limpiar todo y poner la ropa sucia en su lugar. Apague la música, la cual en ese momento no me relajo y me metí bajo las cobijas intentando dormir. Pero el cerrar los ojos lo único que veía era esos ojos achocolatados mirándome. Di mil vueltas en la cama y considere el ir a tomar otra ducha de agua helada. En vez de eso salí de la cama para bajar a la cocina y tomar algo de leche para que me ayudara a dormir.
Cuando cerré la puerta de mi cuarto, escuche al final del pasillo la puerta del baño abriéndose, entonces salio Bella con un ajustada pijama azul que resaltaba la palidez de su piel, la cual se veía suave y tersa, el short dejaba ver sus largas piernas, su cabello castaño estaba completamente despeinado y húmedo, caía sobre su espalda y sobre sus hombros dibujado el contorno de sus senos, esta de más decir que se veía malditamente sexy.
Levante la mirada hacia sus ojos, los cuales estaban avergonzados y su rostro completamente rojo de nuevo. Abrió la boca intentando decir algo pero la cerro inmediatamente. Entonces decidí ayudarla.
—Bella, lo que paso hace un momento fue…
— ¡Perdón! —grito bajando la mirada y acercándose un poco— Alice me dijo que el baño era la puerta de enfrente y entre sin pensar, yo jamás hubiera querido verte…
—Bella, fue un accidente —termine con la distancia y tome su barbilla para obligarla a levantar la mirada— hagamos de cuenta que jamás paso, y no se quizás en algunos años podemos contárselo como anécdota chistosa a nuestros nietos.
Sus ojos se abrieron sorpresivamente y los míos también al comprender lo que había dicho.
—Quiero decir, yo a los míos y tu a los tuyos.
—Si, claro —bajo la mirada de nuevo— solo te pido que Emmett no se entere, me mata y seguro a ti también aunque no hayas tenido la culpa.
—Ya te dije haré de cuenta que no paso, tu solo encárgate de mi hermana, puede llegar a ser muy indiscreta.
Asintió. —Me voy a… dormir… buenas noches Edward.
—Buenas noches Bella.
Sin saber que me impulso a hacerlo, me incline y la bese en la mejilla, no quise ver su reacción la cual seguramente era un sonrojo, así que seguí mi camino hasta la cocina.
Bella POV
Estúpido profesor perfecto. Debería aprender a dormir con camisa, no puede por la vida vistiendo solo unos pantalones y dejando al descubierto su perfecto y marcado torso. Además me había besado. En la mejilla claro, pero ese simple contacto se sintió como una corriente eléctrica que hasta este momento, unas horas después y acostada en la cama, no había dejado de sentir. No podía dormir, cerraba los ojos y veía a Edward desnudo. Esta bien lo admito, era una imagen que no podía –ni quería- borrar de mi cabeza, pero sabia que si me dormía empezaría a soñar con esa imagen y a hablar dormida. No quería que Angela quien ya dormía, se despertara y me escuchara teniendo sueños eróticos con Edward. Cerré mis ojos una vez más y me perdí en la oscuridad sin saber nada más.
Desperté con un pequeño duende saltando sobre la cama, era imposible que tuviera tanta energía a estas horas de la mañana.
—Arriba chicas, miren que maravilloso día —Alice corrió las cortinas y un sol cegador entro por la ventana. Era de esos pocos días en que el sol se dejaba ver en Forks, tal como Alice lo había predicho, ahora me parecía más aterradora.
— ¿Qué hora es? —pregunto Angela adormilada.
—Las 7, y apúrense, salimos a las 7:30.
— ¿A dónde? —pregunte.
—A la Push, Bella te lo dije anoche, ¿recuerdas? Cuando estabas viendo a…
— ¡Ya! Ya me acorde.
—Que bueno —ahí estaba de nuevo esa sonrisa malvada— aquí esta su ropa, Angela necesito que te apures, Rose y yo te dejaremos lista para cuando Ben llegue.
—Ben llegue… ¿A dónde?
—Le pedí que viniera a recogerte, así que vamos ¡arriba! —jalo a Angela fuera de la cama— tenemos solo treinta minutos y eso me estresa ¡Rose!
Rose entro al cuarto vistiendo un short blanco, bastante corto y ajustado, con una blusa rosita de tirantes. Traía en la mano una bolsa la cual me extendió.
—Esta es tu ropa para hoy, asegúrate de ponerte el traje de baño abajo.
—Pero yo no tengo traje de baño aquí —proteste al ver el diminuto short negro y el top azul— además esto es muy… muy tuyo Rose, no mío.
—El traje de baño esta en la bolsa, es mío, esta nuevo, te lo regalo —dijo Alice con una sonrisa— y vístete rápido, Emmett y Jasper no tardan en llegar.
—Es que esta ropa esa muy…
— ¡Shh! —me chisto Alice— más te vale que metas tu cuerpo en esa ropa o lo haré yo misma… Rose encárgate de Angela.
— ¡No! Esta bien, yo lo hago.
Tome la ropa mientras Angela, Alice y Rose se reían, salí del cuarto directo al baño cuando escuche a Alice gritar.
— ¡Asegúrate de entrar a la habitación correcta!
No había dudas, ella me había mandado a la habitación de su hermano con toda la intención, tal vez no sabia que lo vería desnudo, pero si sabia que me estaba mandando ahí. Me cambie rápidamente y peine mi cabello dejándolo suelto con un listón azul que combinaba con la blusa. Definitivamente Alice pensaba en todo.
Cuarenta y cinco minutos después estábamos los cuatro en el porche de la casa. Ben había venido por Angela los cuales no nos acompañarían y Emmett se encontraba en la casa por ciertas necesidades humanas. Al frente de la casa solo estaba en Jeep de Emmett y el Volvo de Edward. Yo camine hacia el Jeep pero Alice llego con Rosalie corriendo antes que yo.
—Jasper ¿puedes ayudar a Rose a subirse en la parte de enfrente? Tú y yo nos iremos en la parte de atrás —le dijo Alice.
— ¿Y yo donde iré? —pregunte sabiendo que no cabían más de cuatro personas en el Jeep— ¿en el techo?
—Ah no, en el Volvo de Edward —se encogió de hombros y Jasper la ayudo a subirse al Jeep y después desapareció el en el interior.
Escuche la estruendosa risa de Emmett quien venia acompañado de Edward. Vestía unas bermudas azules y una camisa blanca cerrada con un solo botón, lo cual dejaba ver su blanco pecho al descubierto. Su cabello estaba despeinado y traía unos lentes oscuros.
—Mantén tus manos en la palanca de velocidades —sentencio mi hermano a Edward para después reírse y subirse al Jeep. Arranco el auto y los vi alejarse.
—Prometo que manejare a la velocidad establecida —dijo Edward mientras me abría la puerta del copiloto.
No dije nada solo subí al auto. Todo el camino hacia la Push estuve mirando por la ventana. No me atrevía a mirar a mi izquierda para encontrarme con Edward. Aun me sentía incomoda por lo que había pasado la noche anterior. Mantuvo su promesa de no exceder la velocidad establecida, aunque pude notar su molestia con eso una vez que llegamos a la playa.
El sol se reflejaba en el mar, dándole un color azul con destellos blancos. Una vez que llegamos mis tres amigos y mi hermano estaban sobre unas toallas tomando el sol.
—Por fin llegaron ¿Por qué tardaron tanto? —pregunto Rose alzando una ceja.
—Traía conmigo a la señorita que se resiste a ir más de 20 k/h —se burlo Edward.
—Vamos a nadar —Alice se puso de pie, se quito la blusa y el short quedando en un traja de baño negro, Rose la siguió, el de ella era rosa y solo de ver a ambas mi autoestima perdió 20 puntos. 10 por cada una.
—Vamos Bella —Rose me tomo de la mano y me arrastro hacia el mar.
—No, no —protesto Alice— que se quite la blusa y el short, son muy delicados y con el agua la tela se puede maltratar.
—No —me negué. Había visto como me quedo el traje de baño de Alice, ella era mucho más delgada que yo, por lo que la parte de abajo me había quedado algo ajustada y aunque yo no tenía un busto muy grande si era algo más que el de Alice por lo que el top se ajustaba bastante.
— ¿Quieres que lo hagamos nosotras? —Alice tomo el botón del short y lo abrió para después bajar el cierre.
—Si no fuera mi hermana, esta seria una escena muy excitante —dijo Emmett quien recibió un golpe de parte de Edward.
Puse los ojos en blanco, era imposible discutir con Alice y me quite el short y el top, y amarre mi cabello con el listón. Sin voltear hacia donde estaban los chicos camine junto a mis amigas hacia el mar.
—Mi hermano no te quita la mirada de encima.
—Estas equivocada, seguro mira a Rosalie.
—No, a ella la mira Emmett, y a mi Jasper —comenzó a dar saltitos y lo saludo con la mano en alto.
—Y si sigues saltando así harás que le de un paro y no precisamente cardiaco —se burlo Rosalie y ambas estallamos en risas. Alice se ruborizo y detuvo los saltitos.
Entramos al agua y estuvimos jugando y platicando un rato hasta que nuestros estómagos nos avisaron que no habíamos desayunado. Salimos del agua y fuimos hasta donde se encontraban los chicos platicando. Tome mi toalla y empecé a secarme, me solté el cabello y olvide volver a ponerme la blusa y el short así que me quede solo con el traje de baño.
Comimos unos sándwiches que Alice y Rose habían preparado junto con unos refrescos. Después Alice me alejo un poco.
— ¿Qué pasa Alice?
— ¿Has notado como se ven tu hermano y Rose?
—Si
—Se me ocurrió algo, voy a pedirle a Jasper que vayamos a pasear por la orilla por aquel lado, y tú le pides a mi hermano que te acompañe también pero por este lado, así los dejamos solos.
—Alice no creo que…
—Por favor, por favor, por favor, ¿no te gustaría ver juntos a Rose y a Emmett? —había dado en el punto, además de ponerme esa carita de perrito moribundo a la cual no me pude resistir.
—Esta bien, vamos a dar un paseo.
Regresamos con los chicos y Alice le dijo algo al oído a Jasper y se levanto.
— ¿A dónde van? —pregunto Edward
—A caminar —contesto Jasper— regresamos al rato.
—Jasper…
—Edward no empieces —Alice lo interrumpió— volvemos más tarde.
—Ya vimos quien lleva los pantalones en casa —se burlo Emmett cuando vio que Edward no le respondió a Alice.
—Oh vamos Emmett, ¿de que te ríes? —le dijo Rosalie— tú haces lo que Bella quiere.
—No es cierto —se defendió Emmett.
— ¿Ah no? ¿Recuerdas el cumpleaños numero ocho de Bella? —Rose sonrió maliciosamente, sabia a lo que se refería.
—No digas nada Rosalie —amenazo Emmett.
—Yo quiero saber —dijo Edward— dime Rosalie, ¿que hizo Emmett?
—Bella quería a Winnie Pooh en su fiesta, pero el show que Reneé contrato tenia un compromiso ese día y no pudo ir. Bella le pidió a Emmett que se vistiera como Pooh y su hermano lo hizo. Salio con pintura amarilla en todo el cuerpo, con unos boxers amarillos y una blusa de Reneé roja.
A estas alturas Edward y yo estábamos riéndonos a carcajadas, mientras Emmett asesinaba con la mirada a Rose.
—Me hubiera gustado verlo —dijo Edward aun muerto de la risa.
—Tenemos fotos y video —le dije— cuando quieras puedes verlas.
— ¡Bella! —grito mi hermano y me reí más fuerte, Emmett se levanto y empezó a caminar hacia el lado contrario por donde Alice y Jasper se habían ido.
—Creo que se molesto —dijo Rosalie apenada
—Será mejor que vaya con el —dije intentando levantarme
—No, yo voy, yo conté su penosa historia, ahorita regresamos.
Rosalie se levanto y camino detrás de Emmett dejándonos a Edward y a mí ya un poco más tranquilos y en un silencio incomodo, sentía su mirada sobre mí pero no quería voltear a verlo. Sentí unos pasos detrás de nosotros y me gire cuando escuche mi nombre.
— ¿Bella?
Ahí estaba Jacob, mi mejor amigo al cual no había visto desde que me había confesado sentir por mi algo más que un cariño de amigos. Abrí los ojos de sorpresa y alegría. Me levante rápidamente y lo abrasé sin pensar.
— ¡Jacob! Que gusto verte de nuevo, ¿Qué haces aquí? —pregunte sin pensar en la obvia respuesta.
—Aquí vivo ¿recuerdas? —contesto sin quitar su mano de mi cintura— Bella te ves… hermosa.
—Gracias —baje la mirada un poco incomoda, escuche a Edward aclararse la garganta detrás de mi, voltee y lo presente.
—Oh, Edward el es Jacob Black mi mejor amigo —remarque la palabra amigo— y Jake el es Edward Cullen un amigo y también mi profesor.
Edward le estiro la mano con una sonrisa de burla en su rostro que no comprendí, Jacob lo dejo con la mano estirada.
— ¿Cuál es el chiste Cullen? —pregunto Jacob molesto.
—No es nada importante —Edward bajo la mano sin dejar de sonreír.
—Edward ¿de que te ríes? —pregunte un tanto molesta y curiosa.
—Bueno si tanto insistes, ¿recuerdas ese perro que mencione al cual Alice lo asesino con su comida? —asentí— era un perro café, grande y con el pelo desordenado. Se llamaba Jacob y de cariño le decíamos Jake.
Su hermosa sonrisa se extendió por su rostro intentando esconderla un poco, yo no me aguante y me reí bastante fuerte, era curioso que su antiguo perro se llamara como mi amigo y que verlo se lo haya recordado. Entonces me di cuenta que Jake había formado puños con sus manos y estaba respirando agitadamente.
—Que bueno que te resulte gracioso Bella —me dijo en un tono frió y cortante— quizás yo compre una araña y le ponga tu nombre.
Mi boca formo una O sorprendida y dolida por sus palabras, es cierto yo me había reído, pero jamás fue mi intención compararlo con un perro.
—Cuidado en como le hablas —sentencio Edward.
—Déjalo Edward —me puse entre los dos ya que se acercaban y los puños de Jacob se veían cada más vez más tensos— si quiere compararse una víbora y ponerle Bella me da igual, como todo lo que el hace.
No supe por que le conteste de esa manera. Sabía que le dolería. Vi que dejo de empuñar sus manos pero no me arrepentí de lo que dije.
—Bella no quise decir que…
—Déjalo así Jacob, nos vemos luego, vamonos Edward —lo tome del brazo pero no lo moví ni un centímetro, aun veía fijamente a Jake, entonces entrelacé mis dedos con los suyos y reacciono, camino junto a mi hasta alejarnos de Jacob.
Llevarlo así de la mano me hizo olvidar el incidente con mi amigo. No me molestaba, pero si me entristecía, yo sabia que Jacob a veces decía cosas que no quería, como aquella vez que dijo "prefería verme muerta" ya no recuerdo ni por que fue, pero si sus palabras. Pero hoy, aquí, junto a Edward eso parecía tener menos importancia, iba de su mano caminando por la playa. Seguimos en silencio hasta llegar a unas rocas donde el se recargo y me abrazo cuando vio mis ojos un poco humedecidos.
—Lo siento, no fue mi intención insultarlo —sus brazos se tensaron a mi alrededor— y el no debió tomarla contra ti.
No tenia cabeza para pensar, estaba en sus brazos y nada más importaba, cerré los ojos e inspire su aroma, era embriagador y sin lugar a dudas, jamás lo encontraría en una loción, era su aroma natural, tan dulce y varonil. Recordé como respirar y conteste.
—Se molesto conmigo por que… el me ve como algo más que una amiga, por eso lo molesto que yo me burlara, además es su culpa ser tan amargado —sonreí al recordar la sonrisa en el rostro de Edward.
—No lo culpo —dijo Edward aprentandome más contra el con un brazo y con la otra mano alzo mi rostro para mirarlo— sentir algo por ti y saber que no le correspondes debe ser muy… frustrante.
No quise pensar en lo que quiso decir en ese momento. Tampoco podía, me estaba viendo con esos ojos verdes que tanto me gustaban, y me abrazaba como si no quisiera dejarme ir nunca. Esto estaba mal, el era mi profesor, aunque el punto de mayor gravedad era que estaba casado. Puse mis manos en su pecho con la intención de alejarme un poco, pero el no lo permitió y acerco su rostro al mío.
Sentí su aliento chocar contra mis labios, era igual de enloquecedor como su aroma y entonces me deje llevar, deje que me embriagara con su aroma y su aliento, deje que me apretara más contra su cuerpo. Si me iba a besar… que así fuera.

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Neofito
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Capitulo 6: Ignorada
Edward POV
Después de escuchar la historia de mi amigo vestido de Winnie Pooh Bella y yo nos quedamos solos en completo silencio. Yo no podía apartar mi vista de ella, ese traje de baño se le ceñía al cuerpo y resaltaba sus caderas, subí mi vista pasando por su blanco y plano abdomen para llegar al busto el cual resaltaba con el tono azul de la tela. Finalmente llegue a su rostro, esos labios rosados apenas entreabiertos que parecían invitarme a cerrarlos con los míos, y sus ojos cafés que miraban fijamente el mar. Aparte mi mirada ya que lucia incomoda y era lo que yo menos quería.
— ¿Bella? —escuche una voz masculina detrás de nosotros, ambos nos giramos y vi a un chico moreno y alto, de cabello oscuro y largo que miraba a Bella deslumbrado como si acabara de ver el sol.
— ¡Jacob! Que gusto verte de nuevo, ¿Qué haces aquí? —Bella se puso de pie inmediatamente y se le lanzo a los brazos, lo cual hizo despertar algo en mí, peor que aquella vez que Newton la invito a salir, me puse de pie detrás de Bella esperando que ese chico la soltara.
—Aquí vivo ¿recuerdas? —contesto sonriendo pero no quitaba las manos ni la mirada del cuerpo de mi Bella, momento, ella no era mi Bella— Bella te ves… hermosa.
—Gracias —Bella bajo la mirada pero ese tipo no la soltaba así que decidí no ser ignorado y me aclare la garganta para que ese chico se enterara que yo estaba con Bella.
—Oh, Edward el es Jacob Black mi mejor amigo —note que remarco la palabra amigo y una sonrisa casi inadvertida se formo en mi rostro— y Jake el es Edward Cullen un amigo y también mi profesor.
Estire la mano tratando de contener mi sonrisa al recordad la ultima mascota que Alice había tenido, casualmente ella había insistido en ponerla Jacob, y todos los demás le decíamos Jake hasta que Alice decidió asesinarlo con su comida.
— ¿Cuál es el chiste Cullen? —pregunto Jacob un tanto molesto dejándome con la mano estirada.
—No es nada importante —baje la mano, pero no pude dejar de sonreír.
—Edward ¿de que te ríes? —pregunto con un tono molesto y desesperado, me vio atravesándome con esos ojos que cada momento me gustaban más y decidí hacerle saber mi gracia.
—Bueno si tanto insistes, ¿recuerdas ese perro que mencione al cual Alice lo asesino con su comida? —ella asintió mientras yo la miraba, jamás vi la reacción de chico— era un perro café, grande y con el pelo desordenado. Se llamaba Jacob y de cariño le decíamos Jake.
Intente esconder la sonrisa, no quería de ningún modo que esto resultara insultante para el chico, solo era una coincidencia que se llamaran igual y que su aspecto me lo recordara, Bella rió fuertemente inundando mis sentidos con su musical sonrisa. Fue entonces que mire al chico el cual respiraba agitadamente y sus manos estaban cerradas en puños.
—Que bueno que te resulte gracioso Bella —su voz sonó fría al dirigirse a Bella— quizás yo compre una araña y le ponga tu nombre.
Esa era una reacción que jamás me espere, yo era quien lo había insultado, por más amigo que fuera de Bella, no tenía derecho a hablarle así a una mujer y menos a ella.
—Cuidado en como le hablas —le dije dando un paso hacia el, mirándolo fijamente.
—Déjalo Edward —Bella se puso entre los— si quiere compararse una víbora y ponerle Bella me da igual, como todo lo que el hace.
Su voz sonaba dolida pero seria y fuerte.
—Bella no quise decir que…
—Déjalo así Jacob, nos vemos luego, vamonos Edward —Bella paso a mi lado, pero yo no quite la vista del chico, me había molestado bastante con su reacción hacia Bella y deseaba partirle la cara, entonces sentí la calida mano de Bella sobra la mía y la mire. Había entrelazado sus dedos con los míos y empecé a caminar junto a ella.
No se cuanto tiempo caminamos por la orilla, el tiempo parecía no tener sentido cuando llevaba a Bella a mi lado de la mano, vi una rocas y la dirigí hasta ellas, puse mi espalda contra la piedra más grande y ella quedo frente a mi. Note sus ojos un poco rojos y humedecidos, ese estúpido la había hecho sentirse mal. Un impulso me llevo a tomarla entre mis brazos y abrazarla fuertemente, sus manos se posaron sobre mi espalda y las mías bajaron a su cintura.
—Lo siento, no fue mi intención insultarlo —apreté mis manos para tenerla más cerca— y el no debió tomarla contra ti.
Inspire el aroma a fresas que emanaba su sedoso cabello, sentí como si miles de iones eléctricos pasaran por mi cuerpo al sentir su calida piel contra mi pecho el cual estaba descubierto por la camisa desabotonada.
—Se molesto conmigo por que… el me ve como algo más que una amiga, —eso era peor, si al chico le interesaba Bella, ¿Cómo le hablaba así?— por eso le molesto que yo me burlara, además es su culpa ser tan amargado.
—No lo culpo —dije acercándola más a mi cuerpo, no quería dejar ni un centímetro de distancia entre los dos, deje una mano en su cintura y con la otra levante su rostro para ver esos ojos cafés— sentir algo por ti y saber que no le correspondes debe ser muy… frustrante.
Dije lo que sentía en realidad, yo estaba empezando a sentir cosas pro Bella que jamás había sentido por ninguna mujer, y estaba seguro que ella no sentía lo mismo. Me acerque peligrosamente poseído por el color rojo de sus labios, sentí su dulce aliento en mi rostro y su respiración que se hacia más y más agitada, subió sus manos a mi pecho e intento inútilmente alejarse pero no la deje. Al contrario la acerque mucho más y roce mis labios con los suyos.
Se sentían calidos y suaves. Nuestros labios se amoldaban como si estuvieran hechos para solo besarse entre ellos. empecé a mover mi boca contra la de ella, la sentí estremecerse entre mis brazos y puse ambas manos en su cintura de nuevo. Sus brazos rodearon mi cuello y levanto más el rostro para permitirme más acceso a su boca. Pase mi lengua por sus labios entreabiertos pidiendo permiso para entrar y ella me lo concedió abriendo más su boca. Explore con mi lengua la suya la cual parecía tímida. Oí un suave gemido salir de su boca y perderse en la mía, pero no se separo. Sus manos jugaban con mi cabello mientras yo sentía su piel arder bajo mis manos.
Estaba completamente perdido en ese beso cuando una voz me saco de mi más hermoso sueño.
— ¡Emmett! No seas infantil —escuche la voz de Rosalie muy cerca.
Bella se separo asustada y note ese rubor hermoso en sus mejillas, se dejo caer en la arena y con su temblorosa mano empezó a jugar con los granos de arena. Detrás de las rocas apareció Emmett seguido de Rosalie.
—No debiste contar nada —grito Emmett.
— ¡Supéralo! Tenías doce años. Pero por que me sorprende si sigues comportándote igual y además…
Deje de escuchar su absurda conversación y me concentre en Bella quien seguía en la arena, me senté a su lado y entonces ella levanto su vista hacia mi.
—Bella, yo… lo… —no sabia que decir, me había encantado y quería repetirlo una y otra vez— yo lo siento, fue un error.
— ¿Un error? —su voz me pareció dolida— si, claro, lo se, será mejor que lo olvidemos y jamás se vuelva a repetir.
Sus ojos se miraban brillosos por las lágrimas que se habían juntado, pero yo no me podía permitir jugar con ella. Yo estaba enamorado de Tanya, Bella solo era atracción física y no tenia derecho a jugar así con ella. Yo siempre había sido un caballero y no iba a hacerla mía para después dejarla, no se lo merecía y Tanya tampoco. Yo me había casado con la idea de que era para toda la vida, me case enamorado de Tanya, aunque ella nunca había sido capas de despertar en mi lo que Bella había logrado con tanta facilidad.
Nos habíamos sumido en un silencio incomodo, yo no sabia que más decirle y ella miraba fijamente el mar. La risa de Alice se escucho y Jasper venia tras ella.
— ¡No! —Alice se detuvo de repente— será mejor que nos vayamos, empezara a llover en unos minutos.
— ¿Cómo lo sabes? —pregunto Emmett sorprendido.
—Oh, yo lo se todo —dijo con una modestia que le destilaba por los poros
—Wow, a ver, ¿Qué ves en mi futuro? —pregunto Emmett extendiéndole la palma de la mano.
—Yo no necesito leer la mano —dijo Alice sonriendo.
— ¿La planta del pie? —Emmett levanto el pie hasta la altura de Alice, que no era mucha.
—Eres asqueroso —chillo Alice golpeando el pie— yo no necesito nada de eso, yo solo lo veo. Y veo una mujer, rubia y dos niños, gemelos.
Alice empezó a dar saltitos, después me miro a mí y me guiñó un ojo.
—Será mejor que vayamos a recoger las cosas y nos larguémonos de aquí —Bella se puso de pie y empezó a caminar hacia donde antes habíamos estado.
— ¿La mordiste o por que se puso así? —pregunto Alice divertida.
—No la mordí —gruñí.
—Pero estuviste a punto, si Emmett no se hubiera acercado, la hubieras mordido.
Maldito duende vidente. Cada día me convencía más de que mi hermana estaba loca.
—Alice, tu vienes conmigo, Bella se ira en el jeep con su hermano.
—Pero yo quiero ir con Jasper.
—Entonces Jasper se viene con nosotros.
—Pero es que yo creo que Bella y tu…
— ¡Basta Alice! Deja de jugar a cupido, entre Bella y yo no pasara nada, y lo que paso es tan incomodo para ella como para mi. Si no te gusta Tanya como mi mujer lo siento mucho, pero deja de meterte en mi vida.
Le di la espalda y camine directo hasta mi Volvo, estaba enojado conmigo mismo por llevar tan lejos las cosas con Bella y me había desquitado con mi hermana. Ya después le pediría perdón.
Emmett subió las cosas al jeep y ayudo a Rosalie a subirse, después aparecieron Alice y Jasper solos, Bella no se miraba por ningún lado. Jasper ayudo a Alice a subirse al jeep y después de subió el.
—Y…
—Bella se quedo con un amigo —me dijo Jasper antes de que yo preguntara— el la llevara más tarde a su casa, nos vemos allá.
— ¡Amargado! —escuche gritar a Alice cuando arranco el jeep.
Yo me quede de pie intentando localizar a Bella y llevarla conmigo de regreso a Forks, si, estaba celoso de que se quedara con Jacob, pero después lo pensé mejor. Si ese chico estaba interesado en Bella, esto seria lo mejor, que ella encontrara un hombre que la amara, no que solo la deseara como yo.
Bella POV
Estaba recogiendo las cosas para regresar de una vez a casa. Encontré mi blusa y mi short y me los puse, empezaba a refrescar y algunas nubes ya tapaban el sol. Buscaba mi celular cuando una mano morena me lo entrego.
—Bella… —Jacob estaba frente a mi con la cara de arrepentido, vi en sus ojos ese amigo, mi Jacob, el que fácilmente podía gustarme, aunque no como el quería— lo siento.
—Esta bien Jacob, no será la primera vez que metes la pata, además yo también me burle de ti.
—Tu no, fue ese tipo —su rostro se tenso y después cambio a ser amable de nuevo— te invito a comer.
—Es que vine con ellos Jacob y…
—Ve, no te preocupes por nosotros —dijo Alice, y luego susurro— esto le servirá y hará que se le retuerza el hígado.
— ¿perdón? —pregunte.
—Que nosotros comeremos hígado —Alice se encogió de hombros— quédate, estoy segura que este chico te regresara sana y salva a tu casa.
—Por supuesto, la cuidare más que a mi vida —sonrió Jacob y me hizo sentir algo incomoda, pero la verdad no moría de ganas de regresar a Forks sentada junto a Edward, así que decidí quedarme.
Mi hermano y mis amigos desaparecieron y Jacob me llevo a su casa, ahí estaba Billy quien me recibió con los brazos abiertos. Comimos y conversamos, era como sentirse en casa, había pasado miles de tardes en casa de Billy. La noche y la lluvia aparecieron. Jacob me presto una de sus chamarras, me sentí calientita y cómoda, la olí y me de di cuenta que no se asemejaba nada al olor tan natural de Edward, el de Jacob era agradable, pero el de Edward era simplemente encantador. Pero ¿Por qué estaba comparando el aroma de Jacob con el de Edward? Quizás ese beso me había dejado más confundida de lo que pensé.
—Y entonces…
— ¿Qué?
—Ese tal Edward y tú son…
—Alumna y profesor.
—Que suertuda, yo siempre quise salir con mi profesora del jardín de niños y jamás lo conseguí —se burlo Jacob.
—Es hermano de Alice, y fuera de la universidad no es nada mío, salimos a dar un paseo nada más.
—Pero estabas sola con el —note que apretaba el volante, dejando ver los nudillos blancos por la presión.
—Jacob, Edward es… —el simple hecho de pensar en la palabra me daba escalofrió, me mordí el labio.
— ¿Es que? ¿Gay?
Me reí por su supocisión, creo que seria un desperdicio y un delito que un hombre como Edward fuera gay.
—No, no es gay, esta casado —escupí la ultima palabra.
—Oh, se ve muy joven.
—Si, pero supongo que le llego la locura como a Charlie y Reneé. Allá el, no me interesa.
Voltee hacia la ventana para que Jacob no notara las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. Recordé las palabras de Edward 'fue un error'. Para el si, pero para mi, había sido mi primer beso, jamás había sido besada por nadie, y el lo había hecho de una manera que de ningún modo olvidaría, para mi no había sido un error. Suspire al recordar la sensación de sus labios contra los míos, algo que nunca volvería a sentir, algo que estaba segura ningún otro hombre iba a ser capaz de despertar en mi. Mi estomago se lleno de mariposas que intente hacer desaparecer, no estaba bien que pensara en eso. Tenia que olvidar lo que Edward me hacia sentir. Esto era simplemente imposible.
—Llegamos —la voz de Jacob me saco de mis pensamientos
—Gracias, me la pase muy bien —le di una sonrisa sincera y baje del auto. Entre a mi casa, Emmett y mi papá estaban cenando, les di las buenas noches y subí a mi cuarto. Me di una larga ducha y llore.
Aunque no quería no pude evitar que las lagrimas salieran mientras recordaba lo grandioso que había sido mi día, para terminarlo con tres simples palabras 'fue un error'. quería gritar, quería dormir, quería esconderme en mi cama y no salir jamás. quería no verlo de nuevo. Y quería en ese momento tenerlo junto a mí.
Con los ojos hinchados me fui a la cama y me perdí en mi sueño intentando no recordar más, pero no fue así, pues hasta en mi sueño lo vi de nuevo.
O.o.O.o.O.o.O
El lunes había llegado aun cuando desee que no lo hiciera. El domingo había estado metida en mi casa haciendo tareas y hablando con Angela de lo maravilloso que lo había pasado con Ben, a veces me daba envidia, yo quería encontrar a ese hombre que me hiciera sentir lo que Ben causaba en Angela. Me pregunto varias veces que me pasaba, pero no sabia si contarle mi experiencia con mi primer beso, me avergonzaba decirle que nuestro profesor había sido el autor.
Llegue en el jeep de mi hermano, se estaciono y vi el Volvo de Edward a tres carros de distancia. El corazón empezó a palpitarme como loco. Me dirigí a mi salón y el ya se encontraba sentado en su escritorio leyendo. Pase junto a el para ir a mi asiento pero no levanto la vista hasta que el reloj marco las 8 en punto.
Dio la clase y nos dejo un trabajo sobre los escritores de 1800. A lo largo de toda la clase se dedico a caminar entre las mesas de la derecha, alejado de la mía, tampoco me miro y mucho menos me dio la palabra.
Así pasaron los días, en su clase el no me miraba, no me hablaba, no había ido a su casa desde aquel beso y cuando nos encontrábamos en el estacionamiento se despedía con un seco 'adiós'. Me sentía ignorada y eso me dolía y me hacia enojar. Yo sabia que las cosas iban a cambiar después de aquel beso, pero no tenia por que tratarme como si yo no existiera.
O.o.O.o.O.o.O
Casi mes después las cosas seguían igual, salvo por la situación en que Rosalie seria la capitana de porristas y estaba convenciéndome de participar.
—Bella por favor —era la décima vez que me lo pedía.
—No Rosalie, sabes como soy con mi coordinación, de hecho creo que la olvide al nacer y no la traje conmigo.
—Nosotras te ayudaremos —hablo Alice— solo serán unos bailes, nada de piruetas ni cargas.
—Yo no bailo Alice.
—Si bailas y lo haces muy bien —el tono de Rosalie ya mostraba molestia.
—No —dije firmemente
—Esta bien, no insistiremos más —dijo Rose— por hoy, oye Bella, ¿Cómo celebraras tu cumpleaños?
—No lo celebrare
— ¡¿Qué? —Alice me miro como si acabara de confesar un grave delito— ¿Cuándo es?
—Mañana —me encogí de hombros.
—Es muy poco tiempo, solo me dará tiempo de organizar algo sencillo y…
—Alice, no me gustan las fiestas ni los regalos, así que no organices nada, ni compres nada, ¿entendido?
—Claro como el agua —sin embrago esa sonrisa que tanto me asustaba se cruzo por su rostro.

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Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 7: ¡Feliz Cumpleaños!
Edward POV
—Puedes quedarte quieta dos segundos —la desesperación comenzaba a terminar conmigo. Mi hermana llevaba toda la tarde subiendo y bajando las escaleras, hablando por teléfono y pidiendo infinidad de bebidas.
Alice me ignoro y siguió con sus llamadas, desde aquella vez que le pedí que no se metiera en mi vida no me hablaba.
— ¿Cuándo me vas a hablar de nuevo? —Alice se sentó en el sofá con la agenda de mi padre ignorándome— ¡Alice!
—Hasta que tu le hables de nuevo a Bella.
Marco un número y pregunto por algunas bebidas.
—No… solo cerveza… ¿edad legal para beber? Si tengo 18… ¿21? No sabia —levanto la vista y me miro— espere un segundo… haga el pedido a nombre de Edward Cullen… bien... si… gracias.
—Ni lo pienses, no me hablas, no ayudare.
—Edward por favor, mañana es el cumpleaños de Bella y le haré una fiesta, ¿no se la vas a arruinar también verdad?
— ¿Bella cumple años mañana? —pregunte, Alice rodó los ojos.
— ¿Qué parte de 'mañana es el cumpleaños de Bella' no entendiste? Deberías levantar tu trasero de ahí y comprarle un regalo, oh no muy caro no le gustan, deja de portarte como un estúpido, lo que paso tarde o temprano iba a suceder, ustedes están hechos el uno para el otro, solo lo veo, no preguntes por que pero lo se.
Alice se levanto y me dio un beso en la mejilla.
—Estas perdonado —me sonrió— mañana antes de que vayas a la escuela vendrán a dejar la cerveza, la recibes tu.
Le devolví la sonrisa, adoraba a ese duende que hacia llamarse mi hermana, pero sonreía también por que mañana hablaría con Bella de una vez por todas.
Bella POV
Me despertó la luz del sol, los rayos luminosos entraban por mi ventana dando de lleno en mi rostro. Me levante algo animada, muy pocas veces salía el sol en Forks y había que disfrutarlo. La ultima vez, un mes atrás, había sido el mejor día soleado de mi vida. Suspire intentado, en vano, alejar ese pensamiento de mi cabeza. Me concentre en el día de hoy, era mi cumpleaños y eso era malo. No me gustaba festejar mis cumpleaños, no me gustaban las fiestas, ni las sorpresas, mucho menos que alguien gastara dinero en comprarme un regalo.
Me levante de la cama y mire por la ventana, el cielo estaba completamente despejado, no había una sola nube y la temperatura era agradable. Baje la mirada del cielo y me quede sin aire al ver el Volvo de Edward estacionado frente a mi casa, tuvo que llegar en el momento en que mi vista estaba puesta en el cielo azul, entonces mi corazón volvió a latir con normalidad cuando vi a Alice bajar del auto sola. Mire el reloj y vi que aun quedaba una hora para la escuela.
—Buenos días Emmett —escuche la musical voz de Alice— ¿esta Bella?
Obvio. ¿Donde estaría yo a las 7 de la mañana en viernes?
—Si, esta en su cuarto, subiendo la ter…
—Lo se, gracias.
Escuche tres golpes en mi puerta, quería esconderme de la pequeña Alice pero no tenia otra opción más que saltar por la ventana con muchas posibilidades de terminar con un brazo y una pierna rora y por que no… una contusión cerebral.
—Adelante —dije con un suspiro de resignación.
— ¡Feliz cumpleaños! —Alice salto dentro de mi habitación abrazándome con una fuerza increíble para su tamaño— hoy será un gran día. Oh Bella, una no cumple 19 años todos los días.
—Gracias Alice, pero hoy será un día como cualquier otro, por cierto… ¿Qué haces aquí?
—Vine por ti, y además quise ayudarte con tu ropa.
— ¿Ayudarme a que?
Alice se acerco a mi closet y saco uno de los pantalones que habíamos comprado aquella vez y una blusa azul sin mangas y con un escote discreto.
—Ponte eso —me aventó la ropa— no pierdas tiempo, aun tengo que trabajar con tu cabello
— Alice no le harás nada a mi cabello, ya te lo dije es un día como cual…
—Bella —sus ojos parecían de un color verde oscuro— podemos hacerlo por las buenas o por las malas y yo te recomiendo la primera opción.
Como si fuera yo un robot obedeciendo órdenes, me levante de la cama y entre al baño para cambiarme. Al salir Alice me esperaba con un cepillo y una plancha para el cabello, lo alacio más de lo que ya era, me puso un poco de maquillaje, rimel natural en las pestañas y un poco de brillo labial. Una vez lista bajamos a la cocina, donde Emmett se encontraba desayunando.
—Hermosa —dijo mi hermano al verme, podía decir que esta vez su voz no llevaba ninguna nota de burla— feliz cumpleaños.
—Gracias.
—Em, yo llevare a Bella a la escuela, también la traeré a casa de regreso, y por la noche iremos a cenar.
Yo la mire con una ceja levantada. Esta chica tenía todo el día planeado y yo no sabia nada.
—Perfecto —dijo Emmett dándole un trago a su jugo.
—Pero Alice… es que pensaba pasarlo con mi hermano y mi papá, tu sabes es mi cumpleaños y…
—Bella no te entiendo, dijiste que no te gustaba celebrar —dijo Alice mirándome como si tuviera tres ojos— así que Rosalie, tu y yo nos iremos esta noche a cenar, adiós Em.
Suspire resignada, mi vida parecía estar planeada por Alice y yo no podía hacer nada, más que decirle que si a todo. Salimos de la casa y subimos al volvo, no quise preguntar por que lo manejaba ella y no su hermano, no quise parecer interesada en Edward. El interior del auto tenia impregnado el aroma de el, así que camino a la universidad me dedique a inhalar esa esencia embriagadora.
Llegamos a la escuela en menos de diez minutos, fuimos juntas a clase de español, donde Jasper me felicito discretamente, el sabia que no me gustaban las felicitaciones muy ostentosas. La hora de la comida llego y Rosalie intento convencerme de nuevo de ser porrista, le prometí ir el lunes a su clase de deportes con mi hermano para ver si me animaba, algo que yo sabia jamás haría.
Mi última clase del día era literatura, quería saltarme la clase e ir a mi casa, pero también quería verlo antes de pasar dos días sin ver su maravilloso rostro. Entre al salón y me quede sin aliento, el corazón empezó a latirme desenfrenadamente. Sobre el escritorio había un oso de peluche pequeño color blanco con un globo rojo que decía 'Feliz cumpleaños' amarrado a una de sus patas. También había confeti sobre el escritorio y varias flores. Además todo el salón estaba decorado con globos
Entonces mis ilusiones se rompieron cuando Mike Newton apareció frente a mí.
— ¿Te gusto? —su sonrisa lucia esperanzadora.
—Si, es muy lindo —confesé. Y es que si me había gustado, pero pensé que era obra de otra persona, no de Mike.
—Espero que te gusten los peluches, no sabia que más regalarte.
Que tal la colección de libros de Beethoven, pensé.
—Si, gracias Mike.
Sentí unos pasos detrás de mi, que aun estaba de pie en el marco de la puerta, entonces la seductora voz aterciopelada confirmo mis sospechas.
—Con permiso señorita Swan —camine unos pasos hacia el frente, el paso a mi lado y arqueo una ceja el llegar a su escritorio— señor Newton ¿podría retirar su decoración de mi escritorio y tomar asiento?
Mike lo miro con cara de pocos amigos y quito el oso, dándomelo junto con el globo, sentí mi cara arder al caminar hasta mi asiento con semejante globo que parecía decir 'mírame'. Al pasar junto al escritorio, también pase junto a Edward quien esperaba que Mike terminara de quitar el confeti.
—Por cierto Swan —temblé de felicidad al escuchar que después de muchos días por fin me hablar de nuevo— felicidades.
Me decido esa sonrisa torcida que tanto me gustaba y me quede viéndolo a los ojos, solo asentí y seguí mi camino hasta mi lugar. Una vez que Mike termino, Edward se paro frente al salón con ese porte que solo el podía tener.
—Saquen una hoja y un lápiz, bajen todo lo demás —sonrió con malicia, y aun así se miraba hermoso— tenemos examen sorpresa.
Escuche quejarse a todos mis compañeros, yo obedientemente hice lo que pidió, a estas alturas esta de más decir que aunque me había ignorado por casi un mes, yo haría lo que el quisiera. Oh Dios, eso sonó muy atrevido. Me sonroje ante mi pensamiento y gire para ver a Mike cuando escuche que me nombraba.
—Pero profesor, es el cumpleaños de Bella —dijo, supongo queriendo retrasar el examen con motivo de mi nacimiento hace 19 años, como si fuera tan importante.
—Bien, señorita Swan, gracias el joven Newton, usted esta exenta, agréguelo como un regalo más de su parte —esta ultima frase me pareció llevaba un toque de enojo, pero no podía darme el lujo de pensar esas cosas.
Todos se quejaron y lanzaron bolas de papel hacia el asiento de Mike.
—No, gracias, con el oso es suficiente, prefiero hacerlo —respondí.
—Como usted guste.
Dicto un total de diez preguntas, las cuales, conteste de inmediato. Y salí de la clase antes que nadie para llevar mi vergüenza hasta el estacionamiento donde le saque el helio al globo y lo doble, quería tirarlo, pero si Mike se daba cuenta, me sentiría mal por eso, ya lo haría cuando llegara a mi casa.
Pero estaba en un gran error si pensé que iría a mi casa. Alice me llevo a la suya donde me dio un sencillo vestido azul, para mi gusto algo corto, también unos zapatos con poco tacón y cargo un poco más mi maquillaje, dio una nueva pasada con la plancha a mi cabello y lo acomodo en una media cola con algunos mechones sueltos.
—Alice si solo iremos a cenar no necesito ir así.
—No vayas a salir —me dijo Alice ignorando mi comentario— me voy a bañar, Rose no tarda en llegar.
— ¿Hablaban de mi? —la cabellera rubia de mi amiga apareció por la puerta vistiendo un sexy vestido rojo y zapatos a juego, con el cabello totalmente suelto y un poco rizado.
—Wow ¿A dónde iremos? —pregunte al ver que yo no era la única que iba demasiado arreglada a una cena.
No obtuve respuesta, Alice se baño y se arreglo con un vestido rosa que le llegaba a la mitad del muslo y unas zapatillas, peino cu cabello, pero al parecer era igual de rebelde que el de su hermano por que quedo igual con las puntas viendo en diferentes direcciones.
—Alice todo esta listo —dijo Rosalie una vez que regreso al cuarto.
—Bien —comenzó a dar saltitos— Bella, por favor, no te enojes, te quiero y por eso lo hice.
— ¿Qué hiciste Alice? —creo que ya tenia la respuesta.
Alice abrió la puerta de su cuarto donde me había tenido cautiva las ultimas horas, Rosalie salio tras ella y yo al final, al llegar a las escaleras confirme mis sospechas. La sala completa había desaparecido, convirtiéndose en una pista de baile. Globos en diferentes colores adornaban las paredes y el piso, al final había dos mesas, una tenia regalos y un pastel en tonos azules, y la otra estaba llena de bebidas. Cuando comencé a bajar las escaleras todos los presentes gritaron 'Felicidades' yo, obviamente me sonroje y sonreí tímidamente.
Al llegar al final de las escaleras reconocí a varios de mis amigos y compañeros que se acercaron a darme un abrazo, incluidos Angela y Ben que ya lo habían hecho por la mañana.
—Alice, te dije que no quería nada.
—Si, lo dijiste, pero no me importo —se encogió de hombros— además estoy segura que luego me lo agradecerás.
Me guiño un ojo y salio disparada por Jasper para luego irse a bailar. Vi a Rosalie bailando con un chico, al parecer era el capitán del equipo de fútbol. También vi a Mike, Jessica, Tyler y Lauren. Esta ultima no sabia que hacia aquí, desde que había llegado a Forks jamás me había dirigido la palabra, solo miradas de desprecio. Seguí buscando con la mirada lo que tanto me tenia nerviosa. Edward. No sabia si iba a aparecer por aquí, era su casa, pero si me había estado evitando tanto tiempo bien podía irse esta noche o llegar hasta que la fiesta terminara. Tampoco estaba Emmett.
—Ya llego —grito Alice en mi oído— corrió hasta la puerta y ahí en el marco apareció Jacob. Camine hasta ellos y recibí un gran abrazo.
—Jacob, ¡bájame! —grite sonriendo.
—Perdón, ¿Cómo te la estas pasando? —pregunto con esa sonrisa que tanto me gustaba.
—Mentiría si dijera que bien, tu sabes que esto de las fiestas y ser el centro de atención no es lo mío —suspire— pero no se lo digas a Alice, me torturara, pero pasa.
—Te traje un regalo.
—Jake ¿Por qué lo hiciste? Sabes que…
—No me interesa, lo vi e inmediatamente pensé en ti —me miro fijamente y un gruñido vino de atrás de mi, gire un poco y vi a Edward llegando con Emmett, supuse que el gruñido había venido de mi hermano, nunca le había gustado Jacob para mi.
— ¿Y que esperas para dármelo? —sonreí. Jake me extendió un paquete, lo abrí con cuidado de no amputarme un dedo con el papel y vi la última edición especial de Romeo y Julieta. Salte a sus brazos de nuevo—. ¡Me encanta! Gracias Jake.
Escuche otro gruñido y baje de los brazos de Jake, al voltear solo vi a Edward parado detrás de mi, Emmett ya no estaba, pero… era imposible que se hubiera molestado. Si el me iba a ignorar, yo también podía.
—Vamos a tomar algo Jake —tome de la mano a mi amigo y lo lleve a la mesa de bebidas.
Me pase casi toda la fiesta con el. Platicando de todo lo que no habíamos hablado en los últimos meses.
— ¿Y quien te invito?
—La niña de cabello oscuro, ¿es tu primita?
—No —reí— es una amiga.
—No pensé que tuvieras amigas tan pequeñas —sonrió— es muy agradable, me dijo que si venia le ayudaría bastante, pero no se que se refiere por que no me ha pedido nada.
— ¡Alice! —Escuche esa aterciopelada voz a mi lado— ya no tomes.
Vi pasar un borrón color rosa frente a mí y después la vi en los brazos de Jasper riendo tontamente. Edward suspiro frustrado. Si Alice sobria era hiperactiva, borracha no quería imaginármelo. Entonces sucedió lo que nunca me espere.
—Felicidades de nuevo Bella —me sonrió de la misma forma que esta mañana y sentí que mi corazón se detenía por un breve segundo.
—Gracias —respondí.
—Jacob —Edward hablo y mi amigo se puso serio— siento mucho lo que paso cuando nos conocimos, nunca fue mi intención faltarte al respeto.
—Disculpas aceptadas —Jake tardo más de dos minutos en responder, pero Edward sonaba tan sincero que se trajo su orgullo.
—Los dejo para que sigan platicando, por cierto… la cumpleañera me debe un baile —me guiño un ojo y se dio la media vuelta, me puse de mil colores y muy nerviosa.
Pasada la media noche los invitados comenzaron a irse, entre ellos Jacob, cerca de la una de la mañana estábamos solo nosotros seis.
— ¿Y tus papás Alice? —pregunto Rosalie.
—Se fueron a su noche de pasión mensual —Alice rió fuertemente— cada mes se van y nos dejan solos.
—Uy, entonces los años no pasan por Carlisle —mi hermano empezó a reírse por su comentario.
—Emmett cállate —lo regañe— oye ¿y mi papá?
—Me dijo que te dijera que la pasaras bien, que no te preocuparas por dejarlo solo, que seguro te hubieras aburrido con el, lo invite pero dijo que no estaba para estas cosas, yo le dije que no importaba que aquí estaría Edward que es igual o más serio y sin chiste que el pero no quiso.
—Gracias por todo tu discurso Em —rodé los ojos.
—Vamos a bailar —Alice se puso de pie y cambio la música poniendo Flightless Bird, American Mouth de Iron & Wine, tomo a Jasper y empezaron a bailar.
—Emmett ¿me ayudas a sacar otra caja de cerveza? —pregunto Rosalie.
—Claro —mi hermano camino hasta a cocina y Rosalie me guiño un ojo antes de hacer lo mismo.
— ¿Bailamos? —Edward me extendió una mano.
—Si quieres ahorrarte unos cuantos pisotones, seria mejor que no… yo no bailo.
—Uhmm… todo depende de quien te lleve al bailar —Edward tomo mis manos y las puso detrás de su cuello, me tomo por la cintura y me acerco a el, justo como aquella vez que me beso.
Empezó a moverse por la 'pista' improvisada con una elegancia que yo jamás lograría igualar. Nos movimos al compás de la música y lo sorprendente es que nunca lo pise. La música seguía sonando y nosotros moviéndonos cuando me di cuenta de que Alice y Jasper ya no estaban bailando, de hecho ya no estaban a la vista.
—Bella… —empezó Edward titubeando— quiero pedirte disculpas.
— ¿Por qué? —pregunte alzando una ceja.
—Por muchas cosas… primero por no haberte dicho que esta noche estas extremadamente hermosa —mi corazón empezó a latir fuertemente al escuchar esas palabras— segundo por haberte ignorado estos últimos días, lo hice por que pensé que seria una manera más fácil de mantenerme alejado de ti, pero ya no puedo, creo que ni yéndome del planeta lograría dejar de desear estar junto a ti.
Dejamos de movernos con la música, pero a mi me parecía que todo alrededor volaba, sus manos nunca abandonaron mi cintura, mi estomago se lleno de mariposas, el continuo…
—Tercero… por aquel beso, por haber dicho que fue un error cuando es lo más hermoso que me ha pasado, pero Bella… no puedo sentir esto —sentí que me desmayaba, me estaba confesando sus sentimientos— si te lo estoy diciendo no es por que espere nada a cambio de ti, yo se que no tengo derecho, yo no soy libre, y me arrepiento de haberme casado con Tanya sin antes conocerte a ti.
—Edward yo… soy muy egoísta y quizás también deseo que no te hubieras casado sin antes conocerte —las lagrimas empezaron a llenar mis ojos— pero… ¿Qué hago con esto? Yo también siento algo por ti y… esta mal.
—No esta mal… al contrario es maravilloso solo que…
—Prohibido —complete yo.
—Si, además imposible, mi condición no me permite ponerte a ti en esta situación y…
— ¿Y por que no me dejas decidir a mi? —no se de donde saque la fuerza para decir eso, y sobre todo para alzarme sobre la punta de mis pies para alcanzar sus labios, el simple roce me mando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo. El me acerco más a el y se inclino un poco para que sin esfuerzo alguno alcanzara mejor sus labios. Fue un beso tierno, sus labios de movían perfectamente con los míos, rozo su lengua como aquella primera vez para entrar a mi boca y se lo permití. Me deje llevar por el delicioso sabor de su boca, su lengua jugaba con la mía y en esta ocasión me permití hacer lo mismo olvidándome de todo. Nada más existía además de el y yo. Me transporte a una burbuja donde no había nadie, ni mi hermano, ni Tanya.
El corazón estaba a punto de salir volando de mi cuerpo, y sentí lo mismo con el de Edward al poner una mano sobre su pecho. Nos separamos para tomar aire, puso su frente contra la mi, traspasándome con esos ojos verdes, podía leer en ellos la sinceridad de sus palabras, me miraba como si no quisiera dejarme ir nunca y yo lo veía igual, si el aceptaba a mi no me importaría nada con tal de estar con el.
Quito sus manos de mi cintura y extrañe el contacto, saco de su chamarra una cajita negra y me la extendió.
—Oficialmente ya no es tu cumpleaños, pero más vale tarde que nunca —me sonrió y tome la cajita, la abrí y me encontré con un brazalete plateado con un corazón rosa colgando, brillaba demasiado y era hermoso.
—Oh —susurre— es… precioso —Edward tomo la cajita y lo puso en mi muñeca izquierda— ¿Cuánto gastaste? Si fue mucho, miénteme.
Se rió de una manera tan musical que la guarde en mi memoria con seguro. —No gaste nada, era de mi abuela, tengo muchas cosas que ella nos dejo a Alice y a mi cuando falleció, lo vi y pensé en ti, sobre todo por que por ahí me dijeron que no te gustan los regalos y menos si son caros.
—Al menos tu si me hiciste caso, gracias…
—Y Bella sobre nosotros…
La risa de Alice quien bajaba corriendo las escaleras nos impidió continuar, el pequeño borrón rosa tropezó y Edward la tomo en sus brazos para que no cayera, detrás de Alice venia Jasper también corriendo.
—Para la próxima tenemos que asegurarnos que lo más fuerte que tome sea agua de limón —dijo Edward y deposito a su hermana en brazos de Jasper.
—Me acosas Rosalie —Emmett apareció por el pasillo que daba a la cocina— me siento violado.
—No exageres, solo dije que me gustan tus ojos —Rosalie se detuvo y puso una mano en su cintura— ni en tus más locos sueños me veras a mi intentando algo contigo.
Con la otra mano hecho su cabello hacia atrás y camino hacia la puerta que daba el baño.
—Cierra la boca Em —se burlo Edward.
Entonces un ruido provino de la puerta y todos volteamos.
—No sabia que hoy festejáramos algo —una chica rubia estaba de pie en la puerta con una maleta a su lado— oh, amor ¿acaso esto es para recibirme?
La chica se acerco a Edward y le dio un beso en los labios que el no rechazo. Las lágrimas regresaron a mis ojos y comprendí todo. Lo único que hice fue salir corriendo de la casa.

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10♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 7:44 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 8: El prado
Edward POV
Sin esperármelo Tanya había aparecido por la puerta, era cerca de las dos de la mañana, jamás me lo espere, y menos que llegara de lo más cariñosa a besarme enfrente de Bella. Me quede completamente quieto cuando sentí sus labios sobre los míos, no quería comprar pero no pude evitar hacerlo. No se igualaban a los labios de Bella, los de Tanya eran fríos y no sentía ese mismo estremecimiento de antes. La separe y vi que Bella no estaba. Emmett salio por la puerta gritando su nombre.
— ¿Qué haces aquí? —pregunte sin despegar la vista de la puerta.
—Amor, te avise que hoy regresaba, se suponía que tendría que haber llegado por la tarde pero el vuelo se retraso.
— ¿Me avisaste? ¿Cómo? ¿Cuándo?
—Te mande un correo electrónico —su voz sonaba como si fuera lo obvio.
—Una llamada hubiera ayudado más, no he revisado mi correo en días.
—Pareces molesto por que regrese, deberías estar feliz y…
—No la alcance… —Emmett regreso respirando agitadamente— nunca la había visto correr así y menos con tacones ¿alguien sabe que le paso?
Yo lo sabia, pero no quería ser asesinado por el gigantesco hermano de Bella.
— ¿A quien? ¿Qué paso? ¿Dónde estoy? —Alice se pudo de pie de repente— ¡Tanya! ¿Cuánto tiempo?
— ¡Cuñada! Al menos tú te alegras de que haya regresado.
Entonces mi hermana empezó a reír como si estuviera poseída, se carcajeo varios minutos antes de volver a la compostura que su ebriedad le permitía.
—No estoy feliz de verte, yo decía que hace cuando tiempo que te fuiste, por que a mi me pareció muy poco sin tu molesta presencia ¿Por qué no te quedaste allá?
—Edward… —Tanya me llamo molesta— dile algo a la estúpida de tu hermana.
—Tanya esta borracha y que sea la ultima vez que la insultas ahora si me permites tengo que buscar a Bella.
— ¿Y quien es Bella?
—Es la mujer que Edward… —Alice empezó pero Jasper la tomo en los brazos repentinamente haciendo que mi hermana gritara.
—Luego te explico, adiós.
—Pero amor… acabo de… —Tanya hablo pero a mi no me importo, salí con Emmett detrás de mi.
— ¿Por donde se fue? —pregunte.
—Tomo camino a la carretera —Emmett se veía preocupado y molesto— no se por que se puso así y menos como se le ocurrió salir sola.
—No hay que perder tiempo, yo iré a buscarla en mi auto, tu ve en el tuyo, si la encuentras me marcas y si lo hago yo te llamo.
No espere respuesta, saque las llaves de mi Volvo y subí de inmediato. Arranque y salí por la carretera esperando encontrar a Bella. Entendía muy bien su reacción, yo acababa de decirle que no podía estar lejos de ella, y ella que la dejara decidir sobre esta situación y de pronto mi esposa aparecía. Simplemente debería sentirse fatal.
No muy lejos vi una figura pequeña moverse entre los árboles, me acerque más y la vi tropezar con algunas piedras, estacione el auto en medio de la oscuridad y me baje.
—Estúpido tacón —escuche que se quejaba.
—Bella…
—Vete —su voz sonaba fría.
—No me iré y dejare que te vayas sola, en la madrugada y vestida así —tan provocadoramente sexy, eso ultimo solo lo pensé.
—deberías regresar a TU casa con TU esposa que seguramente…
—No me importa ni mi casa ni Tanya… me importas tu —sus ojos por fin me regresaron la mirada, entonces la vi bien, se había quitado los zapatos, estaba un poco despeinada y el vestido tenia unas manchas oscuras supongo a causa de algunas caídas. Su piel relucía con la luz de la luna que esta noche brillaba como nunca. Me quite la chaqueta y la acomode en sus hombros.
—Sube, te llevo a casa.
—No quiero ir a casa —sus ojos se cristalizaron— mi papá se preguntara por que voy sin Emmett y el me cuestionara sobre por que actué así.
—Si quieres entonces puedes dormir en mi casa con…
— ¡No!
— ¿Entonces a donde pensabas ir?
—No lo se, a un lugar donde no fuera tan estúpida —se rió con una tristeza que me hizo abrazarla con fuerza, ella lloro contra mi cuerpo, temblaba, no se si a causa del frío o del llanto, pero no me gustaba verla así.
—Subamos al auto —se dejo guiar y la subí al auto del copiloto, camine alrededor del auto y para subir a mi asiento.
—Los zapatos —susurro Bella.
— ¿Cómo?
—Los deje tirados, si regreso sin ellos Alice me mata.
Sonreí que a pesar de todo se preocupara por no molestar a mi hermana, baje y tome los zapatos para después subir de nuevo al auto. Conduje en un silencio incomodo, no sabia que decirle, no podía prometerle dejar a Tanya por ella, no podía seguir al lado de Tanya si sentía esto por Bella, no me imaginaba regresando a casa donde ya estaba Tanya a quien antes había extrañado tanto y hoy me lamentaba por su regreso. Me sorprendí yo mismo una vez que llegue a la carretera que conducía a un lugar al cual iba cuando quería pensar o estar solo. Cuando me di cuenta seguí conduciendo, esto lo teníamos que arreglar Bella y yo esta misma noche y que mejor que estando solos en un lugar tranquilo.
Una vez que llegamos, saque el celular y le mande un mensaje a Emmett diciéndole que Bella estaba bien y que la llevaría a casa más tarde.
— ¿Me acompañas? —le pregunte. Ella no había despejado la vista de la ventana.
— ¿A dónde me trajiste?
—Es un sitio que descubrí hace algunos años, ¿confías en mí? —me miro con una sonrisa pintada en sus labios.
—Si —con eso fue suficiente para bajar del auto y abrir su puerta, se bajo y puso sus zapatos.
—No creo que sea buena idea, caminaremos un poco
—No puedo ir descalza
—Sube a mi espalda, yo te llevare
Mordió su labio inferior y bajo la vista al vestido.
—Será un poco incomodo por lo ajustado y…
Me acerque a ella y dejo de hablar, me gustaba hacerla sentir nerviosa, pase mi mano por su mejilla haciendo que tomara ese color sonrosado que tanto me gustaba, baje ambas manos a la falda del vestido y lo rasgue, hice lo mismo con el otro lado, vi a Bella quien miraba con los ojos completamente abiertos y el rostro más rojo aun.
—Problema resuelto —sonreí de lado y le di la espalda— ahora sube.
—Alice te asesinara —escuche el cierre de la chaqueta subir y después sentí su calido cuerpo sobre el mío.
—No será la primera vez que le rompo alguna prenda —comencé a caminar por el bosque lo más rápido que podía, me fue un poco difícil concentrarme con sus manos rodeando mi cuello y la calidez de sus piernas desnudas en mis manos, la brisa traía a mi cara sus cabellos castaños junto con ese aroma a fresas que despedía. El silencio de nuevo nos abrigo, solo el ruido de los árboles al moverse y mis pisadas, unos minutos después visualice una luz y supe que habíamos llegado.
— ¿Ves esa luz? —sentí su rostro rozar con mi majilla al momento en que asintió— hemos llegado.
Contra mi voluntad solté sus piernas y bajo de mi espalda, caminamos un poco hasta llegar al prado cubierto de la luz de la luna, esa noche no había nubes, como en todo el día el cielo estaba despejado y dejaba ver las estrellas.
—Es maravilloso —Bella se sentó en el pasto cuidadosamente, cubriéndose lo más que podía con la tela desgarrada, palmeo el sitio a su lado invitándome a sentarme. Obedecí inmediatamente, me senté con mis piernas sobre las de ella, cuidando no dejar caer todo mi peso, pero si cabiéndola del frío, ella situó sus manos en mi pierna y yo la tome entre las mías.
—Lo siento —comencé.
— ¿Otra vez? —sonrió y yo hice los mismo.
—Yo no sabia nada —dije en mi defensa— si lo hubiera sabido te habría sacado de ahí y… —sentí uno de sus delgados dedos en mi boca.
—Yo ya sabia que existía, y tarde o temprano la iba a conocer —dijo en un susurro que mostraba dolor.
—Si, pero no esta noche, era tu fiesta, acababa de decirte que te quería y… —la mirada sorprendida que me dio hizo que me detuviera— ¿dije algo malo?
—No dijiste que me querías.
—Pero te lo dijo ahora —sonreí de lado— no se que me diste Isabella Swan, y quizás pienses que estoy loco por que nos conocemos hace poco, pero no importa, te quiero.
Me pareció estarme volviendo loco, pero juro que escuche el latir de su corazón comenzar a elevarse y sus mejillas tomaron ese sonrojo tan lindo, no pude evitar acércame y rozar sus labios, se sentían calidos y me respondieron el beso inmediatamente, tome sus rostro entre mis manos y la acerque más a mi, esta vez ella tomo la iniciativa y paso su lengua por mis labios, yo los entreabrí para recibirla, el beso se profundizo y una vez que necesitamos aire, nos separamos.
—Yo también te quiero —sonreí y me sentí en el mismo cielo— pero…
—Me separare de ella —afirme.
—No, Edward yo no te estoy pidiendo nada.
—Lo se, pero que caso tiene estar con ella si no la amo.
—Tienes que pensarlo, hasta hace unos días tu la querías y…
— ¡No! Casarme con ella fue un error, Tanya era maravillosa —bajo la mirada y yo tome su barbilla para que me viera a los ojos, quería que viera en ellos la sinceridad de las palabras que estaba a punto de decir— cuando éramos novios era la chica perfecta, guapa, alegre, me apoyaba en todo y por eso le pedí que se casara conmigo, acepto y al mes nos casamos. Después apareció otra Tanya, le dije que vendría a dar clases a Forks y fue nuestra primer pelea, ella no quería regresar aquí pero acepto. No pudimos viajar de luna de miel así que decidió hacerlo sola, yo comprendí y la deje ir, fueron dos meses en que no supe nada de ella más que mensajes de texto o correos. Regreso y pensé que todo volvería a la normalidad pero no fue así… no me dejaba tocarla con pretextos que yo me tragaba como un tonto y dos meses después me dijo que se iría de nuevo al caribe y ve regresa un mes después. Tenemos siete meses de casados, pero no han parecido eso.
Me calle un momento en el que nuestros ojos jamás perdieron contacto.
—He pensado lo que me ha dicho Alice, que solo esta conmigo por el dinero y creo que tiene razón, por eso ahora que se vaya de viaje de nuevo, por que estoy seguro que lo hará, pondré la demanda de divorcio por abandono de hogar, tengo a mis padres, a Alice, y ahora a Jasper a Rose a Emmett y a ti como testigos, además de boletos de avión y correos que me ha enviado cuando esta fuera.
—Edward… ya te lo dije yo no te estoy pidiendo nada, solo que estés conmigo —bajo la mirada de nuevo y se ruborizo, me estaba pidiendo que estuviera con ella sin importar que no pudiéramos gritar a todo el mundo que nos queríamos— claro si tu quieres.
—Claro que quiero, estaremos juntos hasta que esto acabe, después seguiremos juntos pero todo el mundo lo sabrá, solo dame tiempo Bella.
Me acerque y la bese con urgencia, estaba decidido que no podía vivir un segundo más sin sus besos, sin su cuerpo cerca del mío y sin sus labios diciéndome que me quería, quite mis piernas de encima de las de ella y la senté en mi regazo sin cortar el beso, esta vez sin que ninguno pidiera permiso, nuestras lenguas comenzaron a jugar, su calida saliva se juntaba con la mía, la recosté en el pasto y me puse sobre ella, bese su cuello y lo mordí lentamente haciendo que se le escapara un gemido que me hizo desearla más, una de mis manos se situó detrás de su cuello para acercarla más a mi y la otra descendió hacia su cintura, acaricie su pierna despacio mientras mis labios no se separaban de su boca, descendí por su pierna para volver a subir, esta vez pase el limite de la falta hasta que sentí la tela de su ropa interior, soltó un nuevo gemido que se ahogo en mi boca y reaccione.
Me separe lentamente de su cuerpo, ella respiraba agitadamente al igual que yo y el color de sus mejillas era de un rojo intenso, se miraba endemoniadamente sexy debajo de mi, agitada, sonrojada, con el vestido desgarrado y algunos mechones de pelo sobre su cara. Pero no podía pedirle eso, ya suficiente me daba con estar junto a mí,
—Será mejor que regresemos —me quite de encima de ella y le estire una mano para ayudarla— seguro Emmett no se quedo complacido con el mensaje que le envié.
—Hablando de el… no se puede enterar, ni mi papá, te matan y después me mandan de monja —sonreí, aunque tenia razón.
—Si, de quien creo no podremos ocultarlo es de…
—Alice —dijimos al mismo tiempo y nos reímos
— ¿Te llevo a tu casa?
Asintió y subió de nuevo a mi espalda, el contacto con la piel de sus piernas me quemaba pero me concentre en el camino, llegamos al auto y llame a Emmett, le pedí que recogiera a Bella para que su padre no dijera nada. Me despedí con pequeños besos que repartí por todo su rostro unos metros antes de llegar al jeep de Emmett quien no me dio una mirada muy amigable, y menos cuando noto el vestido desgarrado de su hermana. Ella subió al jeep y el se despidió con un seco 'adiós' yo regrese a mi casa feliz, ya no importaba si Tanya estaba ahí o se había ido de nuevo.
Bella POV
— ¿Te hizo algo? —la voz de Emmett me saco de mi burbuja.
—No… ¿Por qué lo dices? —arquee una ceja
—Mírate —me vio por el rabillo del ojo y yo empecé a reírme.
—Me caí un par de veces, y el vestido me estorbaba para correr así que lo rompí, el solo me presto su chaqueta para cubrirme.
— ¿Y por que saliste corriendo? —oh no, buena pregunta y yo mala para mentir.
—No lo se, creo que el alcohol me produce ganas de correr por el bosque en la madrugada.
— ¿Estas borracha? Tú no tomas.
—Si, pero Jake y yo tomamos un poco y demasiado rápido, creo que se me subió, pero ya estoy bien —Emmett no quería a Jacob, y esto solo le echaría más leña al fuego.
Por respuesta solo obtuve un 'uhm', llegamos a casa y subí a mi cuarto, no me bañe, solo quite el maquillaje, el peinado y me metí en mi pijama y por absurdo que parezca dormí con la chaqueta de Edward al lado mío, así su olor me hacia pensar que era el quien estaba conmigo, que había continuado eso que por alguna razón se había negado a hacer en el prado. Me sonroje solo de recordarlo, jamás había dejado que un hombre me tocara de esa manera y estaba segura que cuando pasara saldría corriendo, pero con Edward solo quería continuar, la pena me había abandonado en ese momento y desee ser suya. Pero ya habría otra ocasión para pensar en eso. Ahora estamos juntos, sin importar el papel que lo une con Tanya, por que solo eso los une. El… me quiere a .

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11♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 7:45 pm

Cinthia Swan

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Neofito
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Capitulo 9: Boliche
Edward POV
Regrese a mi casa cerca de las cuatro de la madrugada, la casa estaba en completo silencio, las risas de Alice ya no se escuchaban, seguramente había caído rendida por tanto alcohol, el auto de Rosalie ya no estaba, ella y su hermano se habían marchado ya. Desee dormir en el sofá, no quería subir y encontrarme con Tanya dormida en mi cama, a pesar, que durante meses desee que regresara, hoy, deseaba que se fuera.
Subí pesadamente por las escaleras hasta llegar a la puerta del cuarto de mi hermana, la abrí despacio y ahí sobre la cama se encontraba ese pequeño demonio al que yo tanto quería y la que tantas veces me había pedido que no me casara. Si tan solo le hubiera hecho un poco de caso, en estos momentos yo no estaría con Tanya y seria libre para amar a Bella, para decirles a su padre y a su hermano que ella era la mujer con quien quería estar toda mi vida. Pero claro, como buen hermano mayor, ignore a Alice todo el tiempo, hoy sabía que su frase era cierta: Nunca apuestes contra Alice.
Le di un suave beso en la mejilla y salí del cuarto, subí las escaleras y entre a mi cuarto, Tanya no estaba, solo se escuchaba el ruido de la ducha abierta, estaba cansado así que me quite la camisa y el pantalón y entre en la cama. Me perdí en mis sueños hasta que sentí algo de peso sobre mí y unos húmedos labios contra los míos. Abrí los ojos y ahí estaba Tanya envuelta en una toalla, con el cabello despeinado y húmedo. Una vez más no quise hacer comparaciones, pero definitivamente era imposible no pensar en Bella aquella vez que se quedo en mi casa y la vi casi de la misma forma.
—Tanya ¿Qué haces?
—Quería un poco de intimidad con mi marido —me susurro en el oído— después de más de un mes… te extrañe ¿tu no?
—Tanya son casi las cuatro de la mañana —no respondí su ultima pregunta— quiero dormir.
— ¿Por qué no pensaste que era muy tarde antes de ir por esa niña? —se quito de encima mío y empezó a vestirse.
—Por eso lo hice, por que era muy tarde para que anduviera sola.
—Si claro —el sarcasmo era evidente— y me dejaste a mi sola, parece que no te dio gusto que regresara, me dejaste con tu hermana borracha la cual no me bajo de bruja y golfa.
Reí en silencio, no me gustaba que Alice la insultara, toda mujer a mi parecer merecía respeto, pero debió ser muy divertido ver a mi hermana ebria diciéndole todo lo que pensaba a Tanya.
—Lo siento, ya sabes como es Alice —se acostó en la cama y recostó su cabeza en mi pecho, con delicadeza la aparte y me puse de costado, dándole la espalda— que duermas bien Tanya.
La escuche resoplar con disgusto pero no le puse mucha atención, rápidamente me quede dormido.
Bella POV
— ¿Cómo pudiste? —grito Alice— tengo que preparar un funeral.
—Alice… es solo un vestido —tome el la tela desgarrada y la tire al suelo.
— ¡No! —salto de mi cama y tomo el vestido antes de que cayera al piso— tendrá su despedida como se debe.
—Eres una exagerada —rodé los ojos.
—No, es único, no hay otro igual y tu… momento ¿tu lo rompiste? —alzo una ceja.
—Si —mentí— no podía correr a gusto con ese vestido tan entallado, así que lo rompí.
—Claro —sentí que no me creyó— bueno, le llamare a Rosalie, para irnos de compras.
—Alice no, no puede ser que por un vestido tú me lleves de compras todo el día.
— Lo siento, tienes que aprender a no romper mi ropa —saco su celular y marco el numero de Rose— ¡Rosalie! Arréglate, pasamos por ti en media hora, nos vamos de compras… si… no lo se… yo le pregunto… adiós.
Colgó y me dedico una mirada llena de preguntas, sin decir nada se dirigió a mi armario y entonces noto la chaqueta de su hermano sobre mi mecedora.
— ¿Y esto? —alzo la chaqueta con un dedo— me dijo Rose que Edward salio a buscarte ayer luego de que salieras corriendo… ¿Qué paso? ¿Por qué te fuiste así cuando llego la bruja de cuento barato?
—No lo se, estaba borracha y…
— ¡Mentira! ¿Pero qué crees que soy tonta? —se sentó en la cama y me hizo mirarla a los ojos— a ti te gusta mi hermano, se que te beso en la playa, y este mes en el que el muy tonto te ignoro estabas triste, y hoy, después de lo que paso ayer te brillan los ojitos como nunca antes. ¿Qué paso?
—Creí que tu lo sabias todo —me burle.
—Si, pero a veces el alcohol interfiere en mis visiones.
— ¿Visiones?
— Bella… —me miro seriamente, pero aun así sus ojos tenían ese toque de chantaje para hacerte sentir mal y que le contaras todo.
—Esta bien, te cuento cuando estemos en el auto, mi hermano no puede saber y además aprovecho que este Rose también para no tenerle que repetir todo a ella.
Alice busco la ropa adecuada para ir de compras. Solo a ella se le ocurría. Me bañe, me vestí y bajamos a la cocina donde ya estaban Emmett y Charlie.
—Buenos días familia.
—Mi amor, ¿Cómo te la pasaste ayer? —Charlie se dio la vuelta y me abrazo— supe que alguien te secuestro.
—Esa fui yo —salto Alice— y Charlie lo siento pero tu hija masacro un vestido único, y tiene que pagármelo yendo de compras todo el día.
—No lo masacre, es injusto que por una rasgada tenga que pasar todo el día con una compradora compulsiva.
La risa de Emmett inundo la cocina.
—Recuerdo haber visto un trailer sobre una película… —Emmett puso una mano en su barbilla simulando recordar— ah si 'Loca por las compras' ¿no la protagonizas tu Alice?
Todos nos reímos, excepto Alice quien miraba a mi hermano como si lo quisiera asesinar.
—Ya duende —Emmett borro su tonta sonrisa— era broma.
—Bien, será mejor que nos vayamos antes que tu hermano termine peor que mi pobre vestido —rodé los ojos, definitivamente nunca olvidaría lo de su vestido.
—Diviértanse —nos deseo Charlie.
—Claro —Alice dio saltitos
—Imposible —me queje una vez que Alice me arrastro hacia un coche BMW negro.
Llegamos en cinco minutos por Rosalie y fuimos directo a Port Angeles a un divertido día de compras –nótese el sarcasmo-. Al llegar al centro comercial, lo primero que hicimos fue ir a desayunar puesto que Alice no nos había dado tiempo. En cuanto me senté me bombardearon con preguntas.
— ¿Y entonces? —la mirada de Alice brillaba.
— ¿De que hablas? —fingí inocencia.
—Oh vamos Bella, ¿Qué paso ayer después de que llegara la esposa de Edward? —esa era Rosalie, no se andaba con rodeos.
—Si les digo, ¿prometen que nos iremos más temprano de aquí?
—Prometido —aunque en el rostro de Alice veía una doble intención.
Suspire resignada y conté todo lo que había pasado la noche anterior, sin omitir ni un solo detalle ya que Alice parecía saber cuando me saltaba algunas cosas algo personales, y como no, si cada que recordaba los besos de Edward me ponía roja.
— ¡Si! Lo sabia —grito Alice y comenzó a reírse— me da mucho gusto saber que tu y Edward por fin aceptaron lo que sienten el uno por el otro, claro, también me da gusto que Tanya tenga unos cuernos enormes.
Rodé los ojos y mire a Rosalie quien estaba seria y miraba hacia otra parte.
— ¿Pasa algo Rose? —pregunte.
—Estaba pensando —me dirigió la mirada— hay una frase: 'no hagas lo que no te gustaría que te hicieran' y no me malinterpretes, me da gusto que estés enamorada pero, nunca había visto que tu mirada brillara así pero…
—Rose, yo se —interrumpí— que esto esta mal en el sentido de que el esta casado, pero ¿Qué hago entonces?
—Ámalo y disfrútalo —Rose me sonrió— tu sabes la historia de mis papás, Alice… mi papá dejo a mi mamá por su secretaria, por eso estoy algo traumada.
Rió sin ganas y suspiro.
—Rose, yo se lo que pasaste, y créeme que si Tanya fuera la mitad de lo buena mujer que es tu madre, y si hubiera hijos de por medio, yo no lo haría.
—Disculpa mi mal humor —se disculpo sinceramente— solo fue la impresión, pero debes tener cuidado con Emmett.
—Lo se, por eso esto no debe salir de aquí… y se que cuento con ustedes.
—Obvio —grito Alice— cuñada… cuanta conmigo para todo incluso para sus encuentros a escondidas, es más, estaba pensando que podemos salir esta noche, es sábado y necesitamos divertirnos, llamare a Jasper para que vaya por Emmett y Edward con el pretexto de una tarde de chicos, obvio para que Tanya no venga y casualmente nos encontramos con ellos.
Alice daba saltitos desde su asiento y por primera vez quería saltar junto con ella, más feliz no podía estar.
Edward POV
Estaba sentado frente al piano, mis dedos se movían suavemente sobre las teclas en una melodía que hacia poco más de un mes había empezado. En aquel momento no sabia que me había llevado a componerla, pero hoy sabia que las notas salían con ternura y amor cada que pensaba en Bella. Le di unos arreglos y la toque por última vez para comprobar que estuviera lista. Justo en la última nota escuche la voz de Tanya.
—Amor —sentí su aliento contra mi cuello y sus brazos rodeando mi cintura— estaba pensando que quiero que me lleves a dar un paseo, quiero comprar ropa… tengo pura ropa de verano y la de invierno ya la use.
Estaba a punto de responder cuando mi celular sonó.
— ¿Diga?
—Edward, habla Jasper, prepárate por que voy por ti.
— ¿Y como para que? —pregunte, ya que no teníamos planes.
—No lo se, son ordenes de tu hermana, me pidió que no hicieras planes con Tanya, bueno se refirió a ella con otras palabras —rió entre dientes— pero bueno, la idea es que en 20 minutos Emmett y yo pasamos por ti, adiós.
Colgué complacido y me gire para ver a Tanya.
—Lo siento, Alice me acaba de llamar, el auto de mi padre se descompuso y necesito ir por ella.
—Perfecto entonces vamos por ella y de ahí nos vamos de compras, a ella le encanta, quizás así me la gane.
—Me gustaría más ir solo —su cara de disgusto me avisaba una serie de gritos y berrinches— quiero hablar con ella respecto a su actitud contigo, a solas y ya después la invitas para ir de compras.
La idea pareció gustarle ya que me sonrió y asintió.
—Entonces me quedare aquí, te preparare una cena deliciosa y por la noche…
Dejo la frase inconclusa y una sonrisa picara apareció en sus labios, me beso en los labios y me deje llevar por un segundo, después, gentilmente me separe, aunque parecía absurdo sentía que traicionaba a Bella, y a mi mismo.
Subí a mi cuarto y tome un rápido baño. Cuando salí me encontré con un mensaje de Alice en mi celular donde me decía que ropa ponerme y que por ningún motivo dejara mi auto. Le hice caso, como siempre, y me vestí rápidamente.
Al bajar encontré a mi madre conversando con Tanya en la sala.
—Wow, estas guapísimo —sonrió Tanya.
—El mismo retrato de su padre —halago Esme.
—Definitivamente —dijo Carlisle quien bajaba las escaleras— no cabe duda que somos guapos.
Reí junto con el mientras pasaba uno de sus brazos sobre mis hombros.
— ¿A dónde vas hijo? —pregunto mamá
—Iré por Alice, parece que el coche la dejo tirada en medio de Port Angeles
—Oh no —suspiro Carlisle aun a mi lado— ¿Qué le hizo ese pequeño monstruo a mi auto? Más bien… ¿Quién se lo presto?
—Ella no necesita pedirlo prestado amor —dijo Esme— ya sabes que ella toma las cosas y tu no puedes decirle nada.
—Puedes liberarte de los nervios que te atacan cada que toma tu auto, o liberarme a mí cuando se lleva mi Volvo, quiere un Porshe para su cumpleaños.
—Lo pensare —murmuro mi padre.
Escuche un auto estacionarse frente a la casa y vi el jeep de Emmett, tome las llaves de mi Volvo y me despedí. Al salir les explique que mi hermana me exigía llevar mi auto y salimos los tres rumbo a Por Angeles.
Bella POV
— ¡Ya por favor! —rogué después de salir de la quinta tienda con 4 bolsas en cada mano.
—Esta bien —dijo Alice, para después comenzar a dar saltitos— solo por que necesitas guardar fuerzas para el boliche.
— ¿Boliche? —me sorprendí, parece que Alice aun no notaba mi poca coordinación y que combinada con una superficie plana y resbaladiza podría ser mortal— no creo que sea buena idea.
—No es buena, es excelente —los saltitos de Alice no cesaban, me gustaría saber donde guarda las pilas para quitárselas un rato.
—Vamos Bells, no será tan malo —Rose me abrazo mientras caminábamos al estacionamiento— nosotras te enseñaremos, además ahí estará Edward, el no dejara que caigas.
Me guiño un ojo y me soltó, caminando frente a mi con una elegancia digna de envidiar. Llegamos al auto y guardamos las bolsas, y partimos rumbo al boliche, en todo el camino mi corazón palpitaba con fuerza pidiendo a gritos salir de mi pecho. Y es que no solo eran los nervios de poder caerme frente a decenas de personas y ponerme en ridículo como siempre, es más, debería estar acostumbrada. Era también volver a ver a Edward después de anoche, ¿como tendría que actuar? ¿habíamos quedado como pareja? ¿o estaríamos alejados hasta que el fuera libre?
Una vez que llegamos al boliche y entramos al estacionamiento visualice el jeep de mi hermano y junto a el estaba el Volvo. Mi corazón se acelero mucho más y sentía que dentro del silencio del auto, Rose y Alice podían escucharlo. Antes de bajar del auto, Alice me miro por el espejo retrovisor y me sonrió con complicidad. Rose y ella bajaron con elegancia y yo, para no variar, me tropecé el salir, pero unos fuertes brazos rodearon mi cintura y evitaron mi cita con el suelo.
—Gracias —susurre al levantar la vista y encontrarme con sus ojos verdes que brillaban por algún motivo, además claro, de un dejo de burla.
—Es un placer —puso esa sonrisa que tanto me gustaba y me puso derecha sobre mis pies.
—Esto será divertido —rió Emmett— Jasper te apuesto a que mi hermana se cae hoy por lo menos 10 veces.
Abrí mi boca para reclamar que me usara a mí y a mi poca habilidad para ganar dinero. Pero la respuesta de Jasper me dejo sin palabras.
—Acepto, pero yo opino que serán más de diez
—Echo —sonrió mi hermano y entraron al establecimiento detrás de las chicas.
Escuche a Edward reírse entre dientes y quise dirigirle una mirada envenenada, la cual se desvaneció en cuanto vi su rostro. Mientras reía mantenía sus ojos fijos en la puerta y antes de que pudiera notarlo, sentí sus dulces labios sobre los míos. Se movían lentamente contra los míos, fue un beso tierno, dulce y rápido, ya que corríamos el riesgo de ser vistos por mi hermano o por cualquier otra persona de Forks que casualmente se encontrara por aquí.
Entramos sin ningún tipo de contacto físico pero si lo más cerca que se podía uno del otro. Nos sentamos en la mesa que Alice y Rose ya habían elegido y Edward se fue con los chicos para ayudarlos con las bebidas y botanas.
Comenzamos a jugar en dos equipos, Jasper, Alice y Rose contra Edward, Em y yo. Obviamente Edward y Emmett lo hicieron todo, las pocas veces que me toco tirar, o se iban por el canal o tiraban uno o dos pinos solamente. Aun así ganamos.
Para la segunda ronda decidimos ponernos las mujeres contra los hombres. A pesar de que la bola parecía pesar más que Alice, esta se desplazaba con una elegancia y además jugaba como profesional. Rosalie por su parte no se quedaba atrás, para nuestra mala suerte, el último tiro, el cual decidía si ganábamos o perdíamos, me tocaba a mí.
—Hagamos una cosa —sonrió Emmett luego de hacer una chuza— si ustedes ganan, lo cual dudo, tendrán que irse en el auto de Bella a la escuela por una semana.
Iba a replicar por usar mi auto y burlarse de su lentitud pero Alice fue más rápida.
—Aceptamos, pero si ganamos ustedes tres se iran en su auto dos semanas y nosotras en el Volvo de Edward
—No metas a mi auto en esto
—Vamos Edward, ¿de verdad crees que ganaran? Bella es quien va a tirar, con suerte y no se cae —se burlo Emmett y Edward escondió una sonrisa.
—Me gustaría ver a Alice llegando en el auto de los picapiedra —se burlo Edward— esta bien.
Alice sonrió con malicia y se giro para verme.
—Lo harás, lo se —se apunto la cabeza con un dedo mientras me entregaba la bola. La tome con más desconfianza que nunca, tenía en mi cinco pares de ojos pendientes de lo que iba a hacer. Esto era más por el orgullo de mi señor auto que nada, me gustaría ver a Edward manejando mi pickup mientras yo iba alegremente en su Volvo. Camine con decisión y arroje la bola como Rose me lo había explicado. El camino hasta el final fue lento, pero esta vez no se desvió hacia los canales, si no que llego de lleno al centro haciendo una chuza, lo cual nos dio la victoria.
Grite y brinque mientras sentí a Rose y Alice abrazarme y brincar conmigo. Cuando los vi, los tres estaban sorprendidos y sus estúpidas sonrisas habían desaparecido.
—Esto es tú culpa Emmett —gruño Edward— tu y tus estúpidas ideas.
—No puede ser, ¿Cómo el sexy profesor Emmett va a llegar en esa chatarra?
—Em, no me subestimes, por cierto, tampoco me he caído ni una vez, el dinero que apostaron los dos me lo deberían de dar a mi —sonreí disfrutando la derrota de mi hermano, la vergüenza de Jasper y el enojo de Edward.
—Oh Edward, luego me dices que se siente llegar en el auto de los picapiedra —se burlo Alice y reí con ella, sin importar como llamara a mi auto.
Las bromas no cesaron el resto de la tarde hasta que oscureció y la hora de regresar a Forks llego. Obviamente Alice me mando en el auto de Edward, ella se fue con Jasper en el coche de Carlisle y Emmett con Rosalie en su jeep.
Llegamos rápidamente a mi casa gracias a la loca manera de manejar de Edward, se estaciono frente a mi casa la cual estaba en penumbras. Charlie había ido a la Push a visitar a Billy y aun no había llegado, Emmett tampoco llegaba aun, había llevado a Rosalie a su casa.
—Veo que te gusto mi regalo —dijo Edward tomando mi mano y jugando con el brazalete.
—Me encanto —sus ojos se encontraron con los míos— gracias por pasar la tarde con nosotros.
—Es un placer —me sonrió
—Yo pensé que la llegada de…
—Shhh —puso uno de sus dedos sobre mis labios con suavidad y después lo sustituyo con su boca, esta vez el beso fue más intenso y profundo que el que nos habíamos dado fuera del boliche, sus manos tomaron mis mejillas y me acerco más a el, yo pase las manos por su cuello y jugué con su cabello.
Entonces escuche un golpe en la ventanilla del lado del conductor, me sobresalte y vi una figura masculina de pie afuera. Edward suspiro y bajo la ventanilla.
—No espere encontrarme con esto —su voz sonó molesta y desilusionada.

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12♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 7:46 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 10: Celos
Edward POV
Me estacione frente a la casa de Bella y tome su mano entre las mías, aun traía el brazalete que le había dado como regalo de cumpleaños.
—Veo que te gusto mi regalo.
—Me encanto —levanto su vista y me encontré con esos ojos castaños que tanto me gustaban— gracias por pasar la tarde con nosotros.
—Es un placer —sonreí de lado, lo había hecho con mucho gusto.
—Yo pensé que la llegada de…
—Shhh —la calle poniendo uno de mis dedos sobre sus suaves labios, no quería que la mencionara, en cierta parte quería hacer de cuenta que ella no existía. Me acerque más a Bella hasta que nuestros labios se juntaron, había deseado hacerlo toda la tarde, y la única oportunidad que tuve había sido un momento tan pequeño que no me bastaba. Nunca me bastaba, quería besar siempre sus deliciosos labios. Profundizamos el beso y me abrazo mientras jugaba con mi cabello. Entonces vino un golpe sobre la ventanilla que hizo que nos separáramos de inmediato. Baje la ventanilla y para poder ver quien había tocado.
—No espere encontrarme con esto.
—Jasper yo te puedo explicar —dijo Bella mientras abría la puerta para bajar del auto.
—Eso espero —dijo el rubio con voz molesta— ¡¿Cómo puedes estarte besando con Edward?
—Jasper no grites —baje del auto, antes que Bella, era yo quien tenia que dar la cara.
—Lo siento, no imagine que ustedes… —se disculpo Alice— si lo hubiera sabido me hubiera esperado hasta mañana para traerle a Bella sus cosas.
—No es tu culpa Alice —respondió Bella— Jasper ¿podemos entrar a la casa y hablar?
—Esta bien —su voz se había suavizado un poco.
Bella tomo mi mano y me condujo hasta el interior de su casa, seguidos por Alice y Jasper. Caminamos en completo silencio, hasta sentarnos en la cómoda sala, Bella y yo juntos y frente a nosotros mi hermana y Jasper.
— ¿Y bien? —pregunto con impaciencia.
—Jasper lo que viste entre Bella y yo… —tome la iniciativa, pero me sentía nervioso, tenia que encontrar las palabras adecuadas— Bella y yo nos queremos.
—Edward… tu estas casado…
—No por mucho tiempo, en cuanto Tanya se vaya de nuevo interpondré una demanda de divorcio, quiero estar con Bella.
— ¿Y si no lo hace? ¿Qué pasa si no se vuelve a ir? —inquirió el rubio.
—La pondré de todas formas, he pensado mucho las cosas, Alice tenia razón en todo —la mire y le di una sonrisa de arrepentimiento— tal vez Tanya me quiera un poco, pero no es nada comparado en como quiere mi dinero y si tengo que dárselo todo para poder ser libre y estar con Isabella se lo daré.
—Y mientras tanto… Bella… ¿serás la…?
Bella bajo la mirada ante la pregunta inconclusa de Jasper, cuando la levanto sus ojos estaban llenos de lagrimas y sentí un hueco en el estomago. Ella no se merecía ser la otra, yo no merecía tal sacrificio.
—No me importa —dijo con voz firme a pesar de las lagrimas que luchaban por salir— Jasper no puedo vivir sin Edward, yo se que esta mal, que Tanya sea como sea no se merece esto pero… no puedo. Edward se alejo de mi un mes, no me hablaba, no me veía, solo se dirigía a mi en clase y muy poco y no sabes como me dolía el corazón. Hoy que se que el me quiere como yo a el menos podría estar lejos de el y no me importa si para eso tengo que ser la amante.
La palabra salio de sus labios con tanta naturalidad, como si estuviera hablando del marcador de un juego de béisbol.
—Se que tal vez te sonara ridículo —prosiguió Bella— ¿cómo en tan poco tiempo puedo quererlo tanto?
— ¿O como yo pude cambiar de parecer cuando decía amar a mi esposa? —continué— pero con ese poco tiempo puedo asegurarte que Bella es ahora mi vida.
La vi a los ojos los cuales brillaban y no a causa de las lágrimas, brillaban de amor y me sentía orgulloso y feliz de ser el hombre que causara ese brillo. Me perdí en sus ojos unos segundos o quizás minutos, no lo se, pero los hubiera visto toda la noche de no ser por que Jasper llamo la atención aclarándose la garganta.
—No es ridículo —su voz era un susurro suave— creo que a mi me paso lo mismo, conocí a una mujer hace poco y hoy se que si el día de mañana sus ojos verdes no me miran, no habrá razón para levantarme.
Levanto la mirada hacia mi hermana quien le sonreía encantada con sus palabras, tomo la pequeña y delicada mano de Alice y la acaricio con suavidad y delicadeza entre las suyas. Quise decir algo pero Bella me apretó la mano, la vi y me sonrió con complicidad y yo hice lo mismo.
—Bella… ¿has pensado que hubiera pasado si en vez de haber sido yo… hubiera sido Emmett? Supongo que no lo sabes.
El rostro de Bella empalideció más de lo normal y esta vez yo apreté su mano.
—El no lo puede saber, ni el ni Charlie, Jasper por favor…
—No tienes que pedirlo —Jasper sonrió— solo tengan cuidado, este pueblo es algo pequeño y nunca falta un pequeño descuido para que los chismes empiecen y Edward espero que todo lo que has dicho sea verdad… quiero a Bella como a una hermana y créeme… entre Emmett y yo podemos hacer que te arrepientas si la haces sufrir.
—Si eso pasa lo tendré bien merecido —mire a Bella tomando su rostro entre mis manos y dándole un beso en los labios— esta belleza no merece que nadie la haga sufrir.
El sonrojo no se hizo esperar y tampoco esa costumbre de morderse el labio inferior, la volví a besar y ahora fui yo quien al terminar el beso, mordí suavemente su labio lo cual hizo que se sonrojara aun más.
—Esto hay que celebrarlo —grito Alice saltando del sofá.
—Será mejor que nos vayamos Alice —me puse de pie— mi papá debe estar preocupado por su coche.
—Además Emmett no debe tardar en llegar —suspiro Bella.
—Si es que llega —susurro Alice.
— ¿Cómo? —pregunto Bella.
—Ay Bella a veces eres tan inocente —sonrió mi hermana— noche, Emmett, Rosalie, en un mismo lugar.
—Si, entonces creo que es hora de irnos —dijo Jasper— Emmett no le tocara ni un pelo a mi hermana.
—Hablando de eso, luego quiero yo una explicación respecto a esas miraditas que se dan —dije fingiendo más celos de los que en realidad sentía.
—Ash, hermanos mayores, para lo único que sirven es para molestar, Bella dile algo.
—Oh vamos Alice, estoy segura que tu solita puedes con el.
—Es cierto, pero tú también lo dominas, juntas podemos hacer con el lo que queramos.
—Hey, aun estoy aquí —me queje y ambas estallaron en risas.
Alice fue hasta el auto y bajo varias bolsas con las compras de Bella, luego ella y Jasper se despidieron. Yo me quede unos segundos más dentro de la casa abrazando a Bella, no quería irme pero tendría que hacerlo. Escuchamos el jeep de Emmett estacionarse y nos separamos. Me despedí de ambos y regrese a casa.
Como suponía Carlisle estaba en el porche esperando que mi hermana regresara sana y salva con su coche en una pieza. Cenamos en familia y subí a mi recamara antes que Tanya, me desvestí y entre en la cama olvidándome de todo.
Bella POV
Odio los lunes. Pero hoy lo amaba después de pasar el domingo encerrada en mi cuarto haciendo tareas y sin salir más que a comer, claro y estaba el hecho de que hoy vería a mi sexy profesor de literatura por el cual yo estaba loca. Sonreí ante mi pensamiento y baje las escaleras de dos en dos sorprendiéndome de no tropezar ni caer. Pero claro mi buena suerte no duro mucho, al salir de la casa resbale con el piso húmedo y caí sobre mi trasero provocando que Emmett se burlara de mí.
Llegamos unos minutos antes de que la clase comenzara y el solo hecho de ver el Volvo estacionado hizo que mi corazón empezara a latir como desquiciado. Esta vez no espere que Emmett me ayudara a bajar del jeep, yo solita salte y entre rápidamente al campus yendo directo a mi salón.
—Buenos días —salude a Angela.
—Buenos —me miro como si tuviera seis ojos— ¿estas bien?
—De maravilla ¿por qué lo preguntas?
— ¿No te diste cuenta? Bella esta nevando, a ti no te gusta la nieve, odias los lunes y hoy tenemos examen de psicología.
— ¿Esta nevando? No lo note y para el examen estudia bastante y además amo los lunes —mi voz sonaba bastante entusiasmada y mi corazón volvió a latir con fuerza cuando escuche a Edward detrás de mi, llamar la atención para comenzar la clase.
Empezó a entregar los exámenes que habíamos hecho el viernes pasado.
—Newton —llamo Edward con su voz un poco molesta, Mike se levanto y fue hasta el escritorio— Newton dígame la verdad ¿copio usted en el examen?
—Claro que no —Mike sonrió con arrogancia.
—Para la próxima vez hágalo, tiene una F —Edward le extendió el examen y toda la clase rió— Swan.
Camine hasta el y me extendió el examen con una B en color rojo, al tomarlo roce su mano haciendo que chispas de electricidad recorrieran mi cuerpo. El no me dirigió la mirada, seguía viendo el siguiente examen, sin embargo esa sonrisa torcida y sexy apareció en su rostro.
Regrese a mi lugar e intente concentrarme en la clase, tenia que hacerlo a pesar de que Edward fuera mi maestro, ya que no permitiría que me regalara calificación y estoy segura el no lo haría.
Al finalizar la clase hice un poco de tiempo recogiendo mis cosas para estar aunque fuera un minuto a solas con Edward pero para variar Mike se acerco a mi con esa sonrisa tímida y nerviosa que usaba cuando me invitaba a algún lado. Y no me equivoque.
— ¡Bella!
— Hola Mike —tome mis cosas más rápido, ahora lo que quería era salir de ahí.
—Bueno, es que… ¿tienes… tienes con quien ir al baile de halloween?
—Mike falta más de un mes…
—Lo se, pero quería preguntártelo antes que nadie, eres una de las chicas más hermosas de la universidad y seguro mucho te invitaran.
— ¿Y viniste a apartarme? —pregunte alzando una ceja, mientras mire a Edward por encima del hombro de Mike, parecía estar haciendo un enorme hoyo en la cabeza de Mike solo con la mirada.
—No, bueno no… solo quiero saber ¿si irías conmigo?
—Lo siento Mike, no voy a ir, tu sabes que yo no bailo y que nunca he ido a ningún baile, ni a la graduación así que no, además será de disfraces no pienso hacer el ridículo yendo de Gatubela o algo así —me estremecí al pensarlo.
—Si cambias de parecer infórmame —dijo Mike dando la media vuelta para salir dejándonos solo a Edward y a mi.
—Serás el primero en saberlo —mi respuesta hizo que Edward gruñera por lo bajo pero Mike ya no lo pudo escuchar.
Le sonreí y camine hasta el manteniendo la debida distancia.
—No cambiaras de opinión ¿verdad? —pregunto con voz ronca.
—No, en serio jamás me metería dentro de un disfraz.
—Eso es malo, estoy seguro de que podrías ser una sexy vampiresa —sonrió de lado y me sorprendió al inclinarse y besar mi cuello para después morderlo suavemente. Me guiño un ojo y abrió la puerta para salir del salón.
Hiperventilando me dirigí a mi siguiente clase, algo que no paso desapercibido para Jasper y menos para Alice que era tan perceptiva.
— ¿Cómo estuvo la clase anterior? —pregunto Alice con picardía en la voz.
—Fatal, ese maestro es… —sexy, guapo y divino— un inquisidor y además Mike me invito al baile de halloween.
—Oh, ¿aceptaste?
—Claro que no, yo no voy a esos bailes.
—Que bueno —sonrió Alice con doble intención— por que daré una fiesta en mi casa y obviamente será mejor que cualquier cosa que organice la escuela.
—Gracias Alice pero no iré.
—Si, claro que iras —su sonrisa me indicaba que si no iba por las buenas, lo haría por las malas.
—Esta bien Alice pero no me pondré ningún disfraz ridículo —advertí.
—Por favor, será temática todos iremos de vampiros será muy divertido por favor.
— ¿Tu hermano ya sabia de tu divertida fiesta temática?
—Se lo dije esta mañana ¿por qué?
—Por nada, lo pensare Alice… lo pensare.
Nada. Eso era lo que tenía que pensar, sabia perfectamente que Alice seria capaz de perseguirme por todo Forks para vestirme con ese ridículo disfraz. Mis clases casi acababan, pero me vi obligada por Rosalie para saltarme la última, ya que le había prometido ir a la ridícula práctica de porristas. No sabia como es que conociendo mis pocas habilidades para los deportes y ese tipo de cosas, aun así insistía en que fuera porrista.
Me asuste al ver la ropa que Rosalie me había dado. Era una falda azul con tablones blancos, demasiada corta para mi gusto. La blusa de manga larga totalmente azul y con dos líneas blancas en cada brazo. Además de unas botas blancas con tacón cuadrado. Me arrastro literalmente al vestidor e hizo que me vistiera con ese diminuto conjunto.
—Esto no es necesario —me queje— no soy parte del equipo.
Ni lo seré.
—Si, harás una prueba y que mejor que hacerla con el vestuario para ver si serás capaz de girar sin que se te levante la falda y enseñes de mas
—No seré capaz de dar dos pasos con estas botas.
—Bella por favor pon de tu parte —Rose se sentó junto a mi— soy capitana de un grupo de porristas plásticas y sin cerebro que no me hacen caso y que cada segundo hacen complot para sacarme.
— ¿Y me quieres dentro para que yo si te haga caso?
—No —rió animadamente— te quiero conmigo para que te demuestres que si puedes hacerlo además eres la hermana de Emmett y más coraje les dará cuando vean que hagan lo que hagan el no me quitara ese rango.
—Esta bien pero prométeme algo
—Lo que quieras —juro que los ojos le brillaron.
—Que a la primera caída quedo fuera.
—Eso no es problema, no te caerás Alice me lo dijo —la confianza que emitía su voz me asusto, yo sabia que Alice decía ver cosas pero parecía que era muy en serio— a menos que tu lo hagas a propósito.
Me dio unas palmaditas en mi pierna casi totalmente desnuda, suspire y salimos directo al gimnasio donde ya estaba todo el equipo junto con mi hermano y sentadas en las gradas estaban Lauren, Jessica, Victoria y otras chicas las cuales no reconocí. Al verlas a todas vestidas de la misma manera que yo me hizo apenarme por haberme atrevido a ponerme esa ropa, sin embrago Rosalie me dio un codazo y con la mirada me apuntaba al grupo de chicos que se suponía deberían estar entrenando.
Sentí que la cara me ardió cuando la sangre se acumulo en mis mejillas, todos los chicos miraban en mi dirección, incluso Emmett aunque este ultimo tenia una mueca de espanto y enojo al verme así, los demás sonreían y se secretaban, incluso escuche varios chiflidos. Voltee con la esperanza de ver a Rose a mi lado y comprobar que era a ella a quien veían, pero ella ya se encontraba en las gradas junto a las demás chicas. Mordí mi labio y camine lo más rápido que mi equilibrio y las botas me lo permitieron y sorprendida por no tropezar ni una sola vez, llegue a esconderme detrás de Rosalie.
Hicimos varios ejercicios aunque estoy segura solo habían sido de calentamiento ya que para mi gusto estuvieron muy fáciles y después nos sentamos a descansar y ver un partido de practica. Entonces lo vi atravesando las puertas del gimnasio con toda su elegancia y porte. Quise salir corriendo de ahí antes que el lo hiciera al ver mis delgadas piernas pálidas y sin chiste pero Lauren me lo impidió.
— ¿A dónde vas? —su fría mano sostenía la mía.
—A cambiarme, ya casi termina la hora y…
—Pero aun no, quedan 20 minutos, no te aproveches de que el entrenador es tu hermano para irte cuando te plazca —la envidia bailaba en sus ojos azules.
Iba a sentarme de nuevo cuando Rosalie intervino.
—Bella si ya quieres irte a cambiar hazlo, aun no eres parte del grupo y si Emmett te dice algo yo me encargo.
Le sonreí y baje las gradas esquivando la mirada de Edward el cual no nos había visto, conversaba con Emmett, por sus movimientos seguramente del juego. Entre al vestidor y busque mi ropa, cuando la encontré y me disponía a quitarme la falda sentí unas manos posarse sobre mi cintura y unos labios suaves presionar la piel de mi cuello. Me sobresalte y estuve a punto de gritar…
—Soy yo —susurro su voz aterciopelada en mi oreja.
— ¿Cómo entraste aquí? Si te ven…
—Shh, nadie me vio entrar, lo hice por la puerta trasera y la que da al gimnasio esta cerrada con llave —alzo la mano y vi un juego de llaves— ser maestro a veces tiene ciertas ventajas.
Me dio la vuelta y presiono sus labios contra los míos, empezó a besarme con urgencia mientras me apretaba más a su cuerpo, me puso contra la pared y cuando jadeé por aire se separo para besar mi cuello.
—No soporte la mirada que esos estudiantes te dirigían —dijo contra mi piel— pero es tu culpa por verte extremadamente apetecible.
— ¿Los… los viste? ¿Cuánto tiempo llevabas ahí?
—El suficiente para hacerme hervir de coraje —me miro a los ojos y note que no mentía— eres mi perdición, ¿piensas hacerme rabiar así todos los días? En la mañana Newton y ahorita todos esos.
—Si eso hará que me beses como lo acabas de hacer… tendré que considerarlo —mordí mi labio y me sonroje.
—No es necesario, solo pídelo —y lo volvió a hacer, me beso con más intensidad, sentí su lengua jugar con la mía y rodee su cuello para hundir mis dedos entre su cabello, sus manos estaban en mi cintura y poco a poco una se deslizaba sobre mi pierna, alzándola a la altura de sus cintura y gemí, esto pareció hacerlo reaccionar y lentamente se separo.
—Lo siento es que…
—Esta bien, no tienes por que sentirlo —baje la mirada incapaz de pedirle que continuara, una parte de mi me decía que estaba mal, que el solo hecho de estar aquí sola con el estaba mal, y lo que yo deseaba era aun peor; pero había otra parte de mi corazón y de mi cuerpo que me gritaba por que continuáramos. Mi corazón empezó a normalizar sus latidos y Edward se acerco de nuevo a mí y sin saberlo volvió a intensificarlos con un beso más dulce y lento que el anterior.
—Será mejor que me vaya, no tarda en acabar la hora, te quiero.
—Yo también te quiero —le di un beso rápido y se dirigió a la puerta trasera.
—Quita el seguro a la puerta —sus ojos no se despegaban de mi cuerpo y esto hacia que mi sonrojo no disminuyera— te ves… preciosa…
Aun hiperventilaba mientras torpemente me cambiaba de ropa, aun sentía el roce de su mano sobre mi pierna y miles de mariposas inundaban mi estomago. Unos minutos después aparecieron las demás porristas, tome mis cosas y me dirigí al estacionamiento. Me recargue en el jeep esperando a mi hermano pero antes de que el llegara un auto se estaciono en al lugar vació entre el Volvo de Edward y el Jeep. La puerta se abrió y vi a Tanya bajarse del auto. Inconscientemente mis ojos se llenaron de lagrimas, me dio coraje verla ahí. Fue esta mí y como si me conociera de toda la vida me saludo con un beso en la mejilla.
—Hola —me sonrió— ¿si me recuerdas?
—Ahhh — ¿cómo olvidar a la esposa de mi 'novio'?— si, usted es la esposa del profesor Cullen ¿cierto?
—Si, pero no me hables de usted me haces sentir vieja —realmente la sonrisa que salía de sus labios se notaba sincera, no era tan pedante como Alice la hacia ver— ¿has visto a mi marido?
Claro, acabamos de tener una sesión de besos en el vestidor del gimnasio. No, no podía decirle eso.
—No desde esta mañana, lo siento.
—Lo esperare aquí, ¿cuál es tu nombre?
—Isabella, pero me puedes decir Bella.
—Que lindo nombre —por más que buscaba una señal de hipocresía en sus ojos lo único que encontré fue amabilidad y entonces… me sentí peor, desvió su mirada de la mía— ahí viene mi amor.
Mire en la misma dirección que ella y lo vi caminando junto a Alice, sonriendo aun sin percatarse de la presencia de Tanya. Cuando lo hizo note que su piel lucia más pálida de lo normal y con la sorpresa reflejada en sus ojos.
—Ta… —se claro la garganta— Tanya ¿qué haces aquí?
—Vine a secuestrar a mi marido, quiero pasar la tarde contigo y toda la noche —cuando remarco la palabra toda no supe que hacer, si salir corriendo o tomarla por el cabello y arrastrarla por todo el estacionamiento.
—Genial —resoplo Alice— Edward me habías prometido estudiar algebra.
La mirada que Edward le dio a Alice me hizo saber que no era cierto.
—Cuñada eso puede esperar, además no creo que para hacer esos dibujitos que haces necesites estudiar algebra.
—Me llamo Alice y aunque sean dibujitos al menos estudio algo, no estoy esperanzada a vivir siempre de lo que me de mi marido rico —gruño Alice.
Tanya no dijo nada más, entonces sentí que alguien tocaba mi hombro y gire para ver a un chico guapo, rubio y de ojos azules, creía haberlo visto en el equipo de Emmett.
—Hola —me sonrió— tu eres Isabella ¿verdad?
—Bella
—Bueno Bella, soy James, te vi en el gimnasio y deja decirte me dejaste sin palabras.
—Ah… —no encontré nada más coherente que decir.
—Me gustaría invitarte a tomar algo ¿qué dices?
Abrí los ojos por la sorpresa e instintivamente voltee a ver a Edward quien lo asesinaba con la mirada, detrás de el vi un borrón oscuro dar saltitos y aplaudir, asomo la cabeza por encima del hombro de Edward y asintió. Entonces como algo mecánico mire a James.
—Claro, vamos —un gruñido vino detrás de mí y después unas palabras cargadas de resentimiento.
—Ella no ira contigo a ningún lado.

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13♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:21 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
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Capitulo 11: Motivos
Bella POV
—Hola —me sonrió— tu eres Isabella ¿verdad?
—Bella.
—Bueno Bella, soy James, te vi en el gimnasio y deja decirte me dejaste sin palabras.
—Ah… —no encontré nada más coherente que decir.
—Me gustaría invitarte a tomar algo ¿qué dices?
Abrí los ojos por la sorpresa e instintivamente voltee a ver a Edward quien lo asesinaba con la mirada, detrás de el vi un borrón oscuro dar saltitos y aplaudir, asomo la cabeza por encima del hombro de Edward y asintió. Entonces como algo mecánico mire a James.
—Claro, vamos —un gruñido vino detrás de mí y después unas palabras cargadas de resentimiento.
—Ella no ira contigo a ningún lado.
Me sorprendí al escuchar esas palabras salir de los labios de Edward y más sabiendo que Tanya estaba presente. Me sentí muy nerviosa, solo pude bajar la mirada al suelo mientras intentaba tranquilizar mi corazón. De alguna forma también me sentí culpable, yo había provocado esa reacción en Edward que no hacia más que dejar claro que me amaba, pero al estar Tanya ahí quise que el sintiera lo mismo que yo al verlo con ella, aunque me arrepentí en ese instante. Yo había aceptado a Edward aunque sabia que estaba casado.
— ¿Y por que no? —pregunto Tanya alzando una ceja.
—Por que… ella vendrá conmigo —su voz se escuchaba determinada— tenemos una apuesta que cumplir y necesito ir por su auto.
— ¿Y desde cuando los maestros hacen apuestas con las alumnas? —pregunto James enojado.
—La hicimos antes de entrar a la escuela —Alice salió en defensa de su hermano— Bella es amiga mía y de mi hermano antes de ser su alumna.
La facilidad de los Cullen para mentir era asombrosa, hasta yo me lo estaba creyendo.
—Bueno corazón en ese caso ve y cumple como el hombre que eres, yo te espero en la casa —Tanya le guiño un ojo y lo beso en los labios al mismo tiempo que sentí mi corazón partirse en dos. Edward intento separarse de una forma que no resultara tan obvia, después Tanya subió al auto y se fue.
—En ese caso Bella, lo dejamos para después —mire a James quien tenia una sonrisa encantadora en el rostro— ¿podrías darme tu numero?
Asentí y en voz muy baja le di mi número de celular, se despidió con un beso en la mejilla y se alejo a paso firme. Voltee para ver la expresión de Edward pero este ya se encontraba dentro del Volvo, y Alice cerraba la puerta.
—Bella será mejor que te vayas con el y hablen —me dijo Alice— yo esperare a Jasper y distraeré un poco a Emmett.
Suspire y asentí, rodee el Volvo y subí al asiento del copiloto, en cuanto la puerta se cerro Edward arranco el auto y salimos volando del estacionamiento. Lo mire de reojo y note que mantenía el volante apretado entre sus manos, parecía a punto de quebrarlo pero no me atreví a decir nada. En menos de lo que imagine habíamos llegado a mi casa. Bajo del auto y yo aun en silencio y sin moverme espere a que Edward me abriera la puerta. Cuando baje del auto Edward tenía una mano estirada dándome las llaves de su Volvo.
—Cuídalo bien —su voz fría hizo que un escalofrió me recorriera el cuerpo— ahora dame las llaves de tu ¿auto? O lo que sea, quizás tengas prisa por ir a ver a James.
Quise decir algo pero no encontré nada coherente que hiciera disminuir su molestia. Camine hasta la puerta y entonces note que el seguía de pie junto a su auto.
— ¿No vas a pasar? —luche por que la voz no se me quebrara… pero falle.
— ¿No te quito el tiempo?
—No seas ridículo —el debería saber que tiempo era lo que me faltaba para estar con el.
Suspiro cansado y camino hasta mi, abrió la puerta y entro, dejo que yo lo hiciera también y cerro la puerta tras de mi.
—Toma siento mientras busco las llaves.
Lo perdí de vista cuando entro a la sala. Me quite la chamarra y la colgué en el perchero. Subí las escaleras lentamente y entre a mi cuarto. Encontré las llaves dentro del cajón de mi mesa de noche. Las apreté en mis manos mientras pensaba como empezar, Edward estaba enojado y suponía que en cuanto le diera las llaves se iría. Suspire con tristeza, era yo quien había provocado su enojo y tal vez me lo merecía.
Baje las escaleras y me quede de pie mirando al chico que estaba en mi sala. Edward se había sentado en el sofá individual, tenia la cabeza recostada en el respaldo y apretaba el puente de su nariz con una de sus manos. Se veía enojado, pensativo y muy guapo, el pelo estaba completamente desordenado como siempre, algunos caían sobre su frente contrastando con su pálida piel. Debajo de la chamarra traía un suéter delgado que se pegaba a su perfecto cuerpo enmarcando los músculos de su pecho. Abrió los ojos y enderezo la cabeza mirándome fijamente, haciendo que me perdiera en sus ojos verdes. Me sonroje debido a que me había sorprendido viéndolo, y por los pensamientos que estaba a punto de tener, quizá mi mirada no era muy decente.
—Eh… este… las llaves —estire mi mano ofreciéndole el juego de llaves. Edward se puso de pie y las tomo sin siquiera rozar mi mano.
—Nos vemos mañana —pasó junto a mí y antes de que se fuera decidí hablar.
—Perdón —baje la mirada para que no viera las lágrimas que se acumulaban en mis ojos, aun cuando le daba la espalda. Sentí sus brazos rodear mi cintura y su barbilla descansar en mi hombro— fui una tonta, quería que tu sintieras lo mismo que yo al ver a Tanya ahí dispuesta a robarte y pasar toda la noche contigo.
Su risa musical inundo la casa, sentí como su cuerpo temblaba a causa de las carcajadas. Me tense y las lagrimas salieron de mis ojos pero esta vez eran de coraje, Edward se estaba burlando de mi, aunque si lo pensaba con detenimiento, también yo podía empezar a reírme de mi misma, Tanya era su esposa, y por más que me doliera yo era solo la amante, así que Tanya estaba en todo su derecho de pasar con el las noches que ella quisiera y aunque me doliera yo no podía pedirle a Edward que se mantuviera alejado de ella.
—Tonta Bella —dijo una vez que dejo de reírse, me hizo darme la vuelta para quedar frente a el y dulcemente limpio mis lagrimas con sus dedos— Tanya y yo no vamos a pasar la noche juntos, al menos no como ella lo dio a entender, no me interesa, duermo con ella, si, pero es lo único que hacemos en esa cama, aunque suene irónico pero siento como si te traicionara cuando me besa. Por que desde que estoy junto a ti no quiero que ningunos labios que no sean los tuyos me besen.
Se inclino para juntar sus labios con los míos y comprobar sus palabras con hechos. Su boca se movía con la mía lentamente, con dulzura y a la vez cargada de una pasión que hacia mi corazón palpitara totalmente desbocado. Mientras su lengua se abría paso por mis labios, deslice mis manos por su suave y a la vez duro pecho hasta llegar a sus hombros, junte mis manos detrás de su cuello para acercarlo más a mi, hundí mis dedos en su cabello. Libero mi boca de sus labios solo para besar mi cuello mientras yo jadeaba por recuperar un poco de aire. Caímos lentamente en el sofá grande sin separarnos un solo momento, el quedo sobre mí, continuo llenando mi cuello de besos mientras yo metí las manos debajo de la chamarra, en un movimiento lento y torpe de mi parte la deslice por sus hombros y cayo al suelo. Sentí que Edward jugaba con el borde de mi blusa y después sus cálidos dedos acariciando la piel de mi vientre. Volvió a atrapar mis labios con los suyos y de repente ya no sentí su peso sobre mí.
Abrí los ojos al escuchar un fuerte golpe, Edward había caído sobre la mesa de centro que se había hecho pedazos, había vidrios por todo el piso y algunos clavados en sus manos. Junto al sofá estaba Emmett mirándolo con rabia y si no me hubiera puesto de pie interponiéndome entre el y Edward seguramente lo hubiera matado.
—Emmett detente.
—Claro, ya que lo haya matado por ponerte las manos encima —gruño. Nunca había visto a mi hermano tan enojado.
Escuche un quejido detrás de mi, di la vuelta y me agache junto a Edward, sentí un fuerte olor a sangre y me maree un poco, pero el querer ayudar a Edward podía más que mi aberración por la sangre.
—Ve lo que le hiciste —exclame horrorizada al ver algunos pedazos de vidrio clavados en la espalda de Edward.
—Es lo menos que se merece y quítate para que pueda dejarlo peor —me tomo del brazo pero yo me resistí, seguramente dejaría un gran moretón pero no podía permitir que le hiciera algo a Edward, era mucho más grande que el y además yo también era parte de todo esto.
—Emmett —se quejo mi novio— si te calmas y me dejas hablar…
— ¡No vas a hablar, vas a salir de mi casa en este momento y no vas a volver a entrar o te juro… te juro Edward que yo mismo te romperé las piernas para que no puedas hacerlo!
— ¡Basta ya! —Grite— ayúdame a levantarlo y a curarle esas heridas y después vamos a hablar por que si lo corres me voy yo también.
Me puse de pie y subí al baño para tomar un botiquín de primeros auxilios, baje corriendo sin preocuparme por mi mareo o mi torpeza. Cuando regrese a la sala Emmett ayudaba a Edward a levantarse y después le quito la camisa con cuidado. Las heridas no eran profundas, pero aun así estaba segura que el dolor era inmenso. Cure las heridas aguantando las ganas de salir corriendo a vomitar, Edward se quejo muy poco y Emmett caminaba en círculos por el corredor de la entrada.
—Lo siento —me disculpe.
—No tienes por que —su voz se escuchaba calmada y trataba de ocultar el dolor— yo hubiera hecho lo mismo si hubiera encontrado a Alice con mi mejor amigo y este estuviera casado.
— ¡Ese es el maldito problema! —La voz de mi hermano hizo que me exaltara— el hecho de que estuvieras sobre mi hermana… tocándola lo puedo soportar pero… ¡debería matarte!
—Pero no lo harás —dije firmemente.
—Bella —me miro como si fuera yo de otro planeta— ¿Cómo puedes… como?
Su voz temblaba por el coraje. Termine de curar a Edward, se puso la camisa, el suéter y la chamarra encima ocultando las manchas de sangre en el suéter. Me senté en el sofá y entonces lo asimile todo, ahora Emmett mi celoso hermano mayor se había enterado de la peor manera que su amigo y yo teníamos una relación y que el gran detalle de su matrimonio hacia de esta algo mal visto. No pude contener las lágrimas y empecé a llorar. Mi hermano y Edward se mantenían en silencio hasta que Emmett lo rompió.
—Encuentro a mi mejor amigo sobre mi hermana —su voz sonaba más calmada— tu estas casado por lo tanto ¿no me merezco una explicación?
—Y yo te la daré, Bella y yo nos queremos —hundí mi cabeza en mis manos y solloce en silencio mientras Edward hablaba, mi hermano bufo molesto— lo se, te suena ridículo pero así es…
— ¿Y Tanya? —pregunto mi hermano.
—Me voy a divorciar de ella —la voz de Edward sonaba convincente pero no lo suficiente para mi hermano— en cuanto Tanya se vaya de nuevo pondré la demanda de divorcio.
Mi hermano rió sin ganas, de manera burlona. — ¿Y por que hasta que se vaya? ¿Por qué no ahora? Si mi hermana es tan tonta para no pedírtelo yo si, si quieres seguir viendo a mi hermana hazlo ahora.
—Pienso hacerlo hasta que se vaya para que sea más rápido, habiendo una causa como la de abandono de hogar, alegando que desde que nos casamos no ha estado en casa, si lo hago ahora será más difícil, el matrimonio esta consumado y si ella se niega esto nos llevara más tiempo que las dos semanas que ella tarde en irse de nuevo.
—Bien —dijo mi hermano y levante la vista— entonces hasta ese momento ustedes estarán juntos.
— ¡No! Yo no me voy a separar de el, no puedo.
—Bella eres absurda, ¿estas consiente de que por el momento eres la otra?
—No me importa.
—Estas loca —resoplo mi hermano.
—Emmett yo se que es difícil para ti aceptarlo, me pongo en tu lugar y te entiendo yo también tengo una hermana a la que adoro y por la que metería las manos al fuego, pero tu me conoces desde hace años, sabes que jamás le haré daño a Bella y que si le estoy prometiendo que en poco tiempo seré libre es por que lo voy a cumplir.
Los tres nos quedamos en silencio por unos minutos, no quise decir nada más, Edward tenia razón, ellos dos eran amigos desde hace muchos años y por lo tanto sabia que Edward era un caballero, al parecer esto lo hizo pensarlo un poco.
—Si eso es lo quieres enana… esta bien —sonreí por sus palabras— pero no me pidas que te vea con buenos ojos y no quiero que en mi presencia la estés tocando o besando, además se tienen que andar con cuidado para que nadie más se entere, y quiero ver en cuanto Tanya se vaya de nuevo, esa demanda de divorcio o esas cortadas te parecerán caricias ¿entendiste?
—Me quedo muy claro —Edward sonrió.
—No sonrías y vete, necesito hablar con mi hermana.
—Bien, mañana paso por ti temprano —Emmett alzo una ceja en señal de pregunta— tenemos una apuesta que cumplir.
—Demonios. Tengo que irme dos semanas en esa chatarra —gruño mi hermano— si, esta bien ahora vete.
—Te acompaño —ofrecí.
—El sabe el camino y confió en que no se robara nada, tú te quedas aquí.
—Emmett no seas ridículo, enseguida regreso.
Tome a Edward de la mano y salimos al porche en donde se encontraba mi pickup.
—Siento la mirada asesina de Emmett en mi espalda —murmuro Edward.
— ¿Más que las cortadas? —pregunte avergonzada.
—Eso no duele, las volvería a sufrir una y otra vez solo por tenerte en mis brazos de nuevo.
Me sonroje al recordar la situación en que mi hermano nos había encontrado. Pero me preguntaba ¿que hubiera pasado si Emmett no hubiera llegado? Ante la idea de estar solos en mi casa. ¿Habríamos continuado? ¿O nos habríamos detenido? Nunca lo sabría. Pero deseaba con todas mis fuerzas que mi hermano no hubiera llegado, que Edward continuara besándome y acariciándome. Me sentí un poco avergonzada al pensar en eso. Nunca me había sentido de esta manera. Nunca había deseado a un hombre como deseaba a Edward. Pero quizás era un poco pronto para hablar sobre el tema.
—Nos vemos mañana —dijo mientras abría la puerta de mi camioneta— no puedo creer que me obligues a hacer esto.
—Tu apostaste contra mi —sonreí al ver su rostro contrariado— ese es tu castigo por subestimarme.
—Recuérdame nunca volver a hacerlo.
—No, no si puedo ver esa cara de desagrado, te ves tan guapo así.
Rodó los ojos y me dio un rápido beso en los labios, subió a mi camioneta y me quede en el porche hasta que la perdí de vista. Suspire y entre a la casa, me dirigí a la sala donde Emmett había empezado a recoger los pedazos de la mesa.
— ¿Cómo le explicaremos a papá esto?
—No lo se, tendrás que inventar algo bueno, soy mala mintiendo.
—Bella… —espere a que dijera algo más, se quedo contemplando los cristales rotos y después de unos segundos se puso de pie y me abrazo— ¿en verdad quieres esto?
—Lo quiero a el —no necesitaba pensar mi respuesta— ¿no harías tu lo mismo?
—No, Edward no es mi tipo —imagine la cara de disgusto que estaría haciendo y reí— como hermano mayor no me queda más que apoyarte y encargarme de partirle la cara a Edward si no cumple sus promesas, aunque lo conozco y eso tiene algo que ver en que no me ponga peor, es solo que no quiero que salgas lastimada, a veces soy algo infantil, bromista y loco… pero te quiero y quiero verte feliz.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. Tenia al mejor hermano del mundo, de alguna forma hubiera entendido que me prohibiera ver a Edward, o que dejara de hablarme, todo hubiera esperado de mi hermano, pero en el fondo sabia que me quería y entendía de cierta manera. Deje escapar unas lágrimas y un suspiro. Me separe de su abrazo y con sus enormes manos seco las lágrimas de mis mejillas.
—Ahora levantemos esto.
Le ayude a recoger le mesa hecha añicos con mucho cuidado, ya que con mi torpeza era capaz de levantar un trozo de vidrio y morir en el intento, limpiamos el piso en el cual había unas gotas de sangre y sacamos la basura, dejando un espacio en el medio de la sala. Cuando Charlie llego le dijimos que Emmett había aventado su equipo para jugar fútbol y al parecer la mesa no había resistido el peso. Lo único que dijo es que necesitábamos comprar una nueva y más resistente a los ataques de Emmett.
Después de la cena subí a darme una ducha caliente. Entre a la tina hundiendo mi cuerpo en el agua y esperando que esta relajara un poco mis músculos. Me puse a pensar en todo lo que había pasado en el día, gemí ante la idea de ser aceptada en el grupo de porristas, pero Rosalie me lo había pedido como un favor especial y no podía negarme, además a Edward le había gustado el uniforme, me mordí el labio recordando sus palabras y sus besos en el vestidor. Después estaba James, tenía que pensar en una forma de rechazarlo la próxima vez y una excusa para haberle dado un número falso, bueno un poco falso, solo cambie el último número, aunque era suficiente para que no me llamara. Entonces mis pensamientos se desviaron nuevamente a Edward. ¿Qué estaría haciendo en este momento? ¿Cómo justificaría sus heridas si alguien llegaba a verlas? Sobre todo Tanya que dormía con el. Quise llorar al recordarlo de nuevo, pero vino a mi mente las palabras de Edward quien me prometió no hacer nada más que dormir con ella, y yo confiaba en el.
Salí de la ducha cuando el agua comenzó a enfriarse. Me puse la pijama y cepille mi cabello. Baje a darle las buenas noches a Charlie y Emmett quienes veían un juego de béisbol y subí a mi cuarto. Tome lápiz y papel y esa noche más inspirada que ninguna otra comencé a escribir.
Edward POV
Llegue a casa en mucho más tiempo de lo que normalmente lo hacia. Guarde la camioneta de Bella en el garaje, en el lugar de mi preciado Volvo el cual no conduciría por dos tormentosas semanas, y me quede dentro unos minutos. Tenia que admitir que la cabina era cálida y además el aroma de Bella estaba por todas partes, era lo único bueno de su pickup. Sonreí ante la idea que dentro de dos semanas, cuando Bella me devolviera mi auto, este estaría impregnado también de su aroma.
Baje de la camioneta y entre a la casa la cual se encontraba en completo silencio. Subí directamente a la recamara de mi hermana. Antes de tocar la puerta, escuche la voz de mi hermana…
—Pasa —sonreí y abrí la puerta, estaba sentada junto a su escritorio haciendo uno de sus diseños— ¿Cómo te fue?
—Uhm —lo pensé un momento— digamos que bien, solo si quitamos los vidrios enterrados en mi espalda.
— ¿Vidrios? —mi hermana abrió los ojos sorprendida.
— ¿Qué no lo ves todo? —me burle.
—Vi que Emmett los iba a descubrir pero no sabía que te iba a hacer, cuando los vio cambio de idea muy rápido.
Bien. A veces mi hermana solía darme un poco de miedo con sus visiones del futuro y su presunción por saberlo todo… o casi todo.
— ¿Y donde están todos? —pregunte cambiando de tema.
—Papá aun no llega y mamá salió a comprar unas cosas que le faltaban para la cena, la bruja esta encerrada en su cuarto, desde que llegue la escuche maldecir, así que prepárate.
—Entonces, lo que vaya a pasar… que pase —bese a mi hermana en la frente y salí de su cuarto para dirigirme al mío. Abrí la puerta y vi a Tanya acostada sobre la cama con el control remoto en la mano haciendo zapping tan rápido que dudo que en realidad se diera cuando de lo que veía.
— ¿Tanto tiempo te tomo ir por ese auto que suena como avión descompuesto? — me reclamo en cuanto noto mi presencia.
—Me quede platicando con Emmett ¿no puedo?
— ¿Con Emmett o con esa chiquilla? —el termino que uso para referirse a Bella no me gusto, pero no podía ponerme más en evidencia.
—Ya te dije que con Emmett —iba a deshacerme de la chamarra cuando recordé que mi suéter estaba manchado de sangre.
Tanya gateo por la cama hasta llegar a mí y me abrazo con fuerza, me queje en silencio.
—Lo siento, es que desde que regrese haz estado muy frío conmigo, parece que no te dio gusto que regresara.
—Claro que si —mentí y espere sonar convincente.
—Demuéstramelo —susurro en mi oído y sus labios se encontraron con los míos, se movían ardientes y deseosos, pero no despertó en mi ni la mínima parte de lo que lo había hecho Bella, sus manos intentaron sacarme la chamarra y yo lo evite alejándome de ella.
—Debo ayudarle a Alice con algebra.
—Bien, yo me daré un baño caliente, si quieres unirte… te espero —sus manos comenzaron a desabotonar la blusa— ¿sabes que estaba pensando?
— ¿Qué?
—Tener un hijo.

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Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 12: Tormenta
Edward POV
Tanya gateo por la cama hasta llegar a mí y me abrazo con fuerza, me queje en silencio.
—Lo siento, es que desde que regrese haz estado muy frío conmigo, parece que no te dio gusto que regresara.
—Claro que si —mentí y espere sonar convincente.
—Demuéstramelo —susurro en mi oído y sus labios se encontraron con los míos, se movían ardientes y deseosos, pero no despertó en mi ni la mínima parte de lo que lo había hecho Bella, sus manos intentaron sacarme la chamarra y yo lo evite alejándome de ella.
—Debo ayudarle a Alice con algebra.
—Bien, yo me daré un baño caliente, si quieres unirte… te espero —sus manos comenzaron a desabotonar la blusa— ¿sabes que estaba pensando?
— ¿Qué?
—Tener un hijo.
Juro que al escuchar la palabra 'hijo' la sangre abandono mi cuerpo y deje de respirar. Clave mis ojos en los suyos buscando un indicio de que esto fuera una broma pero no encontré nada, ni siquiera la alegría de una mujer deseosa de ser madre.
—No —fue la única palabra que mi cerebro proceso.
— ¿Por qué no? —alzo una ceja— ¿no quieres hijos?
—Claro que los quiero pero no ahora, tenemos unos meses de casados y pensé que eras tu la que no querías.
—Era… es que pensaba que soy muy joven, pero lo he pensado mejor… y quiero tener un hijo tuyo —su voz sonaba casi en un sexy susurro mientras se acercaba a mi e intentaba desabrocharse el sostén.
—Yo no quiero hijos aun —mi voz sonó tan firme como quise que fuera e intente mentirle lo más convincente posible— quiero disfrutar más mi matrimonio, ya luego vendrán los niños.
Salí del cuarto sin esperar una replica de su parte y me fui a sentarme frente al piano mientras empecé a tocar aquella melodía que ahora sabia había sido inspirada en Bella. Todos mis pensamientos viajaron hacia ella. Justo en este momento Tanya venia con la idea de que tuviéramos un hijo, ahora cuando estaba más seguro que nunca que no la quería, que mi mundo giraba en torno a Bella y que aunque yo quisiera que no fuera así, sabia que no podría ser de otra manera. A pesar de que decía amar a Tanya, hoy que conocía a Bella sabía con exactitud lo que es atracción física y lo que es amor. desde que conocí a Tanya me gusto, y hasta hoy no podía negarlo, era bonita, a cualquier hombre le gustaría, pero amaba a Bella y de eso no tenia dudas, sabia que pasara lo que pasara, conociera a la mujer que conociera, ninguna iba a despertar en mi el cariño, el amor y el deseo que siento por Bella. Y aunque Tanya intentara seducirme, y aunque haya regresado con la idea de ser la esposa linda y tierna dispuesta a darme un hijo, yo no estaba dispuesto a dejar a Bella y se lo iba a demostrar aunque tuviera que enfrentarme a Tanya, a mis padres y al suyo.
Bella POV
Había pasado ya un mes desde que Emmett se había enterado de lo mío con Edward. Al principio estaba un poco reacio, me parecía normal, pero al pasar de los días parecía que la actitud de Edward convencía a mi hermano de que en verdad me quería. Pasaba casi todas las tardes en mi casa, después de la escuela nos acompañaba, incluso muchas veces se nos unían Alice, Jasper y Rose y se iba unos minutos antes de que llegara Charlie y al llegar a casa le decía a Tanya que había salido con Emmett y Jasper a comer o a ver algún partido de béisbol en la televisión.
Sin embrago yo estaba preocupada, Tanya aun no se iba y parecía no tener planes de hacerlo. Según Alice entre un viaje y otro no habían pasado más de dos semanas y ahora después de un mes Tanya seguía en Forks. Tenia miedo que de alguna manera se hubiera enterado de lo mío con su marido, o tal vez era la actitud de Edward, este no la había recibido con los brazos abiertos como ella lo hubiera esperado, y el tiempo que pasaba con ella era muy poco, quizás esos pequeños detalles la habían hecho reaccionar y darse cuenta de que había tenido abandonado al hombre más perfecto sobre la tierra y quería de alguna forma enmendar su error. Y yo cada vez que me topaba con ella me sentía más mal, por más que buscaba en ella los defectos que Alice se encargaba de sacar a la luz yo no veía más que una mujer joven, bonita y simpática, estaba segura de que si la vida no nos hubiera puesto en esta situación quizás habríamos sido amigas.
Algunas noches mientras escribía o intentaba dormir me ponía a pensar en lo que Edward y yo le estábamos haciendo, me ponía en su lugar y recordaba lo que Rose me había dicho 'no hagas lo que no te gustaría que te hicieran' y a mi no me gustaría de ninguna manera que el hombre que amo me hiciera lo mismo. ¿Cuántas veces no había leído alguna novela donde el hombre le es infiel a su mujer e instintivamente me ponía del lado de la esposa? Por que ahí la victima era ella ¿no? La villana, la otra, la sinvergüenza se suponía era la amante, en este caso… yo.
Algunas lágrimas se escaparon de mis ojos aunque intente contenerlas. Llore como no lo había hecho desde que estaba con Edward y es que me sentía mal por ella, hasta ahora me había puesto a pensar en ella y en como se sentiría si supiera lo que le estábamos haciendo. Me concentre de nuevo en estudiar, estábamos a mitad de exámenes y necesitaba concentrarme en estos y dejar por un momento mis problemas de lado.
Desperté por el fuerte ruido de las gotas golpeando contra el techo, me levante de la cama y al mira por la ventana, el cielo parecía caerse y los fuertes truenos parecían darme la razón. Gemí molesta. Si había algo que odiara más que una tormenta, era una tormenta eléctrica. Me vestí lo más abrigada que pude y trate de acomodar mi cabello. Tras una pequeña discusión con mi hermano acerca de irme o no en mi pick up, accedí a irme con el en el jeep, los truenos me ponían nerviosa y además alego la inseguridad de estar yo frente al volante de una camioneta tan vieja y con este clima.
Al llegar a la universidad corrí inmediatamente a resguardarme en el cálido edificio. Ahí me encontré con Angela y juntas caminamos a nuestra primer clase, la que más me gustaba, o digamos que la única que me gustaba.
— ¿Estudiaste? —pregunto mi amiga.
—Si, pero aun así no estoy segura de que mi mente logre darme las respuestas acertadas.
—Oh vamos, sabes que lo harás bien —se inclino un poco hacia mi y susurro— además estoy segura que el profesor estaría encantado de darte una segunda oportunidad.
Me sonroje. Había sido inevitable no contarle a Angela por que me entusiasmaba tanto la clase del profesor Cullen, además de lo obvio, así que un día decidí confesarle lo que pasaba entre nosotros y lo que hizo es digno de una gran amiga, me deseo que fuera feliz y cada que hablamos del tema procuraba no mencionar a Tanya, ella me había dicho que haría de cuenta que no existía y para no hacerme sentir 'la otra' procuraba no mencionarla. Aunque eso no me hacia olvidarme de ella.
Edward entro con ese paso firme y galante que lo distinguía y repartió los exámenes, teníamos una hora para terminarlo y cuando comencé a leer las preguntas automáticamente las respondía en mi cabeza. Me concentre en terminar el examen lo más pronto posible y salir a desayunar algo. Por los nervios no había podido probar bocado en la mañana y a estas alturas mi estomago exigía comida.
A veces levantaba la mirada solo para ver a Edward al frente del salón cuidando que nadie copiara las respuestas del de al lado, estaba serio mostrando la autoridad de un maestro, pero no por eso se veía menos sexy, paseaba la miradaza por todo el salón y de vez en cuando se topaba con la mía, ninguno sonreía, seria demasiado obvio ya que al menos en mi caso le sonreía como tonta, si como una tonta enamorada y me pondría en evidencia, sin embrago una mirada decía más que una sonrisa o incluso que las palabras.
Sentí un pequeño golpe en mi mano y concentre mi mirada en un pequeño papel el cual, pensando que era de Angela lo tome y desdoble, ahí estaban todas las respuestas al examen e inmediatamente lo arrugue ocultándolo en el puño de mi mano.
— ¡Profesor! Isabella tiene un acordeón.
Cuanto odiaba que me dijeran Isabella, y más que fuera una chismosa y mentirosa quien lo hacia. Mentirosa en cierta parte, si tenía un acordeón pero no lo estaba utilizando. Voltee a ver a la chica detrás de mi que me fulminaba con la mirada, quizás si se lo hubiera prestado no seria tan chismosa. Sentí la presencia de alguien a mi lado y como no… era Edward.
—N… no… yo no —tartamudeé.
—Lo tiene en la mano, yo vi cuando trato de esconderlo —abrí la mano y ahí estaba el cuerpo del delito, sentí mi rostro enrojecer de coraje y también de vergüenza.
—No es mío, alguien lo aventó y…
—Déme ese papel señorita Swan —la voz firme y fría de Edward me hizo enojar más, ¿Cómo podía pensar el que yo estaba haciendo trampa en su examen? Le di el papel y lo reviso por unos segundos— ahora déme su examen y salga de mi clase.
—Pero Ed… Ed… es injusto, eso no es mío, no es mi letra y… —me puse de pie haciendo señas con las manos exasperada.
—Pero estaba en sus manos, ahora salga del salón —Edward tomo el examen de mi mesa y camino hacia su escritorio.
— ¿Me va a reprobar? —lo seguí y me detuve frente a el, alzo la mirada y note en sus ojos cierta disculpa.
— ¿Qué quiere que haga entonces? —me estaba dando opción ¿en verdad?
—Déjeme demostrarle que no ocupo un acordeón para responder su examen, lo puedo hacer después cuando todos hayan terminado para que no despegue su mirada de mi y se de cuenta que no hago trampa.
Pareció pensarlo un momento y después respondió. —Esta bien Swan, mañana hará el examen en mi clase y les regalara la hora a sus compañeros, además también para mañana quiero un trabajo sobre la vida de Octavio Paz y diez de sus poemas traducidos.
Asentí molesta, regrese a mi lugar a tomar mis cosas y salí del salón directamente a la cafetería. Me molestaba que desconfiara de mi, aunque quien lo no haría si había encontrado ese papel en mi mano, pero el conocía mi letra y me conocía a mi, sabia que yo no era capaz de aprovecharme de nuestra relación para hacer trampa o pedirle una buena calificación si no me la merecía.
Pase casi todo el día en la biblioteca haciendo el maldito trabajo que me había pedido, solo salía a presentar mis exámenes y regresaba tan rápido como terminaba. La última hora tenia la practica con las porristas. Si, Rosalie había insistido en que lo hacia muy bien y me acepto aun cuando le recé a todos los santos que conocía por que no lo hiciera. Le conté mi trágica escena con el profesor Cullen y accedió a que faltara para que pudiera terminar mi trabajo.
Después de las clases la biblioteca seguía abierta, era en parte la biblioteca del pueblo y después de que Emmett vino a buscarme para irnos a casa, yo insistí en quedarme a terminar mi tarea en la biblioteca, sabia que si salía de ahí me toparía con Edward y la verdad hoy no tenia ganas de ver a ese estúpido profesor sexy y encantador que me tenia tan de malas.
Estaba tecleando con tanta fuerza que parecía a punto de quebrar el teclado pero no me importo. Todo lo que podía escuchar era el teclado y las gotas que seguían golpeando el techo del lugar, no había parado de llover desde la mañana y eso me ponía de peor humor. Sentí una mano sobre mi hombro y levante la vista, por encima del monitor vi el sitio vació, no había ni un estudiante más, solo la encargada quien estaba concentrada en su lectura. Entonces vi al dueño de esa mano cuando se sentó junto a mi, baje la mirada y seguí tecleando ignorando tanto como podía esos penetrantes ojos verdes.
— ¿Podrías detenerte? —me pidió en un susurro.
—No, aun tengo mucho por hacer y tengo que tenerlo listo para mañana.
—No tienes que…
—Si tengo… usted me lo pidió.
Entonces Word me pregunto si quería guardar el documento y después desapareció del monitor, vi la mano de Edward sobre el mouse, había cerrado mi documento borrando todo lo que tenia avanzado, que en verdad no era mucho.
— ¿Qué hiciste? —pregunte molesta.
—Te dije que no es necesario, yo se que no hiciste trampa en el examen.
—Pues hace unas horas parecías convenido y me pediste este estúpido trabajo y te lo voy a entregar.
— ¿Y que podía hacer Bella? Actué imaginando que eras una alumna más, te encontré con un acordeón con todas las respuestas del examen, no podía nada más ignorarlo, si yo lo hubiera visto no habría dicho nada, habría hablado contigo después, a solas, pero tu compañera lo vio y entonces tuve que actuar como lo que en ese momento éramos, un profesor y su alumna.
Medite sus palabras y me di cuenta que había exagerado en mi reacción, no tenia por que enojarme, no podía simplemente ignorar el hecho de haber encontrado ese papel en mis manos, hasta yo sospecharía si eso hubiera pasado con otro profesor y con otra alumna.
—Entonces…
—Entonces mañana haces el examen y listo, el trabajo no es necesario… puedes solo hacer la portada, una hoja introductoria y lo demás de chistes si así lo deseas —me sonrió de lado, y sentí mi corazón dispararse en una serie de latidos descontrolados— es imposible que tu hayas hecho ese acordeón.
—Lo se, no es por ser presuntuosa pero no me gusta hacer trampa, prefiero estudiar.
—No lo digo por eso.
— ¿Entonces?
—Esa letra era muy bonita, la tuya es digamos más… infantil —se rió entre dientes y yo fruncí el ceño.
—Muy gracioso profesor Cullen —me dedique a pagar la computadora mientras sentía la mirada de Edward sobre mí.
—Te ves adorable cuando estas enojada —sus adulaciones me hicieron sonrojar, pero no lo iba a perdonar tan pronto por faltarle el respeto a mi letra— Alice quiere verte, dice que en todo el día no pudo hablar contigo y quiere probarte varios vestidos para la fiesta.
Estábamos a dos semanas de la gran fiesta de disfraces de Alice y ya quería empezar a torturarme con sus diferentes diseños. Ni siquiera estaba segura de asistir vestida de una vampiriza sin chiste y torpe. Se suponía que un vampiro era hábil, fuerte y de belleza sobrehumana, y yo era todo lo contrario.
—No creo que…
—Estas bajo amenaza —sonrió y tomo mi mochila— sabes que si no vas hoy a ver a mi hermana tarde o temprano tendrás que hacerlo.
—Esta bien, llévame de una vez con la loca de tu hermana.
Edward POV
Aun era temprano pero parecía ser de noche, las nubes bajas y oscuras le daban a la tarde un toque casi nocturno, no paraba de llover y era un poco difícil manejar a mi manera, tuve que disminuir considerablemente la velocidad, sobre todo al salir del pueblo, la carretera que iba a mi casa estaba llena de curvas que hasta hoy no me había parecido peligrosas.
Sabía que a Bella no le gustaba la velocidad y tampoco la lluvia así que decidí no mezclar las dos cosas que más odiaba. Su vista iba clavada en la ventana, estaba muy pensativa y callada desde hacia unos días y deseé poder leerle el pensamiento y saber que era lo que la tenia así. Yo no había querido preocuparla con lo que Tanya me había pedido, no quería que se atormentara más de lo que ya estaba por la presencia de mi esposa.
Estaba tan absorto mirándola que no me di cuenta del camión que venia frente a mi, cuando clave la vista al frente lo vi muy cerca y lo único que hice fue dar un fuerte volantazo para no chocar con el. Me desvié hacia el bosque y chocamos contra un árbol. Inmediatamente me preocupe por Bella quien aparentemente se encontraba bien, solo su respiración era entrecortada y tenia las uñas clavadas en el asiento.
— ¿Estas bien?
—Si… ¿y tu?
—Si, lo siento, no lo vi, de repente apareció y no pude hacer nada más que esquivarlo así —me disculpe sabiendo por Emmett la forma en que su madre había fallecido.
—No te preocupes, lo bueno es que ambos estamos bien, será mejor que nos vayamos.
Asentí. Intente arrancar el auto pero no encendió, seguramente el golpe había provocado alguna falla mecánica y yo no sabia nada respecto a eso. Después de varios intentos más decidí dejarlo por la paz.
—Será mejor que llame a Rose —Bella saco su celular y marco el numero de su amiga, después corto la llamada— no tengo señal.
Saque mi celular y tampoco tenia señal. Bella abrió la puerta, estaba punto de bajarse del auto pero la detuve.
— ¿A dónde vas?
—Tenemos que irnos de aquí ¿o piensas que nos quedaremos aquí hasta que pare la lluvia?
— ¿Caminar hasta la casa? ¿Tienes una idea de lo lejos que estamos?
—Bien, dame otra solución genio —alzo una ceja retadoramente. Suspire derrotado, no tenia una mejor opción, pero caminar en medio de una tormenta por una carretera tan sola no se me hacia buena idea. Entonces sentí como si algo en mi cabeza hiciera clic.
Baje del auto y lo rodeé para tomar a Bella de la mano, el camino por el bosque no iba a ser fácil, y menos si la tierra estaba mojada.
—La carretera esta por el otra lado Edward.
—Lo se pero no vamos a irnos por la carretera.
— ¿Entonces?
— ¿Confías en mi?
—Absolutamente pero…
—Entonces camina lo más rápido que puedas y no me sueltes.
Apreté su mano contra la mía y la guié por el camino. A unos cuantos kilómetros de ahí estaba una pequeña cabaña que mi padre le compro a Esme, ahí venían cuando se querían escapar de mi hermana y de mi y rogaba a Dios que hoy no fuera uno de esos días. Después de caminar casi por media hora encontré en medio de la oscuridad la cabaña completamente oscura, señal de que no había nadie. Busque la llave que Esme había escondido en el alero y abrí la puerta, deja que Bella pasara y yo lo hice detrás de ella.
— ¿Dónde estamos? —pregunto Bella una vez dentro, mientras yo encendía las luces.
—Esta casa es de mi madre, digamos que Carlisle y Esme se escapan aquí solos de vez en cuando.
—Oh —fue todo lo que dijo, pero el rubor de sus mejillas me dio a entender que sabía a lo que me refería. Fui hasta el teléfono pero no había línea.
—Espérame aquí —fui a la habitación de mis padres y busque algo de ropa limpia de mi madre para darle a Bella y también algo para mí, también unas toallas para sacarnos. Regrese a la sala pero Bella no estaba ahí, las huellas de humedad en el piso de madre me señalaban la cocina. Al llegar ahí vi a Bella junto a la estufa calentando algo y buscando tazas en la alacena— ¿Qué haces?
—Ah, perdón es que hace frío y pensé preparar algo caliente.
—Esta bien, estas en tu casa —le extendí la toalla y comenzó a secarse el cabello— este ropa es de Esme, no creo que le moleste, ¿Por qué no te vas a cambiar mientras yo termino de preparar el chocolate?
Tomo la ropa de mi mano y se acerco a darme un beso en los labios, a pesar del frío estaban cálidos y suaves y se amoldaron rápidamente a los míos. Termino el beso y desapareció por la puerta. Termine de hacer las dos tazas de chocolate y las lleva a la sala donde encendí la chimenea para entrar un poco más en calor. Entonces las luces se apagaron y maldije al servicio de luz eléctrica pero entonces la risita de Bella me hizo voltear, se encontraba junto al interruptor de la luz, llevaba puestos unos pantalones de mi madre que al parecer le quedaban algo grandes, y una suéter rosa que le quedaba perfecto.
—Siempre había querido una casa con chimenea y creo que se ve mejor sin luz ¿te molesta? —dijo mientras caminaba hacia mi mordiendo su labio inferior, sin zapatos, con el cabello mojado y desordenado, se veía condenadamente sexy y yo no podía despegar mi mirada de su cuerpo, sus labios y sus ojos.
—N… no —me sentí nervioso ante la idea de estar aquí solos, incomunicados y con ella luciendo tan tentadora— voy a… a cambiarme y ahí tienes tu chocolate.
Salto emocionada y me dio un beso en la mejilla para después acomodarse en el suelo frente a la chimenea y sorber un poco de chocolate. Sonreí por su inocencia, era tan sexy y ella ni siquiera hacia el intento por serlo, era tan natural su forma de ser y cada día me atraía más y entonces tuve miedo de nuevo. Estábamos solos, ante el recuerdo de aquella tarde en su casa, cuando Emmett nos descubrió me estremecí, yo sabia que de no haber llegado Emmett yo habría continuado, al menos hasta que Bella me pidiera lo contrario, y temía que hoy no fuera capaz de controlarme, si al besarla no podía detenerme.
Sacudí mi cabeza intentando alejar esos pensamientos, termine de cambiarme y saque algunas cobijas de la cama llevándolas conmigo a la sala. Bella seguía sentada entre algunos cojines en el suelo y sostenía su taza con ambas manos. Pase una cobija por sus hombros y otra la puse en sus piernas.
— ¿Cómo va lo del frío? —pregunte mientras me acomodaba a su lado.
—Mejor ahora que regresaste —sonrió y descansó su cabeza en mi hombro— intente llamar a mi hermano pero sigo sin señal ¿crees que dure mucho?
—No lo se, nunca había visto llover de esta manera —suspire— espero que termine pronto, no quiero que Emmett intente asesinarme por estar aquí solo contigo.
—No es tu culpa…
—No, no lo es pero eso a Emmett no le importara.
Sonrió si preocupación, acomode uno de mis brazos alrededor de su cintura y la acerque más a mi, inhale el aroma de su cabello, olía a fresas y a lluvia, hundí mi nariz en su pelo e inhale una vez más.
—No hagas eso —dio un golpe juguetón en mi pecho.
— ¿Por qué no?
—Mi cabello debe oler fatal.
—Huele a lluvia.
— ¿Pero bien o mal?
—De las dos formas —se alejo un poco de mi y enarco una ceja.
—Quiere decir que si huelo mal… lo sabía…
—Yo no dije eso…
—Pero… dijiste de las dos formas… —me miraba con el rostro confundido, pero como le explicaba que olía bien, pero también mal, mal por que me provocaba de una forma que no debería ser legal, y menos aquí, solos en medio del bosque.
Decidí besarla para acallar sus preguntas y dudas, puse mis labios lentamente sobre los de ella, sabían a chocolate y le abrí paso a mi lengua para disfrutar más el sabor ya de por si dulce de sus labios, su mano se poso sobre mi pecho y lo acaricio hasta llegar a mi cuello, sentí como se deshizo de las cobijas y se incorporo un poco para estar en una posición más cómoda, pero no pensé que fuera a poner sus piernas alrededor de mi cintura, me quede quieto ante su movimiento hasta que ella tomo mis manos con las suyas y las puso sobre sus caderas, rompí el beso para morder un poco su cuello, arqueo la espalda acercando su pecho al mío y sentí que mi cuerpo empezaba a reaccionar, sabia que esto estaba mal pero no quería romper el momento.
Mis dedos jugaban con la piel expuesta entre el pantalón y el suéter, mientras continuaba besando y mordiendo su cuello, los pequeños gemidos que soltaba me excitaban más y lo único que pensé en ese momento fue en quitarle la ropa y hacerla mía de todas las formas que se me ocurrieran. Ella pareció leer mis pensamientos ya que volvió a besar mis labios, tomo mis manos y las puso al borde el suéter, se separo un poco y me vio a los ojos, alzo ambos brazos mientras pronuncio las palabras que terminaron conmigo.
—Hazme el amor —pidió en un suave susurro y por más que una parte de mi me decía que me negara alcé el suéter observando cada centímetro de su cremosa piel mientras quedaba al descubierto, llegue al punto de ver el sostén azul y su pecho que subía y bajaba con cada respiración, termine de sacar el suéter y lentamente la recosté en el suelo.
—Bella… no… pídeme que me detenga —suplique.
—No quiero que te detengas —sus manos desabotonaron mi camisa y acaricio mi pecho con mucho cuidado, con timidez, una timidez que la hacia verse más sensual y que me hizo desearla más, pero también que me pedía que me detuviera, que no tenia derecho a hacerlo de esta forma, pero sus manos continuaron bajando el cierre de mi pantalón, haciendo que me olvidara de todo lo de más y que le hiciera caso.
En ese instante no hubo nadie más que ella y yo, volví a besar sus labios mientras la ayudaba a bajar mis pantalones, quede semidesnudo sobre ella y note como se sonrojaba pero eso no la detuvo, se incorporo un poco y yo la ayude sosteniéndola de la espalda y con sus manos abrió el broche del sostén y lentamente dejo caer la espalda contra el suelo.
Bese sus labios despacio; mis labios viajaron hasta su oreja y mordí el lóbulo de esta, mientras ella enredaba sus dedos en mi cabello, bese su cuello, deteniéndome unos segundos para morderlo y pasar mi lengua, saboreando la dulzura de su piel y me decidí a bajar por sus hombros, baje el tirante del sostén hasta deslizarlo por su brazo e hice lo mismo con el otro para quitarle la prenda por completo sin separar un segundo mis labios de su piel, pase mis labios por en medio de sus senos, despacio, lamiendo cada parte de su piel como respuesta Bella arqueo la espalda y lleve mis labios a uno de sus senos, lo acaricie con mis labios, lo bese y mordí despacio haciendo que Bella gimiera mi nombre, hice lo mismo con el otro seno y baje por su plano abdomen hasta toparme con su pantalón, esta vez sin pensarlo lo fui bajando mientras besaba su ombligo, quite por completo el pantalón y me arrodille admirando el cuerpo de Bella, su respiración era entrecortada y solo una prenda la cubría, puse mis manos sobre ella y la baje despacio, dejándome maravillar por cada centímetro que iba descubriendo hasta que la saque.
Bese sus piernas, subiendo lentamente hasta llegar a su entrepierna y delicadamente pose mis labios sobre su humedad, Bella gimió ante mi contacto y yo disfrute cada parte de su anatomía, bese, acaricie y saboree el aroma de Bella hasta que la sentí contraerse en mi boca, su cuerpo se tenso y un pequeño grito escapo de su boca haciéndola sentir su primer orgasmo.
Aproveche para quitar la ultima prenda de mi cuerpo y situarme entre ella, la bese en los labios y después la mire a los ojos.
—Aun puedes pedirme que no lo haga —susurre, aunque en el fondo yo deseaba lo contrario.
—No, quiero que me hagas tuya —sus ojos brillaron y lentamente comencé a entrar en ella.
—Te amo —susurre contra sus labios para después volver a besarla, sentí sus uñas clavarse en mi espalda, no rompí el beso, solo disminuí el ritmo y entre mas lento… dejando que su cuerpo se acoplara al mío, sentí como la presión de sus manos contra mi espalda disminuía y mientras ahogaba sus gemidos en mi boca comencé a aumentar el ritmo poco a poco para no lastimarla. Aunque estaba a punto de perder el control, estar haciéndole el amor a Bella simplemente me volvía loco, era la mejor sensación que había sentido en mi vida y era con la mujer que más amaba. Nuestros movimientos se acompasaron al grado de disfrutar ambos de nuestra entrega. De mis labios se escapaba su nombre y varios 'te amo' igual que de los de ella. Sentí su cuerpo tensarse una vez más y sus piernas rodearme para acercarme más a ella, si es que se podía, sentí su cuerpo temblar bajo el mío con su segundo orgasmo y entonces yo hice lo mismo.
Lentamente caí sobre ella besándola una vez más y a pesar del frío que hacia afuera, nuestros cuerpos estaban empapados en sudor, bese sus hombros y sus labios una vez más, antes de caer junto a ella y atraerla hacia mi, recostó su cabeza en mi pecho y cubrí nuestros cuerpos con una cobija.
—Te amo Edward.
—Lo se —ahora más que nunca lo sabia— y yo te amo a ti.

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15♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:27 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 13: Amenazas
Abrí los ojos y me maraville con la vista, estaba en los brazos de Edward quien dormía placidamente. El recuerdo de la noche anterior vino a mi memoria y sentí mis mejillas sonrojarse, me vi envuelta en las cobijas sobre el pecho desnudo de Edward y comprobé que no había sido un sueño, en verdad había hecho el amor con el. Levante mi cabeza y vi a través de la ventana que continuaba lloviendo pero ya no tan fuerte. Me deshice de su abrazo y busque mi celular, eran las 4:30 de la mañana y tenia un nuevo mensaje, lo abrí y era Alice diciéndome que ya sabia donde estábamos y que no tardaba en llegar por nosotros.
Entonces llego la preocupación. ¿Qué le iba a decir a Emmett? Y lo peor ¿Qué le iba a decir a Charlie? sentí los nervios apoderarse de mi, no podía simplemente aparecerme por la casa y decir que había pasado la noche con mi profesor, estaba claro que Charlie saldría a buscar a Edward con pistola en mano, sino es que Emmett lo mataba primero y después me mandaban a un colegio para monjas.
Los brazos de Edward me rodearon, no me di cuenta en que momento se despertó, pero sus brazos casi me hacen olvidar todo… casi.
—Buenos días amor —susurro en mi oreja enviando corrientes eléctricas a todo mi cuerpo— ¿Qué hora es?
—Son las 4:30 y Alice viene para acá —susurre.
—Bella… anoche después de que fuiste mía —se movió para quedar inclinado sobre el sofá y yo me recosté en su pecho— te mire dormir y supe que así es como quiero dormir el resto de mis noches.
Alce los ojos para mirar los suyos y la forma en que me miraba me derritió por completo, sus ojos brillaban con una intensidad que jamás había visto y juro que me dieron ganas de llorar.
—Tome una decisión —me levante para verlo directamente a los ojos y el puso sus manos en mis mejillas— hoy mismo le pediré el divorcio a Tanya, no me importa si se lleva más tiempo o no, es que tu no te mereces esto, me has dado tu cariño, tu amor, tu primera vez y yo… yo te he pagado siendo la otra y no te lo mereces.
—Seria una mentira si te digo que no me alegra —sonríe y baje la mirada— aunque me siento mal por Tanya.
—No tienes por que hacerlo hoy esto se va a terminar, te amo.
—Yo también te amo —me incline y bese sus labios y el apretó más sus brazos a mi alrededor acercándome más a el, sentí si cálida piel bajo la mía y sus labios bajar hacia mi cuello, suspire y aunque mi mente solo pensaba en Edward y en el deseo de que me hiciera suya de nuevo; Alice viniendo hacia acá me hizo separarme dolorosamente de el.
—Alice viene —sonríe.
—Y será mejor que levantemos todo esto.
Me levante envuelta en la cobija dejando desnudo a Edward y a pesar de ya haberlo visto así no pude evitar desviar la mirada hacia otro lado. Comencé a buscar mi ropa, la agarre y corrí al baño, entre a la regadera no más de cinco minutos y salí para encontrarme con Emmett y Alice sentados en la sala, no había rastro de Edward ni de las cobijas y cojines tirados en el suelo. Cuando se dieron cuenta de mi presencia Emmett se levanto y me abrazo fuertemente.
—Enana ¿estas bien? —pregunto una vez que me regreso al suelo.
—Si, bien ¿Qué haces aquí?
—Te estuve buscando desde ayer en la noche, no me respondías el teléfono y entonces aquel duende vidente me dijo que a Edward se le había descompuesto el auto camino a su casa y habían caminado hasta acá en medio de la lluvia, me preocupe, tu sabes eres muy torpe y con el suelo mojado y en medio del bosque tu vida corría peligro y…
—¡Emmett! Respira —puse mis manos en sus hombros y se relajo un poco— ¿Entonces todos saben que estamos aquí?
—No —Alice se levanto del sofá y danzo hasta mi— yo le dije a Emmett lo que había visto y salimos a buscarlos desde anoche, pasamos la noche en tu casa ya que Charlie estaba buscándote por todo Forks y hace unos minutos que la lluvia bajo de intensidad vinimos por ustedes.
—Aunque yo quería venir desde anoche, no me gustaba la idea de que tú y Edward estuvieran solos tanto tiempo.
—Ah… eh… siempre tan preocupado, pero estamos bien.
—La historia es esta… —dijo Alice y yo la mire con desconcierto— ¡Bella! No me veas así, no pensaras decirle a Charlie que pasaste la noche sola con Edward.
Comprendí y Edward apareció por el pasillo y Alice continuo.
—Anoche cuando Emmett y yo salimos los encontramos pero la lluvia nos impidió regresar ya que el auto de mi padre también se descompuso, no se preocupen ya que le saque un cable y después ya no quiso arrancar, entonces yo y mi brillante memoria recordamos esta cabaña…
—¿Tu y tu brillante memoria? —pregunto Edward alzando una ceja.
—Si, eso le dirás a todos, que fui yo quien tuvo la idea y dirás que gracias a mi estamos vivos.
—En resumen ¿los cuatro pasamos aquí la noche? —pregunte.
—Exacto, pero recuerda Bella quien tuvo la idea de la cabaña fui yo.
Rodé los ojos y asentí.
—Ahora vámonos por que tengo un examen que presentar.
—No hay clases —dijo mi hermano— así que tú y yo nos vamos a casa para que Charlie deje de preocuparse.
Emmett me tomo del brazo sacándome de la cabaña para ir directamente a mi casa, no me dio la oportunidad de despedirme ni de Alice y mucho menos de Edward, pero era mejor no provocar a mi hermano. Yo sabia que el tenia sus dudas respecto a lo que había pasado entre Edward y yo y la mejor opción era obedecerlo para que no hiciera preguntas que mi sonrojo pudiera delatar.
Tanya POV
Esta situación ya me tenía harta, había regresado hace unos meses y Edward me trataba como trapo viejo. Yo necesitaba por todos los medios acostarme con el. Aunque tenia la opción de abortar y la cual para mi era la mejor pero después de pensarlo bien sabia que si tenia este hijo haciéndole creer a Edward que era de el tendría mi futuro asegurado pero el muy idiota se negaba a pasar la noche conmigo.
Nunca debí acostarme con aquel hombre sin usar protección, pero es que al verlo me olvide de todo lo demás, lo peor de todo es que no tengo su numero, dirección, es más no recuerdo ni su maldito nombre.
—Tanya ¿estas ahí? —Esme toco la puerta, no eran ni las seis de la mañana y lo único que quería era dormir.
—Si, aquí estoy — ¿Dónde más? Me levante aventando las cobijas enojada por la molesta presencia de mi suegra y abrí la puerta— ¿Qué pasa Esme?
—Tienes visita —tenia el rostro más pálido de lo normal y unas ojeras marcadas, seguramente de haber pasado la noche en vela preocupada por su hijo.
—¿Quién demonios me visita a las seis de la mañana?
—Tu prima Lauren, dice que es importante.
—¿Podrías decirle que suba? —Esme asintió— ¿Ya apareció Edward?
—No, y lo peor es que ahora Alice también esta desaparecida —comenzó a sollozar y yo la abrace mientras rodaba los ojos y actuaba como la mujer que sufre por la desaparición de sus esposo. La verdad no me preocupaba, para mi mejor si jamás aparecía así todos creerían que este niño era de el y no habría quien me desmintiera. Y si de paso desaparecía la molesta de su hermana a los Cullen no les quedaría nadie más que su lindo nieto, y por ende su único heredero.
Deje que Esme le avisara a mi prima que subiera y me puse una ropa más presentable, se escucho otro golpe en mi puerta.
—Adelante.
La cabellera rubia de Lauren apareció, entro a la habitación y cerro la puerta con seguro.
—¿Quién te persigue? —me burle.
—No quiero que tus suegros me escuchen, por cierto ¿Qué les pasa? Parece que no han dormido en días.
—Mi marido esta desaparecido —mi tono de voz no era de preocupación, pero con Lauren no necesitaba disimular.
—Claro —rió como si entendiera algo que yo no sabia— desaparecido…
—¿Qué es tan gracioso? —pregunte con sarcasmo— ¿Qué no ves que mi esposo esta desaparecido y tal vez muerto?
—Desaparecido si, muerto no creo ¿sabias que hay una chica del pueblo que también esta desaparecida?
—No, y no me importa.
—Debería, Isabella Swan es hija del jefe de policía Charlie Swan, estudiante de la universidad de Forks en la especialidad de literatura, tiene veinte años y es… es… bueno los chicos como Mike, Tayler y Eric dicen que es linda, yo opino lo contrario.
—Lauren —interrumpí— ¿a que se debe que me narres la biografía de esa chica?
—Dicen que todo lo que se hace en este vida se paga tarde o temprano y parece que tu infidelidad a Edward ya se esta cobrando.
—Habla claro, tus estúpidos rodeos me están cansando.
—Bien, ayer fui a casa de mi amiga Jessica, su mamá es la bibliotecaria de la universidad, cuando llegue Jess y yo fuimos a la cocina a preparar algo de comer cuando escuchamos a su mamá hablando con alguien por teléfono, le dijo que ayer en la biblioteca Isabella estaba haciendo un trabajo el cual Edward le dijo que no era necesario, y no se que más paso la situación es que Edward le dijo a Isabella que en ese momento solo eran alumna y profesor.
—Eso no significa nada, si no me equivoco esa niña es hermana de Emmett y por lo tanto amiga de Edward desde hace tiempo, ellos se conocen desde la universidad.
—Bueno pues Edward e Isabella se fueron juntos, el llevando su mochila ¿Qué profesor hace eso?
—¿Estas intentando decir que esa niña y Edward tienen una relación?
—Es un rumor, igual dicen que el profesor Emmett tiene una relación con la idiota de Rosalie.
—Eso no me importa, pero la tal Bella es… es todo lo contrario a su nombre —dije alzando la voz.
—Eso mismo opino yo, pero parece que los hombres de Forks creen lo contrario —rodó los ojos.
Entonces todo encajo como en un rompecabezas. Antes de irme Edward casi me rogaba por que me quedara y a mi regreso era frió y poco lo importo mi regreso. Después de la universidad se la pasaba en casa de Emmett, donde esa niña vivía. El muy idiota me había estado viendo la cara de tonta desde que había regresado y se estaba viendo con Bella. Escuche algunos murmullos y la clara voz de Edward, desgraciadamente ya había regresado.
—Necesito pruebas —mire a mi prima quien sonreía con malicia— fotos, videos o alguna grabación, Isabella Swan se arrepentirá de haberse metido con mi marido o de siquiera haberlo intentado.
—Cuenta conmigo, Isabella me debe muchas y me las va a pagar.
—Mientras tanto no vas a decir ni una palabra.
—Pero…
—Shh… tengo que usar algunas cartas a mi favor, si no funciona yo misma te ayudare a terminar con esa mujer, ahora vete.
Suspiro pesadamente y salió de la habitación. Me concentre muy bien en lo que le iba a decir a Edward cuando subiera pero no fue necesario, el solito cavó su tumba. Apareció unos minutos después y me lance a sus brazos intentando aparentar que me importaba, pero como siempre me aparto disimuladamente.
—¿Cómo estas mi amor?
—Bien —fue todo lo que contesto antes de tomar algo de ropa y entrar al baño, escuche la regadera abrirse y después de unos minutos salió completamente limpio.
—Tanya necesitamos hablar.
—Te escucho —me senté en la cama y el permaneció de pie.
—Tanya, este matrimonio no es como yo lo soñé, desde que nos casamos hemos pasado solo una noche juntos, me refiero a íntimamente, te has ido de viaje sin mi y… y dudo mucho que de verdad me ames como decías hacerlo.
Una chispa de intuición me hizo saber a donde iba todo esto, pero Edward estaba muy equivocado si creía que se lo iba a poner fácil.
Edward POV
—Yo te quiero —contesto Tanya— pero no entiendo a donde quieres llegar.
—A que yo ya no estoy a gusto con este matrimonio, yo no soy feliz, nunca lo he sido, desde que nos casamos no has estado conmigo y ahora que regresaste… —hice una pausa antes de decirle que Bella ocupaba mis pensamientos y mi corazón— ahora que volviste me di cuenta que este matrimonio no va a ningún lado.
—¿Y entonces? —pregunto alzando una ceja.
—Quiero el divorcio —mi voz sonó firme mientras la miraba a los ojos, Tanya sonrió.
—Esta bien —contesto y se puso de pie, me quede sorprendido de su reacción, yo esperaba gritos, llanto y negativas— pero bajo unas condiciones.
—¿Cuáles condiciones?
—Empecemos por el principio, yo no te amo —declaro con una comodidad que ya no me sorprendió— amo tu dinero, tu eres guapo, que digo guapo… bastante atractivo pero no te amo y si cuando nos casamos saque las uñas y empecé a disfrutar de lo tuyo, adoro sobregirar tus tarjetas de crédito con zapatos, joyas, ropa y viajes y es algo que no voy a perder cuando nos divorciemos.
—Así que todo esto es por el dinero —sonreí al darme cuenta de la razón que mi hermana tenia— tu pon la cifra.
—No, eso no es así de fácil, te he de confesar que estoy embarazada y obvio no es tuyo —sonrió ante su confesión y yo me quede helado, no supe que decir o que hacer pero ahora estaba seguro que su embarazo ponía las cosas más fáciles— mi condición es que nos divorciaremos hasta que este niño nazca, tu lo vas a registrar como tuyo y entonces firmo los papeles de divorcio por una gran cantidad de dólares, además de la que mes con mes me darás para mantener a tu hijo.
Procese la información poco a poco, era imposible que Tanya me pidiera registrar y mantener al hijo de otro hombre para poder divorciarme de ella, bastaba una prueba de ADN que confirmara que el hijo no era mío y la demanda por adulterio me daría la separación más pronto.
—No lo haré —sonreí.
—Oh si lo harás o el pueblo entero sabrá que Isabella Swan la hija del jefe de policía es una zorra.
Abrí los ojos en confusión. Me molesto que llamara a Bella de esa forma, pero era más mi sorpresa, ¿Acaso ella sabia que Bella y yo habíamos pasado la noche juntos?
—Imagínate nada más —continuo ya que yo no tenia palabras— que el pueblo se entera que la hija del respetable Charlie Swan mantiene una relación con un hombre casado, pobre jefe de policía, sufrirá al saber que crió a una zorra y ¿Qué dirán los directivos de la universidad al saber que un profesor se acuesta con una alumna?. Puedo encargarme de que te corran junto con ella y mi papá puede conseguir que de maestro no vuelvas a trabajar, claro eso si sobrevives luego de que el padre de la pequeña ramera quiera asesinarte.
—No hables así de ella —siseé lleno de coraje.
—De acuerdo no hablare mal de Santa Isabella —el sarcasmo que utilizo para referirse a ella me hizo enojar mas— pero ese es el trato, unos cuantos millones y la manutención del niño a cambio de la limpia reputación de Isabella así de cómo de tu trabajo.
—No lo haré —trague pesadamente y mis manos se formaron en puños.
—Entonces en este momento la conversación que tuviste ayer con Bella en la biblioteca llegara a manos de los directivos de la universidad y del jefe de policía, oh y también tengo unas fotos que Forks no tardara en conocer, hasta en el hospital de tu padre las verán. Piénsalo, piensa en Isabella si en verdad la quieres, piensa en como un pueblo pequeño la juzgara y como sufrirá ella por ser la ramera del pueblo.
Me quede callado, no encontraba las palabras para decirle todo lo que sus palabras me provocaban. Definitivamente era un estúpido al haberme casado con Tanya. ¿Cómo era posible que me confesara que estaba embarazada de otro?, era verdad, yo también había tenido relaciones con Bella pero en el principio no la engañe, yo la quería y ella solo estaba conmigo por el maldito dinero.
—Piénsalo —hablo nuevamente Tanya— tienes hasta esta noche.
—No voy a pensar nada —la voz ronca por el enojo retumbo en la habitación— tendrás lo que quieres.
No tenia nada que pensar, si Tanya quería todo mi dinero con la condición de que Bella no saliera lastimada, entonces se lo daría todo.

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16♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:28 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 14: Charlie
Bella POV
Había estado casi todo el día acostada en mi cuarto viendo por la ventana la lluvia caer, era mucho menos intensa que la tormenta del día anterior, pero simple el repiqueteo de las gotas sobre el cristal me hacían recordar mi noche con Edward. Aun me daba pena recordar que fui yo quien con explicitas palabras se lo pedí, pero esa pena era sustituida después por miles de mariposas que se agrupaban en mi estomago y me hacían ver estrellitas. Me reí de mi misma, me reí de felicidad, y me reí de nervios. Todas las emociones se habían dejado venir como un mar de sentimientos, por una parte estaba la obvia razón de tener cuidado con Emmett, era obvio que sospechaba algo y si llegaba a preguntar mi rubor y mi defecto de no saber mentir me descubrirían, no quería una pelea entre Edward y mi hermano. Por otro lado estaba la infinita alegría de haber sido por primera vez de Edward, lo que había provocado en mi la noche anterior, esas sensaciones, estaba segura que jamás, ningún otro hombre podría lograrlo, y claro yo tampoco deseaba estar así con otro hombre que no fuera Edward.
Un suave golpe me saco de mis pensamientos, quien tocaba mi puerta solo podían ser dos personas: Charlie o Emmett, para mi desgracia y vergüenza, era mi hermano.
—¿Se puede?
—Claro, pasa —mi hermano entró a la habitación y se sentó en el borde de la cama— ¿sucede algo?
—Si, tu sabes como soy, voy directo al grano —oh no, esto no pinta nada bien— ¿te acostaste anoche con Edward?
Sentí ganas de desmayarme, no se si por que la sangre abandonó mi cuerpo y se concentró en mis mejillas, o por que era una buena razón para no responderle a mi hermano.
—Pues… hacia frió y… había pocas cobijas, entonces nos acostamos juntos cerca de la chimenea… y… o sea para darnos calor…
—Isabella Marie Swan —me interrumpió pronunciando mi nombre molesto— hablaré mas claro, ¿tuviste sexo con Edward?
Me quede muda, pensando en las infinitas posibilidades de negarlo o en su defecto, de desaparecer. ¿Cómo le decías a tu hermano mayor que si te habías acostado con su mejor amigo? Eso era privado ¿no? Me pregunte si le hubiera dado la misma curiosidad de haberme sabido novia de Mike o de Tyler. No encontré palabras para responderle, deje que mi cuerpo hablara por mi, baje la mirada y me mordí el labio inferior, el sonrojo seguro que seguía ahí, y dudaba que desapareciera rápido.
—Bien, creo que tengo una respuesta a mi pregunta —dijo con una voz apenas audible y luego comenzó a reírse— siempre pensé que Edward era un mojigato, con eso de que quería estar con una sola mujer, y llego virgen al matrimonio, ¿si sabias?
Hizo una pausa para mirarme, en sus ojos no vi mas que diversión y a mi me hizo enojar que solo me hubiera utilizado para burlarse de Edward.
—Algo tuvo que haber hecho mal, tengo la impresión de que no sabe a lo que va, yo intente muchas veces decirle como complacer a una mujer pero…
—¡Emmett! No quiero saber si le enseñaste algo o no y tampoco te diré que hizo ayer, ¿Cómo…?
—¡Tranquila! Oh si lo prefieres puedo darte la clase de sexualidad a ti, para que sepas más o menos lo que pasó ayer.
—¡No! No quiero clases, se perfectamente lo que paso… y cállate ya. Eres increíble, yo creía que me harías una escena de hermano mayor y… vienes a burlarte.
—No tengo por que enojarme, yo sabia que tarde o temprano esto pasaría, con Edward o con otro, tu sabes lo que haces y se que sabrás escoger lo mejor para ti.
—Gracias Em —me acerque y lo abrasé.
—Y si algún día necesitas condones dímelo, tengo de todas las marcas y unos nuevos texturizados que…
—¡Cállate! —le pegue con la mano, pero seguramente me había dolido mas a mi.
—¿Bella? —la voz de Charlie tras la puerta disparo de nuevo mis nervios.
—Si papá.
—Te buscan.
Me solté del agarre de mi hermano y baje rápidamente esperando ver a Edward.
—Iré a comprar algo para cenar —me dijo Charlie mientras se ponía la chamarra— ¿quieres algo especial?
—Lo que sea esta bien —contesté, mi padre salió y yo entre a la sala y me lleve tal sorpresa al ver que no era Edward quien me visitaba, sino Tanya.
—Te lo encargo mucho Lauren —Tanya estaba de espaldas y hablaba por teléfono— y recuerda, tiene que parecer casualidad… adiós.
Me aclaré la garganta y Tanya volteo a verme, temerosa de que se hubiera enterado de lo que había pasado anoche, alcé la vista hasta encontrarme con sus ojos, en los cuales no había ni enojo, ni resentimiento, signo de que no sabía nada… aun.
—Hola Isabella —me sonrió— ¿Cómo estas?
—Bi… bien —no pude evitar el temblor en mi voz— ¿Qué te trae por aquí? ¿Te ofrezco algo?
—No gracias, estoy bien, solo quería saludarte.
¿A mi? ¿Por qué? Si no nos conocíamos, no éramos amigas. Al contrario.
—Te debe parecer algo raro, estaba pensando en que no te conozco ni a ti ni a tu hermano y ambos son amigos de mi esposo, y si no te importa también quisiera que fuéramos amigos, sobre todo tu.
Lo único que hice fue asentir despacio. Quería decirle que no, que simplemente no podía haber una amistad entre ella y yo por que hace apenas unas horas me había acostado con su marido. Una parte de mi me decía que se lo dijera, que lo supiera de una vez y dejara a Edward. Pero la otra parte, la más sensata me decía que me callara, que no tenía derecho a decirle eso, que aunque Alice la pintara como una mala persona, yo no tenía motivos para pensar eso.
—Bien, me fui de compras sola, ya vez como es mi cuñada, no me quiere mucho pero espero que para la próxima puedas acompañarme tú.
Lo dudaba, si el ir de compras con Alice era una tortura, ir con Tanya seria mi muerte. Asentí de nuevo y entonces Tanya me ofreció la bolsa que tenia en sus manos.
—Es para ti, es una blusa bastante sencilla como tu, la vi e inmediatamente pensé en ti, espero que te guste.
—No, no puedo aceptarlo.
—Si vamos a ser amigas no podemos empezar mal, acéptalo —suspiré despacio y tome la bolsa— deberías medírtela y si no te queda voy y la cambio.
Abrí la bolsa y saqué la prenda, pero lo que había en mis manos no era un blusa ni mucho menos, era un suéter para bebe en color amarillo. Lo miré por un momento y después comencé a unir las piezas del rompecabezas. Mis ojos se llenaron de lágrimas, aunque intente por todos los medios que no salieran.
—Ay lo siento —dijo Tanya y despacio me quito la prenda— me equivoque de bolsa, pero ya seguro lo adivinaste, Edward quería mantener el secreto al menos los tres primeros meses, ya sabes por precaución.
—¿Es… estas —el nudo en la garganta me impedía continuar con claridad— embarazada?
—Si —sonrió alegremente— me entere hace unos días.
—Y Edward… ¿ya lo sabe? —mi voz era apenas un susurro, pero Tanya parecía escucharme muy bien.
—Si, lo supo ayer por la mañana, deberías haberlo visto estaba tan feliz. Me dijo que era la mejor noticia que le había dado en toda su vida, que me amaba y también a este bebé que llevo dentro.
No pude contener mas las lagrimas, estas empezaron a correr por mis mejillas, quería decirle que se fuera de mi casa, quería gritarle que me dejara sola, pero la voz no me salía, el enorme nudo en mi garganta me impedía hablar, pero si pensaba. Edward me había prometido no tocarla, me había jurado que me amaba a mí y no solo se había acostado con Tanya, también la había embarazado y sabiéndolo se acostó conmigo. Eso era quizá lo que más me dolía, por que yo sabía que Tanya era su esposa, que eso podía pasar, o quizás había estado con ella antes de prometérmelo, eso era lo de menos. Pero que se hubiera enterado de que iba a ser papá y horas después me hiciera el amor, y que después de amanecer juntos me dijera que me amaba, que se iba a separar de Tanya. Eso, su mentira era sin duda lo más doloroso.
—Isabella ¿estas bien?
—Si —apenas susurre— no quiero ser grosera pero ¿podrías dejarme sola?
—Claro que si, después te traigo tu regalo y lo que te dije es en serio, si necesitas una amiga en quien confiar aquí estoy yo.
No respondí, es que acaso planeaba hacerme sentir más mal con su amabilidad. Entonces me quede sola y subí inmediatamente a mi cuarto. Emmett ya no estaba ahí y agradecí por eso, no quería ver su reacción. Llore no se por cuanto tiempo y aunque me dolía recordaba las palabras de Edward, quería encontrar la manera de olvidarme de él, de sus mentiras y parecía que llorar no era la mejor opción. En lo único que el llanto me ayudo fue a dormir, perdí la conciencia sumergiéndome en un sueño profundo, de esta forma no había tanto dolor, no soñé, no tuve pesadillas. Mi pesadilla comenzó cuando los fuertes golpes en mi puerta me despertaron.
Lauren POV
—Pero ¿Cómo voy a ayudarte? —preguntó.
—Tu solo sígueme la corriente —rodé los ojos— que importa si lo que decimos es verdad o es mentira, la única idea es que el jefe de policía se entere.
Jessica y yo nos encontrábamos comiendo, mientras yo trataba de explicarle el favor que mi prima me acababa de pedir.
—Esta bien —contestó no muy animada— aunque a mi Bella no me cae tan mal como para…
—Cállate —no me interesaba saber sobre su poca o mucha amistad con Bella, además el jefe de policía Swan acababa de cruzar la puerta— ¿así que entonces los viste besándose?
—¿A quien? —pregunto Jessica y con la mirada le señale al jefe, ella suspiro y hablo un poco mas alto— si, y no solo yo, mi madre también los vio besándose, lo peor de todo es que el profesor Cullen esta casado.
—No puedo creer que Edward le haga eso a mi prima, y con ¡Isabella! —grite intencionalmente y vi como el padre de esta volteaba discretamente— es una zorra, mira que meterse con un hombre casado.
— ¿Y donde crees que paso la noche ayer? A mi se me hace mucha casualidad que Edward y Bella se hayan perdido, seguramente tuvieron una de esas muchas noches de placer.
—Bella no tiene vergüenza, se mete con su profesor y además es un hombre casado —escuché el golpe de la puerta y cuando voltee el padre de Bella ya no estaba— buen trabajo.
—Yo aun no estoy segura.
—Te dije que Edward se lo confirmo a mi prima —repetí cansada.
—No lo dudo, pero de eso a decírselo a su padre…
—No le dijimos nada, el escucho y solo verdades, su hija es una zorra es mejor que lo sepa.
Edward POV
Después de mi conversación con Tanya, dormí un poco y cuando desperté ya no se encontraba en la habitación. Baje a desayunar algo y me encontré con Alice, después de 19 años de conocernos obviamente notó que algo me pasaba, así que no me quedó de otra mas que contarle todo lo que había pasado.
—¿Cuándo piensas decirme algo? —hacía unos minutos que le había contado todo a Alice y ella solo me miraba.
—Estoy pensado en la forma menos hiriente de decirte que eres un idiota —contestó suavemente.
—Alice por favor, esto es serio.
—Yo también hablo en serio —y entonces estalló la bomba— ¿Cómo se te ocurre decirle que si a todas las estupideces que Tanya te pidió? Y peor ¡esta embarazada de otro! ¿Qué otra prueba quieres para que te den de una vez el maldito divorcio?
—¿Y crees que no lo pensé? —le contesté molestó de que me dijera algo que yo ya sabia— lo que no quiero es que diga algo de Bella y todo el pueblo la juzgue.
—Como lo harían con ella al saber que tendrá un hijo de otro.
—Ese no es el problema, lo que digan de ella o de mi no me importara, pero eso no detendrá que hablan de Bella, ¿te imaginas como se pondrá Charlie cuando lo sepa?
—Esta bien, no te alteres —Alice se levantó del sofá y vino a abrazarme— solo no te olvides de que no estas solo, tienes que hablar con Bella antes de que Tanya riegue el chisme de que esta embarazada, además cuentas con mis papás y con una hermana súper inteligente que no dejara que la víbora de Tanya arruine tu vida.
—Gracias Alice.
—Te quiero —me sonrió— aunque a veces seas medio idiota, aun así te quiero y de Tanya yo y Rose nos encargamos.
—Alice no quiero que…
—Calla —me interrumpió— tu ve y habla con Bella, yo haré lo mismo con Rosalie y después hablaremos con mis papás.
—Eso no —respondí de inmediato— ¿Cómo voy a decirles a mis papás que Bella y yo…? ¡No!
—Tarde o temprano lo van a saber, haz lo que te digo, no te van a juzgar y tampoco a Bella.
—Confió en ti más que en nadie, te voy a hacer caso.
—¿Cuándo te he fallado? —preguntó fingiendo indignación.
—Uhm… déjame recordar —la vi poner los ojos en blanco.
—Inténtalo, nunca encontraras una sola vez en que te haya quedado mal, ahora vete que tengo que pensar.
Salí de la casa no sin antes darle un abrazo a Alice, sabia que tanto Bella como ella me ayudarían a solucionar este problema.
Bella POV
—¡Isabella abre la maldita puerta! —grito Charlie, abrí los ojos y me sobresalte por los gritos, torpemente me levante de la cama, me dolía la cabeza y sentía los ojos hinchados. Abrí la puerta y vi a mi padre con la cara completamente roja y los puños cerrados a sus costados, detrás de el estaba Emmett igual de sorprendido que yo.
—¿Qué pasa papá? —pregunte en verdad alarmada.
—¿Te acuestas con el profesor Cullen? ¿Pasaste la noche con el? —sus preguntas me dejaron helada— ¡Contéstame!
Mire a Emmett acusándolo con la mirada pero sus ojos mostraban sorpresa y miedo. Entonces yo también lo sentí, era muy mala mintiendo no podía negárselo, las lagrimas inundaron mi visión y no vi la mano de mi padre hasta que choco con mi mejilla. Caí a la cama y entonces sentí unos enormes brazos rodeándome.
—Basta papá —hundí mi rostro en el pecho de Emmett y llore mas fuerte— no tenias por que pegarle.
—¿Y que hago entonces? —gruño Charlie— ¡¿le hago una fiesta por acostarse con hombres casados?
—Pap… papá yo —la voz apenas me salía, quería pedirle perdón por haberle fallado, por haber traicionado su confianza y sus ilusiones puestas en mí, sobre todo por algo que no había valido la pena.
—¡Cállate! No te quiero ver aquí Isabella, quiero que te vayas.
Me separa de mi hermano al escuchar esas palabras, no podía estarme corriendo de la casa. Tenia primero que escucharme, dejarme explicar como pasaron las cosas. Cuando vi la cara decepcionada de Charlie quise desaparecer, nunca lo había visto tan molesto, pero no era eso lo que me hacia sentir fatal, era la decepción en sus ojos, no me veía como su hija, aunque nunca había sido muy cariñoso, yo notaba en su mirada el brillo con el que un padre ve a su hija pequeña, pero ya no lo había, solo había tristeza.
—Papá piensa lo que estas diciendo —intervino mi hermano— no la puedes correr de la casa ¿A dónde va a ir?
—Que le hable a su maestro, quizás su esposa le pueda dar alojamiento. Rápido Isabella junta tus cosas y vete.
Salió de mi cuarto, azotando la puerta tras él. Emmett apretó más sus brazos a mí alrededor y llore todo lo que pude. Deje que todo lo que sentía saliera junto con mis lágrimas, pensé en lo que acababa de pasar y lo asimile. Me di cuenta de que no era una pesadilla, o al menos no estaba dormida, mi padre se había enterado de que yo estaba con un hombre casado, además Edward iba a ser papá, Tanya tendría un hijo por el que Edward estaba feliz. No me quedaba más que tomar mis cosas e irme como Charlie lo había pedido. Desee con toda mi alma que mi madre estuviera conmigo, yo sabia que ella al menos me hubiera escuchado, o habría podido huir a Phoenix con ella. Ahora mi única opción era buscar a Rosalie.
Emmett me ayudo con un poco de ropa ya que según el pronto regresaría. Lo metí todo en una maleta y baje por las escaleras, la planta baja estaba completamente a oscuras, me asome a la sala y ahí estaba Charlie, sentado sobre uno de los sofás, en silencio, sin mover ni un solo músculo.
—Papá… —espere pero nunca llego su respuesta.
—Papá voy a llevarla con Rosalie y cuando regrese tu y yo vamos a hablar —Emmett puso su enorme mano sobre mi espalda y me guió hasta la puerta, diciéndome con ese gesto que no importaba lo mucho que yo le rogara a Charlie para que me escuchara, simplemente no iba a suceder.
Salimos de la casa y mi corazón se detuvo al ver al Volvo de Edward estacionarse frente a la casa, me puse tensa, era la última persona a quien quería ver.
—Pensé que no había nadie —su aterciopelada voz se escucho cuando salió del auto.
—Hermano será mejor que te alejes de aquí —dijo Emmett— mi papá ya lo sabe.
—¿Lo sabe? —sus ojos me miraron y luego vieron la maleta que Emmett traía en sus manos— Bella ¿te corrió?
Me mantuve en silencio, solo viéndolo, mejor dicho asesinándolo con la mirada.
—Vete —susurre, sus ojos se abrieron sorprendidos— ¡que te vayas!
—Bella pero…
—Seguro tu esposa necesita que le cumplas algún antojo —corrí hasta el Jeep y trate de entrar pero las manos de Edward sujetaron mi cintura.
—¿Sabes que esta embarazada? —pregunto Edward, mientras yo intente zafarme de sus brazos. Eran tan poca su vergüenza que me lo preguntaba como si no pasara nada.
—¿La embarazaste? —la voz de Emmett casi gritaba.
—No, yo no —susurro Edward y me gire para verlo, y con mis manos empecé a golpearlo lo más fuerte que pude.
—¿Tu no? ¿Y entonces quien? —intente seguir golpeándolo pero mis pocas fuerzas ya no me lo permitieron y llore de nuevo sobre su pecho.
—Regreso embarazada —dijo después de unos segundos, yo levante la mirada— quiere que yo me encargue del niño.
La estridente voz de Emmett me hizo saltar —solo un idiota aceptaría mantener al hijo de otro.
—Yo lo haré —contesto Edward.
—¿Qué? —pregunté casi gritando.
—Si no lo hago, todo el pueblo se enterara de lo nuestro.
—¿Y?
— Bella piensa, yo no voy a permitir que diga nada malo de ti.
—¿Y que va a decir? ¿Que me acosté contigo mientras ella se acostaba con otro? Lo sabe Charlie a estas alturas me importa poco si lo sabe el maldito pueblo.
—Pero a mí si me importa, no quiero que nadie diga nada de ti.
—Que mas da Edward, soy tu amante, así son las cosas me metí contigo mientras estas casado, ni modo si es el precio que tengo que pagar para que te deje en paz no me importa.
—Será mejor que los deje solos, voy a hablar con Charlie —Emmett dejo la maleta en la suelo— confío en que contigo estará bien ¿verdad?
Edward asintió sin dejar de verme y sentí que Emmett se alejaba de nosotros, después el ruido de la puerta al cerrarse.
—No —dijo después de unos minutos— tú ya me has dado demasiado, déjame hacer esto a mi manera, tiene que haber una forma de que no habrá la boca.
—¿Y no crees que ya lo hizo? ¿Cómo se entero Charlie? —objeté.
—Vámonos —tomo mi maleta y sin soltarme la mano me llevo hasta el Volvo.
—¿A dónde?
—A hablar con mis padres.

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17♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:29 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 15: Visita Inesperada
Bella POV
Edward conducía en silencio y muy despacio. Nos dirigíamos a su casa pero en verdad no me sentía muy cómoda de ir a ese lugar. Íbamos a decirle a los padres de Edward que yo estaba con su hijo aunque él tenía esposa, y sobre todo íbamos a hacerlo en su casa, donde ella se encontraba. Tenía los nervios a flor de piel, sentía que, a pesar del frio, las manos me sudaban. ¿Cómo se iban a tomar los Cullen esta noticia? ¿Iba a verme Esme de la misma forma que lo había hecho Charlie? Decidí dejar eso de lado y enfocarme en el embarazo de Tanya. Justo cuando iba a comenzar con las preguntas el celular de Edward sonó.
—Si… —el rostro de Edward estaba tenso, se notaba en cada uno de sus rasgos el enojo, la angustia y el sufrimiento que todo esto le estaba trayendo— esta bien, vamos para allá.
—¿Paso algo? —pregunté.
—Alice no cree que ir a mi casa sea buena idea, ella, Emmett y mis padres nos esperaran en la cabaña.
—Ah… —no dije nada mas hasta que llegamos, afuera estaba totalmente oscuro y aun no había ningún auto. Una vez que entramos a la casa Edward se sentó en el sofá y me atrajo hacia el sentándome en su regazo— Edward… ¿por qué estas tan seguro que el hijo de Tanya no es tuyo?
—Por que si fuera mío ya tendría unos seis meses de embarazo —con su mano levanto mi barbilla para verlo a los ojos— te dije que no me acostaría con ella, y lo cumplí.
—Tanya me dijo que tú ya lo sabias, que ayer cuando te lo dijo tú… tú te alegraste y le dijiste que la amabas.
—Es mentira, lo supe hoy en la mañana, y ahí mismo me confeso que ese hijo no es mío, pero que quiere que lo mantenga para no decir nada sobre nosotros.
—No puedes hacerle caso —dije levantándome para quedar frente a el— ahí esta la prueba que necesitas para separarte de ella.
—Lo se Bella, pero… —se detuvo un momento.
—¡Já! ¿No será que el niño si es tuyo? —pregunté.
—Bella no digas tonterías —se puso de pie— lo que no quiero es que hablen mal de ti, que en la universidad se enteren y no tanto por mi, sino por ti no quiero que te corran.
—Hay muchas universidades —argumenté.
Edward se sentó de nuevo, presionando al puente de su nariz con los dedos.
—¡No! Ya encontraremos una manera de arreglar esto.
—Claro, dándole tu apellido al niño de otro —me senté en otro sofá, apartada de Edward lo mas que pude, su actitud me ponía de malas— oye, ¿no quieres que sea la madrina?
Edward levanto la cabeza y me vio desconcertado, yo solo me encogí de hombros, él se disponía a decir algo pero el sonido de la puerta al abrirse no lo dejo, mi corazón comenzó a elevar sus latidos, era el momento de enfrentar con la verdad a los padres de Edward. Primero entraron Alice y Emmett, y unos pasos atrás venían Esme y Carlisle. Edward y yo nos pusimos de pie, Alice se acerco a mí y paso uno de sus brazos sobre mi hombro.
—Espero que ahora si nos digan que pasa —la dulce voz de Esme se notaba preocupada.
—Madre —comenzó Edward, Esme y Carlisle tomaron asiento, Edward, Alice, Emmett y yo nos quedamos de pie, aunque mis piernas rogaban por un asiento antes de que me fallaran— esta mañana le pedí el divorcio a Tanya.
—¿Cómo? —esta vez Carlisle hablo— ¿por qué?
—Por que no soy feliz con ella, por que… me enamoré de otra mujer, y además Tanya espera un hijo de otro hombre.
—¿Qué? —la confusión reinaba en el rostro de Esme— ¿cómo que esta embarazada? Edward… ¿de quien te enamoraste? Explícame ¿es broma?
—No mamá —Edward me miro y me tendió su mano, suspiré y di dos pasos hacia delante tomando su mano entre la mía— Bella y yo nos enamoramos e iniciamos una… una relación a escondidas.
El silencio reino en la habitación. No me atrevía a mirar a la cara a los padres de Edward, así que baje la mirada al suelo, parecía por un momento que mis zapatos tenían algo espectacular por que no quería dejar de verlos. No quería levantar la cara y toparme con los ojos de Esme y Carlisle, no quería encontrarles ningún tipo de parecido con los de Charlie.
—¿Es eso lo que yo te enseñe? —preguntó Carlisle.
—No papá —sentí la mano de Edward apretar la mía— pero no pude evitarlo, me aleje de ella pero siempre quería verla y estar cerca, se que primero debí terminar mi relación con…
—Matrimonio —interrumpió Carlisle— no es una relación que termine en cinco minutos, es un matrimonio Edward.
—Pero dijiste que Tanya esta embarazada de otro —dijo Esme con el mismo tono dulce de voz— tu divorcio será más…
—¿Fácil? No mamá. Tanya sabe de lo mío con Bella y me esta chantajeando. Quiere que mantenga al niño, que le de mi apellido para que ella no diga nada sobre Bella.
—Yo… —empecé a hablar pero callé inmediatamente.
—Di lo que ibas a decir Bella —me animo Esme sonriéndome.
—Yo le dije a Edward que a mi no me importa lo que Tanya pueda decir, Char… mi papá ya se entero —las lagrimas se acumularon en mis ojos pero no las deje salir— lo que el pueblo pueda decir o no la verdad no me importa.
—¿Y la escuela? —pregunto Edward— te pueden correr.
—Ya te lo dije hay mas universidades —contesté.
—Ya basta —Carlisle se puso de pie.
—¿Podría hablar a solas con Bella? —preguntó Esme.
—Claro cariño, Edward tú y yo afuera ahora —dijo Carlisle saliendo de la cabaña, Edward soltó mi mano no sin antes depositar un pequeño beso y después salió tras su padre.
—Uy parece que Carlisle no lo tomo muy bien —dijo Emmett sentándose en el sofá junto a Esme— en fin, ¿cómo resolveremos esto?
—Emmett, cuando dije hablar con Bella quería decir a solas —Esme le dio una dulce sonrisa.
—Oh claro —Emmett estallo en carcajadas— eso quiere decir que me tengo que ir.
Alice rodo los ojos y tomo a Emmett de la mano jalándolo con ella hacia una de las habitaciones. Me sorprendió la fuerza del pequeño duende, no cualquiera podía jalar a Emmett de esa manera. Me quede a solas con Esme, con la mano me invito a sentarme junto a ella y con extrema lentitud lo hice. Tomo una de mis manos entre las suyas, sentí una calidez muy parecida a la que había sentido con mi madre infinidad de veces y me sentí un poco menos nerviosa.
—Bella, esto es algo difícil para Carlisle, su actitud no tiene nada que ver contigo, es mas con Edward, lo crió para ser un caballero.
—Y lo es —respondí.
—Si, pero, bueno su situación es complicada; dime algo ¿amas a mi hijo?
—Si —conteste sin pensarlo— lo amo, por eso mismo no me importa que la gente hable lo que quiera, solo quiero estar con el.
—Cariño esto es difícil para Edward, el jamás querrá que alguien hable mal de ti, cuida a las mujeres que ama como a nada en el mundo así que será un poco difícil hacerlo cambiar de opinión.
—Si es muy terco —resoplé.
—Demasiado —rio suavemente— pero eso es bueno en el sentido de que te quiere y no dejara que te alejes de el.
—Si, ahí si debe ser muy necio —reí con ella, era tan fácil como hablar con mi propia madre.
—Entonces si ambos se aman, esta decidido, tienes mi apoyo y se que el de Carlisle también, solo deja que le de un regaño a Edward —me guiño un ojo— yo entiendo Bella, y Carlisle mas que nadie entenderá a mi hijo.
La mire desconcertada y eso pareció ser suficiente para que Esme continuara.
—Conocí a Carlisle cuando recién salí de la universidad, él tenía novia, yo jamás hice nada por que él y ella terminaran, pero él lo hizo, así que quizás yo nunca estuve en tu lugar, pero mi marido si estuvo en el lugar de Edward, enamorado de una, pero siendo pareja de otra así que no dudes que lo apoyará.
—Wow, nunca lo hubiera imaginado.
—Yo tampoco —rió alegremente— cuando llego con un ramo de rosas le grite que era un infiel, pero después me lo aclaro todo.
Estaba a punto de decir algo cuando Carlisle y Edward entraron a la casa, Carlisle se veía más relajado, pero Edward se veía tenso y me miraba como si fuera la última vez.
—Bella, Edward me dijo lo que hizo Charlie —asentí despacio, bajando la mirada— no lo justifico, pero tampoco estuvo del todo bien, así que puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.
—Oh —dije sorprendida— ah… gracias señor…
—Carlisle, dime Carlisle —me sonrió por primera vez en toda la noche, y esta fue también una sonrisa amable y cariños— Bella, bienvenida a la familia.
—Gracias —le devolví la sonrisa.
—¡Alice! —grito Esme— vámonos.
—Entonces la habitación se oscurecerá —decía Alice a Emmett, ambos venían saliendo de la cocina— cuando la luz regrese habrá sangre regada por las paredes, eso es sobre todo para que Mike Newton salga corriendo y…
—Alice será mejor que dejes esa fiesta para otra ocasión —dijo Carlisle, y nunca estuve tan de acuerdo.
—¿Pero por que? —la cara de Alice se tornó triste— ah claro entiendo, pero la próxima vez se hará todo a mi modo.
—Siempre se hace todo a tu modo —Edward rodó los ojos.
—Alice no puedes ir por la vida amenazando a la gente —Carlisle pasó uno de sus brazos por los pequeños hombros de Alice.
—Si puedo, y la navidad estará a mi cargo.
—¡No! La navidad no —gritó Edward.
—¿Tan malo es? —pregunté casi en su susurro.
—La ultima ves fuimos al Polo Norte para hacerlo todo mas real —me dijo Edward al oído.
Me dio un escalofrió solo de pensar en la nieve y el inmenso frio que Alice debió hacer pasar a su familia. La discusión de Alice con sus padres paso a segundo plano. Me quede pensando en la invitación de Carlisle para quedarme ahí pero la idea de estar en medio del bosque completamente sola me aterraba un poco, prefería ir con Rose y Jasper a pedir alojo.
—Me gustaría saber que piensas —dijo Edward.
—Te desilusionarías —me reí— solo pensaba que agradezco mucho el ofrecimiento de tu papá pero no puedo quedarme aquí sola y…
—¿Y quien dijo que te quedarías sola? —susurró en mi oreja, su aliento choco contra la piel de mi cuello antes de que depositara un beso suave, se separo un poco de mi y me dio esa sonrisa traviesa que tan nerviosa me ponía.
—¿Te quedaras conmigo? —asintió— pero ¿y Tanya?
Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.
—¿Y tu que opinas Bella? —pregunto Alice.
—¿Sobre que?
—Sobre la fiesta de navidad, ¿si te pones en mis manos?
—Alice faltan dos meses para eso, además yo no tengo por que opinar.
—¡Claro que si! Papá ya lo dijo eres parte de la familia y también Emmett, así como Rosalie y Jasper, Emmett ya pidió pavo extra para el.
Rodé los ojos, claro era Emmett —esta bien, siempre y cuando no nos lleves al Polo Norte.
—No me limites —dijo riendo— ahora si vámonos.
—Bella —dijo Emmett acercándose a mi— arreglaré esto con papá.
—Gracias Emmett —le sonreí.
—Edward ¿estas seguro? —pregunto mi hermano— habla cuando esta dormida.
—Si lo se —lo mire y me sonroje, me pregunte que tantas cosas había dicho la noche anterior mientras dormía.
—Bueno, allá tu —Emmett me abrazo— hasta mañana Bella.
—Adiós Em —me despedí del resto de la familia, Edward los acompaño y cuando regreso tuve que preguntar— ¿qué dije anoche?
—Dijiste que me querías —sonrió.
—¿Eso fue todo? Bueno eso ya lo sabias.
—Si, pero es mejor escucharlo de tus labios que saberlo, y de lo demás… ¿qué soñaste?
—¿Por qué? —me sonroje mas.
—Por que aunque no hablaste… suspirabas y decías mi nombre.
—No tengo idea —mordí mi labio— vamos a dormir ¿si?
Asintió, me abrazo por la cintura y fuimos al cuarto principal. Ahí estaban mis maletas, no supe como llegaron hasta ahí, pero ahí estaban sobre la cama.
—¿Quieres bañarte primero? —preguntó Edward, yo me sonroje, no sabia si era una invitación a bañarme con él, o solo una pregunta de lo mas normal y casta.
—Si, me siento algo cansada.
—En el mueble del baño hay toallas limpias —dijo entrando al baño— ¿sabes? No hay champú.
—Yo no traje el mío, solo empaque ropa.
—¿Qué te parece si voy a la farmacia mientras tu te recuestas en la tina?
—No es necesario.
—No, no lo es, pero me encanta como huele tu cabello —me abrazo, sus labios se juntaron con los míos en un suave beso, su lengua jugó con la mía mientras sus manos acercaban mi cintura mas a él, nos separamos para tomar aire y el hundió su cara en mi cabello e inhalo— delicioso, volveré pronto.
Me dio otro rápido beso y salió de la habitación, busque entre mi ropa algo decente para dormir y encontré varias cosas que estaba segura no eran mías, había encaje por todos lados, azules, negros y uno que otro rojo, definitivamente esta lencería no era mía. Mi teléfono vibró y lo saque del bolsillo de mis pantalones, era un mensaje de Alice:
'No te enojes, se que no lo necesitas para excitar a mi hermano, pero una ayudadita no les vendrá mal' ^|Alice|^
No conteste el mensaje, no podía darle las gracias, pero tampoco iba a ser grosera si se había molestado en traer ese montón de ropa interior, si es que a eso se le podía llamar ropa, era diminuto y transparente. Tomé lo mas decente que encontré y fui al baño a preparar la tina, la llene de agua y comencé a desvestirme. Entre a la tina y hundí totalmente mi cuerpo en el agua, saque la cabeza y la recosté en uno de los costados de la tina. Tenía unas ganas enormes de llorar de nuevo, pero el hecho de que Edward llegara en cualquier momento y pudiera escucharme me detuvo. Seguro se culparía de lo que estaba pasando, siempre trataba de asumir la culpa, aunque ambos fuéramos tan culpables el uno como el otro.
Debí quedarme dormida unos minutos, ya que los suaves golpes en la puerta del baño me sobresaltaron.
—¿Bella estas ahí? Traje tu champú.
Una idea me cruzo por la mente, pero después la borre, aunque era lo bastante tentadora como para no dejarla pasar, así que no resistí las ganas de hacerlo.
—Pasa Edward —aunque tenia el cuerpo totalmente dentro del agua, la transparencia de esta hacia mi cuerpo desnudo visible para él, me sonroje cuando Edward entro y se quedo de pie junto a la puerta, apretando la manija de la puerta.
—¿Dónde… dónde lo dejo? —preguntó.
—¿Podrías dármelo? —extendí la mano, apretando mi pecho contra la tina, Edward se acerco despacio, extendió también la mano lo mas que pudo para mantenerse alejado de mi— ¿qué pasa?
—Nada —contesto desviando la mirada.
—¿Vas a bañarte?
—Si, después de ti —se dio la vuelta.
—¿Y por que no ahora? —me miro de nuevo, sus ojos brillaban como seguramente lo hacían los míos, mi respiración se acelero y sentí que me sonrojaba de nuevo. Solo Edward era capaz de hacer que mi vergüenza se derrumbara así de fácil.
—No quiero incomodarte.
—Hay espacio suficiente —me puse de pie— ¿ves? No me vas a incomodar.
—Bella, serás mi muerte —dejo el champú, que a estas alturas importaba poco, sobre el mueble y se acerco a mi, sus brazos rodearon mi cintura y me acerco a él, resbale dentro de la tina pero el me tomo en sus brazos, me beso mientras caminaba de regreso a la habitación.
Me puso sobre mis pies sin dejar de besarme, con mis torpes manos intente desabotonarle la camisa, lo logre después de luchar contra el ultimo botón, pase mis manos por su pecho mientras sentía sus manos acariciar mi espalda, me tomo por la cintura y me llevo a la cama donde se recostó sobre mi, beso nuevamente mis labios y deslizo sus labios hasta mi cuello, me mordió suavemente mientras un gemido abandono mis labios, una de sus manos acariciaba mi pierna mientras yo trataba de bajarle el pantalón.
Sus labios viajaron desde mi cuello hasta mis senos, paso su boca lentamente, arquee la espalda en respuesta a sus caricias y tome su cabeza entre mis manos, hundiendo mis dedos en su cabello. Llevo sus besos por todo mi estomago, separo un poco mis piernas pero no hizo lo que yo creí, beso mi pierna y después la otra, subiendo su boca por el interior de mis muslos pero jamás lo que yo tanto deseaba.
—Edward… —dije entre suspiros— no me tortures así.
—¿Puedo? —pregunto levantando sus ojos hacia mi.
—Lo que quieras —no sabía exactamente lo que había preguntado, pero estaba segura de que no me iba a arrepentir y no me equivoque. Sentí su boca contra mi, tan cálida que me llevo a la misma cima del cielo.
Edward se separo un momento, mientras mi respiración se normalizaba un poco, me di cuenta de la situación que había pasado y que yo la había provocado, me mire me tape con la sabana, Edward salió del baño con algo en sus manos. Se acerco de nuevo a mí y me beso en los labios.
—¿Por qué te cubres? —susurro en mi oreja— eres perfecta, además hace unos minutos no te importaba tu desnudez.
Sentí mi piel arder por el sonrojo y por el tacto de sus manos quitándome la sabana, la tiro al suelo donde segundos después cayo el resto de su ropa. Me mordí el labio, Edward se recostó sobre mi, me beso tan dulcemente que olvide donde estaba y mi vergüenza, solo existíamos él y yo, sus manos acariciaron mi cuello, mis senos de nuevo mientras se abrió paso entre mis piernas. Aquella sensación fue mejor que la de la noche anterior, sentí una corriente eléctrica en todo el cuerpo que me dejo sin aire, pero aun así era demasiado placentera, al recuperar al aliento solté un gemido que Edward ahogo en su boca al besarme.
Nuestros cuerpos se movían juntos, al mismo tiempo, sentí esa descarga una vez mas, clave mis uñas en su espalda y deje escapar un gemido mas fuerte. Lo sentí temblar sobre mi de la misma forma que lo había hecho yo y con mi piernas alrededor de su cintura lo acerque mas a mi. Se relajo un poco dejando caer su peso despacio sobre mí.
—Te amo —dije besando nuevamente sus labios.
—También te amo, y quiero que lo tengas muy presente pase lo que pase.
—¿Compraste condones? —pregunte al ver lo que estaba tirado sobre el suelo.
—Eh… —por primera vez lo vi sonrojarse— Emmett me lo sugirió, pero no pensé que…
—Esta bien, uno nunca sabe cuando su novio la puede seducir.
—¿Yo a ti? —pregunto alzando una ceja.
—¿Ya me puedo cubrir? —pregunte cambiando el tema.
—Nadie ha dicho que hayamos terminado —y me beso de nuevo, con tanta pasión que me perdí de nuevo entre sus brazos.
Tanya POV
Aburrida. Así estaba en este maldito pueblo. Eran las siete de la mañana y ya estaba molesta y frustrada por no poder salir de aquí. A un lado de mi, sobre la cama no estaba Edward, el cuarto estaba tal y como lo había dejado antes de dormir. Reí para mí, seguramente estaba con Isabella despidiéndose.
Entre al baño y me prepara para bajar a desayunar con mi familia. En el comedor solo estaban Carlisle y Esme, no había rastros de Edward ni de la molesta de su hermana.
—Buenos días —saludé, pero no obtuve respuesta. Mi lugar no estaba en la mesa, y ninguno de los dos subió la mirada para al menos hacerme saber que me habían escuchado— ¿qué hay para desayunar?
—Lo que desees prepararte —dijo Carlisle— será mejor que me vaya o se me hará tarde, te veo después mi amor.
Beso a Esme y salió del comedor sin decir nada mas. Esme también se puso de pie y tomo su plato junto con el de su marido y entro a la cocina. Yo la seguí.
—¿Qué les pasa eh?
—Creo que esta muy claro —Esme me miro a los ojos con cierto reproche, algo que nunca había visto— estarás en esta casa mientras seas la esposa de Edward, pero no esperes que seamos hipócritas como tu por que eso a los Cullen no se nos da.
—Ah ya veo —me burle— Edward fue con papi y mami a quejarse de lo que le hice.
—No tienes vergüenza, pero estas equivocada si crees que te saldrás con la tuya.
—No puedo creer que tú siendo esposa y madre te pongas en el lugar de Isabella.
—Tal vez si amaras a mi hijo, no lo habría hecho, yo solo estoy del lado de la mujer que quiera a mi hijo y esta claro que tu no lo amas.
Rodé los ojos, y ella negó con la cabeza, yo reí de nuevo y Esme salió de la cocina, me prepare algo de fruta, no dejaría que la indiferencia de mi familia política me abrumara, tendría su dinero que a fin de cuentas era lo que me importaba. Me fui a la sala para desayunar mientras miraba televisión. Note que el auto de Esme ya no estaba y agradecí por eso. Esperaba que los cuatro integrantes de la familia volvieran hasta muy tarde. Sin embrago el timbre de la puerta hizo que la calma se fuera.
Me puse de pie y fui a abrir la puerta, ahí de pie estaba un hombre corpulento, de cabello oscuro que me sonreía abiertamente.
—¿Buscas a alguien? —pregunte.
—A ti Tanya —asentí despacio intentando recordar donde nos habíamos conocido, sin embrago el aclaro mi duda— nos conocimos en Ibiza.

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18♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:30 pm

Cinthia Swan

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Neofito
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Capítulo 16: Despedidas
Bella POV
— ¿Te vas a ir? —pregunté aún medio dormida. Todavía me encontraba entre sus brazos, alcé la cabeza para ver sus ojos— ¿por qué?
—Quiero hacer esto lejos de ti, no quiero que salgas más lastimada —contestó mirando hacia el techo.
—¿Hacer qué?
—Divorciarme, convenceré a Tanya de que la amo, que a pesar de todo, ella es el amor de mi vida y que te voy a dejar, nos iremos a Chicago y estando ahí, interpondré la demanda de divorcio —bajó sus ojos para ver los míos— si ella quiere jugar sucio, yo también lo haré.
—¿Cuánto tiempo? —pregunté, mordí mi labio intentando que las lágrimas que ya estaban acumuladas en mis ojos no salieran.
—No lo sé —suspiró— espero que con ese embarazo sea mucho más fácil.
—¿Te irás de la escuela?
—Sí, será lo mejor, así no te causaré ningún problema —un par de lágrimas escaparon de mis ojos cayendo sobre su pecho— ¿estás llorando?
—No —mentí, y claro… no me creyó.
—No tienes por que hacerlo —levantó mi barbilla y me hizo verlo— voy a volver libre. Y entonces, estaremos juntos.
Juntó sus labios con los míos, lo sentí cómo si fuera el último beso que le daría, cómo si con ése beso le estuviera entregando mi vida entera para que se le llevara con él. Fue un beso intenso, pasional y desgarrador. Lamentablemente tuve que separarme de él para ir a la universidad. Nos bañamos juntos, aunque yo no quería, moría de vergüenza que me viera desnuda, éramos tan distintos en ese aspecto, yo flaca y sin chiste. Él… alto, guapo, con cuerpo de Dios griego. Algo bueno debí haber hecho en mi otra vida para que en ésta se me recompensara de esta manera.
—Te veré aquí después de la escuela —me dijo y me besó de nuevo.
—Sí, aquí te esperare —y era cierto, no sólo esta tarde, lo esperaría hasta que regresara como me lo había prometido. Mi hermano vino por mí para llevarme a la escuela, sabía que a partir de ahora Edward y yo nos veríamos como profesor y alumna, como siempre debió ser.
—¿Hablaste con Charlie? —pregunté una vez dentro del jeep.
—No —bajó la mirada— lo siento Bells, no quiere saber nada del asunto.
—Es lógico, lo decepcioné.
—Ya entenderá, no te preocupes —puso su enorme mano sobre mi hombro, reconfortándome — ¿y qué harán?
—Edward se va con Tanya, interpondrá la demanda en Chicago, quiere protegerme —puse los ojos en blanco.
—Hace bien, y si Tanya te menciona, lo negaremos todo —me guiñó un ojo y sonrió alegremente. Me sentía cobijada con mi hermano y con toda la familia de Edward, y también estaban Rosalie, Jasper y Angela, pero eso no quitaba el hecho de que me doliera la actitud de Charlie. Me pregunté si Reneé hubiera hecho lo mismo ó si me hubiera apoyado como Emmett. Yo estaba segura que desde dónde quiera que mi madre estuviera, me apoyaba.
Llegamos a la escuela y un sentimiento de tristeza me invadió; aquí, hace unos meses, había conocido al hombre más guapo, perfecto y adorable del mundo y hoy sería su último día como profesor. Extrañaría verlo llegar al salón con esa galantería que lo caracterizaba, escuchar suspirar a más de una aunque eso me hiciera enojar y también su manera de enseñar, pocos maestros lo tenían todo como Edward.
Edward POV
Llegué a mi casa dispuesto a hacer mis maletas para irme con Tanya, estacioné el auto en el garaje y esperé unos segundos dentro de el. Quería pesar bien en lo que diría y como la convencería, quería sonar sincero después de haberle dicho que amaba a Isabella, ahora tenía que convencerla de que había sido una aventura, que la quería a ella y la perdonaba. Como si fuera tan fácil. Tanya no era tonta, eso me quedaba claro.
Salí del auto y me percaté de otro estacionado frente a la puerta, me sorprendió que tuviéramos visitas tan temprano, entré a la casa y encontré a Tanya conversando con un hombre, más que hablar, puedo decir que le estaba gritando.
— ¡No me interesa! —Tanya se levantó del sofá y comenzó caminar por la sala— no debiste venir ¿cómo demonios diste conmigo?
—Fue fácil, tú me dijiste una vez que vivías en el 'aburrido pueblo de Forks' y hoy con internet es fácil de localizar y una vez aquí, el pueblo entero te conoce.
—Te tienes que ir…
—Buenos días —saludé, el hombre se levantó del sofá y me extendió la mano.
—Buenos días —contestó.
— ¿No nos vas a presentar, Tanya? —inquirí.
—No, por que… él… —tartamudeó— ya se va.
—Mi nombre es Félix Vulturi soy…
—Amigo —interrumpió Tanya—, amigo mío, lo conocí en uno de los viajes que hice, es de Italia, le hablé de lo maravilloso que es Forks y quiso venir a conocerlo ¿no es así?
Félix dudó antes de asentir levemente, algo aquí estaba mal, pero a mi parecía gustarme la llegada del 'amigo' de Tanya, presentía algo bueno de todo esto.
—Edward Cullen, soy el esposo de Tanya.
— ¿Esposo? —alzó una ceja y miró a Tanya— no me lo dijiste.
—No tenía por que y la verdad es una lástima que tengas que irte —Tanya lo empujó literalmente hacia la puerta, cuando regresó la noté nerviosa y subió las escaleras rápidamente, la seguí y entré al cuarto.
— ¿Quién era? —pregunté.
—Ya te lo dije, es un amigo que conocí hace tiempo.
— ¿Y por que viene a verte? —intenté sonar celoso y parece que lo hice bien.
—No me digas que estás celoso —Tanya rió de manera burlona e incrédula.
— ¿Y por que no? Eres mi esposa ¿no?
—Edward no digas tonterías.
—El que tu no me ames no quiere decir que yo haya dejado de amarte.
Esta vez rió más alto y se recostó sobre la cama
— ¿Y la zorra de Isabella? —preguntó alzando una ceja.
—Eso se acabó —luché contra el intento de reclamarle por el adjetivo y pedí que Bella me perdonara por lo que estaba por decir— Tanya, ¿cómo puedes pensar que me enamore de ella? Tú tuviste tu aventura cuando te fuiste y yo también, era mi alumna, joven e ingenua, toda una tentación.
Tanya se sentó sobre la cama mirándome fijamente, parecía contenta con el hecho de haber desviado el tema de su más reciente visitante.
— ¿Dónde estuviste anoche? ¿Con ella? —preguntó.
—No, me quedé en la cabaña de mis padres, quería estar solo y pensar.
— ¿Y que pensaste? —preguntó un poco más interesada.
—Que te amo, que todo lo que dije ayer fue por que estaba molesto. Vas a tener un hijo con otro hombre cuando yo te amo, cuando yo te pude dar ese hijo, yo sé que tuve la culpa en todo esto, debí ponerte más atención y no obligarte a vivir en este pueblo, pero si quieres, mañana mismo nos vamos a Chicago.
— ¿Vas a dejar a tu familia, tu trabajo y a esa por el amor que me tienes? —yo también estaba un poco dudoso, pero tenía que intentarlo.
—Sí, me haré cargo del niño, sólo te pido una oportunidad para que me ames —me acerqué y tomé sus manos entre las mías— sólo una.
—No me iré contigo —dijo con el rostro serio, después comenzó a sonreír un poco— al menos no a Chicago, quiero irme a Nueva York.
Se levantó y fue hasta el closet, sacó un par de maletas, me puse de pie y la abracé, deposité un beso en su mejilla y anhelé con todas mis fuerzas que fuera Bella quien estuviera entre mis brazos.
—Voy a presentar mi renuncia y regreso por ti.
—Sí, si ándale ve —me ignoró y continúo haciendo sus maletas.
El camino hasta la universidad se me hizo lento y pesado, deseaba llegar rápidamente, esperaba que entre más rápido saliera del pueblo, más pronto me divorciaría de Tanya y estaría con Bella. Después de la universidad y antes de ir a ver a Bella como se lo prometí, decidí hacer lo que estuviera en mis manos para que su padre la perdonara. Llegué a casa de Bella justo a la hora de la comida, Charlie estaba bajando de la patrulla cuando estacioné mi auto. Debo decir que la mirada que recibí antes de bajar del auto fue hostil, fría y llena de furia.
— ¿Qué demonios haces aquí? —Dijo en cuanto abrí la puerta — ¡será mejor que te largues!
—Quiero hablar con usted…
—No tenemos nada que hablar —llevó su mano hasta el cinturón donde descansaba su pistola.
—No es necesaria la pistola, no me iré hasta que me escuche.
—Te abrí las puertas de mi casa —su rostro se volvió rojo y escupía las palabras— y tu viniste a acostarte con mi hija, ¡por Dios estás casado! ¿Cómo te atreviste a seducir a mi hija?
—Yo la amo —eso pareció enfurecerlo más y terminó por sacar la pistola.
— ¡Lárgate! —me apunto con el arma.
—Está bien, me iré pero… voy a regresar y le voy a pedir la mano de su hija como Dios manda para hacerla mi esposa, voy a hacer las cosas bien.
Me di la media vuelta y subí a mi auto, quizás había sido un poco insolente todo lo que le había dicho, pero lo iba a hacer, una vez terminado con mi absurdo matrimonio le pediría a Bella que fuera mi esposa y le pediría la mano a su padre, aunque para esto tuviera que usar chaleco antibalas.
Al llegar a la cabaña, Bella estaba esperándome en el porche, bajé del coche y la vi saltando los escalones hacia mí, casi lo había logrado pero en el ultimo escalón resbaló y casi cayó al suelo de no ser por que la sostuve.
— ¿Qué voy a hacer contigo? —suspiré.
—Amarme por el resto de tu existencia —dijo besando mis labios con suavidad.
—Claro, pero recuérdame que cuando vivamos juntos lo haremos en un cuarto sin escalones, sin muebles y de superficie plana para que no resbales.
—No lo lograrás, siempre encontrare algo con que caer —sonrió un poco— ¿no te vi para nada en la universidad?
—No di clases amor, sólo entregué los exámenes y después renuncié.
— ¿Y mi examen? No lo presenté y…
—Oye, hice una pequeña trampa, bueno no por que se que ese acordeón no era tuyo así que te aprobé como debió ser, nunca más volveré a ser tu maestro así que…
—Pero un día de estos podemos vestir a Bella como colegiala —escuché la voz de Alice— ya sabes minifalda a cuadros, calcetas blancas y blusa escolar con un moño que muestre el abdomen y no pueden faltar las colitas sexys.
—Alice… yo… —protestó Bella— nunca me pondría algo así.
—Es una lástima —susurré en su oreja, su cuerpo tembló entre mis brazos, me gustaba producir éstas reacciones en ella, sus ojos brillaban cuando se encontraron con los míos, sus mejillas estaba completamente sonrojadas, no pude evitarlo y la besé profundamente, sabía que eran mis últimos minutos junto a ella y quería aprovecharlos al cien por ciento.
Alguien se aclaró la garganta y me separé de ella, ahí estaban Alice, Emmett, Rose y Jasper.
— ¿A qué debemos la reunión?— pregunté.
—A que sepas que tienes todo nuestro apoyo —dijo Jasper.
—Y que Bella no estará sola mientras tu no estés —continuó Rosalie.
—Yo me encargaré de espantarle cualquier admirador que quiera acercársele —dijo Emmett alzando los brazos, mostrando su musculatura.
—Y que si Tanya se niega aquí estoy yo para obligarla, tengo varios métodos de tortura que no fallarán —esa claro, era Alice.
—Con ella no creo que funcione el ir de compras —se burló Bella y todos, con excepción de Alice nos reímos.
Entramos a la cabaña y les conté todo y cada uno de mis planes, así como sobre el hombre que había visitado a Tanya. Después de comer los seis juntos, nos dejaron a Bella y a mí solos. La acerqué a mí y la senté sobre mi regazo.
— ¿Ya es hora? —preguntó.
—Sí, será mejor que no sospeche nada —asintió pero no dijo nada más, parecía que no había palabras, ninguno de los dos teníamos una frase que aliviara el dolor que sentíamos, era increíble como a unos meses de conocerla, podía amarla de esta manera, me dolía amarla tanto, pero moriría por ella.
Me levanté con ella en mis brazos, la puse sobre sus pies y la besé profundamente, en ese beso puse todo lo que sentía por ella, odiaba cada centímetro que nos separaba y la puse contra la pared, pegando mi cuerpo al de ella, emanaba calor, pasión y deseo, me estorbaba nuestra ropa, me estorbaba el espacio entre nosotros. Dejé sus labios para besar su cuello, sus labios desprendían pequeños gemidos, sus manos agarraban mi cabello con fuerza.
—Te amo —susurré contra su piel— te amo y te prometo que volveré.
—Lo sé —dijo suspirando pesadamente —y yo te estaré esperando.
Dolorosamente separé mis labios de su piel, besé por última vez sus labios y así, con la imagen de su rostro sonrojado y acalorado, salí de la cabaña dispuesto a hacer lo que fuera por ser libre.
Alice POV
— ¿A dónde vamos? —preguntó Jasper inquieto desde el asiento del copiloto, estaba nervioso, lo sentía. Siempre que yo me ponía misteriosa, él se ponía nervioso, me hacía pensar que si era algo diabólica como decía Edward. Pero luego desechaba ese pensamiento, yo era genial, no diabólica.
—Haré mi buena obra del día —lo miré y le sonreí con dulzura, me regresó la sonrisa, sus ojos brillaban igual que los míos cuando lo veía. Llegamos rápidamente al Olympic Suites Inn.
— ¿Un hotel? —preguntó Jasper bajando el auto.
—Sí, aquí se hospeda Félix Vulturi.
— ¿Cómo lo sabes?
—Yo se todo —me encogí de hombros— quiero saber que relación tiene con Tanya, aunque quizás ya sé cuáles sean sus relaciones.
Me estremecí sólo de pensarlo, entramos a recepción y preguntamos por el sospechoso.
—Disculpe, ¿cuál es su nombre? —preguntó la recepcionista.
—Tanya Cullen —respondí, ganándome una mirada sorprendida de Jasper.
—Dice el señor Vulturi que suba a verlo, es la habitación…
—207… sí, ya lo sabía.
—No vas a subir sola ¿verdad? —Jasper siempre tan preocupado.
Rodé los ojos y lo tomé de la mano, subimos a la habitación 207, toqué la puerta y un hombre alto y corpulento me abrió la puerta.
— ¿Sí?
—Hola —saludé y entré a la habitación seguida de Jasper —soy Alice Cullen, hermana de Edward y lamentablemente, cuñada de Tanya.
— ¿Entonces Tanya eres tú? —preguntó sonriendo
— ¡No! Si no me conoces, no me insultes —me sentí ofendida— en fin ¿qué tienes que ver con Tanya?
—Alice —me regañó Jasper.
—Hay que ser sinceros, no viniste aquí para conocer Forks.
—Tienes razón —con un gesto nos invitó a sentarnos en un pequeño sofá— Tanya y yo tuvimos una aventura en Ibiza, sin querer me enamoré de ella…
— ¿Qué le viste? —interrumpí, pero yo quería saber eso.
—Es muy linda, una gran mujer —rodé lo ojos— pero al llegar aquí, me entero que está casada.
—Sí, pero se va a divorciar de mi hermano.
— ¿Por qué? —preguntó visiblemente feliz con la noticia.
—Por que esta mañana por fin la vio sin maquillaje —contesté y el se rió, estaba claro que el no la había visto recién levantada— ¿sabes que Tanya está embarazada?
La pregunta pareció sorprenderle. —No, no lo sabía.
—Ese bebé no es de mi hermano.
—Entonces puede ser mío —y ahí estaba, la gran Alice lo había hecho de nuevo, había encontrado al papá del niño, lo único que nos faltaba para que la familia Cullen por fin se deshiciera de Tanya.

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19♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:30 pm

Cinthia Swan

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Neofito
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Capitulo 17: Noticias inesperadas
Edward POV
Si alguna vez había pensado que mi vida no podría ser más miserable al lado de Tanya, estaba equivocado. Habían pasado dos semanas desde que había salido de Forks con la esperanza de divorciarme pronto de mi esposa. Alice llamó un día después de haberme ido para decirme que había encontrado al probable padre del hijo de Tanya y uno de sus amantes. Brinqué de felicidad. Esto parecía iba a ser mas fácil de lo que había imaginado.
Sin embargo ese hombre, del que ahora dependía mi felicidad, tenía que regresar a Europa a cerrar uno de sus negocios, pero mañana regresaría y entonces si tendría un testigo para terminar con este matrimonio lo más rápido posible. Pero sobre todo podría regresar con Bella, con la mujer que amaba más que a nadie en el mundo.
Estaba tentado a mandarle un mensaje de texto, un correo, y claro tenia ganas de tomar un avión directo a Forks, pero me aguante las ganas y no hice nada, nada mas que pensar en ella una vez mas, mientras la vista del pent-house, con sus edificios iluminados se volvían borrosos y solo estaban esos ojos cafés viéndome con ternura, con amor y con deseo.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por la puerta que cerró de golpe, Tanya entro con miles de bolsas, otra vez.
— ¿Te divertiste? —pregunté simulando interés por ella.
—Claro, que mujer no se divierte pasando una y otra vez la tarjeta de su marido —se acercó a mí y me besó rápidamente en los labios para después regresar con sus bolsas—. Mira lo que te compré.
Sacó de una bolsa una camisa verde canario que le habría dañado la vista a cualquiera. Simule una sonrisa y la tomé en mis manos.
—Gracias —dije simulando mi desprecio por la camisa, supuse que fue lo ultimo que encontró en la tienda, y como no traía absolutamente nada para mi la tomó y decidió vestirme como payaso.
—De nada amor —dejó la bolsa y tomo otra color rosa, saco un conjunto sexy de encaje en color negro—. Y esto es para mí, bueno es para los dos, dejaré que lo disfrutes antes de que me lo arranques con los dientes.
Sonrió seductoramente, aunque esa sonrisa hacia mucho que había dejado de tener efecto en mi, y pensé en una excusa para no tener que "arrancárselo".
—Voy a ponérmelo, tu prepara un poco de vino, y vete quitando la ropa —me guiñó un ojo.
—Tanya no creo que eso sea buena idea —me vio con ojos desconcertados.
— ¿Por qué no?
—Mañana tenemos un desayuno… muy temprano, con mi padre.
— ¿Y?
—Tenemos que levantarnos temprano, tenemos que descansar.
—Entiendo amor, pero para diez minutos que te va a tomar no creo que nos desvelemos mucho después de eso —dijo con una simulada inocencia, y acababa de herir mi orgullo de hombre ¿diez minutos? Alcé una ceja.
—Simplemente no tengo ganas —ya que mas daba si la trataba bien o mal, durante tres semanas había fingido soportar su presencia, sus besos y sus pocas caricias para sacarme de la cartera la tarjeta de crédito, pero si mañana terminaba esto que mas daba pelearme con ella el día de hoy.
— ¿Es por ella verdad? —Dijo con los ojos llenos de lágrimas, a veces actuaba tan bien, que empezaba a creer que en verdad me quería—. Aunque digas que solo fue una aventura, esa Isabella sigue entre los dos.
Tomó sus bolsas y se fue al cuarto, así que decidí cambiar los planes, llamé a Carlisle quien vendría con el tal Félix y los cité en el departamento, no quería escenas con Tanya en ningún restaurante, aunque eso habría estado bien, a ella no le gustaban las escenas publicas, las humillaciones, y eso seria un buen castigo, pero yo seguía siendo un caballero aunque ella no fuera una dama.
Esa noche dormí en el cuarto de huéspedes, y soñé con Bella, estábamos en la cabaña donde habíamos pasado nuestra noche juntos, y había una niña de cabellos cobrizos como los míos, paseando a un niño más pequeño de ojos verdes. Bella y yo los mirábamos desde el porche.
La mañana siguiente desperté feliz, y por alguna razón extremadamente nervioso, fui al cuarto principal a despertar a Tanya y disculparme por la noche pasada, traté de convencerla de que Bella no significaba nada en mi vida, pero sobre todo trate de que se levantara y se arreglara para recibir a mi padre. Nos bañamos, por separado aunque ella insistió en que lo hiciéramos juntos, afortunadamente mi padre llego, y con el pretexto de quedarme a darle la bienvenida ella desistió. Cuando por fin estuvimos en el comedor y Tanya vio cuatro lugares.
—No sabia que también venia Esme.
—No —contestó Carlisle— mi esposa se quedó en Forks.
— ¿Y entonces quien viene a desayunar? —Preguntó alzando una ceja— ¿Mi cuñada Alice?
La hipocresía le brotaba por los poros, en ese momento el timbre sonó, mi pulso se aceleró y me levanté a abrir la puerta y ahí estaba un hombre alto con aire europeo. Al entrar al comedor Tanya palideció al verlo.
—Hola Tanya —sonrió Félix.
— ¿Qué… qué haces aquí? —tartamudeó Tanya.
—Verás Tanya —respondí por Félix— él está aquí para hacerse cargo de tu hijo.
No pude evitarlo y sonreí, aunque mi sonrisa no duró mucho cuando Tanya habló de nuevo.
— ¿Cuál bebé? —pregunto con una sonrisa mas que estúpida en su cara. ¿Cómo que cual bebé? El que llevaba en el vientre desde que me había engañado infinidad de veces con este hombre en Ibiza, ese bebé.
—Estas embarazada ¿o no? —pregunté con voz ronca, no podía creer que en eso también me había engañado.
—Estaba —corrigió Tanya— o sea que ya no.
— ¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Carlisle.
—Le cuento —cruzó una pierna y tomó un pedazo de fruta para llevárselo a la boca, como si nos fuera a platicar la serie que vio anoche en le televisión— resulta que ese cuento de que Edward me amaba, que quería volver a hacer su vida conmigo y hacerse cargo de un niño que no era suyo simplemente no me lo creí. Así que al llegar aquí me deshice de el.
Sonrió y tomo un sorbo de jugo. Para continuar.
—Ahora, antes de que tu interpusieras una demanda por infidelidad lo hice yo, no tarda en llegarte el aviso con mis abogados, o y también uno a la zorra de tu amante, si es posible vendrá el pueblo entero de Forks a atestiguar que soy una esposa abnegada que fue traicionada por su marido con una estudiante.
Fue entonces que me di cuenta de que Tanya era mas lista de lo que había imaginado, y que este asunto se me había salido de las manos por completo, pero sobre todo que ahora Bella, la única persona que quería fuera de todo esto, estaba a punto de meterse hasta el fondo.
Bella POV
Habían pasado tres semanas desde que Edward se había marchado, lo extrañaba inmensamente y apenas tenia noticias de él. Alice me había dado la gran noticia de que Félix era el papá del niño que Tanya estaña esperando y se había ido a Nueva York acompañada de Carlisle. Esme había decidido quedarse conmigo para infundirme ánimos. La escuela estaba por terminar y aunque también Emmett, Rose y Jasper me apoyaban yo me sentía infinitamente sola.
Por un lado el hombre que yo amaba estaba a miles de kilómetros de distancia con su esposa, y aunque esto de ser la amante parecía estar a punto de terminar, no podía de dejar de extrañar su presencia, su rostro insoportablemente hermoso, o su suave aliento recorriendo mi piel una y otra vez. Quería con todas mis fuerzas que sus brazos se cerraran a mi alrededor, sentí mis ojos arder con las lagrimas que se acumulaban en mis ojos deseosas por salir. Y por otro lado estaba Charlie, había intentado hablar con él pero no me permitió pasar, en sus ojos ya no había enojo, pero había algo mucho peor: decepción.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño, sentía los ojos hinchados y cansados, no sabia si eran las lagrimas o era el sueño, no había dormido bien los últimos días, parecía estar en un lapso depresivo en el que lo único que quería hacer era dormir, dormir mucho.
— ¡Bella! ¿A que hora bajaras a desayunar?
— ¡Cuando yo quiera! —le grité al molesto de mi hermano, era irritante que ni en pleno sábado pudiera levantarme a la hora que yo quisiera.
Me di un baño rápido y bajé a desayunar con ropa limpia, pero pijama al fin.
—Que carita, parece que te arroyo un autobús y después te comió un lobo y después te vomito —la sonrisa estúpida en la cara de Emmett era insoportable, mas insoportable de lo normal.
—Supongo —me encogí de hombros— después debió hacer lo mismo con tu cerebro.
— ¿Vas a desayunar? —preguntó ignorando mi comentario y dejando sobre la mesa un plato con waffles.
—Uh —hice un gesto al percibir el olor nauseabundo del plato— eso huele asqueroso, prefiero un par de huevos.
—Puedo aceptar que insultes mi inteligencia pero jamás mis waffles —la cara de Emmett estaba indignada— ¿Qué tienen de malo? Los acabo de preparar
—Debiste revisar la fecha de caducidad antes de prepararlos —mire el plato nuevamente— en serio Emmett, si no quitas eso de aquí voy a vomitar.
—Está bien, pero tú te preparas tus huevos, ah por cierto te llego una carta.
¿Carta? Siempre pensé que eso ya no se usaba, que la era de la tecnología nos había alcanzado y que el correo solo se utilizaba para deudas y citatorios, así que no podía ser nada bueno. Sobre la mesa junto al teléfono había varios sobres con las cuentas de teléfono, luz y sistema de cable, uno en específico dirigido a mí, con el símbolo del gobierno de los Estados Unidos.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente, recientemente no había cometido algún delito, pero intuía de que se trataba, y aunque Edward me había jurado que no tendría que meterme en ese asunto tal vez me necesitaba, pero por que no me había avisado el que llegaría este sobre. Lo abrí temblorosa y comprobé lo que tanto temía, necesitaba presentarme a declarar en el juicio de divorcio de Tanya Cullen en contra de Edward Cullen.
Pero acaso las cosas no deberían ser al revés, no debería ser el quien interpusiera la demanda, en todo caso el plan de Edward no habría funcionado y ella se le había adelantado, y lo peor de todo, ahora yo era llamada para que me cuestionaran sobre mis amoríos con el marido de la victima… Tanya. Esto estaba mal, comencé a temblar, sentí que la sangre abandonaba mi cara, mi cuerpo, y lo último que sentí fue el piso debajo de mi, frio y duro.
Desperté en el hospital, gemí despacio. Odiaba los hospitales, y a menos que el cerebro se me haya salido al desmayarme, no encontraba una razón para haberme trasladado al hospital. El exagerado de mi hermano debió ser el culpable de esto. Por un momento olvide el por que me había desmayado, y entonces recordé el citatorio y me pregunté ¿Qué demonios iba a hacer? Obviamente no podía solo ignorarlo y no presentarme, tendría que estar ahí ¿pero para decir que? Tenia que hablar con Edward, al menos con Esme o Alice para que me dijeran que estaba pasando.
Me levante de la cama donde me tenían exageradamente acostada, pero justo en ese momento entró mi hermano junto con Esme y Alice.
—Ya era hora de que despertaras —dijo Emmett mientras me hacia recostarme de nuevo en la cama— ¿Por qué te desmayaste eh? No sabia que hacer contigo, tuve que llamar a medio Forks para que me ayudara contigo.
—No lo dudo Emmett, cuando eras niño y te atoraste el pie en el piso de la cocina estuviste a punto de llamar al FBI a que investigaran a ese hoyo asesino —me reí, quería por un momento olvidarme de lo que se me venia encima.
— ¿Cómo te sientes corazón? —preguntó Esme con ese tono maternal que me hizo extrañar a mi madre mas que nunca. La necesitaba, sabia que me habría regañado por lo que hice, pero después me hubiera apoyado incondicionalmente.
—Estoy bien, solo fue un pequeño desmayo por… el remolino de emociones que me llego en ese momento, supongo que ya saben que paso.
—Emmett nos conto —dijo Alice sentándose en la cama y tomando mi mano— pero todo saldrá bien, hablé con Edward, Tanya abortó al bebé, nunca creyó lo que Edward le dijo sobre darse otra oportunidad e interpuso la demanda primero.
Suspiré, esto apenas estaba empezando.
—Pero Bella debes ser fuerte, no debes dejarte caer hoy más que nunca por que…
—Yo le digo ¿si? —chilló Alice.
—Yo quería decirle —se quejó Emmett.
—Pero yo lo pedí primero —argumentó Alice.
—Pero yo tengo lazo sanguíneo con ella, tengo más derecho. —Parecían niños pequeños jugando a "mi casa es más grande que la tuya".
—Niños por favor… —Esme quiso intervenir pero ninguno de los dos le hizo caso.
—Juguemos piedra, papel o tijera —sugirió Alice.
—Prepárate para perder —sonrió mi hermano.
Alice se levantó de la cama y empuño su mano al igual que mi hermano. Y después de decir las palabras mágicas Alice puso papel y mi hermano piedra.
— ¡Si! —Brincó Alice— lo sabia. Bueno quiero silencio y que alguien le tomé una foto a su cara después de que se lo diga.
—Alice por favor —regaño su madre.
— ¿Me vas a decir de una vez o tengo que desmayarme de nuevo? —pregunté molesta y curiosa.
—No, no lo hagas —Alice se sentó de nuevo junto a mi y tomó mi mano entre las suyas— Bella… estas embarazada ¡voy a ser tía!
Sentí que brincaba en la cama, también sentí la sangre abandonar mi cuerpo de nuevo, aunque esta vez me quede sobre la cama, esta vez no caí al suelo.

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Capitulo 18: Testigos
Bella POV
Desperté unas horas después. Sentía la cabeza pesada y enorme, quería volver a dormir hasta que todo esto terminara, obviamente era imposible. Parpadeé un par de veces para adaptarme a la oscuridad, intentando ver donde me encontraba, pero el olor a alcohol y a ambiente esterilizado me hizo notar que aun seguía en el hospital. Suspiré recordando lo que Alice me había dicho antes de dejarme llevar por la inconsciencia e inmediatamente puse mis manos sobre mi vientre.
Aun no había nada, al menos no notable, porque ahí estaba mi hijo. Eso sonaba raro. Mi hijo. Mío y de Edward, sonreí ante este pensamiento, un niño de ojos verdes, con el rostro de Edward abrazándome y diciéndome mamá, mientras Edward a mi lado me abrazaba. Para ser una persona que a sus diecinueve años jamás había soñado con ser mamá, fue una imagen que me gusto demasiado. Siempre había pensado que las mujeres que cambiaban en cuanto sabían que estaban embarazadas exageraban. ¿Cómo podían alegrarse ante una futura criatura que cambiaría su vida para siempre? Y ahora me ilusionaba ese cambio.
Era joven, si. No había terminado siquiera el primer año universitario, el padre de mi hijo estaba casado, el mío estaba decepcionado de mi actitud. Pero aun así me hacía ilusión dar a luz a este bebé en nueve meses.
Luego la felicidad fue reemplazada por nervios y miedo, tenía ese citatorio para el lunes próximo y hoy era viernes, casi sábado. El estomago se me revolvió y tuve ganas de llorar. Esto no sería fácil, Tanya sería más difícil de lo que pensaba, y no conforme con eso pensaba hacernos pagar a Edward y a mí por lo que le habíamos hecho. Esto no iba a salir bien, de ninguna manera.
Escuché un fuerte ronquido salir de un costado de mi cama, me senté sobresaltada y vi la enorme figura de Emmett recostado en el sofá, quise despertarlo y preguntarle tantas cosas, ¿se lo había dicho a mi papá? ¿Qué opinaba él de mi embarazo? ¿Dónde estaba Alice y Esme? Pero no lo hice, mejor me recosté de nuevo y comencé a soñar con un mundo donde no existiera Tanya, donde yo jamás hubiera sido la otra y donde Charlie paseaba a su nieto en la patrulla.
Por la mañana me despertó el sol que entraba por la ventana. Hoy seria de esos pocos días soleados en Forks. Me senté, cansada de estar en esa cama, mi hermano ya no estaba en la habitación, me encontraba sola. Aunque no fue mucho tiempo, de inmediato llegaron Alice y mi hermano con la alta médica en la mano.
— Supongo que ya puedo irme de aquí.
— Supones bien hermanita — Emmett dejo una pequeña maleta sobre mi cama— te trajimos ropa para que te vistas y nos vayamos.
— Ya todo está listo — continuó Alice — yo misma empaqué tus cosas, hablé esta mañana con Edward, ya están arreglando todo con el abogado de papá.
— Alice, ¿le dijiste de mi…?
— Oh no — negó con la cabeza — eso tendrás que decírselo tú, pero si te pido que lo hagas pronto, me muero de ganas de ir de compras, vas a necesitar muchas cosas, ropa para los nueves meses, y después el bebé necesitara pañales, comida, ropa, yo organizaré tu baby shower, será en grande. Espero que sea niña, así podre comprarle diversidad de vestidos, imagínate la infinidad de combinaciones que podemos hacer de zapatitos y vestidos, si es hombre también puedo hacer muchas combinaciones pero no tantas como con una niña, y ya que crezca le enseñaré a maquillarse, espero que no herede esa desprecio tuyo por la moda, aunque claro me tendrá a mí para no dejar que eso suceda…
— Por Dios Emmett — le supliqué a mi hermano — presiona el botón de apagado.
— Oye — protesto Alice — solo te estoy previniendo, no quiero que interfieras en mis planes con el bebé.
— Lo siento Alice pero el bebé por lo pronto esta dentro de mí y ahí se quedara nueve meses.
— Ocho y una semana — me contestó — ay me muero por que nazca.
— ¿Sabes que es un bebé y no un muñeco? — mi tono era un poco molesto. Aunque no podía molestarme con Alice, pero a veces su excesivo entusiasmo me daba dolor de cabeza.
— Si, lo sé, pero los bebes también necesitan ropa…
Afortunadamente Esme entró y detuvo un poco el berrinche que estaba a punto de hacer su hija.
— ¿Cómo te sientes Bella? — su tono cariñoso hizo que me relajara un poco.
— Bien, en serio fue una exageración tenerme aquí toda la noche.
— Emmett deberías esperar afuera a que tu hermana se arregle — sugirió Esme — además Rosalie y Jasper están en el auto.
— ¿Jasper? — a Alice le brillaron los ojos — hace tanto que no lo veo.
— Lo viste ayer en la noche — le dijo mi hermano mientras iba detrás de ella, que ya había salido disparada a ver a su amado.
Esme sonrió, y me ayudó a vestirme, el estomago me gruñó pidiéndome comida, la sopa sin sabor y la gelatina que más bien parecía agua que me había dado de cenar el hospital no le hicieron justicia a los huevos con tocino que se me antojaban.
— ¿Jasper y Rosalie también vendrán?
— No, solo vivieron a despedirse de ti.
— ¿Ya saben del embarazo?
— Si, quise detener a Alice, pero cuando se dio cuenta que no podría decírselo a su hermano, salió corriendo a ver a Jasper y a Rose.
— Está bien, al único a quien quiero decírselo yo es a Edward.
— Comprendo — me sonrió y comenzó a cepillarme el cabello — pero Bella no veras a Edward hasta el lunes, en el juzgado.
— ¿Por qué? — mi voz sonó más alta de lo que hubiera deseado.
— No sabemos lo que Tanya esté planeando, o que pruebas vaya a presentar, no podemos arriesgarnos, tú y él negaran todo, nosotros los apoyaremos y si ustedes se ven…
No continuó, y deseé que no lo hiciera, estaba ilusionada, quería llegar a Nueva York y lanzarme a sus brazos, pero no pensé en las consecuencias que eso tendría. Tanya era lista, probablemente tendría ya uno o, porque no, varios detectives con una cámara siguiéndonos a Edward y a mí. Parecía exagerado, pero podía ser cierto. Ella no se detendría hasta sacarle el último centavo a Edward. Bufé cuando me di cuenta que alguna vez, cuando todo esto había empezado, yo me había sentido mal por ella.
— Tú y Emmett se quedaran en un hotel — continuó Esme.
— ¿Cuánto tiempo se llevara el juicio?
— No lo sé, depende de cómo se den las cosas, quien vaya a atestiguar, si las cosas se complican o si todo sale bien, todo dependerá de lo que pase el lunes.
Sentí una lagrima correr por mi rostro y los brazos de Esme rodeándome, depositó un beso en mi frente.
— No llores, recuerda que ahora todo lo que tú sientas lo sentirá tu bebé, y aunque esto termine mal para Edward, ambos van a estar juntos.
Asentí. Saber que Edward y yo después de todo esto que íbamos a pasar estaríamos juntos me daba más fuerzas, aunque todo lo que estaba por venir me asustaba. Suspiré, limpié las lágrimas de mi rostro y me deje guiar por Esme hasta el estacionamiento, donde Jasper y Rosalie me abrazaron, felicitándome por mi maternidad.
Aun me costaba trabajo hacerme a la idea de que sería madre, pero poco a poco caía en la cuenta de que así seria.
— ¿Estás bien? — preguntó Rosalie — quiero decir, con la idea del embarazo.
— Claro que si — sonreí — aunque al principio me desmayé, ahora estoy consciente y feliz.
— Te vamos a extrañar — me dijo Jasper.
— Y yo a ustedes, pero confió en que regresaremos pronto.
— Ojala que así sea — contestó Rose — bueno Jasper será mejor que nos vayamos. Adiós Emmett.
— Hasta luego Rose — mi hermano sonrió y la abrazo, para después darse un beso en los labios. Parecía que me había perdido de algo mientras me tenían recluida en ese hospital. Jasper y Alice se dedicaban miradas y palabras cariñosas y Esme nos esperaba dentro del auto.
Cada uno se despidió de su cada cual y tras despedirme de Jasper y Rose, subí al auto para ir rumbo a Seattle y después a Nueva York, donde tenía una cita con el destino.
Edward POV
— ¿Cómo que está en el hospital? — pregunté exaltado a mi hermana por el celular.
— Tuvo una pequeña baja de azúcar por el citatorio — respondió.
— Claro, el maldito citatorio — dije entre dientes — pero ¿ya está bien?
— Si Edward, deja de ser tan dramático y cuéntame que paso.
— Tenía entendido que tu todo lo sabían — mi sarcasmo era fruto de mi mal humor.
— Edward Cullen no juegues conmigo — Alice no soportaba que se le ocultaran las cosas — a veces no veo las cosas relacionadas con las arpías, no estoy relacionada con ellas.
— Será mejor que mañana les cuente en persona, y por favor Alice cuida a Bella, dile a mi mamá que la amo y a Bella… que la extraño y espero verla y abrazarla mañana.
— Y besarla — rió como tonta del otro lado de la línea — pero ni creas que me dejaras así ¿Qué hizo Tanya? ¿Por qué se te adelanto?
— Hasta mañana Alice.
— No te atrevas a colgarme o… — fue todo lo que escuché al cortar la comunicación.
— ¿Se exaltó? — pregunto Carlisle.
— Ya conoces a tu hija — sonreí, me hacia bien hablar con mi hermana, aunque era insoportable, la adoraba — a Bella le llegó el citatorio.
— No te preocupes, mañana vendrá mi abogado, vamos a solucionar esto, y si Tanya quiere dinero se lo daremos, así serás libre y podrás estar con quien tú quieras.
— Tenemos tan poco tiempo — me senté en el sofá, cansado de esta situación.
— Es poco tiempo, si, pero igual podremos hacer algo y saldremos de esta, no está bien que yo lo diga, pero nos libraremos de ella, por fin.
— A ti y a Esme les agradaba — le recordé.
— Sí, pero ahora no, y Bella es más de mi agrado, incluso sin que Tanya hubiera sacado las uñas.
Ambos nos reímos aliviando un poco la tensión de la situación, pasamos la noche casi en vela conversando y planeando la situación con el juicio del lunes. Me dormí cerca de las tres de la mañana, y desperté a las siete pensando en Bella, esperaba que ya hubiera salido del hospital y que pronto llegaran a Nueva York.
A las nueve en punto llego el abogado de Carlisle, y minutos después Félix, quien dolido por la pérdida de un hijo que aunque no conocía le hacía ilusión tener, estaba dispuesto a declarar.
— Hijo, te presento a Jason Jenks, mi abogado — nos presento mi padre.
— Mucho gusto — respondí.
— Igualmente Edward, tu padre me puso al tanto de tu situación legal, ayer apenas pude pasar por el juzgado y lamento decirte que tu esposa se te adelanto por mucho.
— Sí, soy un estúpido — dije entre dientes.
— Bien, necesito saberlo todo, los citatorios para los testigos de Tanya ya han sido enviados.
— Si, lo sé — lo recordaba bien porque mi ¿novia? Bueno el amor de mi vida había ido a parar al hospital por culpa de eso — ¿Citatorios? ¿Cuántos?
— Bueno, Tanya ha llamado a la señorita Lauren Mallory, a Jessica Stanley, a la madre de la señorita Stanley, Isabella Swan y Charlie Swan.
— ¿Charlie? — dijo mi padre antes de que yo pudiera reaccionar ante este ultimo nombre.
— Si ¿hay algún problema?
Si, y no solo uno, bastantes problemas. Charlie sabia de mi relación con su hija, mis planes eran mentir, decir que entre Bella y yo no había nada, ella haría lo mismo, negarlo pero… ¿su padre haría lo mismo?

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21♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:31 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 19: El juicio I
Bella POV
El lunes por la mañana desperté con unas ganas inmensas de no levantarme de la cama. Hoy oficialmente comenzaba el principio del fin, quería llegar a ese juicio, pero a la vez tenía miedo, tenía ganas de desaparecer un instante del mundo o ¿Por qué no? Ser capaz de ver el futuro, pero ninguna de esas cosas me era posible, solo estaba aquí muerta de nervios, sin haber visto aun a Edward y con unas ganas inmensas de vomitar. Pero eso podía esperar. Desde nuestra llegada el viernes por la noche se me había prohibido aunque fuera un mensaje de texto a Edward, y a pesar de estar con mi hermano, Alice y Esme, me sentía sola, por que solo había una persona con quien quería estar y no podía, por eso cuando un par de golpes se escucharon en mi puerta y detrás escuché su voz, mi corazón casi se me sale del pecho.
— ¿Bella? —tan rápido me levante que quedé mareada pero lo ignoré y abrí la puerta, y ahí estaba con esos intensos ojos viéndome como si temiera que fuera a desparecer, me abalancé sobre él, me sostuvo entre sus brazos y me besó con fuerza, los labios, después la frente, las mejillas y de nuevo los labios. Me sentí completamente en las nubes cuando sentí después de tantos días sus labios junto a los míos, era indescriptible la sensación de estar con él, entre sus brazos, no pensé en nada más, pero claro mi burbuja se reventó cuando Alice y Emmett se aclararon la garganta de forma bastante audible y molesta.
—Creí que no nos podíamos ver —le dije apenas separando un poco mis labios de los suyos, mi cuerpo aun estaba herméticamente aferrado al suyo.
—Ese era nuestro plan, pero las cosas han cambiado —contestó con voz grave, pero con un toque de dulzura mientras se dirigía a mí.
— ¿Pasó algo? —preguntó Esme, Edward tomó mi mano y me guió al sofá donde nos sentamos lo mas cerca posible.
—Tanya, perdió al bebé, bueno… lo abortó —un hueco se me hizo en el estomago, sentí aunque era imposible como si mi propio bebé me hubiera pateado alzando la voz ante tal bajeza, despacio lleve mi mano hasta mi vientre y lo acaricié despacio.
— ¿Cómo… fue capaz? —pregunté, sabia que era ambiciosa, pero de ahí a hacer algo tan cruel, había mucha diferencia.
—Parece que es mas lista de lo que pensamos, así que abortó al bebé y piensa negar relación alguna con Félix, pero gracias a mi hermanita —le sonrió a Alice y ella le devolvió la sonrisa— él esta dispuesto a declarar el amorío que tuvieron, tengo los cargos a las tarjetas de crédito por la compra de los pasajes pero…
Su silencio nos hizo poner mas atención, pero también me hizo sentir mas nerviosa, algo no andaba bien, de hecho debía ser algo muy malo.
—Pero… —lo incité a que continuara.
—Tanya tiene un testigo, Bella —me miró y tomó mi otra mano entre las suyas— ese testigo es Charlie.
Mi boca formó una enorme O y los ojos se me llenaron de lágrimas, sabía lo que eso significaba, la última vez que intenté hablar con Charlie seguía con esa mirada indiferente y cargada de decepción, así que aunque hablara con él antes del juicio estaba muy segura de que no nos ayudaría.
—Entonces, ¿Tanya va a ganar? —Preguntó molesta Alice— eso es injusto, es verdad que ustedes dos son amantes, pero ella… ella es una zorra que se metió contigo por dinero y con Félix por placer debería haber una ley que castigue a las zorras como ella.
—Tranquila Alice, nuestro abogado nos ha dado un mejor plan, pero solo lo haremos si Bella está de cuerdo.
—Haré lo que sea para que esto se terminé de una vez —dije segura y confiada en el plan de abogado.
/*/*/*/*/*/*/
Bien, quizás no estaba tan dispuesta después de todo, o era que tenia miedo de que las cosas se le complicaran a Edward y probablemente a toda la familia Cullen, pero era nuestra ultima salida y estaba dispuesta a todo por que esto ya terminara. De camino hacia el juzgado, en al auto con mi hermano, mi cuñada y Esme sentía que me faltaba el aire, y que sudaba a pesar del clima frio que la ciudad de Nueva York nos regalaba, los copos de nieve se estrellaban contra el parabrisas y los latidos de mi corazón llenaban el silencio en el interior del auto, aunque probablemente yo era la única que los escuchaba.
Al llegar al juzgado vi el cabello de Tanya perderse al cerrarse la puerta principal, era inconfundible el color rubio rojizo de su larga melena, o quizás es que yo ya alucinaba con esa mujer, que, aunque yo era la otra era ella quien se empeñaba en hacernos la vida imposible a Edward y a mí. Esme y Alice se adelantaron para avisarle a Edward y al abogado que ya estábamos aquí, Emmett me acompañó en todo momento asegurándose de que no fuera a correr.
Después de caminar con la mayor lentitud posible, llegamos a la sala donde se llevaría a cabo el juicio, y ahí estaba Tanya acompañada de su abogado, un hombre de cabellos rubios, su cara demostraba que era un gran abogado, o al menos uno prepotente seguro por sus numerosos casos ganado y mi corazón se disparó de nuevo en un frenético latido. Intente ignorarlo al ver del otro lado a Edward, tan calmado, como si todo fuera a salir bien, habría querido estar tan segura como él, pero no podía, algo me decía que esto estaba mal, pero ya no había marcha atrás, si me había metido en un amor tan complicado, tenia que complicarme la vida para salir de el. Tomamos asiento en las enormes bancas de madera, esto era como en la televisión, pero era la vida real, aquí nadie me aseguraba que los buenos fueran a ganar, es mas no estaba ni siquiera segura de ser "los buenos".
El juez llegó y se hizo la presentación del caso y yo estaba cada vez mas nerviosa, quizás si me desmayaba esto se podría posponer, pero en realidad no era eso lo que quería, por que igual tendría que volver otro día, inhalé aire antes de que Tanya fuera llamada a declarar, su abogado se levanto después del juramento de la rubia de solo decir la verdad, del cual casi me rió.
—Señora Cullen ¿puede decirme por que demanda a su marido por infidelidad?
—Hace un par de meses me fui de viaje sola, por que mi marido tenia que empezar a dar clases en la universidad, así que me tomé unas vacaciones muy merecidas, pero al volver mi prima Lauren quien comparte clases con la amante de mi marido me informó sobre la relación de mi marido con esta niña.
— ¿Y que hizo? —preguntó el abogado.
—Lo enfrenté —sus ojos se inundaron de lagrimas y yo bufé molesta, pero debía admitirlo, era buena actriz— y él me dijo que era verdad, que durante mi ausencia se haba acostado con esa zorra pero que me amaba a mi, me convenció de venir a vivir a Nueva York y empezar de nuevo, pero… no puedo, no puedo perdonarlo.
—Así que entonces, ¿su marido confesó haberle sido infiel con una de sus alumnas?
—Si, no tuvo el descaró de ocultarlo, creo que como él sabe que lo amo con toda el alma pensó que lo perdonaría, pero no es así.
— ¿Así que le he hecho un daño moral y sentimental? —continuó el abogado.
—Además de la vergüenza ante todo el pueblo de Forks de ser una tonta.
—No mas preguntas —el abogado rubio se sentó y el juez le dio la palabra al abogado de Edward.
—Señora Cullen, ¿Cuántas veces antes de ese último viaje, usted abandono la ciudad de Forks?
—Un par de veces, por motivos de trabajo Edward no podía acompañarme.
— ¿Así que decidió irse de luna de miel usted sola?
—Si, Edward me incitó a que lo hiciera, ahora sé por que.
—Y la segunda vez que se fue ¿Por qué lo hizo?
—Por que una amiga cumplió años, y la fiesta fue en Cancún.
— ¿Y cuanto duró la fiesta?
—Objeción señor juez —se levantó el abogado de Tanya— eso es irrelevante.
—A lugar —contestó el juez.
—Bien, entonces dígame señora Cullen, ¿Cuánto tiempo duró ese viaje?
—No lo se, ¿una semana? Tal vez más, tal vez menos.
—Yo le diré cuanto —el abogado se acercó a su escritorio y tomó un par de papeles— duró un mes, fue una fiesta bastante larga, su luna de miel duro otro mes, mes y medio de nuevo en Cancún y dos meses en Ibiza, España, lo que nos da un total de cinco meses y medio de ocho que usted y el señor Cullen llevan casados, para ser exactos los cinco primeros meses.
—Eso no es motivo para que Edward me engañará —protestó Tanya.
—Claro que no, eso no es lo que quise decir, pero ¿usted señora Cullen? ¿Qué hizo los últimos dos meses en Ibiza?
—Fui con unas amigas.
— ¿Y quien pago los gastos del viaje?
—Cada una pagó sus gastos, ¿Qué clase de preguntas idiotas son esas?
—Es que en los gastos de su tarjeta de crédito solo aparase el boleto de avión, usted parece no haber gastado mas que un par de noches en un hotel, y eso me hace preguntarme ¿Dónde pasó todas las noches restantes?
Tanya miró a su abogado como suplicándole que interviniera de nuevo, pero yo moría de ganas de que contestara.
—Lo que mi clienta haya echo es irrelevante señor juez —intervino el abogado de Tanya.
—No lo es —continuó el abogado Jenks— por que la señora Cullen paso esos dos meses con el señor Félix Vulturi y no precisamente como compañía amistosa, sino romántica.
—Eso es mentira —se defendió Tanya.
—Entonces ¿Quién pagó sus cuentas en Ibiza? —Preguntó el abogado, pero Tanya no contestó— eso es todo señor juez.
J. Jenks se sentó y Tanya se levantó del asiento de los testigos para ser ocupado por Edward, o al menos eso creí, ya que el siguiente a testiguar fue Félix.
—No se que demonios tiene que ver ese hombre en todo esto, ¿acaso es algo de la zorra con la que se acuesta mi marido? —me miró alzando una ceja, yo la miré pero no respondí a su ataque, volví mi mirada hacia el frente, donde Félix ya estaba tomando asiento, el juez mando callar a Tanya, y nuevamente J. Jenks tomó la palabra.
—Señor Vulturi, dígame ¿conoce a la señora Cullen?
—Si, la conocí en Ibiza hace unos meses.
— ¿Y que tipo de relación tienen?
—En este momento ninguna, pero cuando Tanya estuvo en Europa fuimos amantes.
— ¡Mentiroso! —gritó Tanya, su abogado la hizo callar al igual que el juez.
— ¿Sabia que la señora Cullen era casada? —pregunto J.J.
—No, la conocí como Tanya Denali, pasamos dos meses juntos y después me dijo que tenia que regresar a su país, no se si para mi mala fortuna, me enamoré de ella y vine a buscarla, fue cuando supe que estaba casada.
—No tengo mas preguntas —J.J tomó asiento y el rubio se puso de pie.
—Señor Volturi, dice que conoció a mi cliente en Ibiza ¿Cómo fue?
—Fue una tarde en playa, platicamos y la invité a cenar.
— ¿Y que mas?
—La invite a bailar pero me dijo no estar interesada.
— ¿Así que mi clienta le dejo claro que no estaba interesada en salir con usted?
—Esa noche si, pero al día siguiente ella misma me buscó y pasamos todo el día juntos, al igual que la noche.
—Eres un maldito mentiroso, esto lo haces solo por que te rechacé —Tanya gritaba como loca.
—Señora Cullen haga el favor de guardar silencio.
—No tengo mas preguntas señor juez —Tanya se calmó un poco después de que su abogado le dijera algo, ella me miró y sonrió con arrogancia, después J.J se puso de pie y Edward me miró suplicante y entonces entendí todo.
—Llamo a la señorita Isabella Swan como nuestro siguiente testigo —Tanya se rió cuando el abogado dijo "señorita" pero poco me importaba, el que ríe al último, ríe mejor.
Me puse de pie y caminé hacia el banquillo de los testigos, aunque para mi parecía ser la guillotina, pero gustosa pondría mi cabeza con tal de borrarle esa sonrisa a Tanya. Hice mi juramento sin dejar de ver a Edward, sus ojos me mostraban paz y confianza, así que tomé asiento-
—Señorita Swan, la señora Cullen acusa a su marido de sostener una relación romántica con usted, desde que ambos se conocieron en la universidad ¿es cierto?
—No, no es verdad —contesté.
—Zorra mentirosa —intervino Tanya.
—Señora Cullen es la ultima vez que le pido que guarde silencio, la próxima vez haré que espera afuera su sentencia —el juez parecía ya cansado con las interrupciones de Tanya.
—Es la verdad, Edward y yo no empezamos una relación al conocernos, fue después, como un mes y medio después, que él y yo nos hicimos amantes.
Para mi sorpresa mi voz no se quebró, no tartamudeé, los que parecían bastante sorprendidos eran Tanya y su abogado quienes seguramente estaban confiados en que lo negaríamos todo, pero esto quitaba de en medio a su prima Lauren, a Jessica y sobre todo a Charlie.

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22♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:32 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 20: El juicio II
Bella POV
La cara de Tanya no tenia precio, era una mezcla de confusión, sorpresa, enojo y frustración. Quise sonreír, pero no lo hice, sin embargo Edward si lo hizo.
Expliqué con lujo de detalles, lo sucedido entre Edward y yo, desde como nos conocimos, hasta como terminamos por no poder estar el uno sin el otro. Y aunque delante del juez y de los dos abogados me daba pena, a fin de cuentas era la amante, estaba feliz por fin de poder decir lo que sentía, y así Charlie no tendría nada que hacer aquí, si Tanya lo quería para que dijera que me acostaba con su marido, pues aquí estaba yo para demostrarle que no era necesario.
También nos evitábamos el mal trago de ver a la señora Stanley a su hija y a Lauren, quienes contarían la historia a su manera. El abogado rubio de Tanya se levantó y aun con cara de desconcierto y se acercó a mi pensativo.
— ¿Usted admite haber tenido una relación amorosa con el esposo de mi cliente?
— Si, lo he dicho como diez veces — respondí cansada, en verdad quería que ya terminara, sino el juicio al menos mi turno, no quería seguir mas en el ojo del huracán, además aun había muchas cosas por decir.
— ¿Sabiendo que era casado?
— Lo supe desde que lo conocí, así que cuando empecé una relación con él, era obvio que lo sabia.
— Eres una descarada Isabella, no, ¡eres una zorra! — Gritó Tanya desde su lugar — destruiste mi matrimonio.
— Guarde silencio señora Cullen — ordenó de nuevo el juez.
— No tengo mas preguntas señor juez — el abogado de Tanya se sentó junto a ella y la regañó con la mirada.
— Esta corte entra en sesión treinta minutos, y espero que la señora Cullen se calme — el juez asesinó con la mirada a Tanya, yo me puse de pie y junto con la familia de Edward y mi hermano, salimos a tomar algo de agua.
— Será mejor que te traiga algo de comer — dijo Esme con esa forma tan cariñosa de hablar.
— La verdad Esme, no tengo hambre, tengo el estomago revuelto.
— Hija debes comer, recuérdalo.
— Claro, es cierto, entonces te acompaño — aun me era un poco difícil hacerme a la idea de que estaba embarazada, ahora lo que hiciera o comiera no solo era para mi, también era para él o ella.
Me imaginé su carita, independientemente de si era un niño o niña, tenía que parecerse a Edward, me emocionaba la idea de verme reflejada en unos ojos como lo de él, verdes y llenos de inocencia. Claro si todo salía como lo teníamos planeado. Aun había una cosa por la cual preocuparnos y que Tanya pudiera usar, pudiera que no en el juicio, pero si en Forks, en la universidad, además de mi hermano y mis amigos nadie sabia lo que ocurría, pero si se enteraban, a Edward seguramente lo correrían y posiblemente a mi me pasaría lo mismo, aunque yo podría entrar a cualquier otra, él posiblemente no.
— ¿Vieron la cara de Tanya? — Preguntó Alice detrás de nosotras — no tenia precio, lo que hubiera dado por poder sacar mi celular y tomarle una foto.
— Alice ¿qué te he dicho sobre burlarte de las demás personas? — regaño Esme.
— Que no debo hacerlo, pero Tanya no es una persona, es una…
— Como sea Alice, por favor.
— Está bien mamá, ¿cómo te sientes Bella?
— Parecerá extraño, pero me siento bien, creí que iba a desmayarme o a vomitar enfrente de todos, pero creo que esto puedo funcionar.
Tanya POV
— No tiene caso Tanya — me dijo por tercera vez el estúpido de James.
— De algo nos tiene que servir.
— Esos testigos eran para comprobar que tu marido tiene una relación con esa mujer, y ella misma lo ha puesto en evidencia, no es necesario que el señor Swan suba a declarar.
— No importa, quiero ver a esa humillada — no soportaba la idea de tener que desperdiciar esta oportunidad.
— ¿Por qué te importa tanto? — Me preguntó James tocándome la pierna, alejé su mano con un manotazo y él se rió — en verdad lo que quieres es dinero, con esa declaración tu marido tendrá que pagarte mucho, que mas da si esa chiquilla es humillada o no.
— Pero, ¿por qué demonios declaró en contra de Edward?
— ¿A quien le importa?
— A mi — le contesté furiosa.
— Tal ves es igual de interesada que tu, y le quiso quitar unos cuantos dólares por declarar lo contrario y como el tacaño de tu marido no quiso, pues lo hundió.
— ¿Me dices interesada a mi? — Me reí — eres un cínico, si esperas que le saqué mucho a Edward para poder irnos a Europa juntos.
— Bueno mi amor, si además de tu excelente compañía puedo disfrutar del dinero de tu ex marido, bienvenido sea.
Quiso meter su mano debajo de mi falda, pero no lo deje, ese no era el momento de ninguna demostración de cariño con ningún hombre, mucho menos con mi abogado.
Se me hizo eterna la espera del dichoso receso, quería regresar a la sala y terminar con esto, seguía Edward por declarar y ¿qué podía decir? Si ya la zorra de Isabella lo había dicho todo. Lo de mi embarazo, bueno eso ya no me preocupaba, James se había encargado de sobornar al medico que me había practicado el aborto y de haber quemado, el mismo mi expediente. ¿Qué podía salir mal? La respuesta era fácil: NADA. Probablemente mañana, y si tenia suerte, hoy mismo tendría la sentencia del juez, donde mi querido esposo tendría que pagarme una multa multimillonaria por el daño moral que su infidelidad me había causado, y en unos días, estaría en Europa, probablemente Paris o Milán, comprando todo lo que estuviera a mi alcance, y ¿por qué no? Buscando un hombre mejor que James, quien solo era mi vía de escape de este desastroso matrimonio y mi pase de abordar hacia una mejor vida, con un mejor hombre, con una mejor cuenta de banco.
Bella POV
Ahí estábamos, de nuevo en la sala, sentados en el mismo lugar, a excepción de Edward, quien ahora estaba en el banquillo de los testigos, esta vez las manos me sudaban y mi corazón latía con demasiada fuerza, afortunadamente Carlisle era doctor, si me daba un paro cardiaco sabia que al menos haría algo por salvarme. El abogado de Tanya se puso de pie y comenzó a interrogar a Edward.
— Señor Cullen ¿es verdad lo que dijo la señorita Swan acerca de ustedes dos?
— Si, es verdad — declaró con firmeza, podría decir que hasta orgulloso.
— Así que mientras mi cliente estaba de viaje, usted sostenía un romance extramarital, ¿sabe las consecuencias de eso?
— Si, las tengo muy claras y estoy dispuesto a enfrentarlas.
— No tengo mas preguntas — el abogado, que hasta antes de mi declaración parecía arrogante, ahora estaba confundido, parecía que no tenia nada más que preguntar, así que rápidamente J.J tomo el control del interrogatorio.
— Señor Cullen, ¿qué paso exactamente en estos siete u ocho meses de matrimonio con su esposa?
— Nos casamos y al los días ella se fue de luna de miel, no pude acompañarla por que tenia asuntos que atender en mi universidad, acababa de graduarme, además me ofrecían trabajo como profesor y tenia que arreglar ese aspecto de mi vida — Edward tomó aire y continuó — después de que regreso se volvió a ir, y otras dos veces después de esa, en esta ultima fue cuando comencé a dar clases y ahí conocí a Isabella.
— ¿Y cuando la señora Cullen regresó? — preguntó J.J.
— Claramente se dio cuenta de lo que pasaba y yo tampoco se lo negué, así que me confeso que en su viaje me había sido infiel y estaba embarazada.
La cara de Tanya era de odio, lo miraba como si quisiera atravesarle la cabeza, y agradecí a Dios que eso no fuera posible, vi a su abogado poner su mano sobre la pierna de ella, en un gesto tranquilizador para que no se levantara y gritara y por consecuencia, la sacaran, pero había algo mas en ese gesto, me estremecí. Era increíble que, de ser cierto lo que pensaba, ella estuviera involucrada con su abogado. Aunque, ¿quién era yo para juzgar? Si me había metido con un hombre casado, ese me convertía en una especie de "zorra" como me llamaba Tanya, por que había sido por amor, si, pero eso no quitaba que todo en esta sala, y mi padre afuera en algún lugar, incluso yo misma, me viera como la otra.
— Entonces ¿qué paso? — prosiguió J.J.
— Me pidió hacerme cargo del bebé a cambio de que ella no dijera nada sobre lo mío con Isabella, yo no quería que el pueblo se enterara, sobre todo por ella, así que accedí, nos vinimos a Nueva York y con ella embarazada pensé en poner la demanda de divorcio, pero como verá, se me adelanto — el rostro de Edward era indescriptible, había infinidad de emociones en ese ceño fruncido, mientras miraba a Tanya.
— ¿Y que pasó con el bebé?
— Lo abortó.
— Objeción señor juez, esas con conjeturas que el propio señor Cullen se esta haciendo, por no decir que es mentira.
— Ha lugar — dijo el juez — sin pruebas, son conjeturas.
— Bien, no tengo mas preguntas para el señor Cullen, pero me gustaría llamar a mi ultimo testigo, Eleazar Buring.
Y ahí estaba yo, a punto de sonreír como nunca antes, este era nuestro as bajo la manga. Me pregunté si estaría mal alegrarme por que el matrimonio en el que me había metido estuviera a punto de terminar, pero decidí que me respondería más tarde, y ahora disfrutaría la cara de Tanya.
La puerta de la sala se abrió y entró un hombre, que por obvias razones no había estado presente en todo el juicio, debía tener unos treinta y pocos años, de cabello castaño, caminó con seguridad por el pasillo y tomó asiento en el lugar donde antes había estado Edward. No lo pude evitar así que miré a Tanya quien tenia los ojos sumamente abiertos y miraba a su abogado como exigiéndole una explicación. Pero no la tenia, así que J.J tomó la palabra.
— Doctor Buring, ¿conoce a la señora Cullen?
— Si, la semana pasada acudió a mi consultorio.
— ¿Cuál es su especialidad?
— Obstetricia.
— ¿Y puede decirnos para que lo visito la señora Cullen?
— Objeción señor juez — se levantó el rubio — lo que pasó entre mi cliente y el medico es confidencial.
— No ha lugar — dijo el juez — aquí nos interesa saber para que fue la señora Cullen a ver al doctor, responda señor Buring.
— Fue a pedirme que le practicara un aborto.
— ¿Y lo hizo? — preguntó J.J ante la mirada de terror de Tanya.
— Si, específicamente fue el miércoles de la semana pasada, le pedí que se quedara en el hospital la noche para que descansara pero ella se negó.
— Tengo en mis manos — dijo J.J al tomar de su escritorio un folder amarillo — el expediente de la señor Cullen, si me hace favor señor juez — se lo entregó y el juez comenzó a hojearlo — como verá la señora Cullen tenia nueve semanas de embarazo, lo que nos da mas de dos meses de embarazo, y en esas fechas la señora estaba en las playas de España y mi cliente aquí en el país, por lo tanto ese hijo no podría ser del señor Cullen. Por lo tanto la señora acudió al legrado para desparecer la evidencia de su infidelidad, sin contar con que trató de sobornar al medico ¿no es así doctor Buring?
— Así es, el viernes por la tarde el abogado de la señora me visitó con esto — del bolsillo interior del saco, extrajo un sobre amarillo — una fuerte cantidad en efectivo para que le diera el expediente y no dijera nada si los tribunales me citaban a declarar. Licenciado Branner, le regresó su dinero, no tomé ni un dólar.
Tengo que decir que la palidez del abogado ya no era natural, pero si era impagable el rostro de derrota, en el de Tanya simplemente era… espectacular.
— ¿Y por que no aceptó el dinero? — pregunto J.J, en realidad yo también quería saberlo, si bien Edward me había dicho parte del plan de su abogado, no me lo había contado con lujo de detalles.
— Por que no soy ese tipo de personas, además el nombre de la señora se me hacia conocido, y claro, es la nuera de quien alguna vez fue mi profesor, el señor Carlisle Cullen, de hecho asistí a la pequeña boda, pero parece que la señora Cullen no me reconoció, mi deber como medico era la confidencialidad de mi paciente, pero cuando el abogado fue a sobornarme supe que algo andaba mal, así que me puse en contacto con el doctor Cullen.
— No tengo mas preguntas — dijo J.J y tomó asiento.
— ¿Licenciado Branner? — lo llamó el juez cuando el rubio no se levantó de su asiento.
— No tengo preguntas señor juez — dijo en voz baja.
— ¿Cómo demonios no tienes preguntas? — Gritó Tanya y se puso de pie — eso que esta diciendo es mentira, que no ve que es amigo de mi suegro, seguramente él le dio una cantidad más grande de la que nosotros le dimos.
Y ahí, la misma Tanya cavó su tumba.
— Te quieres callar de una vez por todas — le gritó su abogado.
— Silencio los dos — ordenó el juez — señora Cullen, gracias por su declaración. Entraremos en un receso de quince minutos para dar la sentencia del caso.
El juez le pegó al escritorio con ese pequeño martillo que solo había visto por televisión y todos nos pusimos de pie. Alice comenzó a dar saltitos a mi lado, emocionada y quise hacer lo mismo pero me contuve, aun debía tener un poco de respeto por la aun señora Cullen.
— Esto salió de maravilla — mi hermano me tomó en sus enormes brazos y me levantó en el aire — y lo mejor es que Charlie no tendrá que venir, tal como lo queríamos.
— De hecho debe estar afuera junto con los otros testigos — dijo Carlisle — será mejor que vaya a ver.
— Yo te acompaño — dijo Esme.
— Mejor voy yo — dije, todos me miraron — tal vez sea mi única oportunidad de hablar con él.
— Si, si ve — dijo Alice — pero procura estar aquí para ver como la arpía es pisoteada.
— Eres una maldita enana insoportable — le gritó Tanya desde su lugar, pensé por un momento que se habían ido pero no fue así, ahí estaban los dos, molestos, aunque el abogado salió y le dejó sola.
— Lo se — dijo Alice sin caer en las provocaciones de su cuñada.
— Voy a ver a Charlie.
— ¿Quieres que te acompañe? — pregunto Edward.
— No, lo haré sola.
Respiré hondo y salí de la sala, ahí estaba la señora Stanley, su hija y Lauren con el abogado de Tanya, y alejado, sentado en una banca, estaba mi padre. Se me hizo un nudo en el estomago y otro en la garganta, me armé de valor y caminé hasta él, a unos pasos de distancia se percató de mi presencia y levantó la mirada.
— Papá — dije, él se puso de pie.
— ¿Ya me toca? — preguntó nervioso, al igual que yo, no le gustaba ser el centro de atención.
— No, no será necesaria tu declaración, te querían solo para que… bueno para que confirmaras que soy la amante de Edward pero yo sola lo hice.
— ¿Lo hiciste? — preguntó sorprendido.
— Si, papá sé que estas enojado pero, aunque hice las cosas mal, lo amo, y él me ama por eso estamos aquí, es un error del que tal vez algún día me voy a arrepentir pero, tu no tienes por que cargar con el.
— Estoy enojado — dijo Charlie.
— Lo se, y se que tal vez pasará mucho tiempo antes de que ese enojo se borre de tu mirada, pero… — no dije nada mas, en nudo en mi garganta no me dejó, las lágrimas rápidamente se acumularon en mis ojos y no tardaron en desbordarse por mis mejillas. Cerré los ojos, pues las lágrimas borraban mi vista, pero sorprendentemente los abrí al sentir los brazos de Charlie rodeándome.
— Eres una tonta Bella, una tonta por meterte con ese hombre, pero también eres valiente, y aunque no apruebo que te hayas involucrado con él, sé que lo amas, y quiero que sepas que hoy vine dispuesto a mentir por ti — me limpié las lagrimas y me separé para verlo a los ojos — pero no fue necesario por que mi niña afronto la situación sola.
Sus ojos brillaban, aun estaba ese enojo, que como le había dicho no iba a desaparecer tan pronto, pero ya no había decepción, había amor, cariño y un poco de comprensión.
— Eso significa…
— Que puedes volver a la casa, que te quiero; pero con una condición.
— La que quieras papá — le dije sin dudarlo.
— No veras a ese chico hasta que este divorciado, al menos no en mi casa, a ti te perdono por que eres mi hija, pero a él le podría meter un tiro entre ceja y ceja.
— Está bien, no lo veré en la casa — dije, podría sonar a broma su amenaza, pero podía también ser muy cierta.
Charlie me acompañó de regreso a la sala y se sentó junto a mi, a mi otro costado estaba mi hermano, y frente a mi mis futuros suegros y Alice, ella independientemente de todo ya era de mi familia. Las manos comenzaron a sudarme cuando el juez apareció, junto con él venia la decisión de todo este embrollo, en realidad confiaba en que el divorcio se llevaría a cabo, pero ¿a favor de quien fallaría el juez? Tanya y Edward junto con sus abogados se pusieron de pie.
— Bien, esta claro que lo que vi aquí no es un matrimonio feliz, así que la demanda de divorcio se la concedo a la señora Cullen.
— ¡Si! — gritó Tanya, mientras el juez la mandó callar con la mirada.
— Sin embargo, no hay hijos de por medio, están casados en sociedad conyugal, por lo cual debería dividir los bienes que hayan adquirido mientras estaban casados pero no hubo ninguno, así que el señor Cullen no esta obligado a pagarle nada a la señora. Ahora el estado de Nueva York sanciona el acto de la infidelidad, por lo tanto el señor Cullen tendría que pagarle una indemnización a la señora Cullen por ochocientos mil dólares.
— Eso es muy poco señor juez, debería darme mínimo ocho millones.
— Si me dejara terminar, sabría que la multa también le aplica a usted puesto que también hubo infidelidad de su parte por lo que anulo la sanción. Esa es mi sentencia.
— ¿Qué? — Gritó Tanya— ¡esta usted loco, me esta diciendo que mi marido será libre y además podrá revolcarse con esta zorra, y a mi no me va a dar ni un centavo, es usted un idiota, seguro lo compró!
Tanya estaba totalmente fuera de si, pero poco me importaba, la sonrisa de mi rostro no la podía borrar nada ni nadie. Todo había salido bien, bueno eso no aplicaba para Tanya.
— Oficial, arreste a la señora Cullen por insultar a la autoridad y sáquela de aquí por el amor de Dios.
— Quíteme las manos de encima — se necesitaron dos guardias para sacar a Tanya de la sala, ya que pataleaba y arañaba — ¡James! ¡Ayúdame idiota!
Sus gritos, solo se calmaron cuando la sacaron de la sala, el juez también salió y por fin me levante y corrí a los brazos de Edward. Me tomó en sus brazos y me levantó para después besarme como nunca lo había echo, seria quizás que ya no había peligro de que alguien nos viera, que mi padre parecía estar algo de acuerdo con esta relación, que aunque estaba casado, el proceso de divorcio se estaba llevando a cabo y que no habría problemas para que él, nuestro hijo y yo estuviéramos juntos. Me aferré a él, a ese beso tan lleno de libertad, de amor y de pasión, sus manos se aferraban a mi cintura acercándome mas a él. Hasta que mi hermano carraspeó detrás de nosotros.
Nos separamos y tomamos aire, miré a mi familia, Emmett sonreía junto con Alice quien daba saltitos de alegría, Esme y Carlisle estaba abrazados y también sonreían, detrás de ellos estaba Charlie, quien era el único que me miraba serio, pero él había dicho que no me quería ver con Edward en la casa, y aquí no estábamos en casa, sin embrago me guiñó un ojo y una sonrisa fugaz cruzó por sus labios, entonces supe que todo estaba bien y que por fin todo encajaba donde debía.

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23♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:34 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 21: ¡No estás gorda!
Edward POV
Después de salir del juzgado, todos fuimos a celebrar con una pequeña comida, todos a excepción de Charlie quien se justificó con su trabajo y el tener que regresar de inmediato a Forks. A mi no me preocupaba mucho el trabajo, había pedido un mes, pero quería regresar cuanto antes, no quería que Alice ni Bella perdieran mas clases, y Alice por supuesto me había llamado "viejo anticuado". Después de eso había raptado a Bella toda la tarde, con el pretexto de estar en una de las "capitales de la moda" ni mis padres ni la misma Bella pudieron detenerla. Así que me encontraba en la cabeza de la estatua de la libertad con Emmett y su camiseta de I Nueva York.
— ¿Sabes a donde mas podemos ir? — me dijo mientras se ponía el gorro de la estatua que acababa de comprar.
— ¿Al departamento? — contesté.
— No, quiero ir al departamento de Friends — exclamó alzando las cejas una y otra vez.
— No, no pienso ir a ese lugar, además no se donde está — le dije dándome la vuelta para salir de ahí y regresar al departamento, en realidad no era ese el problema, solo quería volver y ver a Bella.
— Eso no es problema, todo mundo aquí debe saber donde queda, además puede que nos encontremos con Jennifer Aniston.
— Por Dios Emmett, ¿qué tendría que hacer esa mujer ahí?
— Quizás esperándome, ¿sabes que después de su ruptura con Brad no ha encontrado un hombre para tener una relación larga y duradera?
— Es increíble que sepas eso, además pensé que cuando conociste a Rosalie esa obsesión por Jennifer se te había terminado.
— Pero Rose esta en Forks, jamás se va a enterar — me dijo sonriendo.
— Espera, eso significa…
— Me costó trabajo pero cayó rendida ante mis encantos de nuevo.
Rodé los ojos y me las ingenie para seguir la conversación, de modo que se olvidara de visitar ese dichoso departamento y cerca del anochecer regresamos por fin al departamento. Una vez ahí nos encontramos con mi hermana en la puerta con tres grandes maletas.
— Ya era hora, Emmett nuestro vuelo sale en dos horas.
— Creí que nos íbamos hasta mañana ¿no? — exclamó Emmett.
— Para nada, Edward y Bella se van mañana temprano, mis papás y nosotros nos vamos hoy mismo.
— ¿Dónde está Bella? — pregunté emocionado ante la idea de tener una noche para nosotros solos.
— Arriba — mi hermana me miró y entonces sonrió — eso será divertido, perturbador para mis ojos, pero divertido.
— ¿De qué hablas? — preguntó Emmett.
— De cómo Rosalie te descuartiza por que no la has llamado.
— Para nada, tengo dominada a esa fierecilla — Emmett sonrió orgulloso.
— ¿Ah sí? ¿Pensara lo mismo cuando lleguemos a Forks y se lo comente? — amenazó mi hermana.
—Tu no le dirás nada…
— ¿Por qué no se van y lo averiguan? — les dije con la intención de despedirme ya.
— ¿Impaciente? — Alice movió sus cejas de arriba abajo.
— Adiós — le di un beso en la frente a mi molesta hermana, y me despedí de Emmett, los dejé en la puerta y al entrar quise correr al elevador, pero me aguanté las ganas, no quería verme desesperado, aunque lo estaba.
Esperé pacientemente a que el endemoniado ascensor bajara con extrema lentitud, solo para subir de la misma manera, o tal vez seria mi impaciencia por llegar junto a Isabella y besarla de nuevo, esta vez con libertad, sin el temor de estar haciendo algo malo, o dañar a una tercer persona. Por fin, después de que el elevador tardara horas en llevarme hasta mi piso, llegué hasta mi departamento y al abrir la puerta me encontré con la mesa puesta, todo estaba iluminado solo por un par de velas. Bella salió de la cocina, llevaba un vestido azul que hacia contraste con su piel pálida y a la luz de las velas se veía realmente hermosa.
— Alice insistió en esto, pero si se te hace demasiado puedo…
— Está perfecto — interrumpí, me acerqué a ella y la tomé entre mis brazos, la besé despacio, sin ninguna prisa por que esta noche terminara, sus labios sabían a fresa, y es que estando mas cerca me di cuenta que, seguramente mi hermana, la había maquillado solo un poco; la acerqué mas a mi, sintiendo su cuerpo contra el mío, me abrí paso entre sus labios para profundizar el beso, ella tomó mi pelo entre sus dedos, y cuando agarré sus piernas y la levante para hacerle el amor sobre la mesa, ella se separó.
— La cena se enfría — me dijo, sonrojada y con la respiración agitada, se sentó a la mesa y con la mirada me invito a hacerlo.
— Muy bien — le dije y me senté junto a ella — ¿cómo estuvo la conversación con tu padre?
— Muy bien — la sonrisa de sus perfectos labios era de felicidad — por fin acepto lo nuestro, pero tendrás que mantenerte alejado de mi casa al menos hasta que la sentencia de divorcio te llegue, Charlie es… exagerado.
— No lo es — la contradije, y me miró confundida — si yo tuviera una hija tan valiosa como tu, también me molestaría de sobremanera que fuera la amante de alguien.
— Par de exagerados entonces — se encogió de hombros — a mi era a quien debía molestarme, es mas creo que ahora voy a extrañar el esconderme de Charlie o de tu esposa.
Tomó un bocado y masticó pero sin borrar esa sonrisa del rostro. Reí un poco junto con ella por esa manera tan especial de burlarse de la situación, claro ahora que todo estaba resuelto. Abrí la botella de vino y serví un poco en ambas copas.
— Salud — dije levantando mi copa — por nuestra libertad para amarnos, y por lo hermosa que estás ésta noche.
Bella tomó la copa de agua y brindó conmigo.
— Por el futuro — quizás estaba alucinando, pero tenia un brillo pícaro en lo ojos.
Seguimos cenando, conversando sobre todo lo que habíamos pasado para llegar aquí. El miedo que ambos habíamos sentido de que esto fuera a terminar mal, a ella le preocupaba mi trabajo, y aunque estaba seguro que no le interesaba por ella, sino por mi, estaba preocupada por la cantidad que Tanya pudiera haberme quitado. En cambio, mi inquietud era que Bella se viera afectada, sobre todo en Forks, donde todo mundo se entera de todo. No quería que la señalaran como la otra, la "quita maridos" o un sinfín de sinónimos altamente groseros. Por que simplemente no se lo merecía, mi matrimonio con Tanya era una farsa, tarde o temprano íbamos a terminar en divorcio, solo que Bella vino para acelerar las cosas.
— ¿Te he dicho lo hermosa que éstas? — le dije una vez que terminamos de cenar.
— Si, una vez — pestañeó de manera coqueta y seductora.
No aguanté mas, me puse de pie y la estire la mano — ven conmigo.
Tomó mi mano y la conduje hasta la habitación principal, al entrar y cerrar la puerta tras de mi, la puse contra la pared y la bese con urgencia, la necesitaba, no había estado con ella a solas desde hacia tiempo y quería que esta noche fuera eterna. Sentí como se estremeció bajo mis labios. Con mi lengua me abrí paso entre sus labios, mis manos acariciaban su espalda, sus brazos, sus caderas, sus piernas, sus senos, no quería dejar ningún rincón de su cuerpo sin tocar. Bella gimió despacio y me rodeo el cuello con sus pequeñas manos. Deshice el moño del vestido que se anudaba en el cuello y deje que cayera al suelo, me percate que tenia puesto un conjunto de ropa interior negro que contrastaba con su piel pálida.
Tomé sus piernas e hice que rodeara mis caderas con ellas, la lleve a la cama y despacio nos recostamos, comenzó a desabotonar mi camisa, pero sus manos nerviosas se atoraban con los botones, tomé ese tiempo para besar sus redondos senos por encima del encaje negro, gimió y arqueo su espalda, acercándolos mas a mi boca, quizás eran mis ganas de ella, de su cuerpo o lo excitada que podía estar, pero sus senos estaban mas llenos, impaciente abrió de un solo golpe mi camisa, sin importarle a ella y menos a mi, los botones. Tracé un camino con mis labios en sus senos y baje por su abdomen, bese con ansias el interior de sus muslos, mientras ella gemía y hundía sus manos en mi pelo.
Volví a besar sus labios mientras ella se levantaba de la cama, me ayudo con el resto de mi ropa y se quitó lo poco que le quedaba a ella, su desnudez era maravillosa, era perfecta, no podía dejar de ver su rostro sonrojado era extraordinariamente hermoso, sus piernas exquisitas y la perfección de sus pechos.
La tomé entre mis brazos y la puse sobre la cama, debajo de mí, besé sus labios y su cuello mientras delicadamente me situé entre sus piernas.
— Bella — un susurro ronco salió de mis labios — mírame.
Le pedí, se mordía el labio inferior y sus ojos estaban cerrados, respiraba con dificultad mientras sus manos recorrían mi espalda, mi pecho, mi cuello. Abrió los ojos cuando puse mi mano entre sus muslos. Sus ojos cafés parecían llamas, transmitían un deseo incontrolable, y yo estaba igual por hacerla mía una vez más. Lentamente me deslicé dentro de ella, sintiendo su cálida humedad, arqueo la espalda acercando su pecho al mío, sentí sus senos duros contra mi piel y la bese profundamente.
— Te amo — susurró mientras ambos nos movíamos en una vaivén placentero que hacia que Bella gimiera y susurrara mi nombre, con su respiración entrecortada apretaba sus caderas contra las mías y se movía de la forma mas sensual que jamás había imaginado. Sentí su cuerpo tensarse y el mío respondió de igual manera, sumergiéndonos en un mar de placer que termino con los dos en un intenso orgasmo.
— También te amo — dije con la respiración agitada. Su rostro estaba sonrojado y caliente, su cabello estaba enmarañado contra la almohada. Deje caer despacio mi cuerpo sobre el de ella, y la besé de nuevo.
o.O.o.O.o.O.o
La mañana siguiente desperté junto al amor de mi vida, la contemple durmiendo plácidamente, su respiración era lenta y sentía su pecho subir y bajar con cada inhalación. Besé con dulzura su mejilla, sus hombros y quite la sabana para besarla completamente. Una sonrisa salió de sus labios y supe que estaba despierta.
— Buenos días amor — la rodeé con uno de mis brazos, mientras el otro apartaba el cabello de su rostro.
— Uhmmm — fue todo lo que salió de sus labios.
— ¿Cómo dormiste? — pregunté.
— Pero si no me dejaste dormir — dijo juguetonamente mientras acercaba sus caderas a las mías.
— Anoche no te quejaste — susurré en su oreja y la mordí despacio, mientras mis manos recorrieron su vientre, estaba dispuesto a hacerla mía de nuevo, pero teníamos que regresar a Forks en un par de horas — es hora de irnos. Me levanté de la cama, pero ella no se movió, al contrario se tapó de nuevo y me miró molesta.
— ¿Crees que estoy gorda? — preguntó de pronto.
— ¿Qué? — exclamé por su súbita pregunta, que además no tenia fundamentos.
— Piensas que estoy gorda ¿verdad? — me reprochó de nuevo.
— Para nada, Bella estas hermosa.
— No es verdad, estabas muy cariñoso pero cuando me acariciaste esta enorme panza te apartaste — lloriqueó y yo no daba crédito a lo que estaba escuchando — perdóname si no tengo un cuerpo como el de Tanya, quizás debería considerar una liposucción.
— ¿Estás loca? — pregunté confundido — jamás te he comparado con Tanya y no necesitas ninguna cosa de esas.
— Ah claro, ahora además de gorda… loca — pero ¿de dónde había salido esta Bella preocupada por su apariencia? Si hace unos minutos era la más linda y encantadora mujer.
— Amor, Bella, eres hermosa ¿de acuerdo? — intente razonar con ella — debemos irnos o perderemos el vuelo.
— ¿Y crees que el avión despegue con todos estos kilos? — oh por Dios, esto debía ser una broma, se levantó y quedó desnuda frente a mi — ¿sabes qué? Si, estoy gorda, y lo voy a seguir estando y es tu culpa así que no te quejes.
— ¿Mi culpa? — ¿de que demonios estaba hablando?
— ¡Si! Tu culpa, si tu no me hubieras embarazado yo no estaría propensa a engordar de esta manera, así que ahora debes quererme tal y como soy.
— Yo no tengo la culpa de tu gordura imaginaria Isabella… — un momento ¿embarazada? La miré desconcertado y entonces desapareció esa expresión de loca obsesiva, sustituyéndola por una sonrisa y ese brillo reapareció en sus ojos — ¿estás…?
— Embarazada — completó mi frase inconclusa.
— ¿De… de… un bebé? — pregunté, y ella se carcajeó de mi pregunta incoherente y estúpida.
— Eso espero — contestó sonriendo.
Un hijo. Mi hermosa Bella estaba esperando un hijo. Mío. Un pequeño que llevaría mi sangre y la de ella, un bebé concebido del enorme amor que le tenia a mi novia. Sonreí saliendo de mi trance y abracé a Bella quien inundó la habitación con su risa angelical. Le di un par de vueltas.
— ¡Detente! Las nauseas — me golpeó el hombro para que la bajara y lo hice.
— ¿Cómo estas? — pregunté poniéndola de nuevo sobre sus pies.
— Bien, pero una vuelta mas y vomitaré — me dijo y entonces la besé con pasión, amor y una enorme felicidad.
— Vamos a ser papás.
— Si, y de un bebé — dijo, burlándose de mí, pero no me importaba me reí con ella y la abracé de nuevo, entonces decidí devolverle la jugada, me separé de ella, la miré a los ojos y con seriedad le pregunte — ¿y cómo me aseguras que ese bebé es mío?
La sonrisa se le borro de la cara, y me miró con los ojos abiertos como platos.
— ¿Cómo…? ¿Dudas de mí? — sus ojos se llenaron de lagrimas y decidí que era suficiente.
— Estoy bromeando — me reí y sus rostro cambio de tristeza a alivio mezclado con enojo — yo también puedo bromear, Alice tenia razón, esto fue divertido. Ven aquí.
Abrí mis brazos y aun enojada también me abrazo.
— Alice me dijo lo mismo — no cabía duda que Alice todo lo sabia — un momento, entonces ¿ella nos vio así?
La miré, y me miré, ambos estábamos desnudos, y como Alice lo había dicho… era perturbador. Pero lo que mas importaba, era que iba a ser papá, que estaría toda la vida con Bella y que éramos felices.

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24♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:35 pm

Cinthia Swan

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Neofito
Neofito

Capitulo 22: Sentencia
Tanya POV
— ¡Eres un idiota! — grité en cuanto entre al departamento de James, ahí estaba el estúpido mirándome sorprendido.
— Tanya, querida pensé que saldrías mucho después — su sonrisa engreída me provocaba golpearlo.
— ¿Por qué demonios no me sacaste de ese lugar asqueroso?
— Por que salí corriendo del juzgado antes de que el juez me acusara de sobornar al médico — contestó caminando hacia la recamara, se acercó a su closet y sacó una maleta.
— ¿Sigue en pie el viaje a Europa? — le pregunté acercándome a él dispuesta a olvidar el infierno que había pasado la noche anterior y usar a James para irme de este país donde había sido humillada por el idiota de Edward y su estúpida chiquilla.
— Por supuesto, el avión sale por la noche.
— Eso suena maravilloso, pero James… — aunque me daba asco acercarme a él, lo hice, lo besé despacio mientras acariciaba su pecho por encima de la camisa. No era el hecho de que James fuera mal parecido, al contrario, pero su contacto me causaba asco, incluso con Edward era más soportable el que me besara, sin embargo con Félix jamás me había sentido así, con el jamás sentí las ganas de rechazar su contacto, al contrario no quería que dejara de tocarme — necesito pagar mil dólares antes del viernes o me arrestaran tres meses, deberías pagar la multa antes de irnos al aeropuerto.
— ¿Irnos? — me apartó y siguió empacando su ropa — no querida, me voy con mi esposa.
— ¿Tu esposa? Me dijiste que se estaban separando — le reclamé.
— Sí, bueno estábamos separados, pero estar lejos de ella me hizo ver cuánto amo a Victoria, así que nos iremos juntos a Europa.
— ¿Y yo?
— No, tu no vienes — me sonrió y yo solo quería golpearlo.
— Bien, antes de que te largues paga la multa o le diré a Victoria lo que hay entre nosotros.
— Lo siento, Victoria salió ayer a Europa y no pensamos regresar, viviremos allá permanentemente. Si algún día logras saber dónde estamos y logras juntar dinero para ir podrás decirle. Aunque quizás lo logres, no faltara un tonto como tu ex marido que caiga ante esos ojos dorados.
— Me prometiste que la dejarías, que tu y yo nos iríamos juntos — quise llorar, no porque me había engañado, sino porque no tenía ni un peso, ni siquiera para pasar la noche en un hotel decente.
James cerró su maleta, sacó su billetera y me dejo sobre la cama un par de billetes.
— Querida, no todos somos como tu ex marido, no todos dejamos a la esposa por la amante. El departamento ya no es mío así que procura irte antes de que te corran.
Sin más tomó su maleta y salió del cuarto, me acerqué a la cama y vi veinte dólares sobre la cama. ¿Qué demonios iba a hacer con veinte dólares? ¿Qué iba a hacer ahora?
Bella POV
Me encontraba frente a mi casa, con el viento gélido congelando mi rostro. Sabía que debía entrar, pero no sabía si me quedaría. Simplemente no podía posponer esto más tiempo, así que tomé la pequeña maleta que había llevado a Nueva York, subí las escaleras del pequeño porche y abrí lentamente la puerta. Adentro el olor a pizza llegaba desde la cocina y el sonido del televisor me indicaba que era la hora de las noticias, y en efecto yo tenía una noticia que dar y los nervios me estaban matando.
— ¿Bella? — preguntó mi padre desde la sala.
— Si papá, soy yo — inhalé profundamente y entré en la sala, mi hermano estaba sentado al lado de mi padre mientras veían la sección deportiva del noticiero, Emmett sonrió de forma picara, sin embrago mi padre miraba fijamente la televisión.
— ¿Por qué hasta ahora? — preguntó Charlie aun sin mirarme, Emmett luchó con las ganas de reír.
— Porque… — ¿qué le podía decir? ¿Qué me había quedado en el departamento de mi novio, que aun seguía casado y que la habíamos pasado de maravilla, olvidándonos del mundo por un instante? No, definitivamente eso no — necesito hablar contigo papá.
Por fin me miró, quizás fue el tono de mi voz lo que le preocupó.
— ¿Qué pasa? — me senté en el sofá pequeño, sintiéndome como una niña pequeña que está a punto de confesar una travesura muy mala. Quería a Edward junto a mí, pero eso probablemente empeoraría las cosas, y no quería a Charlie en la cárcel, y a Edward muerto.
— Tengo que ir por mi ropa a la cabaña de Esme pero, papá antes quiero saber si aun podré vivir aquí o seguiré viviendo allá.
— Yo te dije en Nueva York que podías regresar Bells, ¿Por qué dices eso?
— Bien, antes que nada quiero que sepas que Edward quería estar aquí para decírtelo los dos, pero tú no lo quieres ver aquí así que lo haré sola, solo quiero que quede claro que el me apoya y no es un cobarde — estaba nerviosa, y Emmett notó eso, así que a falta de Edward, vino y se sentó en el brazo del sofá, mi padre puso mala cara en cuanto nombre a Edward, pero seguía teniendo su atención completamente.
— ¿Estás embarazada? — me quedé pasmada por su pregunta. ¿Cómo lo sabía? Miré a Emmett y él me negó con la cabeza. Miré de nuevo a mi papá, confundida. El tono de su pregunta era entre ira y resignación — estás embarazada ¿verdad? Lo sabía.
— Un poco. Quiero decir bastante. O sea poco comparada en como estaré en unos meses pero bastante comparada en cómo estaba dos meses atrás — mi hermano se rió detrás de mí y Charlie se quedó callado, mirando al suelo pensativo, y yo me quedé esperando que estallara la bomba. Pero no fue así.
— Ya lo sabía — dijo después de un par de minutos.
— ¿Cómo? — pregunté.
— Intuición de padre, es obvio que el tal Edward no sabe hacer nada bien, primero se casa con otra, luego te enamora, después te embaraza, más adelante se divorcia, así no es como deben ser las cosas — empezó a hablar maldiciones en voz baja mientras caminaba a la cocina a tomar una cerveza, o al menos eso entendí.
— ¿Qué le pasa? — le pregunté a Emmett.
— Déjalo, debe asimilar que su niña consentida va a ser mamá del hijo de un hombre casado, que apenas tienes diecinueve años, que eres algo inmadura y que él ya está viejo y pronto lo llamaran "abue".
— No eres gracioso — le contesté — crees que lo eres, pero no.
— No, no — dijo mi padre regresando de la cocina — tiene razón en todo, ¿ya lo pensaste bien? Vas en tu primer año de universidad, es una responsabilidad muy grande.
— Sé que es una gran responsabilidad, que detendrá por lo menos un año mis estudios, que un bebé no es un juguete, que come, necesita comida y todo eso pero… es mi hijo, mío y de Edward y él me apoya, no sabes lo feliz que está. Juntos vamos a salir adelante, su familia nos apoya, Emmett nos apoya, el divorcio no tardará en llegarle, solamente falta que su abuelo acepte que me enamoré de ese hombre y que él me ama a mí, y que aunque suene cursi, y aunque yo no lo soy para nada, sé que esto será eterno, así que dime ¿puedes perdonarme de nuevo? ¿Puedes aceptarme en esta casa con todo y mi hijo y con Edward incluido? ¿O me regreso a la cabaña de Esme?
Sentí las lagrimas correr por mis mejillas, Charlie miraba fijamente su lata de cerveza, por un momento me sentí ignorada pero sabía perfectamente que había escuchado todas y cada una de mis palabras. Me mordí el labio esperando una respuesta, quería que hablara de una vez, que me dijera si podía seguir siendo su hija, o si lo había defraudado de nuevo.
— Al diablo, eres mi hija — dejó la lata de cerveza en la mesita de centro, se levantó y me abrió los brazos. Sonreí ampliamente y me levanté para abrazarlo también, sollocé contra su pecho mientras él me besaba la frente, pero eran lágrimas de felicidad, porque al final todo iba a estar bien, y quizás también porque mis hormonas empezaban a jugarme malas pasadas.
— Aw que lindo cuadro — dijo Emmett — yo también quiero.
Emmett nos abrazó a los dos, apretándome en medio de ambos. Quise salir corriendo a casa de Edward para decirle lo que había pasado, pero Charlie no me dejo, dijo que era ya muy tarde para que anduviera sola, y cuando Emmett se ofreció a llevarme, argumentó que no era tanta la urgencia de ver a "ese tipo". Sabía que tendría que lidiar con el hecho de que mi padre odiara a mi novio, pero estaba segura que con el tiempo Charlie se daría cuenta de que no había en este planeta un hombre mejor para mí que Edward Cullen.
o.O.o.O.o.O.o
— Edward por favor — suplicaba Alice por enésima vez.
— Ya te dije que no Alice.
Estábamos en casa de Edward estudiando para los exámenes finales, antes de dar paso a las vacaciones de invierno. Después de haber estado unos días fuera, habíamos regresado a terminar el semestre. Edward seguía siendo mi maestro, y a pesar de lo que había entre nosotros dos, jamás permití que me ayudara en ningún tipo de trabajo o examen. No es que me lo hubiera ofrecido, pero a veces lo veía titubear cuando hablábamos del infernal examen que nos pondría. Mi embarazo iba de maravilla, tenía mes y medio y aun no se me notaba nada, pero sabía que cuando regresara se me empezaría a notar, y entonces las habladurías empezarían sobre quién era el padre de mi hijo. Pero nadie lo sabría al menos hasta que decidiéramos si mudarnos o quedarnos y enfrentarnos al pueblo de Forks.
— ¿Qué te cuesta? No es nada difícil — protestó Alice de nuevo.
— No es lo difícil que sea, es que no quiero hacerlo.
— Pero ¿Por qué no? — Alice hizo un puchero — soy tu hermana ¿no?
— Desgraciadamente — bromeó Edward.
— ¿Me quieres?
— Digamos que te aprecio.
— Entonces ¿Por qué no?
— No Alice, y no insistas, no lo voy a hacer.
Yo solo era una espectadora en su pelea, vi como Alice le pegó al piso con uno de sus zapatos y luego desapareció escaleras arriba. Mientras por la puerta Esme y Carlisle venían llegando.
— ¿Qué le pasa a tu hermana?
— ¡Pasa que tengo un hermano incompetente! — gritó desde arriba.
— ¿Qué le hiciste? — preguntó Carlisle.
— No ayudarle a hacer trampa en el examen de español — respondió Edward — quiere que le robe el examen al profesor y se lo preste.
— ¡Alice! — la llamó Carlisle, ella apareció en lo alto de las escaleras — ¿es eso verdad?
— ¡Chismoso! — gritó y luego desapareció, una idea loca vino a mi mente y comencé a reírme, Esme, Carlisle y Edward me miraron, así que les expliqué.
— Es que, en mi situación he estado algo bipolar, en un momento estoy triste, y luego me rió para después enojarme y luego volver a llorar, y me imaginé a Alice en un futuro en mi estado.
— Compadezco al padre de sus hijos — dijo Edward.
— ¡Te escuché! — se oyó desde arriba la voz de Alice.
— ¿Y cómo lo estas manejando querida? — preguntó Esme sentándose junto a mí.
— Bien, creo, a fin de cuentas mi hermano y mi padre son los que me soportan — reí, recordando la almohada que había estampado en el rostro de Emmett cuando se burlo de mi, parecía que el embarazo me daba más fuerza — lo molesto son las nauseas matutinas y los antojos.
— Oh recuerdo los antojos de Esme — dijo Carlisle — con Edward se le antojaba lo picoso, un día le preparé apio crudo con salga picante, y con Alice era lo dulce, una noche salí al mini súper a las tres de la mañana a traerle un panque con chocolate.
— Ahora comprendo porque soy una dulzura y Edward tan amargado — Alice bajó las escaleras y se unió a la plática, el único que estaba como ido era Edward.
— Bueno pues yo mande a Emmett por una cerveza sin alcohol a las once de la noche, es lo más tarde que me ha dado un antojo… hasta ahora.
Edward suspiró y se levantó del sofá para irse al ventanal trasero.
— ¿Ya pensaron en un nombre? — preguntó Alice.
— No, es muy pronto, Edward y yo no hemos pensado en eso aun.
— ¿Quieres saber qué será? — pregunto de nuevo mi cuñada.
— No lo sé, supongo que cuando llegue el momento querré saberlo.
— Yo ya lo sé. ¿Quieres saber? — abrí la boca y Edward volteó a ver a su hermana.
— ¡No! — dijimos los dos al mismo tiempo.
— Está bien, pero antes de que vayas al médico para que te lo diga déjame decírtelo ¿sí? — me sonrió y puso esos ojitos a los cuales no les puedes negar nada.
— Claro — fue todo lo que dije, miré a Edward pero este ya había salido al patio trasero. Me disculpe con mi nueva familia y seguí a Edward, estaba sentado en un tronco y recargado sobre un árbol, caminé hasta el con mucho cuidado, ahora más que nada debía cuidar mi equilibrio y no caer.
— ¿Qué te pasa Edward? — pregunté sentándome junto a él y tomando su mano.
— No es justo — contestó con un suspiro, no entendí a que se refería, pero no necesite volver a preguntar para tener su respuesta — yo debería ser el que vaya a buscarte lo antojos por las noches, no Emmett, también debería sostenerte el cabello cuando vomites o agarrarte cuando te marees. Hasta Alice sabe más de mi hijo que yo.
Suspiré, tenía razón, yo también quería que él fuera el que estuviera junto a mi todo ese tiempo. Así es como debería ser.
— ¿Qué pasará cuando tengas más tiempo y el bebé empiece a patear? — suspiré — solo espero la maldita sentencia para hacerlo todo bien.
— ¿Todo bien? ¿A qué te refieres? — pregunté temiendo lo peor, bien, tal vez no lo peor, pero si sabia más o menos por donde iban sus intenciones.
— Ya con la sentencia de divorcio en mano, podré pedirle a tu padre tu mano en matrimonio — sonrió, sus ojos brillaban mientras me miraba, y yo quedé pasmada.
— ¿Matrimonio? — Y si, era lo que me temía, no me quedaba muy claro porque si estaba saliendo de uno, ya estaba pensando en otro tan pronto — ¿es necesario?
— ¿No te quieres casar conmigo? — preguntó un tanto ofendido.
— No — contesté.
— Oh, ya veo — respondió mirando al suelo.
— Quiero decir, en los dos matrimonios en lo que he estado involucrada no han salido muy bien — me miró sorprendido, así que le aclaré — me refiero al tuyo y al de mis padres.
Asintió despacio. — Pero tú y yo no somos como tus padres, y definitivamente tú no eres como Tanya.
— No lo puedes asegurar, quizás en cuanto nos casamos te exija una mansión en Hawái — dije tratando de persuadirlo de su absurda idea.
— Te la daría — me dijo bromeando, él se tomaba esto como una broma — todo lo que me pidas, te lo daré.
— No me estás comprendiendo, le tengo un pavor al matrimonio, no a ti o a pasar el resto de mi vida a tu lado, eso es lo que más quiero pero…
— Harías conmigo un compromiso para toda la vida de palabra, pero firmado ante un juez o ante Dios no ¿cierto?
— Sí, bien ya nos entendimos — sonreí satisfecha.
— ¿No hay manera de hacerte cambiar de opinión?
— No creo que haya nada que me haga caminar por un pasillo vestida de blanco — me estremecí de solo pensarlo.
— Ya veremos — sonrió y me asusté, Edward tenía un increíble poder sobre mí, parecía hipnotizarme, cada que me miraba me perdía en sus ojos verdes y quizás era capaz de persuadirme sobre este absurdo tema del matrimonio. Pero yo estaba segura que no.
o.O.o.O.o.O.o
La navidad llegó antes de lo que imaginamos, la nieve comenzó a cubrir Forks desde antes de terminar con los exámenes finales, en los cuales Alice no necesitó que su hermano se robara ningún examen. Yo por supuesto no le había seguido la corriente a Rosalie en cuanto a lo de las porristas, mi embarazo era el pretexto perfecto para quitármela de encima con ese asunto. Emmett, Jasper, Rose y yo la pasábamos la mayor parte del tiempo en casa de Edward, así fue como, bajo las ordenes de Alice terminamos adornando la casa.
— No, no, Edward entiende, verde, rojo y blanco, no rojo, blanco y verde — le dijo a mi novio que acomodaba las esferas en la línea de luces que colgaba de la chimenea.
— ¿Qué tiene de malo rojo, blanco y verde? — Edward alzó una ceja.
— No combina, el blanco en medio se ve mal, hazlo como yo te digo o no lo hagas.
— Alice, deja que tu hermano decore como él quiera — le dijo Carlisle quien acomodaba las Nochebuenas en el pasamanos de la escalera.
— Es que papi — Alice hizo un puchero, pero cuando la puerta sonó anunciando la llegada de los Hale, se le olvido la decoración y corrió a abrir. Regresó a la sala tomando la mano de Jasper.
Sentí el olor a galletas recién orneadas desde la cocina, y no pude evitar ir al encuentro de Esme.
— Pasa cariño — me dijo una vez que me paré en la puerta — ¿quieres una?
— Definitivamente — contesté tomando un vaso y sirviéndome un poco de leche, Esme me sirvió un par de enormes galletas en forma de pino de navidad. Comí mientras Esme seguía decorando las demás galletas.
— Están deliciosas — halagué las habilidades de Esme con las galletas.
— Gracias cariño, Edward me ha dicho que cocinas delicioso, quizás algún día las podamos hacer juntas.
— Claro que si — respondí encantada.
— ¿Cómo la están pasando allá afuera?
— Alice nos tortura — me quejé — pero es agradable, solo falta que mi padre aceptara la invitación para Nochebuena y podría decir que mi familia está completa.
— Pues me encargaré de invitarlo personalmente, no podrá decirme a mí que no, es necesario que los consuegros se conozcan.
— Si bueno, quizás no acepte eso todavía, aun quiere asesinar a Edward.
— Lo comprendo, pero solo el tiempo ayudara a Charlie a entender que ustedes se aman.
Carlisle apareció por la puerta de la cocina, a espaldas de Esme intentó tomar una galleta, pero Esme volteo y le pegó en la mano.
— Aun no están — regañó.
— Me dolió — se quejó Carlisle, con el abrazo por atrás, poniendo su cabeza sobre el hombro de Esme — a ella le diste.
— Sí, ella está embarazada y se le antoja, tu puedes esperar — Esme depositó un beso en la mejilla de su marido pero el busco sus labios, retiré la mirada del par de enamorados para darles un poco de privacidad y me concentré de nuevo en mis galletas.
— Discúlpalo — dijo Esme, cuando la miré noté que Carlisle ya se había ido.
— ¿Cómo supiste que estaba detrás de ti?
— Después de tantos años de matrimonio conozco hasta la forma en que camina de puntitas — el rostro de Esme estaba sonrojado, y sus rostro se ilumino mientras hablaba de Carlisle.
Me di cuenta entonces que yo quería esto, en el futuro quería una relación estable como la de los padres de Edward, donde a pesar de los años y la convivencia, Edward me siguiera viendo como Carlisle miraba a Esme, donde nos reuniéramos con nuestro hijo alrededor del árbol navideño, con sus abuelos, incluido Charlie. Quería una familia.
Edward entró en la cocina con un folder amarillo, mirándome fijamente mientras mordía mi galleta.
— Jason Jenks acaba de llegar — tragué rápidamente el trozo de galleta y me puse de pie, se suponía que eso eran buenas noticias ¿o no?
— ¿Qué paso? — pregunté incapaz de preguntar algo más.
— Me trajo la sentencia de divorcio — Edward sonrió, y sentí que mi alma dejaba mi cuerpo, pero cuando sentí sus brazos alrededor de mi cintura sentí que regreso de inmediato — oficialmente, estoy divorciado de Tanya.
Susurró en mi oído, me besó despacio, como una señal de alivio después de todo lo que habíamos pasado, sentí sus labios dulces y cálidos contra los míos, su lengua me pidió permiso para entrar y se lo concedí totalmente, hundí mis dedos en su cabello acercándolo más a mí. Era increíble que después de tantos besos, aun fuera capaz de hacer que mi corazón latiera tan rápido y al mismo tiempo casi se detuviera.
Cuando nos separamos para tomar aire, me di cuenta de que Esme no estaba en la cocina, nos había dado algo de privacidad.
— Ahora si puedo hacer las cosas bien — sonrió, recordándome aquella conversación en el patio trasero.
— Claro, Edward hablando de eso… — tomé aire, los nervios de pronto me invadieron.
— ¿Si?
— ¿Quieres casarte conmigo?

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25♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Empty Re: ♥|♥Te presento a mi amante♥|♥ Vie Oct 07, 2011 9:36 pm

Cinthia Swan

Cinthia Swan
Neofito
Neofito

Capitulo 23: Vivieron felices…
Edward POV
Me quedé sorprendido cuando escuché su propuesta, apenas unos días atrás Bella me había rechazado y ahora de repente me pedía que me casara con ella, algo antinatural en ella, además obviamente estábamos en una época moderna, pero ¿no se seguía usando que fuera el hombre el que propusiera matrimonio? No era machista ni nada por el estilo, solo un poco anticuado.
— No, Bella, digo no es lo que tu quieres, hace días me dijiste que no te quieres casar, seguro Alice habló contigo, ¿o fue mi mamá? — solo eso explicaba su repentina proposición.
— Nadie habló conmigo, solo soy yo, quiero ser tu esposa, que mas da si hay o no un papel firmado — contestó, sus ojos se pusieron vidriosos a causa de las lagrimas — no necesitamos casarnos pero… quiero casarme contigo, quiero envejecer a tu lado y definitivamente quiero caminar por ese pasillo vestida de blanco y que tu me esperes al final y todo ese cuento cursi y ridículo.
— Bella, amor ¿en verdad quieres eso? — con mi mano levanté su rostro para que me mirara a los ojos — yo quiero que tu seas feliz, y no quiero que esto lo hagas ni por mi, ni por mi hermana o mi madre, quiero que tu hagas lo que tu quieras, lo que te haga feliz.
— Que hubieras dicho que si, me habría puesto feliz, te amo y en verdad quería casarme contigo — un par de lagrimas cayeron de sus ojos.
— ¡Oh mi amor!, no llores — la abracé y comenzó a sollozar mas fuerte contra mi pecho, me odié por ser tan estúpido — dije que no por que pensé que alguien te estaba obligando a tomar esta decisión.
— No importa — dijo entre sollozos — olvida lo que dije.
— No, no, pregúntamelo de nuevo — sonreí y la separé para verla a los ojos — esta vez diré que si.
— No te voy a proponer matrimonio dos veces — contestó molesta y se separó de mi — olvida que hice el ridículo de esta forma.
Salió de la cocina y estuve tentado a golpearme la cabeza contra la pared. Pero ¿Cómo demonios iba yo a saber? Había cambiado de opinión tan rápido, y me había propuesto matrimonio. Bien, era un idiota, debí decir que si de inmediato, eso era lo que yo también quería.
Salí de la cocina, pero en la sala solo estaban mis padres y los Hale.
— ¿Dónde esta Bella? — pregunté a todos.
— Ya se fue — contestó Carlisle — ¿pasó algo?
— Soy un idiota — contesté — será mejor que vaya a verla.
— Charlie te correrá pistola en mano — me dijo Alice — además lo que hiciste fue algo realmente estúpido, dale hasta mañana para hablar con ella.
— ¿Lo sabias? — Alice asintió — ¿Por qué no me lo dijiste? No habría hecho tal cosa.
— No vi tu respuesta, solo la pregunta, sé que parece que soy grandiosa, pero a veces no lo puedo acaparar todo, intentaba ver que me regalarías y entonces se me cruzo la visión de ustedes, por cierto Edward no veo mi Porsche en mi futuro.
Rodé los ojos y subí a mi cuarto agarré el teléfono, ignorando la sugerencia de Alice y llamé a Bella al celular, sin embargo no contestó, lo intenté de nuevo pero obtuve la misma respuesta. Me resigné después de tres llamadas más. Quizás Alice tenia razón y debía darle a Bella su espacio. Además estaba el hecho de su embarazo, apenas eran dos meses y medio y las hormonas estaban jugando con Bella de una manera peligrosa.
— Te dije que no la llamaras — Alice estaba de pie en la puerta de mi cuarto, odiaba que hiciera eso, podía deslizarse sin que nadie la escuchara — mañana las cosas serán diferentes.
— ¿Por qué le dije eso? — pregunté mientras me acostaba bocarriba sobre mi cama, mi hermana me imitó, acostándose a mi lado.
— Por que eres medio tonto — sentí la cama moverse junto con su risa burlona — pero aun así ella te ama.
— Increíblemente así es — suspiré — ¿Cómo lo haces?
— ¿Qué?
— Ver las cosas que pasaran.
— No lo sé, desde que tengo memoria se me cruzan esas visiones, siempre sobre la gente que conozco — Alice se quedo callada un momento al igual que yo, solo se escuchaba el viento gélido que chocaba contra los árboles y las ventanas — a veces me da miedo.
Me sorprendió esa confesión, así que dejé de mirar el techo y miré a mi hermana.
— ¿Por qué?
—Tengo miedo de ver algo que no me guste, alguna muerte, no sé, algún día tú, mis papás, mis amigos morirán, si es que no lo hago yo primero, yo los veré morir antes de que suceda — su voz se quebró, así que me senté y la abracé.
— No pienses en eso, piensa en que aun nos queda mucho por vivir, a todos, y mira el lado bueno, moriremos de causa natural algún día, pero si es un accidente nos podrás prevenir — le sonreí y pareció gustarle esa idea — mientras divierte espiando en la vida de los demás.
— Por cierto — dijo sonriendo y limpiando un par de lágrimas de su mejilla — sigo sin ver el Porsche en mi futuro.
— Probablemente por que no te lo voy a regalar.
— Oh, entonces debo vigilar a mi papá — el rostro se le iluminó — si tú no me lo vas a dar, seguro será él.
Dio un par de saltitos, y se levantó de la cama, no sin antes darme un beso en la mejilla.
— Por cierto, el regalo de Bella es grandioso, y… será la mejor manera — me guiñó un ojo y salió del cuarto, dejándome una vez mas sin saber de que estaba hablando. Hasta ahora no había pensado en regalarle nada a Bella, odiaba los regalos y las atenciones. Entonces vino a mi mente algo que podía regalarle y estaba seguro que no podría negarse a recibir. Así que hice un par de llamadas y finalmente llamé a Emmett para mi último regalo de navidad que me faltaba comprar.
— Edward, hermano ¿Qué le hiciste a Bella? Está furiosa y lo he pagado yo con sus cambios de humor, me ha aventado hasta con las cucharas.
— Lo siento Emmett, a pesar de eso… quiero pedirte un favor.
Bella POV
¿Qué tan humillante puede se que le propongas matrimonio a tu novio y te diga que no?
Así de humillada me sentía yo. Claro también me sentía triste, enojada y feliz. Si, feliz de que me haya dicho que no. Por supuesto que quería una vida larga y feliz al lado de Edward y nuestro bebé, y al ver a Esme y Carlisle ser tan felices después de tantos años pensé que lo nuestro podría ser igual. Por otro lado, ahora que pensaba más claramente las cosas, la idea de casarme por todas las leyes era escalofriante. Sin embrago ya no quería estar sin Edward, ya no. Así que decidida a que probablemente Charlie ahora si me corriera de la casa, me levanté de la cama y bajé las escaleras, entré en la cocina y ahí estaba mi hermano hablando por teléfono mientras comía, mi padre leía el periódico.
— Buenos días papá — saludé y abrí el refrigerador para sacar la leche, pero solo verla me dio asco.
— ¿Cómo dormiste Bells? — Charlie preguntó sin despegar los ojos del periódico.
— He tenido mejores noches — Emmett colgó el teléfono y volvió a marcar con desesperación, después salió de la cocina — ¿Qué hace?
— No lo sé — admitió Charlie, tomó un sorbo de su jugo y me miró por encima del diario — ¿qué te pasa?
— Necesito hablar contigo papá — me senté en la silla que mi hermano había desocupado, frente a Charlie.
— Esto no será bueno — dejo el periódico al lado y me prestó atención — la ultima vez que me dijiste eso supe que seria abuelo.
La última palabra la soltó entre dientes, yo inhalé y exhalé varias veces pensando en la mejor manera de comenzar.
— Ayer llegó la sentencia de divorcio de Edward — comencé pero él me interrumpió.
— Vaya, fascinante — rodó los ojos.
— Si, así es — estuve de acuerdo — lo que te quiero decir es… papá quiero vivir con Edward.
Ahí está, lo había dicho, y Charlie me miraba fijamente, la vena en su frente estaba hinchada, pero no había explotado aun, eso era bueno ¿no?
— ¿Sin boda? — su voz fue apenas un susurró molesto.
— Claro que no — exclamé — suficiente tuvimos con su matrimonio como para echarnos otro encima tan rápido, además ninguno de los dos quiere matrimonio — o al menos en el momento en que yo lo quise, me rechazaron, pero eso no se lo iba a decir.
— Ajá, entonces solo vivirán juntos.
— Y tendremos un hijo — continué.
— Y tendrán un hijo — repitió con sarcasmo.
— Y nos amamos — completé — ¿no es eso mas que suficiente? Además Edward se está perdiendo parte de mi embarazo, él quiere estar conmigo en todo momento.
— Pues no estoy de acuerdo.
— ¡Pues no te estoy pidiendo permiso! — malditas hormonas, me hacían gritar cuando no debía. — lo siento papá, lo que quise decir es que aunque no estés de acuerdo iré a vivir con Edward. Cuando aceptaste lo mío con Edward, aceptaste que lo amo y que haré todo lo posible por estar con él, casada o no.
— Quiero hablar con ese muchacho — dijo terminando su jugo y poniéndose de pie.
— Claro — mi voz sonó demasiado animada y lo seguí por el pasillo — en un par de días es navidad, ¿Esme no te ha invitado?
— Lo hizo anoche, supongo entonces que allá lo veré — se enfundó su pistola mientras decía eso.
— Papá por favor, ¿podrías esa noche, no comportarte como el padre celoso?
— No prometo nada — besó mi frente y salió rumbo a su trabajo.
— ¡Maldita sea! — gritó Emmett desde la sala.
— ¿Qué haces? — le pregunté mientras marcaba de nuevo.
— Un favor para tu novio, por cierto ¿ya le compraste regalo?
— ¿Regalo? — Alcé la voz — ¿regalo? ¿No tiene suficiente con el hijo que le voy a dar que además tengo que comprarle regalo?
No le di tiempo de contestar, me di la media vuelta y subí a mi cuarto, era increíble que pensara en un regalo más que tener a un niño dentro de mi siete meses más. De hecho la navidad era absurda, solo era un pretexto para regalar a diestra y siniestra cosas materiales que de nada servían. Oh no. Edward me regalaría algo. ¿Algo costoso? ¿O excesivamente vistoso? Agarré mi celular y marqué el número de Edward. Su voz sonó alegre del otro lado de la línea.
— ¡Bella! Que bueno que me llamas amor, perdón por lo de ayer…
— Te perdono, pero no me regalaras nada esta navidad ¿de acuerdo?
— ¿Es una petición o una orden, amor? — sonaba excesivamente burlón del otro lado de la línea.
— Es… una sugerencia — maldije el que no pudiera enojarme demasiado con él, tanto que la sugerencia se convirtió en súplica — por favor, no quiero nada que te cueste mas de dos dólares.
— Bien — fue su respuesta.
— ¿Bien? ¿Eso es todo? — ¿así de fácil seria?
— Sabes que haré lo que tú me pidas ¿no?
— ¿Lo que yo te pida? — una idea pícara cruzó por mi mente — por que estoy teniendo un antojo de ti en este momento.
o.O.o.O.o.O.o.
Navidad llegó con un manto blanco de nieve que cubrió a Forks. Estaba sentada en el jeep de Emmett rumbo a casa de los Cullen, con un par de maletas en la parte trasera, Edward y yo habíamos decidido, después de que cumpliera mis antojos, comenzar una vida juntos a partir de este día, y Charlie iba enfurruñado en el asiento trasero por esta decisión, afortunadamente había visto la pistola colgar del cinturón junto a su placa, en la sala, lejos de Edward.
La enorme casa blanca se distinguió a varios metros de distancia, las luces decoraban la casa como si fuera una mas de Villaquién de la película de "El Grinch" cada serie de luces perfectamente puesta en su lugar, y dentro era un más linda. El enorme pino estaba lleno de luces, esferas y nieve que parecía natural y por lo que no dude que la misma Alice hubiera recogido nieve del patio para ponérsela al pino. El barandal de las escaleras estaba lleno de Nochebuenas así como el resto de la casa; sobre las puertas, lámparas y cualquier cosa que colgara, había muérdago, seguramente también obra de Alice.
— Bienvenidos — saludó Esme desde la puerta, junto con Carlisle — feliz navidad.
— Igual para ti Esme — la abracé e inmediatamente me sentí en casa, y agradecí por que mi suegra fuera tan dulce, esta seria mi casa los próximos seis o siete meses, según Edward, Carlisle quería monitorear mi embarazo de cerca, pero estaba segura que era el paranoico y exagerado de Edward quien quería tenerme con cuatro pares de ojos sobre mi, evitando que me cayera, y pensándolo bien… era mejor así.
— Pasen y siéntanse como en casa — Carlisle también nos abrazó — Charlie, me gustaría hablar contigo.
— Por supuesto — mi padre saludó a mi suegro y juntos desaparecieron por la sala, era al menos buena señal que Charlie se llevara bien con los suegros, no así con el yerno.
Emmett rápidamente fue a la cocina en busca de algo que saciara su hambre de oso, mientras llegaba Rosalie; yo me senté en el sillón más cercano a la chimenea, no vi rastro de Alice o de Edward en ningún lado.
— Alice está terminando sus regalos — Esme me ofreció una taza de chocolate — y Edward, no tarda en llegar.
— Gracias — sorbí un poco de chocolate, calentando mi garganta — está delicioso.
La puerta principal se abrió y apareció mi regalo echo persona, Edward se sacudió la nieve que había caído sobre su cabello, me miró y sonrió, sin embargo no se acercó a mi, saludó a Emmett quien le dio algo que no pude distinguir y subió por las escaleras. Eso por supuesto me molesto, primero por que no había venido a saludarme como se debía, pero sobre todo por que algo tramaba y no me gustaba nada. Minutos después Alice bajó, se acercó a mi y me abrazó, conversamos de todo un poco, pero yo estaba mas preocupada por Edward que aun no bajaba que por Alice.
Los Hale llegaron con montañas de regalos y me sentí aun peor, yo apenas había comprado uno para cada uno de ellos, y temía por lo que pudiera haber ahí para mi.
Finalmente Edward bajo, y saludó a todos incluido mi padre quien solo asintió como saludo y vino a sentarse junto a mi.
— Feliz navidad amor — puso mi sonrisa favorita, esa traviesa de lado que hacia que dejara de respirar por un segundo.
— ¿Qué hacías? — fue mi respuesta, él se rió de mi molestia y besó mi frente, después mi mejilla y finalmente mis labios, no pude resistir, o evadir su beso por mi "intenso" disgusto. En vez de eso, me dediqué a saborear sus labios, y sus brazos alrededor de mí, que hacían que mi cuerpo temblara y esta vez, ya no a causa del frío.
— Preparaba el regalo de Alice — me dijo mientras intentaba recuperar el aliento.
— Bien —dije suspirando — ahora vuelve a besarme.
Sonrió con un poco de prepotencia, sabia que le gustaba sentirse con ese poder sobre mí y a mí no me importaba, mientras toda la vida me besara de esa forma.
— Tu padre habrá dejado la pistola en casa — dijo divertido — pero su mirada es más que suficiente para asesinarme.
Charlie estaba al fondo de la sala, platicando con Carlisle, pero con su atención puesta en nosotros, rodé los ojos y me hundí en los brazos de Edward, intentando demostrarle a Charlie que no importaba que tan mal mirara a Edward, no dejaría de estar con él.
Cenamos en medio de risas y anécdotas, Alice intentaba ridiculizar a Edward con sus historias de cuando eran pequeños y Edward hacia lo mismo, son embrago Carlisle se encargo de ridiculizarlos a los dos. Emmett por su parte contó infinidad de situaciones en las que había terminado yo en el piso, o embarrada en mí pastel de cumpleaños numero siete. Hasta Edward se rió con esa anécdota, pero calló cuando lo miré con desagrado.
— Abramos los regalos — salto Alice de la mesa en cuanto terminamos de cenar.
— Antes, vamos a brindar — Carlisle se puso de pie y tomó su copa y como buen patriarca hizo el brindis — brindo por mi familia, y con mi familia me refiero a todos aquí presentes, espero que esta sea la primera de muchas navidades que pasemos juntos. Brindo también por mi primer nieto que viene en camino y la eterna felicidad de los padres — le devolví la sonrisa e instintivamente puse la mano sobre mi vientre un poco abultado — y brindo por Esme, mi mujer, por que a largo de veinticinco años me ha hecho el hombre mas feliz de este planeta. ¡Salud!
— ¡Salud! — coreamos todos, Alice tomó su copa de un solo trago y después salió corriendo a la sala.
— ¡Los regalos! — no nos dio tiempo a nadie de saborear nuestra bebida, aunque a la mía no había mucho que saborearle, tomaba agua, simple agua. Todos la acompañamos a la sala, ya estaba sentada junto al árbol con un regalo en las manos.
— Este primero — se lo ofreció a Edward y este tomó la larga caja envuelta y se la ofreció a Charlie.
— Jefe Swan, espero que sea de su agrado, feliz navidad.
— Si crees que con un simple regalo se me olvidara todo estas muy equivocado — Charlie rasgó el papel y saco una caña de pescar de lo mas moderna — gracias.
El tono de la voz de Charlie se suavizó, e intentó contener el entusiasmo ante la caña de pescar más moderna en el mercado, jamás iba a admitir que Edward había acertado en el regalo, y sobre todo que le había encantado.
— De nada jefe Swan — Edward continuo con su tono respetuoso, y mi padre asintió, aunque esta vez de manera no tan hosca.
— Ahora este — Alice le entregó a Carlisle un regalo pequeño.
— Mi amor — abrazó a Esme y le entrego el regalo, junto con un pequeño beso en los labios — espero que este pequeño detalle te agrade.
Esme sonrió y abrió el papel, era un sobre amarillo y mi suegra lo miró extrañada y sacó del sobre varios papeles. Leyó despacio y palideció de pronto.
— ¡Oh Dios! — Exclamó — ¿una isla?
— Así es amor, una pequeña isla en el Caribe… "Isla Esme"
¿Qué? ¿Una isla de regalo? Eso era demasiado, sabia que los Cullen eran una familia adinerada, pero jamás me imaginé cuanto.
— Esconde el regalo de Esme de mi parte — le susurré a Edward.
— ¿Por que? — se notaba extrañado por mi petición.
— Es un saco, ¡un saco! No puedo darle eso después de que tu padre le regalara una isla. ¡Una isla! ¿Quién regala una isla?
— Un hombre enamorado — sonrió y me temí lo peor de su regalo, aunque me relajé luego de recordar que seria de no más de dos dólares, y una isla, o por lo menos, una casa, costaba bastante mas — además a mi madre le encantará tu regalo.
Entonces, Edward tomó una caja pequeña y se la entregó a su hermana.
— Cuando lo vi, me pregunté quien seria tan tacaño para regalar algo tan pequeño — Alice frunció en entrecejo y le arrebató el regalo a mi novio.
— Feliz navidad para ti también Alice — Edward vio emocionado como su hermana abría la envoltura y se encontró con un llavero con la insignia de la marca Porsche. Alice abrió los ojos y miró a su hermano.
— Nunca lo vi, traté y no lo vi — exclamó poniéndose de pie y abrazando a su hermano — ¿cómo lo hiciste?
— Cuando me dijiste que vigilarías a mi padre, supuse que estarías tan concentrada en él que no fisgonearías en mi futuro, y menos en el de Emmett.
— Así es pequeño duende, yo te lo conseguí.
— ¡Ow! ¿Es amarillo?
— Alice primero agradece — regaño Esme.
— Ah claro — Alice rió y abrazó a Emmett — gracias a los dos, en verdad muchas gracias. ¿Es amarillo?
— Es amarillo — confirmó mi novio.
— ¡Quiero verlo! — Alice salió disparada a la puerta principal, seguida por todos nosotros, llegamos a la cochera y ahí en el fondo, estaba un auto amarillo con un enorme moño rojo.
— Eres el mejor hermano del mundo — Alice subió a su auto nuevo y lo encendió — ¿quién quiere venir?
Miré a Edward, sabia que amaba los coches y la velocidad, pero el negó con la cabeza y fue Rosalie la que subió junto con Alice. Esta arrancó el auto y salieron a dar una vuelta.
— ¡Mucho cuidado! — les grito Esme, pero dudaba que la hubieran escuchado.
— ¿Por qué no fuiste con ella? — pregunté a mi novio mientras entrábamos de nuevo a la casa.
— Por que prefiero darte tu regalo.
— Solo prométeme que no es algún país que compraste y que se llamara "Bella".
El rió con fuerza — Creo que es mejor que eso.
Gemí en voz baja, tomó mi mano y me guío escaleras arriba, en la sala los demás se acomodaron de nuevo junto al árbol para seguir con los regalos. Me llevó hasta el tercer piso, y luego a su recamara, donde había estado una sola vez, y al recordarlo me sonrojé por la forma tan peculiar de haberlo hecho. Edward cerró la puerta y le puso seguro y mi corazón comenzó a palpitar demasiado deprisa.
— ¡Wow! ¿En serio tú serás mi regalo? — me acerqué a él y le quité con desesperación el suéter, lo besé con pasión, hundiendo mis dedos en su pelo, sintiendo su cálido aliento en mis labios, sin embargo él hacia lo posible por no reír.
— Bella — me apartó con delicadeza — eso no es tu regalo, al menos aun no.
Me sonrió de lado y sentí que me ruborizaba de nuevo.
— Hormonas — me justifiqué.
— Y me encantan, amor, pero antes… — me abrazó y me llevo hasta el reproductor de discos — reproduce el CD que está dentro.
Hice lo que me dijo, y una suave melodía comenzó a sonar, era solo música de piano, pero tan hermosa y tranquila, Edward tarareaba en mi oreja, haciendo que la piel se me enchinara de sentirlo tan cerca. A pesar de mi mal gusto por bailar, lo rodeé con los brazos y comenzamos a movernos al ritmo de la lenta melodía. Recosté la cabeza en su pecho, sentí el latir de su corazón, algo acelerado, pero que combinaba con la música.
— Es hermosa — dije en un susurro, sin querer romper el encanto del momento — ¿de quien es?
— Es tuya — me dijo besando mi pelo.
— ¿Mía? — Me reí, entonces este era mi regalo — quiero decir ¿Quién es el artista?
— Oh, bueno no es un artista, es más bien alguien que le gusta tocar el piano como pasatiempo, y que la compuso el primer día que te conoció, mientras pensaba en tus hermosos ojos.
Levanté la mirada para verlo a los ojos, los cuales brillaban con la tenue luz de un par de velas.
— ¿Tu… la compusiste? ¿Para mí? — sentí que el pecho se me hinchaba, que el corazón estaba a punto de explotarme de alegría. Nunca había sido el tipo de persona que se muriera con un detalle como una flor, o por que alguien me dedicara una canción. No era tan… romántica. Pero Edward no me había dedicado una canción. No. Él me había compuesto una melodía tan hermosa, solo para mí. Pensando en mí. Edward se limitó a asentir, mientras la música terminaba armoniosamente.
— Hubiera preferido tocarla en vez de reproducirla, pero hay mucha gente allá abajo.
— Edward, eso es tan… — me mordí el labio, en busca de alguna palabra que describiera lo que me hacia sentir.
— Te amo Bella, eres lo más hermoso que me ha pasado y no me arrepiento de nada de lo que he hecho. Sé que no hice las cosas como debían desde que te conocí, que te di un lugar que no te merecías — su cálida mano trazaba caricias en mi cuello y ascendía por mi mejilla, mientras con el pulgar jugaba con mis labios, mis ojos estaban hipnotizados con los suyos, y yo estaba totalmente seducida por su aterciopelada voz que susurraba las palabras de una forma tan llena de amor — pero a pesar de todo aquí estas, amándome, dispuesta a pasar el resto de tu vida conmigo, me darás un hijo y yo no encuentro la forma de agradecértelo.
Me besó, fue un beso lento que me inundo de él, de su calor, su sabor y sobre todo, su amor. Sus labios de movían perfectamente sobre los míos y me perdí completamente, el mundo solo dejo de girar, y ya no importaba nada, mas que sentirlo de esta manera. Ya no existía Tanya, ni Charlie, ni nadie. Solo él y yo.
— Algo debí haber echo en otra vida, para merecerte — susurró contra mi cuello, yo solo gemí, me besó de nuevo en los labios y después se separo, unió su frente con la mía, levantó su mano y ahí estaba un hermoso anillo de raso negro — Isabella Swan, prometo hacerte feliz el resto de mi vida, y juro que todos los días te amaré mas ¿quieres casarte conmigo?
Esta vez no pensé en nada mas, solo estábamos nosotros tres, si, tres. Ahora éramos una familia, seriamos una familia.
— Si Edward, quiero casarme contigo — respondí casi sin aliento, el sonrió ampliamente y puso el anillo en mi dedo para después besarme mientras me recostaba lentamente sobre la cama, con él tiernamente sobre mi.
Así, comenzamos con la primera noche… del resto de nuestras vidas.

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